17 de mayo de 2020

S.L.B.: PELIGRO DE FRACASAR Y RETROCEDER EN LA CUARENTENA - POR HUELGA, PARÁLISIS DEL TRANSPORTE PÚBLICO - ESQUIVAR “HOTESUR” Y “LOS SAUCES” NO ES INOCENCIA NI IMPUNIDAD - MEGACAUSA DEL REGISTRO Y LAS INTERPRETACIONES DE LA LEY - INFLACIÓN DEL 1,5 % SUENA A MENTIRA - MUNICIPALES Y LA PREPOTENCIA EN LA DEFENSA DE PRIVILEGIOS, ETC.


Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos”, edición n° 621, emitida el domingo 17/5/2020 en dúplex por la AM580 y la FM88.5 ambas de Radio Universidad Nacional de Córdoba.

Cornisa peligrosamente angosta
FRACASAR EN LA CUARENTENA: VIAJE A UN
PASADO  DEMASIADO PESIMISTA Y TÉTRICO

   ¿Será por eso que somos intransigentes amantes de la libertad, enemigos de los cepos, de los corralitos y de los condicionamientos incluso los que están contenidos en las leyes? La pregunta viene relacionada con eso de resistirnos a un encierro que nunca en la historia nos había tocado padecer.
   Después se ablandó la exigencia del claustro con la obligatoria utilización del barbijo, molesto elemento que nos cambia la respiración, nos empaña los anteojos y tomado sea con humor, es como si a todos nos disfrazara de choros o de embozados asaltantes.
   Pero al caso que hoy y desde hace más de un par de  meses nos condena al aislamiento social y de otros órdenes, muchos lo han tomado como un acto de limitación de la libertad individual; como una afrenta a sentirnos marginados de todo lo que sean límites, sin tomar en cuenta el valor de la vida y de la sana intención de los gobernantes por cuidarnos.
   Pero no: somos rebeldes por naturaleza y hasta cometemos la estupidez de exponernos a la mortal posibilidad de sucumbir, después de contagiar a la familia, a los amigos y todo aquel que se aventure a la cercanía, salvo en los casos excepcionales de imperiosa necesidad,  tal como lo establece la medida del decreto oportunamente puesto en vigencia.
   Pero cuando en estos últimos días caminamos las calles cada vez menos desiertas, nos encontramos con decenas de congéneres enemigos del barbijo y con inconscientes reunidos en grupo para cualquier festejo o la práctica de deportes en equipo, debemos convencernos que en la raza humana uno de sus principales componentes, negado o disfrazado, es la imbecilidad.
   Y es por esa imbecilidad que con el correr de los días ataca por impaciencia, suma adictos y desmorona todo el sacrificio que se viene haciendo para circunscribir el mal, achatar la tétrica estadística y volver a gozar la libertad que nos robara ese minúsculo virus cuyo origen, la verdad sea dicha, es lo que ahora menos nos quita el sueño como lo hace la perspectiva de sumarnos como víctimas.
   Me dirán que la crisis viene sirviendo incluso para lucimiento o descrédito político para algunos y algunas, que en nombre de la desgracia se hacen turbios negocios en la compra de insumos para enfrentar a la pandemia, o que se cometen abusos imperdonables en acciones donde la principal ausente es la solidaridad, por ejemplo con la paralización del transporte que de acuerdo con mi percepción personal, es una cuestión de capricho por una parte y de angurria por otra.
   Entonces, cuando las cosas no salgan como nos encantaría que salieran, con eso de recuperar la vida normal, ahuyentar la desgracia y volver a gozar el libre ejercicio de la amistad, de la reunión familiar, del viaje por trabajo o por placer, de ir a gritar a una tribuna, sin ver que la economía del país y del mundo se viene derrumbando y tengamos que dar marcha atrás porque nos descuidamos, es cuando habremos recibido el justo título de pelotudos, una calificación que se puso en boga y sería perfectamente aplicable al caso.
   Al país, a nuestro país, le está saliendo demasiado caro esto de cuidarnos, y dejamos de lado las demoras, las improvisaciones y los desaciertos, para centrarnos en nuestra obligación de serenar nuestra propia impaciencia, de pensar en el mañana sin descuidar nuestro riesgoso presente.
   Jamás podríamos perdonarnos por un fracaso que sería nuestra exclusiva responsabilidad, por eso de sentirnos ahora ofendidos frente a la obligatoriedad de acatar ciertas normas que pueden ser odiosas y antisociales, pero absolutamente imprescindibles, porque después de la tormenta, cuando aparezca el sol de la normalidad, es cuando más debemos estar despiertos y unidos y es para repetirlo, despiertos y unidos para forjar codo a codo, como ahora nos saludamos por distancia, la recuperación argentina en todos sus aspectos, dejando de lado odiosas diferencias que nos han venido minando el espíritu y esa obligación que tenemos de ser solidarios con el prójimo.
   En un país como el nuestro, bendecido por tantas riquezas naturales, no podemos aceptar el fracaso, porque si Japón, tomado como ejemplo o la vieja Europa, unos por el desastre nuclear y otros por las guerras pudieron resurgir, que no lo hiciéramos nosotros con nuestro empeño, sería para sentir que somos 45 millones de fracasados.
   Por fortuna, son las minorías las que ya lo sienten así.
   Es preciso que en algún momento, sean mayorías los inteligentes, respetuosos de la ley y de las imposiciones necesarias que el poder adopta, simplemente para protegernos.
   En ese aspecto, debiéramos ser una mayoría abrumadora…

¿Y el Estado protector?
PANDEMIA SIN TRANSPORTE PÚBLICO, GOLPE
A  TRAICIÓN  QUE  TIENE  SUS  BENEFICIARIOS

   Partamos en este espinoso asunto, desde la base cierta que el reclamo de UTA y AOITA es justo, porque ningún trabajador merece ser postergado en el cobro de sus haberes y más aún en los críticos momentos que vive la Humanidad.
   Párrafo aparte merece el sector empresario de esa actividad del transporte público porque es un rubro que sin dudas acumula utilidades o de lo contrario nadie se explicaría el empeño que se pone por lograr cada una de las concesiones que se otorgan no siempre mediante el trámite de la licitación, pero a veces por tratarse de un servicio público se apela a la urgencia y las contrataciones pasan a ser directas.
   En este caso particular, de los más de diez días del paro decretado por la UTA y del mes que está sin actividad el sector de media y creo también de larga distancia, la situación es distinta porque están de por medio dos integrantes que sostienen esta actividad: los empresarios del sector y el poder concedente que es el Estado aunque falle en su declamada condición de protector.
   Vale repetirlo porque aunque desde FETAP se siga utilizando el lacrimógeno pretexto de la pérdida, con advertir por mil indicadores que no es así, es para pensar que se trata de una actitud de angurria porque es desde allí que se manejan las prestaciones en cuanto a frecuencias y calidad de servicio, para hacerlos siempre rentables.
   Incluso ahora, con cinco o seis pasajeros por unidad si es que nos ajustamos a las limitaciones, pero con líneas que afectaron escasos colectivos que obligan al usuario a esperas tan agobiantes como inmerecidas, habida cuenta del precio que está pagando por el boleto, el más caro del país para un servicio que honestamente calificarlo como pésimo es alabarlo.
   Y la otra pata del tema es el poder concedente que por imperio de limitaciones presupuestarias sumadas a estos tiempos de pandemia, no está en condiciones de seguir becando a los señores empresarios que demandan y demandan, apoyados en los miles de rehenes a los que utilizan a medias con la dirigencia de la UTA.
   Ahora resulta que si el estado municipal o el provincial “no se ponen” con mayores subsidios, los señores seguirán acollarados con la doble dirigencia sindical en sus demandas que muestran una enorme codicia por encima de su condición de servicio público imprescindible, en abierta actitud canallescamente emparentada con la falta de solidaridad y el beneficio de la inexplicable negativa del poder en aplicar una ley que ampara al usuario.
   La injuria va para largo, pero bien puede ser un motivo que contribuya en su momento, cuando se recupere la normalidad, al replanteo de todas las concesiones, pero esta vez con garantías suficientes de transparencia y control, pero control real, por parte de los usuarios de alguna forma, aparte de la participación del Concejo Deliberante y de otros organismos no estatales.
   Alguna vez un conflicto de esta magnitud fue superado con medidas alejadas de la diplomacia, de la que están abusando tanto el sector gremial como los insaciables empresarios.
   Porque la víctima, siempre, siempre, es el sufrido usuario que mantiene por ser rehén, a los dos sectores que se benefician con utilidades y sueldos, que los pasajeros pagan para sostener este sistema que bien podemos una vez más, calificar como perverso.

Lo malo es acostumbrarse…
MUGRE URBANA: UN ATENTADO CONTRA LA
SALUD  PÚBLICA  YA  CARGADA DE RIESGOS
¿Se habrán olvidado las autoridades tanto de la provincia como de la Muni lo linda que era Córdoba en estado de ciclotímica belleza urbana? Las peatonales de lujo, las plazas cuidadas y con juegos que se renovaban con cierta frecuencia, la ausencia de basura y contenedores colmados en cualquier esquina, eran especie de distintivos o de postales que atesorábamos en el alma por lo menos los cordobeses de viejo cuño.
   Ahora y seguramente en nombre de la pandemia, el descuido ha ganado todos esos sectores y uno de los modelos para arreglar y no tomar como desastroso ejemplo es la casi mítica Plaza Colón, símbolo del viejo cordobesismo que no es igual al de la actualidad.
   Allí las palomas que supieron aquerenciarse disputando lugares a los murciélagos de la Escuela Carbó han establecido su reinado y las veredas del que fuera coqueto paseo están cubiertas por una capa de caca de esas aves, al igual que el descuidado mobiliario, -por así decirlo- también los canteros y lo que queda de los bancos que solían ser blancos.
   No es mucho lo que puede costar el envío de vez en cuando, claro,  de un camión hidrante para que haga su trabajo en pocos minutos, teniendo en cuenta un detalle que las autoridades han pasado por alto: estamos en cuarentena y esa hectárea que debiera ser pulmón, es un peligroso foco para que mil pestes nazcan allí.
   Para que lo sepan, una de ellas es la inoperancia oficial en materia de prevención, para lo que las vacunas nunca alcanzan…

Megacausa del Registro de la Propiedad
HAY QUE ESTAR EN EL CUERO DE LOS QUE SUFREN
ESA RUIN COSTUMBRE DE  LA PRISIÓN PREVENTIVA
   La Real Academia Española en una de nuestras frecuentes y obligadas costumbres de consultarla, define al término interpretar como explicar o declarar el sentido de algo. En materia jurídica significa buscar el espíritu de las leyes, su intencionalidad o lo que quiso o quiere decir.
   Aunque en el pasado muchos juristas negaron a los jueces cualquier facultad de interpretar las leyes, hoy se acepta que ésta es su tarea sumada a su responsabilidad.
 En la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba la ley que establece que la prisión preventiva debe ser  excepcional "se interpretó" como  que todos deben estar presos. El principio que establece la inocencia hasta el juicio "se interpretó" como culpables hasta que demuestren lo contrario.   
   La lógica del  juicio previo a la condena "se interpretó" como llegar al juicio con la condena cumplida. La normativa de jueces distintos para preservar la imparcialidad "se interpretó" como una comisión  especial juzgadora y la prohibición de juzgar a las mismas personas por lo mismo "se interpretó" como reciclar a los mismos imputados para nuevos juicios.
   Se ha dicho que la interpretación es un acto de conocimiento y no un acto de voluntad creadora de preceptos jurídicos. Se dirige a establecer aquello que fue establecido por la norma y no lo que el intérprete estime conveniente.
   Si mi “interpretación” de estos clarísimos conceptos no falla, lo actuado en la causa del Registro más que interpretación es una valoración caprichosa y arbitraria. Y aunque esto ya lo reconoció  la Corte Suprema,  sigue pendiente la misión de "interpretar" la verdadera  intencionalidad.
Inflación 1,5 % en abril
LA MEDICIÓN  TÉCNICA SUENA A
MENTIRA; LA PRÁCTICA, A ROBO
   Seguro que harán cola para saltarme a la yugular, por los escasos conocimientos sobre economía que pude acumular en el secundario -confieso que en realidad son casi nulos- como para ponerme a analizar con algo de seriedad la última medición de la inflación argentina realizada por el Indec (algunos reemplazan la “c” final por la letra “k”) ajustada al reciente mes de abril.
   Ese uno y medio por ciento seguramente tiene una base científica porque si careciera de ella, habría que incorporarlo sin dilación alguna al campo de las ridiculeces insalvables, por la simultanea mezcla de broma y de insulto que representa, porque si aplicáramos una sentencia de Platón coincidiríamos con él en eso que la burla y el ridículo son, entre todas las injurias, las que menos se perdonan.
   He confesado mi cercanía a la ignorancia en materia de análisis de la macroeconomía, porque mis epidérmicos conocimientos están basados en la visita semanal al supermercado, en el pago de servicios, en cargarle combustible a mi autito, en comprarme algunas pilchitas, y en manejar con bastante cuidado los movimientos de mi bolsillo para abarcar todo aquello que signifique un gasto, lo que inevitablemente lleva a comparaciones.
   Los dueños del aparatito infernal de remarcar son los malos de la película porque al ser el último eslabón en la cadena hacia el consumidor, es como si se remordieran diariamente en la aplicación de eso que ellos niegan pero los compradores padecemos, que es el “por las dudas”.
   La pandemia frenó algunos incrementos, la gente encerrada gasta menos, el transporte paró, ciertas deudas pasaron a ser parte de un incierto futuro y se dieron otras situaciones que pueden ser tomadas como atenuantes.
   Desde el poder, donde a menudo y por necesidad y urgencia se apela a la mentira que a ese nivel tiene el maquillaje de piadosa, es como si nos tomaran, peor que como ignorantes, como imbéciles, pese a que la mayoría se enrola en el pensamiento de Nietzche quien una vez sentenció: “Lo que me molesta no es que me hayas mentido, sino que de aquí en adelante ya no podré creer en ti”.
   Pero los que mandan no se rinden ni siquiera ante el rigor de los números y pontifican en la defensa de las determinaciones que toman, aunque sean un dechado de incoherencias si las masticamos con sentido práctico y el sostén de los tiempos que en general no consigue modificar sus argumentos.
   Y es cuando nuevamente, aunque de economía en mi caso particular sólo la evalúe por los gastos diarios, es que uno se resigna a opinar en legítima defensa y obligado por las circunstancias y al carecer de sabiduría, nos inclinamos por adherir a los grandes pensadores.
   También desde el poder, que nunca achicó sino que incrementó los gastos del Estado, se pretende que sea la sufrida ciudadanía la destinataria de sus privaciones y ajustes, para que ellos, sin pudor y sin medida, puedan seguir despilfarrando, malgastando y enriqueciéndose como casta privilegiada a costillas del sacrificio ajeno.
   Planteado el escenario, no me pidan que tras el diagnóstico aporte la terapia, porque lo reitero, poco y nada domino la materia economía y ellos dicen ser expertos.
   “Aconsejar economía a los pobres es a la vez grotesco e insultante. Es como aconsejar que coma menos al que se está muriendo de hambre”.
   Debo confesar que esa frase no me pertenece, pero leyendo para intentar aprender algo de economía, se me cruzó esa genialidad de Oscar Wilde.
   La dijo hace una pila de años y sin conocernos…


¿Los archivos tienen valor probatorio?
ESQUIVARLE A DOS CAUSAS NO ES CONSAGRAR
LA  IMPUNIDAD Y MUCHO MENOS  LA  INOCENCIA
   Debo confesar que soy un fanático de los archivos, de los reservorios de memorias, de los narradores de viejas historias y de actualizadas noticias, tanto que soy poseedor de una videoteca donde atesoro momentos históricos tanto de mi ciudad cuna que es ésta y de mi provincia como del país.
   Leo por día una decena de diarios de todas las corrientes de opinión, escucho radios y veo noticiarios y programas políticos de distintas tendencias, que todos conocemos.
    Ayer había empezado a hurgar en esas memorias y me encontré con algunos datos como para aplicar a esta reciente situación que la Justicia o el organismo para atacar la corrupción, había eliminado de su cometido lo concerniente a dos causas que involucran a la Sra. Cristina, actual vicepresidenta de la Nación (como también lo fuera el liberado Aimée Boudou, condenado e inhabilitado) como para cerrar un par de problemas que sin dudas la aquejan.
  Y al leer Clarín, el que miente, me encontré con un párrafo que ya había separado un par de años atrás de mis archivos y se los voy a leer, dichos textuales de nuestro actual Presidente el Dr. Fernández a un medio periodístico el 16 de febrero del 2015 para una nota que La Nación publicara con el título “Hasta que el silencio aturda a la Presidenta” y decía: “Cristina sabe que ha mentido y que el memorando firmado con Irán sólo buscó encubrir a los acusados. Nada hay que probar. Merced a ese pacto, la evaluación de los hechos quedaría en manos de una comisión que funcionaría en la patria de los prófugos y en la que la mayoría de sus miembros debería contar con el acuerdo iraní”.
   Haciendo un paréntesis, recordemos lo más reciente: las causas Hotesur y Los Sauces van camino al cajón de los olvidos porque así lo decidió el titular de la Oficina Anticorrupción, apartada como querellante que debía manejarla.
   Ahora vamos a Nisman y perdón por la ensalada que estoy mezclando, aunque no tanto porque todo tiene que ver con todo. La Cámara Federal ordenó investigar en forma genérica si algunos de los denunciados por el ex fiscal de la AMIA participó del asesinato.
Le dieron esta nueva perspectiva a la causa al ordenar que se debía sumar a la causa del crimen las causas de la denuncia de Nisman por el pacto con Irán, la llamada de la “zona liberada” en el departamento de las torres Le Parc y la del incendio en la Casa Rosada ocurrido unos días después del crimen que borró el registro de entradas.
   Comentan los diarios de entonces que en la causa del crimen se investigaban personas y hechos ocurridos entre la presentación de la denuncia el 14 de enero del 2015 y el hallazgo del cadáver el 18. Entonces, este fallo abre la puerta para investigar a personas y hechos ocurridos desde la firma del pacto con Irán el 27 de enero del 2013. No significa que las causas deban necesariamente acumularse en una sola  pero sí que deben fotocopiarse o citarse.  
   El gobierno de Irán sostuvo que el memorándum de entendimiento firmado con la Argentina para investigar el atentado a la AMIA pondría "fin" a las alertas rojas que pesan sobre los acusados iraníes por el ataque. El canciller recibió después una carta de su par iraní, Mohammad Javad Zarif, en la que revela que el pacto fue aprobado por el parlamento iraní.
   Y ahora vuelvo al Presidente Dr. Alberto Fernández, en otro párrafo de la misma nota periodística del 2015, ocasión en que la que manifestó que “Sólo un necio diría que el encubrimiento presidencial a los iraníes no está probado”.
   Bien vale la pena ser memoriosos y como coleccionista de elocuencias dichas por los grandes pensadores, como para aliñar esta ensalada, recuerdo que Schnitzler supo sentenciar que a las personas con las que hemos sido injustos raramente solemos mirarlas con buenos ojos. Al contrario despiertan en nosotros el deseo de ser todavía más despiadados la próxima vez, aunque solo sea por suavizar la primera injusticia que cometimos.
   Por eso, esperemos que la causa del memorando con Irán no vaya a parar al mismo cajón de “Los Sauces” y “Hotesur”.

Con la prepotencia de siempre…
LA DEFENSA DE CIERTOS  PRIVILEGIOS SUELE
EMPUJAR A UTILIZAR MÉTODOS REPUDIABLES
   Una vez más los municipales se han pintado la cara al declarar la guerra o por contestación a la guerra que le declararan desde el gobierno en una actitud de legítima defensa -me refiero al poder- de los intereses de la ciudadanía, más que en apoyo a viejos caprichos que en su momento fueran complacidos por eso tan viejo y cómodo de evitar conflictos sociales, sin darse cuenta que es el pueblo el que los padece.
   Es indudable y la gente lo tiene perfectamente asumido, que los empleados de la Municipalidad de Córdoba gozan de inusuales beneficios que si bien fueron conseguidos mediante la lucha sindical, hacen que del presupuesto de la ciudad la masa salarial se lleve un porcentaje que supera el 70.
   Entonces nos preguntamos: ¿qué milagros se hacen desde el poder, aparte del mangueo a la Provincia y en casos al tesoro nacional, para cumplir con algo parecido a un plan de obras? ¿Con qué se mantienen los dispensarios, hospitales y otros centros de atención médica a la comunidad? ¿Y las escuelas?
   Son numerosos los rubros que quedan postergados o mal atendidos, porque la Municipalidad en cualquier momento al Palacio 6 de Julio tendrá que nominar como ciudad, porque ya superó largamente los 10 mil habitantes, pese a lo cual muchos de los servicios deben ser tercerizados, ¿saben por qué? ¡porque el personal no alcanza!
   Es cierto que hay una mayoría de empleados sacrificados, cumplidores, ejemplares y con ganados atributos como para merecer los mejores salarios, pero también están los otros, los vivillos que incluso forman individualmente una especie de ejército oculto que se dedica a venta de ropa, elaboración de postres, atención de uñas y otros menesteres, dentro de las horas de trabajo ¡y muchos de ellos gozan de horas extras y extensión de jornada, como si no les alcanzara el tiempo!
   Eso colmó al poder municipal que drásticamente redujo ciertos beneficios, sin tocar los servicios de salud ni de educación, lo que provocó la reacción de un gremio cuya dirigencia se acostumbró a la inmunidad por prepotencia, con lo que consiguió satisfacción para muchos de sus caprichos.
   Entonces la dirigencia con el lógico apoyo del cuerpo de delegados violó la cuarentena, se encolumnó, antes contaminaron el aire quemando neumáticos viejos y los oídos con sus bombas de estruendo, dañinas prácticas que están prohibidas, y fueron a las puertas del Concejo Deliberante a ejercer el mecanismo de siempre que es la presión.
   No recuerdo si alguna vez hubo algún fiscal que se animara a proceder frente a la flagrancia, pero en esta ocasión la reacción de quien ocupa el sillón mayor del palacio municipal fue apelar a la Justicia, de donde partió la imputación contra más de una decena de dirigentes y delegados a quienes se identificara en el momento de violar el DNU presidencial que establecía la cuarentena.
   Por fin que alguien, aunque su tarea en la ciudad a veces sólo se nota por la costosa difusión que hacen de esos actos, se haya decidido a que se respete la ley de la única manera que existe, que es aplicándola.
   Que les pinten los dedos y que el proceso continúe, no es garantía que tal acción lleve a la modificación de viejas e impuestas costumbres de apriete, heredadas de la pasada conducción que durante 30 años encumbró a dirigentes y devaluó derechos de los contribuyentes. Porque vaya paradoja, quienes solventamos esas prácticas sindicales, somos los que pagamos impuestos no muy baratos…
   Nada mejor que apartar a los violentos, algunos demasiado conocidos, para que la Municipalidad de Córdoba vuelva a ser de los vecinos que la mantienen y no de los malos dirigentes que la exprimen.

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