Desgrabación
de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los
buenos” que emitieran en dúplex AM580 y la FM88.5 ambas de Radio Universidad
Nacional de Córdoba, el domingo 24 de Mayo de 2020, edición n° 622.
Junto con Chaco, CABA y algo más
¿TIENE CULPABLES LA PROLONGACIÓN
DEL
ENCIERRO?NADIE EN EL
MUNDO LO HA HECHO
Los
argentinos tenemos esa ya vieja costumbre de esmerarnos en la conquista de
títulos o de records, como si tal mecanismo nos encumbrara en el concierto
internacional.
Fangio fue récord, Monzón también lo fue,
Higuain errando penales, Vilas en los courts, Favaloro en medicina por su
invento del by-pass y algunos otros, en distintas disciplinas y profesiones,
pero ahora hemos alcanzado otra marca mundial, y es la de ser el país que más
tiempo ha prolongado la cuarentena y dejó de ser “cuareterna” para erigirse en
una especie de forma de vida, de lamento o de resignación.
Y como
todo en la vida, las realizaciones como los errores tienen autores o
responsables, aquí habría que ponerse a estudiar quién o quienes debieron
apelar como último recurso a esa especie de tortura sicológica que supone ir de
a poquito, como cuando te quieren hacer daño, prolongándote el encierro en
cuotas porque si lo hicieran de golpe y a plazo medianamente fijo, distinta
sería la reacción de la sociedad, una sociedad como la nuestra tan amante de la
libertad, enemiga de los yugos y abierta opositora a los corrales o a los
límites que en muchos aspectos son imprescindibles.
Entonces, si hasta los chinos levantaron su rigidez, Europa se viene
despertando y en otras latitudes ya abrieron los grifos del libre albedrío,
¿qué es lo que lleva al poder a que nos tenga que volver al corral y por qué
nos dejó asomar afuera?
Podemos
hablar de imprevisión, de fallas de cálculos, de mala información peor manejada
o de cualquier error humano, pero lo malo es que en materia de culpabilidades,
también somos los argentinos campeones mundiales del esquive, porque a la culpa
siempre la tienen los otros.
Evaluado desde el punto domésticamente, digamos epidemiológico, el paso
atrás se debió al desborde porque bien
sabemos que a mucha gente le das la mano y te agarran del codo, pero ese
argumento no alcanza.
Por
allí se mezclan en la situación emergente de la pandemia algunos factores
externos como son los intereses políticos, el miedo que no es zonzo, la
prudencia siempre necesaria o la improvisación y las dudas a lo que estamos
acostumbrados.
El tema
no es optar por el apuro, porque la vida nos ha enseñado que los cementerios
están llenos de apurados y entonces estamos obligados al acatamiento de ciertas
imposiciones antipáticas pero -al menos para la ciencia- que asoman como necesarias.
Entonces, aguantemos los alargues del padecimiento de sentirnos
encerrados y busquemos las maneras de sobrellevar esta contingencia,
especialmente pensando en el futuro; en el mañana cercano, que ansiamos de una
vez tenerlo a nuestro alcance.
Tenemos
una especie de “socios” con quienes nos unen la impaciencia social, a lo mejor
eso de los remiendos y mucho de improvisación como para tener alguien a quien
echarle culpas: Chaco, la ciudad de Buenos Aires y su conurbano, nos acompañan
en la medida de condenarnos a la prolongación de la cuarentena.
Es un
tema de paciencia y de respeto por la realidad.
Incluyendo violaciones a la ley
LA UTA, AOITA Y
EL SUOEM MANTIENEN
SUS RECLAMOS POR
ENCIMA DEL DRAMA
Casi dos
semanas los urbanos y más de 40 días los de media y larga distancia, es que se
viene prolongando el cese de actividades de un servicio que en algún momento
fue considerado esencial para la sociedad y sujeto, tengo entendido, a ciertas
regulaciones en materia de paralización por conflictos.
Párrafo
aparte para la contaminante y revoltosa muchachada de la Municipalidad de Córdoba,
a los que desde el poder les cortaron una serie de ventajas que gozaban algunas
a un paso de la exageración y la injustificación, como el cobro de horas extras
que no se trabajaban y de extensiones de jornada que no se cumplían.
Es necesario
dejar fuera de esta calificación a muchos empleados serios, cumplidores,
sacrificados en sus tareas, pero no es posible que muchos de los servicios
deban ser tercerizados, al amparo de un pretexto ridículo como el de sostener
que es por falta de personal.
Así las cosas, es como para enfocar este
triple problema desde el punto de vista del impacto hacia la sociedad, y en
este caso hacia los más necesitados lo que se agrava en estos irregulares
tiempos de encierro como de necesidades no satisfechas.
Los pocos que
están habilitados a salir de sus casas para ir a trabajar y llevar a su regreso
unos pesos que les permitan subsistir, deben resignarse a no concurrir o a la
inevitable vaquita o polla que reúna a cuatro o cinco compañeros para compartir
un taxi.
U optar por
la bici, con el doble riesgo que implica por el hambre que los cacos les tienen
y por el peligro de accidentes aunque el tráfico de vehículos haya perdido
intensidad.
Entonces cabe
una apelación a la dirigencia sindical que contiene tanto a los choferes de la
UTA como de AOITA, en el sentido de pensar y obrar sin egoísmos, aunque sus
demandas sean justificadas frente a la demora en cobrar sus haberes, peor es la
situación de quienes por falta de movilidad, llegan a perder sus trabajos.
Y bueno… en
cuanto a la Muni, parece que Llaryora se enfrenta a un “riváival” demasiado trillado, de la instauración de un estado de
conflicto permanente, mecanismo al que históricamente apelaran los seguidores
de Daniele quien sin dudas no ha dejado de influir en las situaciones internas
pese a que parezca algo alejado de la conducción.
Porque ahora,
más que una situación de demanda sindical, está el otro componente que se llama
solidaridad, que es lo que claman sin decirlo, aquellos que dependen de estos insensibles
dirigentes que nunca viajan en ómnibus, para no quedar definitivamente en la
calle, y para colmo, desocupados.
¡Milagro del
“cordobesismo”!
ENCONTRÓ CON EL “UNICAMERAL
COMPOSITUM”
LA VACUNA E IMNUNIZACIÓN QUE NOS PROTEJEN
No son pocos los dirigentes políticos,
sindicales o de otras actividades que se molestan o se enojan e insultan,
cuando algún sector de la sociedad sostiene que la pandemia ha sido por así
decirlo y entre comillas, utilizada para encubrir ciertas demandas, situaciones
o necesidades.
Y si es por citar ejemplos y dejando de lado
lo que pudiera contener de apresuramiento o directamente de una equivocación, no
olvidemos lo que ocurrió en el nivel nacional, con relación al inicio de uno de
los juicios que debe afrontar la expresidente de la Nación y actual vice, que
pese al enorme despliegue de tecnología mostrado en todo lo relacionado con la
campaña contra la pandemia y para sesiones del Congreso y de las Legislaturas,
especialmente en cuanto a enlaces informáticos, no fue posible llevarlo a cabo
ante fallas insuperables en el sistema.
En fin… Es de suponer que una vez subsanado
el inconveniente no se apelará a la vieja proclama de Alsogaray cuando pregonaba
que todo se arreglaba pasado el invierno y que en este caso la modernidad
aporte su celeridad puesta de manifiesto en ocasiones similares y de mayor
gravedad.
Lo ocurrido pocos días atrás en Córdoba bien
puede servir para enriquecer la historia por una parte y por la otra, para
tomar conciencia del poder que utilizan los que mandan para apoyar sus
decisiones, que bien pueden tener un alto contenido de necesidad como de
premura, obligación u obediencia al poder central, so pena de no recibir ayuda
financiera que lo deje en absoluta cesación de pagos de la cuantiosa deuda que
viene contrayendo tanto afrontando como aumentando, en dólares, lo que ya de por sí puede ser considerada
como actitud suicida.
De alguna parte hay que sacar por lo menos
para un par de cuotas, como dicen los que se meten en créditos usurarios en las
cuevas financieras y no saben cómo salir. Y como siempre, los fondos de las
jubilaciones que están siempre a mano, fueron y así todo lo indica, el botín
salvador en estas apremiantes circunstancias de no contribuir al defól nacional
que venía cantado, aunque sea técnico, como dicen.
Y una vez más apareció la ya conocida
alquimia del “cordobesismo” llevada a la práctica algunas veces, que le hace
creer al jubilado que descontándole puntos a su 82 por ciento consagrado por la
Ley, a fin de mes cobrará más.
Entonces fue menester -y los hechos así lo
confirman- agravar la situación pandémica hasta el punto de volver al encierro,
no salir a la calle, ni hablar de manifestaciones de más de 10 personas y para
colmo, con la ayuda por así decirlo, aún no se sabe si ocasional o consentida,
del transporte paralizado.
En una palabra, asegurando la movilización
cero, lo que también significa un ahorro de policías que estarían destinados a
controlar que nadie se moviera de sus casas, y menos aún en dirección al nuevo,
inoportuno, costoso y poco funcional centro gubernamental al lado de quien
manda en todo aspecto, que es la sede del Ejecutivo.
Y sin afectar a parte de los docentes, a la
policía, guardiacárceles, que bien pueden ser necesarios para neutralizar
protestas, le hicieron pagar la factura de la imprevisión financiera y ese
curioso apuro por endeudarse al resto de la sociedad cordobesa del sector más
vulnerable que es el de los jubilados, frente al silencio parcial de la
dirigencia sindical salvo las reacciones de un sector de UEPC, de Luz y Fuerza,
de los bancarios y de algún otro no contento con lo aprobado, seguramente por
obediencia debida.
Si nos hacía falta una vacuna, vaya un
premio Nobel en Medicina e Investigación Científica para los artífices de la
creación de la “”Unicameral compósitum”, vacuna ideal para inmunizar
especialmente a los viejos, tan molestos ellos…
Finalmente un doloroso interrogante:
¿cómo era esa ceremonia con un juramento sobre la Biblia, o en nombre de la
honorabilidad, o por cualquier otro “testigo”, acerca de aquello “que Dios y la
Patria me lo demanden?”.
Para este caso puntual que nos ocupa y nos
afecta, un sentido y elocuente final de tango: hoy un juramento, mañana una
traición.
¡Chan, chan!
Todo indica que
seguirá vigente
NO ES MOTIVO DE FIESTA NI PARA UN
VIAJE
A DISNEY: LA MEGACAUSA CUMPLE 15 AÑOS
Aunque más aletargada por la presencia
del coronavirus, la Justicia Penal de la Provincia ya cumplió 15 años
sosteniendo la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba, alimentada
mediáticamente más como un culebrón para la televisión que como un oficio de
trabajo de los tribunales.
Muchas veces se desnudan
condiciones personales de los acusados o enfrentamientos entre abogados y
funcionarios judiciales, cuestionando el derecho de cualquier imputado a elegir
el abogado que se le antoje, mientras nada, absolutamente nada se debate sobre
el encarcelamiento sistemático en prisión preventiva con ninguna esmerada
justificación.
En los juicios se asiste
a fenómenos curiosos, más propios de la telepatía, la teletransportación o la
adivinación, que de las leyes de la física, la matemática o la
lógica, que permiten al Fiscal decir que acusados que no se conocen entre sí,
integran peligrosas bandas; que un grupo de 15 personas ingresa a
una oficina pública sin ser visto, que se comunican entre ellos sin verse ni
llamarse o que cometen acciones a kilómetros de distancia, todo para una
antología de la desbordada imaginación.
El resultado final, con
la condena y prisión de todos, subsanando cualquier falta de pruebas por íntima
convicción y la decidida sordera de cualquier funcionario, o
periodista presente ante las denuncias realizadas contra altos funcionarios
completan el show.
Posiblemente pasarán
muchos años hasta que algún curioso buscador de verdades se dedique a escudriñar
con mirada objetiva e imparcial esta revuelta causa.
Por ahora y
peligrosamente, sobre este controvertido y curioso tema, existen más
interrogantes que respuestas.
Un
tema que nos cambió el ritmo de vida
Una muletilla
internacional
PARA REFLEXIONAR:
QUÉDATE EN CASA Y
A LO MEJOR LOS ENCIERROS SON PEORES
Es tanto el material de lectura que por
estos días inunda las redes, que a este detalle se le suma una enorme legión de
pensadores debutantes y de otros interesados en hacer trascender sus ideas y
pareceres.
Conocemos por lo que aparece como buena
intención, esa marcada sugerencia a que nos quedemos en casa, como única manera
de “vacunarnos” por así decirlo, contra la pandemia que viene azotando al
mundo.
Y entre
tales escritos en estos tiempos de literatura virtual, y en contraposición a la
consigna de quedarnos en casa divulgada desde el gobierno; nosotros, fieles a
nuestro democrático estilo de no censurar a nadie, otros plantean una marcada
oposición contenida en estos términos:
“Quédate
en casa que nosotros te dejamos sin trabajo y llevamos tu empresa a la quiebra,
esa que te costó tantos años crear.
Quédate
en casa aunque no tengas dinero para comprar comida.
Quédate en casa aunque a tu madre le queden pocos años de vida y te necesite.
Quédate en casa aunque a tu madre le queden pocos años de vida y te necesite.
Quédate
en casa y no veas a tus nietos por las dudas que te contagien.
Quédate
en casa pero seguí pagando los impuestos aunque no generes ingresos.
Quédate
en casa mientras terminamos de colonizar la Justicia.
Quédate en casa mientras nosotros ponemos los presos en libertad.
Quédate en casa así podemos ejecutar nuestro plan sin escuchar protestas.
Quédate en casa mientras nosotros ponemos los presos en libertad.
Quédate en casa así podemos ejecutar nuestro plan sin escuchar protestas.
Quédate
en casa que nosotros te dejamos una lista de entretenimiento virtual para que
no te hagas preguntas sobre la nueva normalidad.
Quédate
en casa; no te expongas a la luz solar, ni a los gérmenes así terminamos de
socavar tu sistema inmunitario.
Quédate en casa hablando por teléfono mientras nosotros escuchamos tus llamadas y nos acercamos un poquito más al plan perfecto.
Quédate en casa hablando por teléfono mientras nosotros escuchamos tus llamadas y nos acercamos un poquito más al plan perfecto.
Quédate
en casa, aléjate de todo lo que te hace humano, así nuestra interferencia es
más sutil y no encontráis culpables.
Quédate en casa así vamos estudiando tu comportamiento cuando esto sea la norma.
Quédate en casa así vamos estudiando tu comportamiento cuando esto sea la norma.
Quédate
en casa como cuando el modelo hitleriano daba órdenes y la gente cumplía. Solo
que él lo hacía con armas, nosotros lo hacemos con tu miedo.
Quédate
en casa no pelees por tus derechos como ciudadano ni por tu familia, te
queremos bien dócil, no rebelde.
Quédate en casa mientras seguimos gestionando lo más parecido al funcionamiento de una dictadura con tu ignorancia.
Quédate en casa y repetí este mensaje mil veces. Porque de tanto decirlo, te lo vas a terminar creyendo. No por dos meses o un año, sino por el resto de tu vida…
Quédate en casa mientras seguimos gestionando lo más parecido al funcionamiento de una dictadura con tu ignorancia.
Quédate en casa y repetí este mensaje mil veces. Porque de tanto decirlo, te lo vas a terminar creyendo. No por dos meses o un año, sino por el resto de tu vida…
Entérate,
no te quieren sano, ¡te quieren cautivo!”
Hasta
allí esta especie de “manifiesto” y en homenaje a la libertad de pensar y de
obrar que rogamos nadie vulnere, es que decidimos hacerla conocer.
25 de Mayo
MAÑANA DÍA DE
LA PATRIA, DE CUANDO
SE SUPONE QUE EMPEZAMOS A SER
LIBRES
La
verdad, es una manifestación de principios que vengo sosteniendo y reiterando
desde el alma, en cada ocasión que me toca referirme al Día de la Patria.
Hemos
celebrado más de dos siglos como Nación y la realidad pone en duda que
hubiéramos aprovechado como patriótico beneficio las lecciones de nuestra
propia historia.
Nos vienen metiendo en la cabeza desde allá
lejos en la escuela primaria algo parecido a la simpleza sin complicaciones,
procurando hacernos entender que la Patria es la bandera, la escarapela o el
Himno Nacional, respetables aunque insuficientes símbolos.
Los políticos coinciden, pensando a la
Patria como la construcción de una gigantesca obra para nuestro bienestar y
para todos los hombres de buena voluntad que quieran habitar su suelo.
Y cada 25 de Mayo desde que me acuerdo, hoy
a 210 años de aquella gesta, vuelvo a considerar oportuno pensar en voz alta a
mi modesto entender qué es la Patria, desde mi simple condición de ciudadano,
lo que vengo sosteniendo desde chiquito y jamás me cansaré de repetir.
Debe ser la Patria el paraíso donde podamos
vivir en paz y en libertad porque representa decencia, trabajo, sacrificio.
La Patria no es el bolsón, el subsidio o la
beca para no trabajar.
Es honestidad a ultranza; entrega, amor por
las raíces y generosidad con nuestro prójimo.
La Patria es construir y no mentir.
Gobernar y obrar sin soberbia ni
autoritarismo.
La Patria es administrar honradamente lo que
tenemos y elaborar aquello que necesitamos.
La Patria, por muchos burdamente devaluada
en su concepto, es educación, seguridad, justicia y salud para todos, sin
elegidos ni marginados.
La Patria también es el respeto a los que
piensan distinto y a la Patria la hacemos en la ciudad y en el campo.
La transpiramos en la calle, en las escuelas
y en el surco.
Más nos demandará llegar a gozarla, cuanto más
tardemos en empezar a construirla quitándole las muletas aportadas por la
mediocridad.
Peligrosamente nos estamos resignando a
perder demasiado tiempo mientras seguimos aguardando la bonanza de aquella
Revolución que se inició en 1810.
La Patria no crece porque mediáticamente se
lo declame.
La Patria no es un reñidero para que
desborden las pasiones y triunfe la intolerancia, porque al costo en sangre ya
lo hemos pagado y muchas veces.
La Patria es el diálogo, el debate, el
disenso, la discusión.
No es de civiles ni de militares, sino de
argentinos.
La Patria no es Lanata ni lo es el
periodismo militante nacional y popular.
La Patria no es Menéndez ni Videla, pero
tampoco lo es Firmenich ni los jóvenes que se decían románticos.
No lo es de los ricos ni de los pobres, sino
de los ciudadanos probos y honestos.
A la Patria la dignificamos con el trabajo,
y cuando disminuye o no hay, es necesario crearlo, porque la Patria es
producción más que dádivas y es apego a la cultura del esfuerzo y del
sacrificio.
La Patria es también rebeldía ante la
injusticia, cariño por lo nuestro y respeto hacia el prójimo.
La Patria envilecida por la corrupción, solo
se cura con justicia honestamente independiente y no con la obediencia debida
de algunos jueces.
Esta Patria será grande cuando estemos
unidos, y juntos derrotemos a los fantasmas de la discordia y las miserias que
se fortalecen con los resentimientos.
Parece cosa de locos y para sociólogos, que
la Patria todavía no tenga definida su identidad.
La va a tener, cuando podamos coincidir
pobres y ricos, ciudad y campo, profesionales y estudiantes, civiles y
militares, peronistas y radicales, izquierdosos y liberales, rubios y morochos,
para convencernos que la única bandera del país debe ser el esfuerzo con
decencia.
Será el día maravilloso y mágico que marcará
la verdadera fecha de nuestro alumbramiento como Nación.
Trabajemos unidos, y más ahora alejados de
los abrazos, codo a codo y empecemos ya, desde arriba hacia abajo, para que la
desunión, la puta grieta y los desencuentros no sigan siendo más rápidos que
los relojes y los almanaques.
¿Estado de permanente
catarsis?
AUNQUE NADA SE LOGRA CON HISTERIAS, ES
EL NUEVO MODELO DE CONDUCTA IMPUESTO
Seguramente los profesionales
que más serán buscados, consultados y acosados profesionalmente tras la
pandemia y luego de los obligados encierros inoportunamente atenuados a veces,
serán los sicólogos y los psiquiatras, obviamente hombres y mujeres, pero
aborrezco eso de insultar a nuestra lengua con el modelo inclusivo.
Y buena noticia para los
fabricantes de divanes porque los que tienen, seguramente les sacarán várices a
las patas por exceso de uso.
El tema es que la nula
costumbre del encarcelamiento domiciliario se impuso por imperio de
circunstancias, ineludibles por cierto, pero que modificaron conductas,
relaciones, costumbres, manías e inclinaciones.
Un amigo, incluso, me
confidenció que había descubierto en su esposa con quien estaba casado desee
hacía más de 30 años, dos lunares que le parecieron más que atractivos, casi
comestibles.
Los chicos estuvieron obligados
a insertarse en un mundo donde llegó el momento que hasta la play les resultaba
aburrida, el manejo de los celulares paternos quedó relegado a un segundo plano
y las prácticas deportivas escuetamente encerradas en el patio o en la incómoda
terraza.
Los juegos de naipes hartaron a
los mayores, optaron por balconear con serenatas nocturnas a veces cosechando
aplausos y en otros casos denuncias vecinales, abucheos y disparos de armas de
fuego al aire.
La histeria por encierro y
aburrimiento se apoderó de todos salvo algunas excepciones y llegamos a
comprender a los internos de Bouwer, a los que estaban en Sierra Chica o a los
que dejaron sus huesos en Sing-Sing.
Pocos fueron los cultores de la
concentración mental y la paciencia que optaron por el Ommmm, por la meditación o esa milenaria curiosidad por explicarse
la cuadratura del círculo o la circunferencia del cubo.
Las más salientes excepciones
fueron aprender a cocinar, cuidar como nunca el celular que no cayera a manos
peligrosas cargadas de curiosidad y dudas, cuidarse de hablar en sueños durante
intimidades por eso que suele darse de la confusión de nombres que después no
hay forma de enmendar, o por gastar los zapatos que no se usan, con lustradas
tan repetidas como innecesarias porque después andan en zapatillas.
Los más inteligentes, me
dijeron, fueron aquellos que optaron por la sana y poco frecuente vocación por
liberarse hacia adentro y entre otras cosas, dejar de pensar que no es lo mismo
sufrir parásitos intestinales que tener vida interior.
Resumiendo, los encierros dan
para mucho más -aparte de la histeria que desatan- de lo que alguna vez pudimos sospechar.
Pero la verdad, como
experiencia positiva, tiene sus costados que muchos sin dudas habrán -o
habremos- de extrañar.
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