21 de marzo de 2021

S.L.B.: YA NOS ATROPELLAN LOS OCRES DEL OTOÑO CORDOBÉS - UN AÑO ATRÁS FUIMOS OBLIGADOS A ESCONDER ABRAZOS Y BESOS - PRESIDENTES "ESCRITORES", LA MEMORIA DE LOS AMNÉSICOS Y UNA TRAVESURA - MEGACAUSA Y DESACATO A INSTANCIAS INTERNACIONALES - ESTRUENDOSOS SILENCIOS EN EL "CASO BLAS" Y EL DEL FALSO MÉDICO - FRENO A LA VACUNACIÓN POR FALTA DE DOSIS - MEMORIA Y ARCHIVO NOS LLEVAN A VENEZUELA Y A JUJUY.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” difundido el domingo 21/03/21 en dúplex por AM580 y la FM88.5 ambas de Radio Universidad Nacional de Córdoba.

Pese al marco de angustia
DEJEMOS  QUE  NOS  ATROPELLEN  LOS
OCRES DEL MÁGICO OTOÑO CORDOBÉS
 
   Es probable que para algunos sea la más triste de las estaciones por eso de las hojas amarillentas, el viento molesto y la aparición de las primeras sensaciones distintas y opuestas al agobio del calor.
   El otoño, aparte de ser uno de los cuatro segmentos del año, es también una etapa trascendente en la vida de las personas, por aquello de llegar a los umbrales del invierno, que es cuando mueren muchas plantas, el frío se nos mete en los huesos y ese calor juvenil que vemos con íntima pena alejarse del alma.
   Sin embargo, para muchos, por ser el acceso a cosas distintas, el otoño es maravillosamente bienvenido, portador de novedades e ilusiones que, a veces con certeza, se concretarán después que pase el riguroso e implacable invierno.
   En cuanto a lo estrictamente paisajístico, el otoño cordobés es algo así como un paraíso de los ocres, con una silenciosa explosión de tonalidades como para volver loco y desorientar a un daltónico.
   Ya le abrimos las puertas después de un postergado verdor, con la esperanza de ir viendo crecer la luminosidad del cielo, la pureza del aire y un resurgimiento de esa poesía que es pisar hojas secas, o sentir en la cara una brisa que dejó de ser molesta y opresiva.
   Nuestro otoño es único en los árboles, en el paisaje, en el aire y en el cielo.
   Hagamos entonces que el otoño de la vida dentro de lo posible pese al escenario de crisis y miedos sea igual de placentero, como un regalo que nos debemos hacer a lo mejor no tanto por merecerlo, sino por tener la inmensa dicha de gozarlo.
   Con sufrimientos o no.
   Con riquezas o no.
   Con amores o no.
   Con covid o no.
   Vacunados o no
   Con penas o no.
   Con ausencias o no.
   Solo saboreando lo más importante: esa maravilla de saber que pese a contratiempos y angustias, seguimos vivos.
   Y para un otoño más, eso no es poco…


Es cierto: el tiempo pasa volando
UN AÑO ATRÁS NOS VIMOS OBLIGADOS A
ESCONDER  LOS  BESOS Y LOS ABRAZOS
 
   Debe ser posiblemente la expresión más acabada del cariño incluso entre extraños que nunca se vieron, eso de abrazarse en momentos especiales, así sean gratos como aciagos y lo vemos por ejemplo después de un gol, o en esas penosas instancias de dar el pésame aunque sea a un desconocido.
   Abrazarse es, dentro de todo, una expresión de amor que nos iguala en general entre pobres y acaudalados, entre gordos y flacos, entre radicales y peronistas, entre hinchas adversarios o en cualquier otra circunstancia que se imponga adoptar ese temperamento de comunicar un sentimiento.
   Se me ocurre que prohibir el abrazo en mucho se aproxima a una severa condena; a la imposición de algo parecido a un ropaje de indiferencia frente a una determinada instancia de la vida, y es como si prohibieran besarse a una pareja, despedir a un amigo o comerse en silencio una felicitación o un pésame.
   Debe ser por eso que tanto dolió hace justo un año y por la sorpresa más que nada, esa tajante indicación de la distancia y su respeto; del barbijo y del gel; de los adioses hacia adentro del propio e íntimo llanto, porque ni eso respetó el maldito virus. Dejamos de lado los lazos familiares de las reuniones, el festejo de los cumpleaños, el asado o los tallarines de cada domingo, el paseo por el parque, aquello de andar meñique a meñique sin edad…
   La vida se nos cambió de tal manera que pasó a ser una actitud no de rebeldía sino verdaderamente de necesidad y urgencia el beso furtivo, el llorar silencioso y la acumulación de bronca por impotencia que fue minando hasta el cariño, los parentescos, la unión amical y los encuentros aunque no tuvieran motivo valedero.
   Aprendimos a fuerza de realidad y de sufrimiento compartido hasta con desconocidos, que la muerte no era un cuento sino algo que coqueteaba con nuestra angustia; con el miedo propio y el que nos impusieron, siguiendo los postulados de Alain, por eso que el hombre que tiene miedo sin peligro, inventa el peligro para justificar el miedo.
   Un espejismo, porque a eso de la muerte sin adioses lo veíamos lejano, pero al transformarse en proximidad, caimos en cuenta de nuestra propia vulnerabilidad y de lo insignificantes que somos frente a la portentosa peligrosidad de la peste.
   Ha pasado un año con todas las gamas que un ser humano tiene de la percepción de sentimientos porque la ciencia, desde el temor y la incertidumbre nos llevó en raudo vuelo por los cielos de la esperanza hasta dejarnos en manos de las vacunas que nos devolvieran la dicha de sentirnos felices y no abandonados.
   Fuimos absorbiendo los pesares, nos llenamos de recuerdos, de nostalgias, de retratos recientes y de tantos abrazos que dejamos de dar y de recibir, para abrirles las puertas a un cierto optimismo que no deja de ser una terapia tan útil como la inmunización contra el virus.
   Los gobiernos siguieron con su sempiterna costumbre de buscar prevalecer en el mundo, afloraron los intereses políticos, ideológicos y económicos en un mundo que ya no era ni será siendo el mismo, pero las alternativas que nos ofrece la vida no son tantas como para apartarnos de aquellos malhadados designios de los poderosos que ansían dominar urbe et orbis.
   Puede que el espanto de la tercera ola que nos vienen anunciando, nos encuentre no hermanados universalmente como sería lo ideal, pero al menos con la suficiente templanza que nos permita luchar; no entregarnos ni ceder terreno porque en la naturaleza del ser humano más que rebeldía prevalece el instinto de conservación y el apego a la vida.
   Roguemos que los poderosos también lo entiendan y que por encima de cualquier ventaja, comprendan que en esta guerra -porque batallas ya llevamos varias- nos salvamos todos o desaparecemos del universo.
   Ese día de la victoria, podremos recuperar la memoria del cariño y volveremos a gozar la maravilla de un abrazo sin barbijo, distancia, vacuna o gel.
   Si alguien tiene una mejor alternativa, bueno sería que la diera a conocer.


Recientes ejemplos y una picardía
LOS LIBROS QUE A VECES SON MEMORIAS DE
UN AMNÉSICO/A QUE  SUPO  SER PRESIDENTE

   Es como si se tratara de una especie de catarsis emergente de haber ocupado un elevado cargo dentro del gobierno, la modalidad de ocuparse en escribir un libro con detalles salientes o no de su gestión, pormenores desconocidos, situaciones no reveladas, amistades no promocionadas y uno que otro fracaso, lo que vendría a suavizar esa oculta intención de quedar bien en el ámbito de sus simpatizantes como en la comprensión o la indulgencia de los opositores.
   En los tiempos más recientes el ejemplo, por asì decirlo de Eva Perón es distinto, porque la publicación se hizo mientras era la persona más fuerte del gobierno de su esposo Juan Domingo y es para recordar que “La Razón de mi vida” se transformó en material de lectura obligatoria en las escuelas por lo que se le asignó trascendencia político-partidaria más que ejemplo de literatura, pese a que la autoría real de ese trabajo corresponde a un periodista, Manuel Penella de Silva (1906–1969 ) escritor y diplomático español radicado en Brasil, de sólidos vínculos con el régimen franquista.
   Tuvo óptima relación con Evita y, lo que puede ser de mayor interés para los historiadores, el texto original escrito por Penella de Silva de “La razón de mi vida” en su momento habría sido modificado por Juan D. Perón y Raúl Mendé y fue un éxito editorial, un auténtico best-seller en su época.
   De texto intrascendente, apologético y empalagoso se convirtió en lectura forzada para todos los escolares y estudiantes argentinos desde su
presentación, el 15 de octubre de 1951, hasta el triunfo de la que se autotituló Revolución Libertadora para unos y “revolución fusiladora” para otros, en septiembre de 1955.
   Y no fue necesario que transcurriera mucho tiempo desde la terminación de su mandato presidencial que doña Cristina Elizabeth Fernández Viuda de Kirchner concretara la aparición de “Sinceramente”, libro anunciado y vendido como de su autoría, una especie de medida confesión de aciertos y sin errores trascendentes, casi una edulcorada intención de minimizar y esquivar dentro de lo posible eso tan sano y aconsejable que es la autocrítica.
   Por supuesto que fue una edición exitosa especialmente entre sus allegados y seguidores, casi obligados por una cuestión de agradecimiento y lealtad, a mostrar el ejemplar a la mayor cantidad posible de quienes les preguntaran si lo habían leído. Y debo confesar que aparte de páginas salteadas, no me atrapó la curiosidad por devorarlo en su totalidad, dado lo previsible de su contenido.
   Ese debe haber sido el mismo pensamiento que me ocupó la atención al enterarme que salía al mundo “Primer tiempo” visión a mi entender tribunera y gatuna del ex presidente Mauricio Macri y juro solemnemente que ni siquiera leí el prólogo, aunque me enteré que cada ejemplar se cotiza en alrededor de 1.600 pesos equivalentes a dos kilos de buena costilla de ternera.
   Es de suponer que en todos los casos debe sobresalir un cúmulo de buenas
intenciones que no pudieron plasmarse, o sea que cada lector debe cargar luego con el pesar de haber sido parte de absorber las frustraciones del autor o de la autora, y que para colmo tuvo que pagar buenos mangos por ello.
   Pero hubo otro tema al que lo conecto por esa costumbre que uno tiene de asociar hechos que los alejan de su condición de casuales para transformarlos en causales: no es por bronca ni nada parecido, pero por alimentar la sospecha que como en cualquier confrontación deportiva a veces todo vale, al actual presidente de la Nación lo asaltó una ocurrencia o mejor digamos se trató de una travesura.
   Justo cuando Macri ocupaba los espacios de varios canales de TV anunciando su trabajo, digamos literario para ser generosos, el Dr. Fernández retomó aquella antipática y agobiante costumbre de las cadenas nacionales, en este caso como ocurriera con tantas de años atrás, para no decir nada.
   Salvo para recordarnos, claro, que estábamos transitando tiempos de pandemia y que la tercera ola era inevitable.
   Lógicamente, como algunos papelones son absolutamente evitables.
 
Eterna década y media de vigencia
LA MEGACAUSA DEL REGISTRO  DEBE  SER
INCORPORADA A LA HISTORIA CORDOBESA
 
   Según el diccionario -estamos obligados a consultarlo demasiado a menudo- informar significa hacer que alguien se entere de algo que desconoce. Una publicación de hace un tiempo sobre la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba destaca 149 condenados, mencionando abogados, escribanos, martilleros, empresarios, comerciantes y un ex director.
   Relata también que en el primer juicio un imputado acusó al ex gobernador y a sus ministros de haber participado en las maniobras, aunque no aclara qué hizo el Poder Judicial con semejante declaración. 
   El informe omite detalles nada banales, como que el grueso de los condenados son trabajadores comunes como secretarias, empleadas, amas de casa, pintores, albañiles, carniceros, profesores y hasta un señor de 80 años que criaba lechones en el campo; que carecen de fortuna y no menciona, ni una sola vez, la prisión preventiva que fue sistemática en la causa.
   Tampoco aclara que el 70 por ciento de los condenados cumplieron una pena anticipada en prisión preventiva y llegaron a juicio con la condena ya cumplida. No cuenta que tal situación mereció desaprobación de Pérez Esquivel, del Centro de Estudios Legales y Sociales, de los Colegios de Abogados, de la ONU y de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, quienes coincidieron en que la prisión era arbitraria, indicándole al Tribunal Superior de Justicia de Córdoba ajustarse a las leyes. 
   Realmente preocupa la “des-información” que puede quedar en la cabeza de alguien que desconociendo el tema, escuche o lea este comentario, porque si respetando la inocencia puede conjeturarse que al autor le faltan conocimientos, igualmente es inadmisible en un medio periodístico, y más que inmerecido para los lectores. 
 
El asesinato de Blas y el “médico trucho”
ESTRUENDOSOS  SILENCIOS  RODEAN A DOS
HECHOS QUE DEBIERON LLEGAR MÁS LEJOS


   Es probable que dos temas que nada tienen que ver entre si, se entrelazan porque alguna circunstancia es lo que los acerca y de estos casos, los hay por miles y no sería novedad que entre nosotros estuviéramos frente a uno de ellas ante una sociedad que clama por seriedad a la hora de ejercer el gobierno.
   ¿Qué pueden tener en común el asesinato a manos de un policía, de un joven de 17 años, con el descubrimiento de un médico “trucho” que perpetró fechorías
en las mismísimas dependencias del Estado provincial, hasta que le dieron la cana?
   La realidad busca los puntos de coincidencia y más o menos nos encontramos con este panorama: el policía criminal, que nunca debió estar en funciones y menos portando un arma, contó con protección, complicidad y silencio de sus superiores porque es imposible que hasta ese nivel se desconociera su situación como
miembro en estado irregular e ilegal dentro de la fuerza azul.
   Y en el caso del falso médico, cuya corta edad de 19 años naturalmente debiera haber despertado alguna sospecha, no apareció de la nada sino que para ingresar en el nivel que accedió, atendió a pacientes, recorrió centros asistenciales de aquí y de Rio Cuarto, cobró por sus servicios, habilitó licencias de conducir vehículos y hasta certificó defunciones, es imposible comprenderlo si no hubiera contado con un encumbrado padrinazgo.
   Con el caso de los policías involucrados en la muerte absurda de Blas
Correas Laciar es probable que no existiera un padrinazgo formal ni tan evidente, pero sí quedó al descubierto una cadena de complicidades que en forma de pirámide, es claro que venía desde arriba.
   ¿Y que pasó en ambos casos con relación a sus consecuencias? Poco hasta ahora porque la Justicia llegó a una especie de límite y todo indicaría que ese sería el techo de las responsabilidades cuando no es así, porque deben responder ante la sociedad y la Justicia no tanto el encargado del servicio médico del COE donde revistaba Ignacio Nicolás Martín por una parte y el Ministerio de Inseguridad de la Provincia -lo llamo así
porque es lo que hay- de quien indirectamente dependía y aún depende el policía que baleó arteramente a Blas.
   En ambos niveles y consecuentemente mirando hacia arriba, el ominoso silencio y algo de elevada indiferencia ha sido la respuesta a una demanda de compromiso y acción que le devuelva a los cordobeses la perdida confianza en dos instituciones básicas de la vida republicana, como lo son el manejo de la salud pública y de la defensa de vida y bienes por parte de su policía, a la que llaman “el brazo
armado de la ley”.
   Por favor y lo antes posible, que el poder rompà su arcano silencio y cometa el sincericidio de dar a conocer quiénes son los responsables, primero, de proteger al policía asesino y a sus cómplices por encubrimiento de la jerarquía que fuera y hasta la cúspide de ese poder, y quien o quienes siguen apadrinando al mocoso que durante más de dos meses estuvo jugando impunemente con la salud y la integridad de muchos de sus semejantes.
   No quieran salir ahora con el absurdo y percudido argumento que nadie de arriba lo sabía…
 
De los anuncios originales, sólo optimismo
APLICARON EL FRENO A LA VACUNACIÓN Y
LAS LUCES DE ALARMA SON JUSTIFICADAS

   Es absolutamente cierto, debo reconocerlo, pero quiero a la vez ser breve en el análisis, las elucubraciones, el concepto formado y la enunciación del tema relacionado con la vacunación en nuestro país y especialmente en esta Córdoba querida.
   Las demoras son en todas partes, salvo en aquellos países de poderosa economía que se dieron el lujo de amarrocar dosis propias e importadas, contar con estructura de frio como para guardarlas y ser dueños de un alto sentido de la logística al llegar la hora de la distribución y la aplicación del antídoto.
   Pero debemos reconocer que entre nosotros y sin hacer distingos de colores políticos, la previsión y la organización no son nuestro fuerte, salvo en lo referente a espectáculos deportivos, fiestas, festivales musicales, recitales de rock o asados comunitarios.
   La tradicional costumbre argentina peronista, radical, lomo negro, macrista, nacional & popular o como la quieran rotular, tuvo siempre ese componente infaltable de la improvisación que son los padres de los emergentes parches y remiendos.
   Así estamos por querer abarcar vacunas rusas, inglesas, chinas, hindúes, gotitas cubanas y de donde fuera con tal de tener material para anuncios con su infaltable cuota de demagogia.
   Tenemos otros ejemplos como Chile e Israel; o en los Estados Unidos que hay como dos vacunas por cada habitante o en confines donde ni siquiera saben lo que es una vacuna, lo que confirma que el problema es mundial, pero riguroso para muchos y favorable para los elegidos.
   No sabemos si no alcanzan nuestras vacunas porque no terminamos de pagar las primeras, porque se privilegió a los allegados al poder, porque la distribución es pésima o por cualquier otra causa, pero corremos el riesgo del fracaso más doloroso si se llegan a vencer los plazos para la aplicación de la segunda dosis, cuando en el país el porcentaje de beneficiarios es menos que mínimo.
   Roguemos que esta situación se revierta, o estamos cocinados a frìo lento, aunque no deja de ser una brisa de frescura la conducción del operativo vacunatorio en Ciudad Universitaria y en otros recintos locales, donde la atención es correcta mientras existan dosis.
   Si desde el poder pelean por lo que a Córdoba le corresponde, sin negociar otros caprichos que por general se originan en el puerto, saldremos airosamente adelante.
   Si ello no ocurre, nos preparemos para resignarnos.
 
Para escuchar, guardar y no olvidar…
LA MAGIA DE  LA TECNOLOGÍA Y DEL ARCHIVO
NOS PERMITE VIAJAR A VENEZUELA Y A JUJUY
 
   Bastaría con darse una vuelta o hurgar a través de internet, para verificar la adoración sacra que los napolitanos sienten y expresan por Diego Maradona allá donde fuera rey indiscutido, referente histórico de las mejores temporadas del equipo, que hasta levantaron altares con su retrato o su figura que aparte de configurar un atractivo turístico, son un reflejo de los sentimientos que despertaba nuestro compatriota recientemente desaparecido, allá donde el fútbol es pasión desenfrenada y fanatismo en su máxima expresión.
   Maradona era amigo y en cierta medida -junto con Víctor Hugo Morales- empleado de Hugo Chavez, el fallecido dictador venezolano, por quien sus seguidores profesan una admiración que llega al delirio de haber conformado una especie de iglesia donde se rinde culto a su memoria.
   Como siempre es bueno tener en cuenta dos factores fundamentales de la historia como lo son la memoria y el archivo, hemos rescatado, con relación a Hugo Chavez, una curiosa versión del milenario y religiosamente cristiano Padre Nuestro, que los invito a compartir…
 
El audio de esa oración “seudo religiosa” puede ser encontrado en la columna correspondiente, ubicada en la parte superior derecha de este blog.
 
   Y ya que estamos en esto de guardar dichos ajenos, tanto de los positivos como de las desafortunadas confesiones, no es para dejar de lado un sincericidio que cometiera doña Milagro Sala, la cuestionada dirigente jujeña encarcelada por delitos contra la propiedad: sus palabras son muy breves, pero certeras y reveladoras…
********************************************************************
El audio de tales declaraciones periodísticas puede ser encontrado en la columna correspondiente, ubicada en la parte superior derecha de este blog.
  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Su comentario será valorado