15 de agosto de 2021

S.L.B.: BURLONA DECLARACIÓN DE LA INFLACIÓN EN JULIO - DIA DEL NIÑO EN PLENA PANDEMIA - LAS ENCUESTAS YA ASOMAN CON SUS LABERINTOS - MACHISTA ACTITUD PRESIDENCIAL: LA CULPA ES DE ELLA - MEGACAUSA: LOS JUECES NO ENTIENDEN LO QUE ES ENTENDIBLE - MESSI DEBE AGRADECER SU DESPLAZAMIENTO DEL BARCELONA - NINGUNA MEJORÍA EN LA INSEGURIDAD REINANTE EN CÓRDOBA, etc.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del 15/08/2021 emitido en dúplex por la AM580 y FM88.5 ambas dependientes de Radio Universidad Nacional de Córdoba:

¿Otro dibujo del Indec?
LA DECLARADA INFLACIÓN DEL 3 POR CIENTO
ES MÁS BURLONA  QUE LA FIESTA  EN OLIVOS
 
   Nuestra memoria selectiva nos lleva inevitablemente a sostener, a los que la llevamos a la práctica, que pocas veces se ha dado la ridiculez reciente de sostener un dislate de tamañas características, como informar a  los argentinos que la inflación del reciente mes de julio había alcanzado un mísero 3 por ciento, a menos que se hayan limitado a comparar el precio de las manijas para puertas de helicópteros o del ají kitucho procedente de Bolivia.
   El tema ya pasa del extremo de motivar risa y desencanto al evaluar que se trata de una injuria a la inteligencia colectiva de los argentinos, hasta el extremo de sostener que con la negación de una realidad tan palpable, se llega a resentir el nivel de credibilidad de un gobierno acostumbrado a esas reacciones de desconocer lo que lo rodea, con su consecuencia más inmediata que es culpar a otros mientras los que mandan han olvidado eso tan sano dentro de la pràctica de la democracia que es nada menos que el ejercicio de la autocrítica que no es lo que seguramente sostiene, entre otros, el bueno de Baradell debe creer que eso, la autocrítica, es criticar al Ford, al Chevrolet, al Fiat o al Citroen.
   Es probable que los mecanismos de medición y análisis que aplican los expertos no son los mismos que la gente maneja con su sensibilidad y su bolsillo.
   Es probable también que algunos economistas coincidan con los números que históricamente dibuja el Indec, pero entre el pueblo argentino, nacional & popular o no, la mejor de las certezas está en el changuito del supermercado, y en las ventanillas donde un Estado insaciable recibe el pago de la terrible presión impositiva agravada en tiempos de pandemia, quebrantos, desocupación y aumento de la pobreza estructural.
   Lamentablemente hay que aguantarlo, hasta que con los tiempos ingresemos alguna vez al sinceramiento de ciertas estadísticas que por lo mentirosas, reciben el rechazo de la gente que no merece, por añadidura, tampoco ese maltrato.
 
Día del Niño
EL FESTEJO NO ES IGUAL A MUCHOS DE AÑOS
ANTERIORES: ESTAMOS  PRESOS  CON  ELLOS
 
  El Día del niño, de la niñez, del niñe o del niñx como se lo quiera metamorfosear, hoy, es una postergación de la fecha original, que en realidad es el primer domingo de agosto pero ocurre que para entonces, no son muchos los que han cobrado su sueldo.
   Y con tal detalle queda confirmado el perfil comercial del agasajo: la cuestión no es solo saludar al niño sino festejarlo con salidas u obsequios que van desde la chuchería de plástico, hasta viajes a Disney aunque la actualidad de la pandemia ha limitado y en la mayoría de los casos, impedido cualquier posibilidad de viaje, al menos en lo cercano.
   No ha sido sorpresa que los juguetes aumentaran sus precios en algunos casos hasta el doble en esta última semana. Y como no tenemos la cultura del escarmiento -y por eso la historia nos marca penosas reincidencias- en lugar de negarnos a que nos esquilmen, vamos risueños al degüello, porque la cuestión es endeudarnos.
   Si la sequía nos abruma apelamos al dinero plástico.
   Y al llegar el resumen sin incluir las facturas de los servicios y de impuestos y vemos que no nos alcanza, acudimos a la financiera. Y cuando nos quieren cobrar la usura normal de la financiera, tenemos que ir a llorar angustias y miserias a Tribunales.
   El ciclo es una especie de clásico de la conducta argentina porque si pisáramos la tierra, saludaríamos sin excesos al niño en este día intrascendente impuesto para el consumismo y dentro de nuestras reales posibilidades, para evitar las penosas lamentaciones emergentes.
   Cuando crezca y evalúe, ese niño seguramente nos agradecerá  por dejarle principios y conductas, en lugar de recibir la herencia de las deudas porque más allá de todo esto y dejando de lado lo comercialmente abrumador, suele ser bueno darse una vueltita por los rincones de nuestra niñez, sobre todo para entenderlos.
   Porque estar con ellos es beber sus ansias, es conocer sus miedos, es compartir la sorpresa de descubrir un mundo maravilloso e impensado y más ahora, en circunstancias tan excepcionales por la obligación al encierro, que ni siquiera entienden ni respetan desde algunos adultos sectores del poder que debieran ser ejemplo.
   No caigamos entonces a la común torpeza mediática de tratarlos como tontos, de rebajarlos como personas, de hablarles queriendo hacernos entender con un mensaje vacío e inentendible incluso para nosotros.
   Les debemos respeto, porque los niños en muchas cosas ya volvieron cuando los mayores creemos haberlos superado y advertimos ya sin sorprendernos que a la compu y al celular los manejan mejor que nosotros.
   Estar para ellos no es otra cosa que cumplir con el designio de la formación, y más que nada, del cariño y la comprensión.
   Ese cariño que tanto recibimos de ellos, y que a veces lo tomamos como inherente, cuando en realidad suele ser un inocente pedido de auxilio para crecer.
   Y cuando les brindamos nuestro amor, íntimamente sentimos como que volviéramos a ser niños.
   Ese niño, aquél niño lejano, abrumado por los recuerdos y las nostalgias, que la mayoría de los adultos y los viejos nunca hemos dejado de ser.
 
Avanzan las encuestas
YA  CERCA DE NAVEGAR  POR  UN
NUEVO E INTRINCADO LABERINTO
 
   Una de las actividades que más crecen en menor tiempo de manera especial ante la cercanía de elecciones o de comicios, es la de los encuestadores que los hay individuales, voluntariosos, improvisados, estudiosos, avivados y aquellos que la tomaron como una actividad empresarial seria y requerida por todos -pobres y ricos- los partidos políticos, ávidos de escudriñar las simpatías que despiertan, las adversidades que deben enfrentar y en general, qué opina de ellos la gente.
   En estos tiempos preelectorales han resurgido para evaluar mediante llamadas telefónicas, entrevistas callejeras o timbreos domiciliarios las inquietudes populares que les permiten alentar expectativas o resignarse anticipadamente a un derrape.
   No gozan de mucho tino estos emprendimientos porque en los últimos tiempos eso de “hacer sapo” ha sido una constante en muchos de quienes aseguran ser estudiosos de tendencias, inclinaciones y reacciones parecidas. La gente ya tomó en cuenta, a la vista de tales resultados, que en no pocos casos lo que sale a la luz es una verdad antes sospechada que los tiempos se encargaron de transformar en certeza; que no todo es técnica sino que en muchos casos es viveza y/o picardía.
   Y el común de los mortales llega a sostener, por ejemplo, que tal partido encarga una encuesta a equis profesional. y ese equis profesional hace su trabajo, contrata gente, se hace ver y al llear los resultados a quien lo contratara, le cambia la bocha y lo coloca en lugares expectantes dentro de las preferencias, lo que pone más que contento y feliz a más de uno… o de una.
   La razón es muy simple y me lo comentaba un conocido que supo vivir sin sobresaltos de esa actividad, en un tono más que entendible: Si te encargan una encuesta, la hacés a conciencia y demostrás que lo conocen menos que a un ignoto, te volverás loco para cobrar, si es que te pagan. Pero si lo ponés en los primeros puestos, seguro que encima te garpan más que lo convenido.
   Es probable que exista una exageración en este sentido, pero esa actitud vendría a demostrar la enorme cantidad de vivillos que existen para subsistir con el menor esfuerzo, pero con un enorme talento para joder al prójimo.
   Aunque las víctimas presuman de inteligencia…
 
Olivos, salón de fiestas VIP
SUENA A MANIFESTACIÓN DE MACHISMO ESO DE
CARGARLE  LA  RESPONSABILIDAD A LA ESPOSA
 
   Más de uno -y muchas “unas”- seguramente habrá evocado las amenazas escuchadas de niño o de niña después de haber cometido un acto censurable y luego de escuchar una indignada reproducción del hecho, quedar helados -o heladas- con el previsible final de la amonestación que reclamaba buena conducta, nunca volver a perpetrar lo cometido, o de lo contrario el correctivo más allá del tirón de orejas o de las partes pudendas, según la edad, se aplicaría, textual y dolorosamente remarcado, “por las buenas o por las malas”.
   ¡Ay mamita querida cuando no entrábamos en razones optando por la salida incruenta!
   ¡Ay mamita querida cuando preferíamos la otra alternativa!
   El cinto y la chancleta eran las primeras picanas que hogareñamente nos aplicaban sin necesidad de enchufarlas, ni de mojarnos antes el traste porque al primer viandazo nos mojábamos solos, o peor y más sólido en muchos casos…
   Por eso fue un error de los desmemoriados no tomar con seriedad el difundido anuncio presidencial de mano dura, para los imbéciles ventajeros que violaban el encierro y desatendían la obligatoriedad de la distancia social, del uso del barbijo y de otras útiles y comprensibles imposiciones.
   Además mostrando la tarjeta amarilla de su autoridad, subrayó que todos los infractores tendrían que comparecer ante un juez, o conminación parecida y es posible que a esto lo hubiera escenificado para imponer temor con la aplicación de la ley, a quienes desoyeran las disposiciones que poco antes había firmado de su puño, letra y espíritu con el aplauso y el beneplácito de los más lambiscones de sus seguidores.
   Posteriormente o casi en forma simultanea surgieron los casos de hijos que ni siquiera podían ver a sus padres agonizantes, de los que ni siquiera podían verlos en sus momentos postreros porque se los entregaban en un cofrecito con cenizas dudosas, o les permitían ponerse al lado de ominosas y anónimas bolsas negras o acompañando en soledad y a distancia al cortejo de aquellos ataviados como astronautas, que portaban los cadáveres hasta la fosa en tierra o al crepitar de las llamas.
   Surgieron muchos desalmados adoctrinados para decir que no, confirmando aquello de lo peligrosos que son los ignorantes y los prepotentes cuando tienen un poquito de poder. Se terminaban los cumpleaños, los casamientos, la práctica de los deportes, la reunión entre amigos y toda actividad social por lo riesgosas que eran y según se pregonaba, “como actitud de respeto hacia el prójimo” porque éramos todos iguales frente a la desgracia de la pandemia.
   Y a la sombra de todo ese desastre, nadie desde el poder se ocupó de desactivar la mezquina actitud de muchos mentores y beneficiarios de los vacunatorios para los privilegiados de siempre: no omitieron acusar de delincuentes a quienes de una u otra manera y en ejercicio de su libertad y determinación sin imposiciones, se manifestaron contra la vacunación al estimar que los productos no estaban debidamente homologados.
   El “gobierno de científicos” dilapidó meses negociando con laboratorios, ideologías e intereses económicos mediante, la provisión y traslado de los inmunizantes en un festival de improvisaciones, errores, remiendos, numerosos viajes aéreos a lejanías para traer dosis en cantidades limitadas e insuficientes y sería injusto dejar de lado unos pocos aciertos.
   Y todo ese quilombo en el que sumergieron a la sociedad argentina tuvo el mínimo costo de la renuncia, cumpliendo como se dice radialmente con un gentil pedido, de un ministro a quien el ministerio desde el principio le quedaba demasiado grande, como sostenedor de su teoría que el virus no alcanzaría a llegar por la distancia entre nosotros y China.
   El sainete de las vacunas fue otro de los actos en que la autoridad, por así designar a los responsables, luego de establecerse la distancia máxima entre una y otra dosis que era de 28 días, extendieron a cuatro meses y más, sin explicaciones creíbles y despojadas de contenido político al menos hasta entonces.
   Poco más de un año ha transcurrido en que con el peso de la ley, la necesidad y la urgencia y la amenaza de aplicarla a mansalva, nos obligaron a encerrarnos a cal y canto, mientras entre otras secuelas se derrumbaba nuestra endeble economía, crecía abrumadoramente la pobreza, los quebrantos comerciales eran imparables, la desocupación pasaba a ser angustiante y el narcotráfico acentuaba su impunidad acentuando la impunidad del hampa.
   Y con la mentalidad como de ponerle una curita a un atropellado por un tren, se apeló al refuerzo de la actitud demagógica, clientelista y dispendiosa de aumentar planes sociales, ajustar hacia arriba sueldos de funcionarios y plantas políticas y sumergir más aún al segmento mejor olvidado de la comunidad, por su escaso poder de protesta y su vulnerabilidad, que son los jubilados.
   Sufrimos un año más y ahora nos enteramos que mientras todos perdíamos instantes postreros, estábamos obligados a olvidar los abrazos, lutos y llantos, sentimientos que pasaban a ser estériles y prohibidos, la joda se instalaba donde el poder se atrincheró sin barbijos ni distancias, con peluqueros, milonga, modelos, coloristas, amigotes, amigotas y perro fiel.
   Un año y pico en que los documentos gráficos de tal afrenta, falta de respeto e insulto a las leyes y a la ciudadanía, alcanzaran estado público para conmover los cimientos de las instituciones, aunque ahora se pretenda minimizar un hecho gravísimo descendiéndolo al nivel de travesura de la que nadie, como es costumbre, se haga responsable. Ni siquiera hay un émulo de GGG para cargarle la mochila de su irresponsabilidad, con La Cámpora culpando a los medios.
    No es necesario pelarse el cerebro a la hora de preguntarnos quién sacó las fotos, como tampoco para salir de dudas si en la fiesta hubo baile, rondas, trencitos, plumas, antifaces, estriptis o actuación de estripers o personajes parecidos. Cuando jóvenes inquietos -años ha- buscábamos desentrañar los laberintos de las novelas policiales, nos enseñaron que antes de nada, en un hecho delictivo debíamos evaluar con relación a sus consecuencias, quién resultaba perjudicado y quién o quienes salían beneficiados.   
   En este caso y recorriendo la realidad nacional y la lucha interna planteada en el seno tan extremadamente ideologizado del partido gobernante, no creo que nadie llegue a romperse la cabeza para sacar sus propias conclusiones. Pensando con inteligencia, es para suponer que no será motivo de sorpresa.
   Por de pronto, el Instituto Patria, de cuya conducción no existe ninguna duda, ya se expidió reclamando que “de la fiesta de Olivos, que se hagan cargo ellos” y habrá que ver y saber, con el tiempo, con las elecciones y sin escondrijos ni tapujos, quiénes son los ellos. El Sr. Presidente habló del tema durante 6 minutos, como siempre la culpa fue de los otros y sin ponerse colorado dijo que Fabiola fue la convocante mandándola al frente sin que reaccionaran, entre otros, el Inadi ni las de los pañuelos verdes. Y pensar que un joven surfista que violó el encierro para entrenarse en soledad, fue tratado de “idiota” por el Sr. Presidente…
   ¿Juicio político reclamado por la oposición? ¿Tiene sentido frente a tantas pruebas y el penoso papelón internacional?
   Mejor sería dejar que 44 millones de argentinos se erijan en democrático tribunal a la hora de juzgar, absolver o condenar.
   Pero que sea sin política, ideología, presiones, escondrijos ni maniobras repudiables como las últimas que venimos padeciendo.
   Porque aparte de la salud de esos 44 millones de víctimas potenciales de la impudicia más dañina que cualquier pandemia, está de por medio y en juego la salud de la República. Para que sea “por las buenas”, porque “por las malas” ya sabemos que el autoritarismo cuando viene del poder, siempre, históricamente, sale airoso.
   Y si a mí se me ocurre festejar mi cumpleaños invitando a mis amigos que no son pocos, quisiera saber qué funcionario tiene autoridad moral como para impedírmelo, si desde la cumbre del poder que debiera ser ejemplo, se cagan en la ley.
   ¿Cómo titularé este comentario? Desde ya lo adelanto: “suena a manifestación de machismo eso de cargarle la responsabilidad a la esposa”.
 
Megacausa del Registro de la Propiedad
RESULTA INENTENDIBLE QUE  LOS JUECES NO ENTIENDAN
LO QUE DIGAN DESDE MÁS ARRIBA QUE DEBEN ENTENDER
 
   Para el escritor José Saramago, premio nobel de literatura, el problema no está en la justicia, sino en los jueces que la administran. Si la justicia está en las leyes y en los códigos, bastaría saber leer, entender lo que está escrito, escuchar de manera imparcial a acusador, acusado y testigos y finalmente, en conciencia, juzgar. 
   Resulta sencillo leer y entender que nuestra Constitución Nacional y nuestros Códigos establecen como excepcional la prisión preventiva, por ser una condena anticipada, prohíben las comisiones especiales, por estar probado que un juez que ya tiene una idea preconcebida de los hechos, carece de imparcialidad y objetividad para encontrar la verdad, y fija un plazo para las investigaciones, por considerar que si se dedica un tiempo ilimitado equivale a asumir de manera implícita que el Estado siempre enjuicia a culpables.
   Pese a esta lógica, en la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba se aplicó como regla y práctica sistemática la prisión preventiva, todos los imputados fueron juzgados y re-juzgados por una comisión especial y todos los plazos han sido extensamente excedidos, fabricándose una investigación sin fin. Es así que mientras un abogado defensor dispone de un tiempo limitado, que varía entre tres y quince días hábiles para poder apelar una medida, sin ninguna excepción, los magistrados no se ajustan de manera real a ningún plazo establecido y sus respuestas demoran varios meses, sin ninguna sanción, eternizando el proceso. 
   Pese a reformas penales y a reiterados tirones de orejas tanto locales como extranjeros, de alto nivel, permanecen oscuros los motivos de este accionar judicial en la causa. 

Fenómeno mundial
LIO MESSI DEBE  ESTAR  AGRADECIDO AL
BARCELONA QUE LO LIBERÓ DE UN YUGO
 
   No fue muy elegante por parte del Fútbol Club Barcelona, uno de los más importantes del mundo, la manera en que se desprendió de su máxima estrella deportiva y artífice de su extraordinario crecimiento futbolístico y económico, cuando su presidente decidió que no le pagaría -con el pretexto legal o no que hubiera utilizado- lo que pretendía Lionel Messi para renovar su contrato.
   Y nuestro compatriota luchó hasta último momento frente a la intransigencia del obstinado catalán y firmó para el club francés regenteado por un árabe, que se lo llevó a Paris para provocar un fenómeno social y popular jamás vivido en el mundo.
   El rosarino se instaló con su familia en la “ciudad luz” y no había terminado de acomodar su ropa en el placar cuando el presidente del Barcelona hacía retirar del frente del Camp Nou la gigantografía del astro argentino, embajador de lujo donde le toque pisar en el mundo, que desde años atrás adornaba el frente del mítico estadio.
   Seguramente que el capo del club debe estar pensando en su error de impaciencia y angurria, porque su club no podrá superar la bancarrota, y atacado de envidia porque su colega del París Saint Germain, hasta hoy, había podido vender casi un millón de camisetas de su entidad con el número 30 en la espalda, la nueva patente que luce nuestro compatriota.
   ¿Qué Messi ya conquistó París? A lo mejor es una apresurada exageración, pero no consigo borrar de mi mente, esa gráfica imagen del Presidente del PSG, el catalán Laporta, a quien imagino aplaudiéndose la entrepierna con dos ladrillos…
 
Ausencia de una política integral
NADA HA MEJORADO EN MATERIA  DE PREVENCIÓN
PORQUE EL DELITO Y EL HAMPA SIGUEN REINANDO
 
   La cuestión de la creciente inseguridad que nos agobia a los cordobeses no se trata de una obsesión profesional de este periodista ni de nadie que en su sano juicio, evalúe la realidad, establezca diferencias, padezca frustraciones y desencantos y se encuentre invariablemente con una muralla que impide llegar a la solución que demanda una sociedad más que harta de sentirse desprotegida y verse como consecuencia atacada y despojada, siempre y cuando consiga sobrevivir.
   Así de dramática es la situación que desde el poder se empecinan en desconocer y en muchos casos minimizar o llegar al absurdo de negarla, catalogándola como “sensación” que claro -se entiende- porque ellos en su mayoría nunca la llegaron a padecer aunque íntimamente no la ignoran.
   Las últimas medidas que anunciaron haber tomado en nada mejoraron la crítica situación y es más: el panorama es tan sombrío, lo que se demuestra con un aumento de los casos de “justicia por mano propia” a la que apelan en reiterados casos los vecinos frente a la desprotección que se sufre paralela al incremento de la impunidad de los delincuentes.
   Más allá que las razones de tal situación son tan variadas como conocidas, sobresale el crecimiento del narcotráfico que es factor determinante de una mayor violencia en los hechos delictivos y parece que ese detalle no fuera tomado en consideración
   Además las conducciones policiales siguen siendo las mismas con leves maquillajes, los sistemas por un momento parecieron dinamizarse, luego se adormecieron y con el regreso de las antiguas metodologías y la inexistencia de prevención todo volvió a un estado desesperante y peligroso.
   Si la cuestión es esperar que la fuerza azul se profesionalice como debe ser con la debida elección y cabal instrucción de su personal, es como si los plazos se acortaran para aumentar la angustia de la gente, encarcelada en sus casas mientras los hampones gozan de sugestiva libertad.
   Pero si los proyectos son a mediano y largo plazo para lograr el milagro de una policía eficiente, limpia y preventiva, estimo que debieran apurarse, lo que no se consigue ni siquiera pensando que en este año electoral, uno de los caballitos de batalla del oficialismo apuntó a la recuperación de la seguridad y la tranquilidad de la gente.
   Pero como vienen las cosas, no habrá subsidios, planes, bolsones, caminos, puentes ni remiendos que sirvan para sumar a la hora de las urnas.
   Porque la gente, como se advierte, no ha encontrado ninguna otra manera de hacerse escuchar.


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