8 de agosto de 2021

S.L.B.: PRIVILEGIADOS VIOLADORES DE ENCIERROS - MUGRE EN LAS CAMPAÑAS PROSELITISTAS - LA INSEGURIDAD ES MÁS LETAL QUE LA PANDEMIA - MEGACAUSA CON ALÍ BABÁ - A UN AÑO DEL ASESINATO DE BLAS CORREAS POR LA POLICÍA - DELIRIO DE UNA "JARRA LOCA" CON VACUNAS – FRENTE A 12 CU0TAS QUE DIOS NOS AMPARE – BONUS TRACK: DESPEDIDA DE ‘LEO’ MESSI.

 Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del domingo 8/8/21 emitido en dúplex por AM580 y la FM88.5 ambas dependientes de la Universidad Nacional de Córdoba.

Cumplimiento integral de la Ley
LOS PRIVILEGIADOS VIOLADORES DE ENCIERROS
Y SU DEBER DE COMPARECER  ANTE LA JUSTICIA
 
   Fresca en la memoria de los argentinos y seguramente de la comunidad universal, está aquello del encierro obligado e imprescindible como mecanismo básico en la lucha contra la endemoniada pandemia, que en cuestión de horas y desde su inicio, ha terminado con millones de vidas en toda la geografía terrestre.
   Para los apasionados amantes de la salvaje libertad, la imposición del enclaustramiento fue tomada como una inmerecida cárcel y al registrarse miles de casos de evasión, una de sus penosas consecuencias, fue la expansión de la peste frente a una corriente de pensamiento que se sublevaba a cumplir con una medida que se complementaba primero con la esperanza de la vacuna, y al aparecer las ampollas inmunizantes, pasó a ser una necesidad imperiosa por aquello de la llegada de una segunda ola, luego la tercera y otras terroríficas alternativas que auguraban ciertas mutaciones del virus y su acceso a los sitios donde el respeto por el aislamiento había sido impunemente vulnerado.
   Por nuestra cultura de sentirnos libres y sin ataduras nació una especie de rebeldía emergente de los manejos ideológicos, políticos y económicos de las vacunas según su procedencia como factor esencial, que condicionaba las operaciones de provisión hasta niveles alarmantes.
   En nuestro entorno más cercano el cúmulo de demoras, negociaciones, sospechas, acusaciones, improvisaciones, remiendos y enfrentamientos de carácter partidista, nos llevó a ocupar el poco feliz privilegio de encabezar las listas de los países con mayores porcentajes de contagios, con saturación hospitalaria, demoras en el traslado de vacunas, existencia que seguramente no perdieron vigencia de los vacunatorios para privilegiados y además contar con una nómina de personajes influyentes del gobierno, del sindicalismo, del mundo empresario y otros ventajeros incluyendo a figuras deportivas.
   En muchos casos intervino la Justicia intentando poner las cosas en orden aplicando algunos suaves correctivos para la tribuna, pero nadie pudo imaginar que el centro de las transgresiones se trasladara, aunque tenuemente según comentan desde adentro, a uno de los principales centros del actual poder nacional & popular como lo es la residencia presidencial de Olivos.
   Cuando se conoció recientemente que mucho más de medio centenar de personas concurría de visita a horas impropias a tan calificado sitio, tejiéndose versiones que mezclaban acomodos con privilegios, amistades con algo más que esa relación y pactos de silencio, las aguas se enturbiaron y poco a poco fueron apareciendo muchos “ofendidos y ofendidas” que habían sido escrachados de algunas poco sutiles maneras.
   Actrices por así llamarles a ciertos personajes con flojedad de cascos, noctámbulas monotributistas afectadas a la provisión de mercadería para la pareja y familia presidencial, sospechosas omisiones en los registros que por obligación y ley tiene a cargo la Casa Militar y otros detalles, sirvieron más para comidilla de la oposición y alimento de jerarquía para los santulones que aún creen en la abstinencia total de todos los sentidos, tomando en cuenta estos tiempos de peligrosa y agobiante pandemia.
   Los medios periodísticos se hicieron un picnic, unos cuestionando tamaño descontrol y otros intentando justificarlos en nombre de una mal entendida privacidad o respeto por la intimidad, cuando las leyes si son parejas en su aplicación no contemplan privilegios en tal sentido.
   Habría que averiguar y llegado el caso establecer si la Justicia, como poder independiente del que no siempre hace gala, se animará a intervenir en esas irregularidades que a mi modesto entender en tiempos como los que vivimos, pueden llegar a configurar delito.
   Y como es tanto lo que se ha dicho, se dice y se seguirá diciendo de los ejemplos que en cuanto a los buenos es innegociable respetar y seguir, personajes de todos los tiempos hablaron de ellos. Cervantes sostenía que bien predica quien bien vive, San Agustín daba por seguro que el que vive mal en presencia del pueblo en cuanto de él depende, mata a aquel que contempla el mal ejemplo de su vida y Morris West afirmaba que el ejemplo es la lección que todos los hombres pueden leer.
   Todo es muy cierto, como la valiosa, inteligente y barata sabiduría popular que dice que los más encumbrados en el poder, son quienes deben ser ejemplo y guía para todos quienes lo rodean, tengan o no aprecio hacia él.
   En lo personal, me quedo con la parquedad de los suizos, que entre sus normas de vida está esa maravilla de sostener que las palabras son enanas y los ejemplos son gigantes.


 
Es como si el respeto no existiera
LA CAMPAÑA PROSELITISTA APARECE
CON  INUSITADA CARGA DE VIOLENCIA
 
   Los políticos por lo general en tiempos de proselitismo suelen apelar a conocidos u ocultos subterfugios con tal de llamar la atención de su clientela, que vendría a ser el electorado -así burda y livianamente descripto- pero desafío a quien quiera que me niegue la calidad real de tal definición.
   En nombre de esas ansias por trascender y ocupar lugares  relevantes en la consideración de la gente se apela a estímulos tales como la mentira, la amnesia, las exageraciones, el autobombo y la activación de la máquina de prometer, elementos todos que integran el paquete de la demagogia definida una culada de años atrás por Eurìpides, como la peste que trastorna y destruye las ciudades con los discursos engañosos, las palabras bellas y no se trata de agradar a los oídos, sino que deben decirse cosas. Así de simple.
   Es por eso que duele saber que uno de los más empecinados personajes por ascender en la consideración de los cordobeses, el aún joven Gustavo Santos que atesora varios años de ejercer la política, haya cometido un grave error táctico en la campaña de la que participa para ser ungido candidato a ocupar un cargo más relevante que todos los que tuvo, incluyendo el de ser la máxima autoridad en materia de turismo, designado años atrás por Mauricio Macri.
   Cuando su obligación funcional era promover el turismo nacional interno pero con su corazoncito mediterráneo y ponía posiblemente su énfasis en su terruño más que en el resto del país, es doloroso que haya caído vaya a saber por qué falla intelectual o desenfoque político, en perjudicarnos de manera tan ruin y escandalosa: gastó lo que cuesta una carta documento dirigiéndose a ese lentísimo presidente de la Nación reclamándole la cesantía de un promocionado periodista, un tal Juan Alonso, supuestamente “estrella” de Radio Nacional, quien días pasados ofendió a Córdoba y a los cordobeses subrayando en declaraciones públicas que se trata de “una provincia de mierda, con gente también de mierda”.
   Grave error: Santos en lugar de apresurarse y dejarse llevar seguramente por una momentánea y lógica calentura, debiera haber exigido que tal abyecto personaje, por su condición humana, fuera nominado al menos como Ilustre Ciudadano Honorario de la Provincia de Córdoba basando tal distinción gubernamental en los propios conceptos y rótulos que declarara tan generosamente en su momento don Juan Alonso, rentado “investigador” de esa emisora que es del Estado pero que ahora por eso de las angurrientas mutaciones ideológicas se hace escuchar como que es del gobierno.
   Y lo peor de esta situación, el incalculable daño que se le aplica a la economía y al sostenimiento de esta Córdoba sufrida y por momentos aislada del Puerto donde todo se trenza, se maquina y se decide, por la merma de turistas que tendremos en los templados días que se avecinan porque visitar una cloaca no es promoción para seducir a nadie.
   Haga un paso atrás, don Gustavo Santos, gaste unos pesos más en otra carta documento y formalmente pídale disculpas al desbocado Alonso que cada mañana se lava su cara en el bidet y se la seca con papel higiénico. Y asegúrele su viaje y estadía gratuitos en esta Córdoba generosa y sospechada de independiente y docta, para que pueda sentirse a sus anchas, como buen sorete que ha demostrado ser.
 
Que lo sepa el ministro Mosquera:
EN CÓRDOBA ES MÁS DAÑINA LA
INSEGURIDAD QUE LA PANDEMIA
 
   En términos cabales y con matemático sentido de la realidad, no es aventurado sostener que para la sociedad cordobesa, por el tiempo que llevamos sumergidos en la inseguridad, sus consecuencias y los fracasos evidentes que aporta el no haberse ocupado de combatirla como lo imponen las circunstancias, vienen provocando más daños que la mismísima y odiada pandemia.
   Decenas de muertes se hubieran evitado con la sola aplicación de una coherente e integral política de seguridad, que no es una vacuna como la que inmuniza contra la peste, sino un mecanismo legal que protege el valor más apreciado que es la vida, aunque todo indica que esa meta es secundaria y tiene fundamento, entre otros, en la falta de respeto por las prioridades que demanda la situación emergente del crecimiento del hampa y los vacíos existentes en cuanto a lo legal, pero especialmente por la ausencia casi total de prevención.
   Una fuerza de seguridad no profesionalizada sino convertida en bolsa de trabajo para el signo político gobernante de turno no es -y está comprobado- ninguna garantía de eficiencia en su cometido de proteger a la sociedad de una delincuencia que ha logrado el absurdo de andar suelta, libre y a sus anchas, mientras son los honestos quienes deben estar encarcelados en sus casas, en sus comercios, en las escuelas…
   Y que agradezca el Sr. Ministro del área el bajo porcentaje de denuncias por hechos delictivos violentos cuyas víctimas ni siquiera denuncian por la inutilidad del trámite. Y que lo sepa y asuma el mismo funcionario más inclinado por las comparaciones ridículas que por la urgente acción que reclama la situación de crisis que vivimos los cordobeses.
   Recorra Sr. Ministro la ciudad; aproveche el barbijo que a todos nos transforma en seres anónimos y merodee no muy lejos del centro cuidándose de los hampones, arrebatadores, asaltantes, etc. como por ejemplo en las adyacencias del viejo Hospital de Niños donde está una comisaría, o en los alrededores de la plaza de Alta Córdoba, en la zona que rodea al Arco de la Ruta 9 donde se viven nocturnos festivales de imparable venta de sustancias prohibidas y sería patético que se defendieran diciendo no saber nada de eso; por Alto Alberdi, en fin, por cualquier zona de esta Córdoba, liberada para el hampa y castigada por la inoperancia  de sus autoridades que prefieren hacer caminos, ampliar avenidas, achicar el centro y poner “estatuas vivas” en los puentes, creyendo que así están combatiendo a la delincuencia que, como viene ganando por goleada, demuestra mayor inteligencia que los dueños del poder.
   No nos compare Sr. Ministro con otras ciudades, porcentaje de habitantes, estadísticas de hechos contra la ley ni similares elementos distractivos que para nada nos sirven, dentro de la angustia cordobesa de no saber en qué momento cada habitante pasa de su inhumana condición de temeroso, a la de víctima posiblemente fatal aunque ese desenlace se pudo haber evitado.
   Y si se hurga en la realidad y de estadísticas hablamos, hay sectores donde de cada dos viviendas, al menos una ha sido escenario de algún evitable hecho delictual. ¿A eso lo ignoran las autoridades o prefieren mirar hacia otro lado?
   Cuando se les ocurra a las autoridades pensar y obrar en serio para beneficio comunitario, tendrán que ponerse de acuerdo el poder y su permanente enfoque político de la realidad con miras a elecciones, la Justicia atacada de pachorra siestera y mucho de indiferencia y las fuerzas de seguridad que deben estar no tan sólo para la foto cuando presentan patrulleros, camionetas, motos con sidecar o cosas parecidas, que después no funcionan en plenitud porque falta combustible, porque el personal es poco idóneo, o porque hay “amigos” a quienes no les conviene que seamos felices sintiéndonos seguros.
   Y si nos gobiernan con las estadísticas y las comparaciones, alguna vez trabajen para establecer qué males provocaron más víctimas fatales: los últimos 20 años con el crecimiento incontrolable de la delincuencia y su elevada letalidad o la pandemia que nos azota sin misericordia ni vacunas suficientes desde un año y medio atrás.
   Terminemos alguna vez con esa maldita cultura de la dispersión de esfuerzos, dejen los funcionarios de mostrarse prioritariamente y sonrientes para las campañas proselitistas e instrumenten inquietudes y acciones positivas y no como ahora lo vienen haciendo, que llevan a pensar que aquellos que meten sus narices en todo, acaban por no saber dónde está el mal olor.
 
Megacausa Registro de la Propiedad
EL SONADO TEMA, LA LITERATURA, LA CUEVA
DE ALÍ  BABÁ  Y  SUGESTIVAS COINCIDENCIAS
 
   Siguiendo con el viaje literario de los imputados en esta cuestión de la megacausa del Registro de la Propiedad que iniciáramos semanas atrás, le toca el turno a la cueva de Alí Babá y sus palabras mágicas.  En efecto, para el Poder Judicial cordobés la frase “forman parte de una banda”, abrió la puerta a las más variadas y cuestionables acciones, como imputar a cualquier conocido o vecino, decidir prisiones preventivas de años sin juicio alguno, sumar condenas mayores que las de un homicidio, multiplicar multas y prolongar una eterna persecución penal.  
   En la jurisprudencia, el vocablo banda hace referencia a la presencia de tres o más personas organizadas con el fin de delinquir, con una concreta distribución de tareas, una jefatura o conducción claras y con la conciencia individual de pertenencia y adhesión al grupo. Los fallos de altos tribunales coinciden en afirmar que no cualquier cosa es banda, destacando como atributos esenciales la permanencia y pertenencia. Esta teoría, resulta muy difícil de probar entre los acusados que residen en diferentes lugares y en general son desconocidos entre sí, encontrando sustento sólo en el terreno de la telepatía, la clarividencia, la novela y la ficción.
   Por el contrario, se podría afirmar que la “comisión judicial especial” encargada de los casos, responde a los presupuestos de organización, jerarquía, permanencia y pertenencia descriptos. Y aunque no se me ocurre siquiera pensar que el Poder Judicial tenga fines delictivos, teniendo en cuenta que sus acciones han sido declaradas inconstitucionales por la Corte Suprema de Justicia de la Nación y por los organismos de derechos humanos, genera curiosidad saber qué tesoro se esconde detrás de esta actividad.
 
Caso Blas Correas
A UN AÑO DE AQUEL  HORRENDO CRIMEN, DUELE
EL ATRONADOR SILENCIO QUE VIENE DEL PODER
 
   ¿Para qué cometer el tremendo error de cuestionar la sabiduría de Confucio? Con solo recordar aquella brutal y contundente descripción del silencio al que definió como un amigo de jamás traiciona, lo que venimos corroborando cuando se pretenden ciertos autoconvencimientos que algo no ocurrió por el simple hecho de negarlo; de silenciarlo, de esconder su trascendencia, el impacto que provoca y las consecuencias irremediables de una responsabilidad que aunque haya sido indirecta, no deja de ser parte de una culpa que es necesario e imperioso asumir y remediar.
   Un año eterno para algunos y vertiginoso para otros, por esto de la pandemia y el capricho de los relojes y de los tiempos que nos vienen alterando la vida. Un año en que inexplicablemente un policía que de ninguna manera podía estar en funciones y menos aún armado, en un alarde de irresponsabilidad propia y ajena quiso jugar a ser héroe justiciero y por la espalda mató a un muchacho que por fatal apresuramiento le hizo creer a esa autoridad, que se trataba de un delincuente en fuga.
   Blas Correas tenía 17 años, inteligencia y juventud para encarar su porvenir pleno de esperanzas, pero un loquito suelto al que la institución azul no marginó de la calle por peligroso y delincuente, derrumbó aquellos proyectos de vida, los abrazos de sus padres, el cariño de los amigos, su pasión deportiva y toda la ventura que le venía regalando su juventud plena de horizontes.
   Lo mataron, quisieron simular una burda fantasía complicándose entre más de una decena de efectivos, desde las jerarquía inferiores hasta encumbrados carteludos de la fuerza que en muchos aspectos muestra su condición de inmanejable por sus feroces internas, para enmascarar un crimen que conmocionó y aún conmociona a la sociedad; que generó marchas de protesta que fueron sumando indignación e impotencia exigiendo justicia; que movilizó a una indiferencia interna que sólo sirvió para echar brumas en el sombrío trámite de la investigación.
   Surgieron las consecuencias de siempre como en la generalidad de las fuerzas corporativas, con pactos de silencio y amalgama de complicidades, que poco a poco fueron quedando al descubierto, con graves consecuencias en lo teórico pero sin los merecidos escarmientos, en la creencia que con el cambio de dos o tres cargos el drama llegaría a quedar aclarado como para aplicar la justicia.
   Mientras tanto seguía reinando en el poder provincial su majestad el silencio; un silencio oprobioso y ofensivo; un silencio plagado de culpas, ocultamientos y esquive de responsabilidades, en momentos y circunstancias que la policía recibía y todavía recibe severos cuestionamientos de la sociedad por su inoperancia y su fracaso en la lucha que dice sostener contra la delincuencia. Y a la luz de los deplorables resultados, advertimos que el hampa viene ganando todas las batallas, igualando hacia abajo dentro de la institución azul, en perjuicio de la imagen y la honestidad funcional de los auténticos y sacrificados servidores que cumplen con el cometido protector que les confiara la comunidad.
   Esta Córdoba de las angustias se conmovió con el crimen, tanto como se indignó con los silencios de quienes vaya Dios a saber por qué designios, no aparecieron ni se acercaron a la doliente familia que sigue buscando respuestas claras y no esquivas; explicaciones más que palabras de pésame; definiciones jugadas y no la hipocresía del lamento, de la demagogia y de la promesa.
   Toda la razón para las palabras que supiera pronunciar Hugo Mujica: “Todavía no merecemos el silencio; aún hay que gritarlo”. Una frase plena de verdad, frente a un poder que se engaña hacia adentro, por eso que al no sentirlo ni dolerle, es como que no hubiera sucedido.
   Pareciera ser más trascendente y digna de atención la campaña preelectoral por aquello de la sensualidad del poder y de esa maldita vocación por eternizarse que contagia a la mayoría de los políticos que escalan en sus logros.
   Puede que alguna vez llegue la merecida, postergada e inútil Justicia plena para el martirio de Blas y de su familia, pero todos los que se bloquearon, callaron y no aparecieron, no merecen ni siquiera el cristiano perdón.
 
Mezcla de vacunas
POR  LO MENOS LA CIENCIA  ARGENTINA  YA
ASEGURA QUE NO SERÁ UNA “JARRA LOCA”
 
   Nos pongamos de acuerdo en que existen jarras locas y jarras locas, no siempre iguales en su contenido y manera de prepararlas, porque una es dentro de la ley o sea mezclando espirituosas bebidas con jugos, energizantes, burbujas, frutas, azúcar y cualquier otro elemento, que transforma ese menjunje en un atractivo y costoso trago.
   Otra de las jarras locas es la acumulación de los requechos en las copas de una reunión multitudinaria, su colocación en recipientes apropiados para servir, hielo que disimule y que Dios te ayude porque allí hay vinos caros, otros de los que vienen en cajas de cartón, sobras de scotch, aceto balsámicos, atisbos de cervezas calientes y en algunos casos adornan esas jarras con gajos de naranjas, limaduras de limón y otros elementos que disimulan el real peligro de tal ingesta, que lo único que pueden llegar a provocar en corto plazo es la devolución escandalosa de lo bebido, el papelón público y el consecuente pedal que puede derivar en coma alcohólico de quien lo consume.
   En materia de vacunas, eso de la “jarra loca” es serio sobre todo si al difundirlo como versión, trastoca todo un sistema de prevención como son los operativos masivos de vacunación en este caso contra el coronavirus que no está en retirada como imprudentemente se difunde desde algunas alturas del poder, porque tal actitud triunfalista relaja los cuidados y las exigencias a los que se resigna la población.
   Con la tardanza de la llegada de las segundas dosis especialmente de la vacuna rusa, muchas son las especulaciones que se vienen tejiendo, plagadas de peligrosa malicia porque sostienen que como hasta el momento en 22 vuelos arribaron desde aquel origen 9 millones de las primeras dosis y quedan 2 millones de personas sin recibir la segunda, como acción dilatoria para ese pinchazo pendiente, se apelaría a una mescolanza de sobrantes de otras vacunas y los más delirantes hablan de “estiramiento” con agua destilada u otros líquidos afines.
   Por fortuna el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, Roberto Salvarezza, afirmó que la combinación de inmunizaciones contra el coronavirus de distintos laboratorios “es segura” y que no se trata de una “jarra loca de vacunas”, por lo que recomendó completar el esquema de inmunización con la oferta disponible, aseguró el ministro en referencia a la combinación de vacunas contra la Covid-19.
   Señaló que el Gobierno nacional presentó esta propuesta luego de analizar “evidencia científica” que prueba que el uso de diferentes laboratorios es “seguro” y tiene la misma respuesta inmune. ”No hubo ningún efecto adverso en los estudios que hicimos en Argentina sobre combinación de vacunas”, expresó Salvarezza en recientes declaraciones periodísticas.
   Seguramente, a la luz del rigor científico porque para mostrarlo y difundirlo está un ministro como Salvarezza, es para pensar que la versión original viene de alguien que tuvo la poca suerte de ensartarse con una “jarra loca” en algún requecho party, con la enorme fortuna de haber sobrevivido.
   Cuidado entonces al frecuentar lugares de dudosa calidad gastronómica especialmente con las bebidas.
 
¿12, 24, 30 meses o “sin interés”?
ES PARA PENSAR MÁS DE UNA VEZ ANTES
DE METERSE EN  DEUDAS A LARGO PLAZO
 

   La verdad que uno lo piensa dos veces antes de agarrar viaje en una compra de mediana importancia, cuando el comerciante te avisa que con tarjeta y en dos cuotas te recargará el 15 por ciento, el 20 a tres meses y vaya a saber qué exageración si se te ocurre ampliar los plazos de pago.
   Ahora desde el poder se anunció e implementó el estilo de las 12 cuotas, dicen sin interés, pero en un país como el nuestro donde el empresariado nunca regala nada, es para suponer con antecedentes históricos tanto cercanos como desde allá lejos, sumado a la inclinación generalizada hacia la especulación, siempre hubo tiempo primero de “adecuar” los precios de hoy para aguantar los cimbronazos de la inflación y el drama de la reposición en un futuro casi inmediato.
   Lo ideal hubiera sido y lo sostengo desde mi supina ignorancia en el manejo de la economía, sus secretos y sus trampas, implementar un severo control de costos previos, desde la fuente de producción para establecer el valor real de un producto cuando llega al consumidor, después de recorrer su camino desde el fabricante, al mayorista, al minorista y la fijación de cada valor superado cada uno de esos obligados peajes, en el caso de esa simple intermediación y sin contar esas otras que existen pero no se declaran, pero que las hay, las hay...
   Si a los empresarios y a los comerciantes les han dado tiempo suficiente, ojo entonces a las remarcaciones que elevan los precios a exageraciones ridículas, como más o menos ya se está viendo simplemente recorriendo comercios, averiguando los precios actuales y comparándolos con los valores vigentes en la semana pasada.
   Bienvenida la medida si sirve para beneficiar a la gente y estimular las ventas a un sector que viene padeciendo quebrantos y cierres, con sus consecuentes secuelas de desocupación y marginalidad.
   Y también para reactivar el circuito productivo en su amplitud, lo que de darse no deja de ser un triunfo sobre la tragedia económica que vivimos y tan difícil se muestra de dominar.
   Si lo de las 12 cuotas se concreta con respeto a precios vigentes, digamos a los primeros días de este mes, es probable que no existan objeciones y sea aceptada por la población.
   Si así no fuera, nos quedaría como en tantas otras ocasiones parecidas, el sabor amargo que provocan los desencantos.
 
 
Bonus track
 
Dar la cara, un ejemplo
¿FIN PARA EL INOLVIDABLE  CICLO
DE LEO MESSI EN EL BARCELONA?
 
   Cuando la mayoría de los profesionales del fútbol en su condición de estrellas son remisos a conceder entrevistas periodísticas en situaciones especiales, el ejemplo de Leo Messi en el temprano domingo argentino por la diferencia horaria con España, mostró otro costado de su personalidad alejada de los vedetismos en ocasión de su despedida del equipo y del club que lo tiene como símbolo mundial desde que el pibe rosarino tenía 13 años y arrastraba un mal que retardaba su crecimiento físico.
   Atendido por la ciencia allá lejos, forjó su fama a puro talento y goles hasta que el Destino le hizo una gambeta para hacerlo cambiar de casa, donde deja su corazón, el recuerdo, centenares de goles, instantes mágicos, una cantidad enorme de satisfacciones deportivas y decenas de trofeos con su nombre y su impronta.
   Se despidió más que con el pañuelo de los adioses, con las lágrimas sinceras de un talento deportivo sin disfraces ni agachadas, diciendo la verdad de lo que había sucedido y el entramado económico y legal que le impedía quedarse, recalcando Messi que esa era su intención pero el club catalán no estaba en condiciones de satisfacer lo mínimo de sus pretensiones que eran menos de la mitad de la cifra originalmente difundida.
   Dijo que lo de su pase a un equipo francés era una de las posibilidades entre varias pese a que en París ya estaban organizando su bienvenida para las próximas horas al pie de la emblemática Torre Eiffel.
   Lo acompañó su familia, habló del desarraigo no deseado y del cariño de sus hijos y de su esposa por Barcelona, se quebró en llanto al recibir la ovación cuando se asomó al escenario y se repuso para emitir conceptos claros y contundentes, como cabe a un deportista y una persona de bien.
   Después de todo, bien vale rescatar el mensaje que quedó flotando en el aire barcelonés: esa certeza que no siempre decir adiós es irse.
   De sus pies volverá a surgir, como siempre fue, esa llama de gloria de cada una de sus intervenciones
.

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