Era de
esos tipos íntegros, serviciales, profesionalmente solidario y generoso este
admirado y empedernido ladrón de instantes que su cámara transformaba en inolvidables e irrepetibles. Demostró
con su fina creatividad que en fotografía no todo había sido inventado y su
audacia le permitió incursionar en técnicas inusuales que quedaron como
expresiones artísticas de alto valor estético. A los 68 años la vida le cerró
el obturador y nos dejó con esa impresión que regala un flash por su
luminosidad que se estampa en la memoria. "Jean Claude" o Jorge Carda
si se lo prefiere, dejó el sello indeleble de su calidad como persona y como
fotógrafo. Y al despedir a quien solo se adelantó en el camino, puedo asegurar
que derrumbó esa creencia y práctica nacional que transforma en santos a los
muertos. Jean Claude era un buen tipo ya antes de morirse.
Gonio Ferrari
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