Desgrabación de los comentarios del
periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del 7/2/16 que
emitió AM580 Radio Universidad Nacional de Córdoba.
LOS PERIODISTAS DE LOS
S.R.T. Y LA LIBERTAD
Un numeroso grupo de
colegas periodistas de esta casa hizo conocer una especie de toma de posición
acerca del ejercicio de la profesión en este ámbito, mostrando además su total
desacuerdo con la línea editorial opositora al actual gobierno nacional que se
viene emitiendo desde los cuatro medios que componen esta empresa, es decir
AM580, Canal 10, la FM Nuestra
Radio y el canal de noticias de 24 horas, lo que -sostienen- pone en riesgo las
fuentes de trabajo.
Esta sincera declaración de principios tiene
el sólido fundamento de la realidad, porque lo que se reclama es volver a hacer
periodismo, dice el escrito difundido “sin la obsecuencia que caracterizó a los
últimos años del gobierno kirchnerista, sin militancia y con la pluralidad de
voces y opiniones que ha caracterizado a los SRT, recuperando el prestigio que
tuvo en la sociedad cordobesa años atrás y volver a los lugares de trabajo de
donde fuimos excluidos por no pertenecer al proyecto político que gobernó hasta
diciembre pasado”·
Palabras plenas de exactitud, que si no
fueron planteadas anteriormente, se debe comprender que el temor por represalias
es siempre el condicionante de actitudes de protesta.
Y señala que aunque el Sr. Rector de la Universidad Nacional
de Córdoba don Francisco Tamarit pidió a los responsables de la conducción una
moderación en las críticas al actual gobierno nacional, la sugerencia no fue
escuchada y el multimedio se convirtió en uno de los lugares de la
“resistencia” de quienes perdieron las últimas elecciones y aún no se resignan
a esa realidad, otrora impensada para ellos.
Bien se sabe que como absurda paradoja, el
de prensa es un gremio sin prensa, a cuyo respecto prefiero marginar la
inoperancia sindical de la conducción de quienes debieran defender todos los
derechos de los periodistas.
Mis colegas -ninguno de los cuales abrazó
esa curiosa denominación de “periodista militante”- le piden al titular de la Casa de Trejo que atienda la
situación y les garantice poder volver a trabajar en un medio creíble con la
amplitud de voces y criterios que nunca debió ser
abandonada.
Los aplaudo de pie y los abrazo en la
inquietud compartiendo la preocupación, frente a la remanente de soberbia que
aún se observa y se padece.
Ya desde el principio, al existir un responsable,
jefe, gerente o encargado de contenidos, llegamos a la convicción que no es
otra cosa que un velado censor, a quien se le ha confiado e impuesto domesticar
opiniones y condicionar el pensamiento, por encima de la diversidad y el
pluralismo en cuanto a ideologías y criterios políticos.
Cuando estos personajes existen en las
empresas periodísticas, es porque se busca fortalecer el pensamiento único y el
autoritarismo fascista que no tolera el ejercicio de la libertad dentro de la
democracia.
A mi modesto entender de hombre periodista y
no militante, es para rogar que jamás deje de ser un orgullo hacerse escuchar o
ver a través de todo lo que ofrece este multimedio.
Hay tradiciones enraizadas en la gente, que
no merecen ser mancilladas por ningún despotismo.
Y peor aún, cuando es tardío.
ESCÁNDALO EN EL PAMI
Luciano di
Césare es un joven revolucionario kirchnerista que ocupó un cargo de relevancia
dentro del modelo nacional y popular: nada menos que la presidencia del
Instituto de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados con alrededor de
cinco millones de afiliados, más conocido por la sigla PAMI, Programa de
Atención Médica Integral.
El organismo maneja cifras siderales de
dinero y brinda una atención evaluada como correcta, salvo quejas que a veces
se interponen por la dudosa calidad de algunos servicios, entre ellos el último
en la vida que es el de sepelios.
La tentación sobre el manejo de tan
cuantiosos fondos ha llegado en ciertos casos a disponer de ellos lejos de su
destino legal y habitual para aplicarlos a otras necesidades coyunturales -o
no- del gobierno, al igual que lo sucedido con la enorme y codiciada caja de la Administración
Nacional de Seguros de Salud (Ansses).
En noviembre último Di Césare habría
cometido tres delitos que fueron denunciados y por los que está procesado: "defraudación contra la administración pública", "defraudación por administración
fraudulenta" y "negociaciones incompatibles con la función
pública".
Este buen muchacho y emprendedor funcionario
entre 2008 y 2012 compró letras del Tesoro Nacional con dinero de los jubilados
y pese a sus manifestaciones de que esa operatoria “nunca afectó las
prestaciones”, el juez federal Claudio Bonadio lo encartó, al considerar que Di
Césare “financió durante cinco años al Estado Nacional a costa de un evidente
perjuicio a los beneficiarios de la obra social que son, principalmente, los
abuelos jubilados y pensionados que necesitan la prestación”.
Según el magistrado, las operaciones de
inversión en letras del Tesoro por parte del PAMI entre 2008 y 2012 ascendieron
a la bonita suma de 14.810 millones de pesos y Bonadío resaltó que "esa
operatoria la hizo sistemáticamente sin intervención de las áreas
especializadas del Instituto y sin ninguna
tramitación administrativa interna que aconsejara o resolviera
conveniente la inversión".
Si tomamos el tema como una cuestión
cuantitativa, supongamos que esas fueron las tres primeras manchas del tigre,
que por su cantidad pasarían casi desapercibidas aunque la realidad -como
siempre- se encargó de demostrar lo contrario con mayor velocidad que la
historia misma siempre apegada a la pachorra de los años.
El bueno de Di Césari -por ser el
responsable del PAMI- hizo las cosas mal o permitió que así se hicieran, porque
seguramente tendría que haberle llamado la atención, por ejemplo, que un médico
-“trucho” o no- emitiera treinta y nueve
mil recetas en un año.
El actual titular del PAMI, Carlos
Regazzoni, presentó la denuncia formal de estos y otros casos señalando como
responsable a su antecesor Di Césare y consignando que desde 2013 el organismo
viene pagando aproximadamente 500 millones de pesos anuales por la compra de
medicamentos de afiliados ya fallecidos, habiéndose detectado por ahora 7.500
casos.
Según Regazzoni esto ocurrió ante la
inexistencia de controles internos, omisión de cruce de datos del padrón de
afiliados con el registro de fallecidos y porque había médicos que fraguaban
recetas -o se las fraguaban- en muchos casos con la connivencia de las farmacias
e incluso de la propia industria.
Estos medicamentos eran luego revendidos vía
“mercado negro” a clínicas y droguerías, en un circuito perverso que mes a mes
se fortalecía al amparo de las complicidades y la impunidad, hasta el punto que
desde 2011 el PAMI no ha presentado balances, las autoridades salientes el 10
de diciembre dejaron de regalo una deuda de cinco mil millones de pesos vencida
y un déficit operativo mensual que supera los 200 millones de pesos.
Del crónico atraso en los pagos a las
farmacias, el PAMI ha regularizado sus obligaciones y ahora atienden a esta
obra social con absoluta normalidad.
A decir verdad, siempre en todas las
administraciones estatales se dieron rapiñas y la más variada gama de la
corrupción, pero pocas veces esto comparable a la vileza de robar flores de los
sepulcros y tan repudiable como la profanación de tumbas que es donde los
muertos -no todos- descansan en paz.
Ahora y para los tiempos venideros, esta
situación deberá inscribirse en la cacareada “década ganada” y transformarse en
una de las más resonantes causas judiciales que involucran a personeros del
superado modelo “nacional y popular”.
JUEGUITO DE VERANO
El domingo pasado, otra vez cometimos el
mismo error en que cayéramos con anterioridad, o sea olvidarnos de dar nuestra
respuesta al juego de verano que planteáramos, preguntando para qué los
bomberos de Viena usan cinturón colorado.
Muchas fueron las respuestas con alusiones
históricas y otros enfoques, algunos delirantes, pero la verdad sea dicha, los
bomberos tanto de Viena como de Londres, Catamarca o Córdoba usan cinturón de
cualquier color, para que no se les caigan los pantalones.
Lo de hoy es más simple: ¿qué es lo que de
ahora en más, nunca haría “Coqui” Capitanich, ex jefe del gabinete ministerial?
Queda planteado el tema y desde ya, las
ocurrencias son de ustedes.
La dilucidación de la incógnita está en la
siguiente ilustración:
LOS DESAGÜES DE ALTA
CORDOBA
Debo dar fe por vivencias
propias, que cuando caían cuatro gotas en Alta Córdoba rezábamos y debíamos
resignarnos al encierro domiciliario, porque en varias de sus arterias era
imposible siquiera salir.
En muchos casos el nivel del agua superaba
el medio metro porque la acumulación por lluvia transformaba al sector en un
gigantesco lago urbano que paralizaba al servicio de transporte, e incluso
dificultaba las tareas de ayuda de quienes intentaban hacerlo.
Cuando dejaba de llover, había que esperar
al menos un par de horas para que las cosas volvieran a la normalidad, y se
iniciaba la penosa tarea de ir detectando los daños que había ocasionado la
inundación.
Mestre, supongo, no necesita que le anden
sobando el lomo cuando las cosas se hacen bien, pero es un caso de estricta
justicia aplaudir el funcionamiento de los nuevos desagües de Alta Córdoba,
aunque sigamos sosteniendo que a los funcionarios no hay que vitorearlos por
hacer las cosas bien porque para eso fueron electos.
Esa obra es una de las tantas que por lo general no aportan tantos votos porque no se ven, escondidas bajo el nivel de donde vivimos, caminamos y padecemos.
Esa obra es una de las tantas que por lo general no aportan tantos votos porque no se ven, escondidas bajo el nivel de donde vivimos, caminamos y padecemos.
Pero hay que valorar el esfuerzo y sobre
todo, el sentido de respeto por las prioridades de la ciudad y de sus
habitantes, tan perseguidos y a veces castigados por impuestos que sobrepasan
su capacidad de pago, con relación a lo que se transforma en obras y servicios.
Un paso adelante para esta Córdoba
maravillosa, que todavía necesita la máxima atención para salir de su terapia
intensiva obligada por el transporte aunque haya mejorado, el caos céntrico y
vehicular y otras nanas que nos aquejan.
Aunque en carreta y después de meses la
respuesta de Tribunales llegó para manifestar que aún faltan diligenciar
medidas probatorias, individualizar al autor de una nota, receptar
declaraciones de acusados y testigos y analizar registros telefónicos,
todas medidas que quizás puedan comprometer a los imputados o que
tal vez permitan adjudicarle a alguno, un hecho “aún no adjudicado a
nadie”, así como se escucha son palabras textuales de los autos.
Cualquier similitud con estar preso por las
dudas no es pura coincidencia.
Los defensores replicaron que la acusación
debe describir quién, dónde, cuándo y de qué modo habrían participado sus
defendidos en los hechos y aportar las pruebas concretas que lo
fundamenten.
Además poseen conocimientos especiales y la
confianza de otras personas.
Los defensores continuaron sosteniendo
que la prisión preventiva dictada violenta el derecho de defensa y de
igualdad ante la ley, ya que existen políticos y poderosos que permanecen
en libertad mientras son investigados.
Además es posible vaticinar (palabra
textual) que el Tribunal de Juicio a la hora de juzgar les impondrá severas
sanciones penales como ya lo ha hecho en otras causas.
Por esto -dice la Justicia- decidimos rechazar todos los recursos
defensivos de los imputados y confirmar la prisión preventiva dictada.
El diccionario define la palabra vaticinar
como “predecir un hecho futuro por medio de procedimientos que no se basan en
la razón ni en conocimientos científicos”.
Esta causa desborda de situaciones
contradictorias: dar contenido a una "excepcionalidad" del 70%,
afianzar la justicia con injusticias, encerrar personas hasta decidir si
corresponde el encierro y "vaticinar" el resultado de la sana crítica
racional.
En los Tribunales se ventila un nuevo
juicio de esta causa bajo idénticos paradigmas porque todo indica que el
"show" debe continuar...
HUELGA DE COMPRAR CARNE
Se acerca a un delirio
pensar que en el último tramo de su comercialización, la carne vacuna contiene
en su precio una utilidad que supera al ciento por ciento, o sea desde el
distribuidor al mostrador del carnicero.
Desde el valor del kilo vivo la escalera
hasta lo que pagamos los consumidores es alucinante, pero debemos tener en
cuenta que somos más de 40 millones de rehenes los que por consumir, les
regalamos a los angurrientos una ganancia tan abultada como fácil e injusta.
Es como si al poder -es sólo un ejemplo- se
le ocurriera llevar el precio del agua a niveles impagables por la población.
La vocación carnívora de los argentinos nos
ha marcado en el mundo y somos prisioneros de una dieta que es parte de la
historia y la cultura nacional, a menos que en una hipotética elección general
se imponga el partido de los veganos enemigos de un costillar, un vacío jugoso
o un festival de achuras, como himno al colesterol.
Por allí comenzó a circular en las redes
sociales una idea que de ninguna manera puede calificarse como alocada: que los
argentinos alguna vez nos pongamos en algo de acuerdo y hagamos una huelga en
la compra de carne.
Que por un tiempo abracemos la cultura de
los tallarines, de las verduras, del pescado o del pollo, pero hagamos que los
responsables de la suba artificial en el precio de la carne vacuna, llenen sus
cámaras de frio y se queden de brazos cruzados -y cajas inactivas- frente al
mostrador y debajo de la ganchera.
De alguna manera hay que hacerles entender,
a esos angurrientos y al poder, que quienes mandan son los consumidores.
En cualquier casa pueden faltar el
desodorante, la lejía, los jabones de tocador o la boleta de la luz al día,
pero jamás la enorme felicidad estomacal y moral que aporta un asadito al menos
seis veces por semana.
¡Entonces, viva la huelga!
No es un ataque de chauvinismo ni de
provinciana envidia, pero en lo que se refiere a nuestra Selección Nacional de
Fútbol, es como si fuera propiedad de la Capital Federal y a veces
prestada al Gran Buenos Aires.
Córdoba históricamente aportó un respetable
caudal de talentos para integrarla y es por eso que tanto duele esa pretensión
centralista de cobrarnos 10 millones de pesos para que juegue una eliminatoria
en el bonito estadio cordobés y aparte ellos recauden una millonada que se
llevan a sus arcas.
El gringo que nos gobierna se puso firme y
enfrentó ese mangazo sosteniendo que no es por falta de recursos ni de
”sponsors” sino que era de estricta justicia que el representativo argentino
jugara también en el interior y Córdoba era una plaza preparada para un
acontecimiento de ese nivel internacional.
Terminado por cuestión de tumba el
grondonato casi eterno, es para suponer que ha llegado la hora de federalizar
también al más popular de nuestros deportes y hacer jugar entre nosotros a las
estrellas solo accesibles por la televisión, no sería un privilegio sino un
lógico acto de respeto por el interior.
No tienen derecho desde la AFA a interponer ningún
pretexto que les asegure seguir embolsando recaudaciones en nombre de un
percudido centralismo.
Y aunque a ellos no les guste, somos una
importante parte de ese todo.
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