SESOS DE CUIS Y PÁRPADOS DE
FAISÁN, CADA VEZ MÁS CAROS
Nunca faltan los indiscretos
que buscando un cachito de fama, deschavan a los famosos en sus intimidades ya
sean eróticas, domésticas o gastronómicas con tal de trascender y huelgan los
ejemplos que sería engorroso y reiterativo recordar.
Alguien de esos que nunca
faltan, cedió a algunos medios valiosa documentación que compromete a un
miembro del gabinete nacional, digamos un integrante de la “mesa chica” del
gobierno macrista. Las últimas declaraciones del presidente Macri fueron para instar
a un achique de los gastos del Estado, que tomando en cuenta la crisis, no
puede darse el lujo de ser dispendioso, como se calificaba escandalosamente a las
anteriores administraciones.
Y es precisamente en el
ministerio de Economía donde los lamentos son mayores porque desde tiempo atrás
está en el ojo de la tormenta, y es de donde surgen las medidas que nos afectan
o nos benefician en el caprichoso devenir de nuestra economía, lo que equivale
a pensar que su titular debiera ser el más austero de los funcionarios, por eso
de dar un ejemplo a la sociedad.
Pero no, no y no, porque el
bueno de Dujovne parece tener veleidades de Tío Patilludo (mal traducido es lo
mismo que Tío Rico) y le encantan la buena mesa, el buen trago y los cómodos viajes
en aviones privados, dado que en definitiva tiene más de 40 millones de
estúpidos que contribuimos para que acceda a todos esos antojos. Y uno lo
escucha en sus peroratas y algunos llegan a creerle la cara compungida que a
veces muestra como parte de su “acting”.

Pero su mal ejemplo es
contagioso, porque el virus del gasto exagerado con dinero ajeno invadió la
mente y el bolsillo de su jefe de gabinete, un tal Ariel Sigal, quien también
tiene lo suyo para rendir cuentas si alguien se anima a “mandarlo al frente”
formalmente.
A mediados del año pasado, pese
a que existen puntuales servicios de nuestra línea de bandera, Dujovne contrató un vuelo privado
entre Buenos Aires y Posadas y no debe haber sido por ninguna urgencia, que nos
costó 172.725 pesos de entonces, ahora equivalentes -precios actuales- a unos
1.125 kilos de buen asado de ternera o más de 8.000 litros de leche o 12.000
boletos del carísimo transporte urbano de Córdoba.

Queda para en anecdotario del chiquitaje que
en el mismo viaje, Sigal contrató en Washington un chofer -seguramente de
subido tono morocho- a quien le pagamos 1.425 dólares por cinco días de laburo.
Y si en esta indignante y
envidiable comilona hacía falta la frutilla para el postre, se deslizó la
noticia que Dujovne, para agasajar a la directora del FMI doña Christine
Lagarde el 15 de marzo pasado, en lugar de llevarla a la pizzería “Las
cuartetas”, la fonda “Pipo” o deleitarla con un copetín en “La Biela”, con
plata nuestra la llevó a su casa y a la mesa se sentaron diez personas. Eso,
según quedó documentado, el catering contratado por el ministerio de Dujovne nos
salió la baratura de 31.000 pesos a razón de 3.100 por barba salvo el caso de
doña Lagarde que es lampiña al menos en su cara.
Como si hubieran comido guiso
de sesos de cuis y brochette de párpados de faisán. Porque como bien se sabe,
esos insumos son demasiado caros. ¿A cuánto se cotizará un “berp” de Dujovne?
Gonio
Ferrari
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