29 de marzo de 2020

S.L.B.: PAÍS DE TRANSGRESORES, MUCHOS EXPERTOS EN ESQUIVAR LA LEY - QUE ALGUIEN EMULANDO A PERÓN FRENE LA ESCALADA DE LOS PRECIOS - LA MEGACAUSA Y EL ALTO COSTO DE CIERTAS LIBERTADES - POSITIVO DESCUBRIMIENTO: ESTÁ CASI INTACTO NUESTRO SENTIDO SOLIDARIO - LAS REDES SOCIALES Y SU COMETIDO A VECES BASTARDEADO, ETC.


Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa que emiten en dúplex la AM580 y la 88.5FM ambas dependientes de Radio Universidad Nacional de Córdoba. En la edición n° 614 de “Síganme los buenos” estos fueron los principales temas abordados:

El país de la transgresión
COMO SI FUERA PARTE DEL A.D.N. ARGENTINO,
BUSCAR LA VUELTA PARA ESQUIVAR A LA LEY

   No es necesario entrar en explicaciones que mejor sería dejarlas para los filósofos, los sicólogos, los siquiatras y de última, a los practicantes de un estilo pernicioso que ha contribuido a que buena parte de la ciudadanía -lo dicen las encuestas- cada vez cree menos en la Justicia y en su majestad.
   Si se legisla por ejemplo que no se puede pisar el césped, allí están los imbéciles pisándolo porque al desafiar al poder, creen haber hecho un curso acelerado de picardía para transformarse en contestatarios y transgresores, de lo que seguramente hacen cáscara ante sus íntimos.
   Los más fanáticos en este aspecto, llegan a considerarse revolucionarios.
   Si se legisla que el contrabando es delito, sin siquiera conocer los detalles de la prohibición ya están inventando mecanismos para joder a la aduana, fabrican dobles fondos en las valijas y vuelven al país con un sospechoso sobretodo en pleno mes de enero.
   Pareciera que la cuestión es joderla a la ley, pasarle por encima y más que desconocerla, el diploma de pícaro lo obtiene aquel que más la pisotea, sea de la escala social que sea y a esto lo sostengo porque he visto en tales actitudes a virtuales cirujas que ligaron un viaje a Paraguay y a personajes acaudalados con propiedades en Europa, en Estados Unidos o allá en los confines de las pudendeces de la lora.
   La cuestión es el hecho de esquivar a la ley y en estos últimos días, nos hemos cansado de ver lastimosos ejemplos muy de cerca; patéticamente de cerca hasta el punto de poder considerarnos como parte de una escenografía encubridora y casi partícipe, demencial y autodestructiva.
   Dijeron no salir y allá fueron los de siempre a pasear, a saturar las carreteras hacia la playa, a ocupar todas las plazas de los ávidos hoteleros de los lugares turísticos y a romperles la dignidad a quienes pese a sus pérdidas, se negaban a darles alojamiento.
   Si no se podían hacer reuniones masivas, allá fue la pendejada con el argumento que su edad es para la diversión y muchas veces con la venia paterna, multiplicaron los virus a diestra y siniestra no en actitud de inconsciencia sino con pleno conocimiento de lo que podían ocasionar.
   Y cuando la ley por intermedio de sus organismos de control los detecta, los detiene y los encarcela, no faltan los próceres de la protesta que califican esa actitud como autoritaria y exagerada, rindiendo culto a Bolsonaro que ahora los calzoncillos le duran limpios no más de diez minutos, lo mismo que al desafiante Trump o al desubicado presidente de México, atacado de soberbia.
   Señores: se dijo quedarse en sus casas y hay que cumplirlo, salvo las lógicas y necesarias excepciones como el personal afectado a servicios de salud, de seguridad, de abastecimiento alimentario, de atención a vehículos en cuanto a combustibles, de operarios de servicios esenciales y a nosotros aunque no a todos, los periodistas que vendríamos a ser como un mal necesario porque nuestra misión de orientar a la sociedad y es lo más valioso que podemos exhibir siempre y cuando no se caiga en los enfoques odiosamente comparativos de actitudes políticas o de pensamientos ideológicos.
   El virus no pregunta si sos fernandista, kirchnerista o macrista o lo que quieras ser, sino que ataca sin misericordia ni miramientos.
   Entonces, argentinos, dejémonos de pavadas y actuemos codo a codo en defensa propia porque el enemigo, aunque chiquitito y microscópico, es más poderoso y dañino que las miserias que podemos mostrarle al mundo cuando llegue el momento de saber que estamos en el centro de la pandemia.
   No bajemos la guardia porque el maldito bicho es lo que está esperando y está en nosotros dejarlo con las ganas.
   No quiero una Argentina donde tengamos un millar de muertos por día a causa de nuestra estúpida y selectiva estupidez.


Muchos comerciantes, desaforados
ALGUIEN TIENE QUE PONERLE UN FRENO A LA
ACTITUD  DE  AUMENTAR TANTO LOS PRECIOS
   No suele ser mi costumbre, pero es necesario ahora citar a Juan Domingo Perón, General del Ejército Argentino y tres veces Presidente de la Nación, remontándonos a la situación que vivíamos allí por mediados del siglo pasado.
   Entre otras travesuras, los comerciantes dedicados a la venta de artículos de primera necesidad instrumentaron una escalada en los precios que puso el jaque al bienestar que se vivía, y ahora se me ocurre hacer un mechado entre evaluaciones de entonces y elucubraciones actuales, con moraleja al final. Y debo agradecer entre otros medios a Infobae por la certeza y abundancia de datos históricos.
El Plan de Estabilización de febrero de 1952, también conocido como Plan de Emergencia, y una más decidida "vuelta al campo" a partir de entonces habrían de contrastar con la política inicial de expansión monetaria, fiscal y salarial, y de transferencias hacia las actividades manufactureras.
Se acentuó el control sobre los precios de los productos a través de campañas que buscaban combatir ‘el agio y la especulación’, criminalizando a aquellos que aumentaban los precios o acaparaban mercancías en un contexto signado por la escasez de algunos bienes.
El plan fue estructurado con el objetivo de resolver los dos problemas económicos cruciales del momento: el estrangulamiento externo, que se producía por la falta de divisas, y el incremento sostenido de los precios, resultante del aumento de los costos salariales y la política expansiva. Las medidas para atacar esos dos frentes estaban combinadas e incluían una mayor producción agropecuaria, la reducción de las importaciones y la austeridad en el consumo, que permitía mayores saldos exportables y también contenía las presiones inflacionarias.
En consecuencia, la restricción monetaria se hizo mucho más fuerte y se aumentó la tasa de interés con el objetivo de incrementar el ahorro interno y la demanda de créditos. Las tarifas de las empresas públicas se elevaron y la política fiscal fue claramente restrictiva, alejándose de las prescripciones keynesianas. La contracción de las erogaciones se concentró en los gastos de capital, afectando el programa de obras públicas encarado, pues los gastos corrientes estaban asociados al sostenimiento del empleo público, que era funcional a objetivos prioritarios del gobierno; también se recortó sustancialmente el presupuesto militar. Finalmente se incrementó el impuesto a las ventas en el ámbito nacional dando inicio a una política impositiva menos progresiva.
Como la idea era que se estaba frente a una economía recalentada por el ‘exceso de consumo’, el ahorro se ubicó al menos claramente desde 1952 como tema medular en el escenario económico
Por su parte, los salarios fueron congelados por dos años con el propósito de contener la presión sobre los precios y deprimir el consumo (y así alentar mayores saldos exportables y quitar presión sobre los precios internos); en adelante los aumentos se vincularían a los incrementos en la productividad del trabajo. Se trataba de un cambio trascendente respecto a la generosa política de ingresos de los primeros años cuando el Estado directamente había determinado o estimulado la recomposición salarial y de un diagnóstico que enfatizaba en los costos para explicar la inflación.
En su estilo Perón reseñaba las nuevas circunstancias: "La economía justicialista establece que de la producción del país se satisface primero la necesidad de sus habitantes y solamente se vende lo que sobra, nada más. Claro que aquí los muchachos, con esa teoría, cada día comen más y consumen más y, como consecuencia, cada día sobra menos. Pero han estado sumergidos, pobrecitos, durante cincuenta años; por eso yo los he dejado que gastaran y que comieran y que derrocharan durante cinco años todo lo que quisieran; se hicieran el guardarropa que no tenían, se compraran las cositas que les gustaban, y se divirtieran también (…) pero, indudablemente, ahora empezamos a reordenar para no derrochar más".
Y su esposa Eva agregaría poco antes de morir: "El General Perón nos ha expuesto su Plan Económico, nos ha dicho lo que tenemos que hacer. A cada argentino le toca su parte, grande o pequeña, en la inmensa tarea de consumir menos y de producir más".
Entonces el gobierno dispuso que no se distribuyese en el mercado minorista carne ni vendiese en los restaurantes un día de la semana, y que el 10% del total de cabezas sacrificadas fuese preservado con el propósito de cumplir los compromisos de exportaciones. También dejó de servirse café a los empleados públicos, que consumían el 25% de lo que se importaba en ese rubro.
Esta política de extrema austeridad se acompañó con el establecimiento de tipos de cambio favorables a las exportaciones agropecuarias y restricciones a las importaciones con el propósito claro de superar el déficit de la balanza comercial. Se otorgaron cambios preferenciales a los importadores de maquinarias agrícolas y para algunos productos de exportación tradicionales.
Como la idea era que se estaba frente a una economía recalentada por el "exceso de consumo", el ahorro se ubicó al menos claramente desde 1952 como tema medular en el escenario económico, con la capacidad de cumplir un papel articulador fundamental: por un lado permitía reducir el consumo y de ese modo frenar la presión sobre los precios además de morigerar los problemas del sector externo al acrecentar los saldos exportables; por el otro, bien dirigido, podía acrecentar la capitalización empresaria, evitando aquella excesiva dependencia del crédito bancario oficial –que contribuía a la escalada de los precios- y haciendo posible prescindir de los capitales extranjeros -que limitarían el margen de acción a la política oficial- con lo cual podían mantenerse las banderas nacionalistas del discurso peronista.
   Ahora la moraleja: si el gobierno actual hace flamear las banderas de Perón y de Eva Perón, ¿le cuesta mucho políticamente adoptar la misma actitud anti crisis que aplicara su líder -si es que aún lo es- en aquellos años?. Por entonces, a los comerciantes que se abusaban les eran clausurados sus locales, se les incautaba la mercadería y si eran extranjeros, la pena era la expulsión inmediata de nuestro país.
   Se llamaba Ley contra el Agio y la Especulación y se me ocurre que nos está haciendo falta.

Megacausa del Registro
MIENTRAS SE BUSCA LA VACUNA, QUEDA
SOSPECHADO EL PRECIO  DE LA  PRISIÓN


   Se ha reclamado que la Justicia cordobesa en la causa del Registro de la Propiedad presenta preocupantes signos patológicos: Una especie de manía de prisión preventiva, encerrando sistemáticamente a los imputados.
   Posible confusión en el raciocinio, persiguiendo a conocidos de los imputados como nuevos sospechosos. Clara amnesia, ignorando las leyes y la Constitución vigentes.
   Más aún cuestionable desorientación privilegiando  a funcionarios y familiares del Poder Judicial; aparente distorsión de la realidad, fundamentando dudosas condenas en la íntima convicción de una única comisión especial. Además, probable  comportamiento estereotipado juzgando a los mismos imputados reiteradamente.
   Distintos tratamientos se propusieron en el intento de subsanar esta enfermedad judicial: se ha sugerido la posibilidad  de un medicamento cuya fórmula incluya  libertad,  racionalidad, legalidad, igualdad, sinceridad,  honestidad,  imparcialidad,  objetividad e independencia, administrados en dosis adecuadas para restablecer las acciones ajustadas a derecho.
   También se ha solicitado una exhaustiva revisión de cada accionar por organismos de expertos independientes que exijan el cumplimiento de la normativa acordada.
   Y se espera con ansias el desarrollo de una vacuna que inmunice a los funcionarios contra cualquier intento de influencias, amiguismos, parcialidad o conveniencias.  La forma de administrar estos tratamientos planteará otro gran desafío. Hasta tanto estén disponibles, bueno sería ir llevando un registro de las innecesarias víctimas de esta patología, porque para ellos, la prevención será tardía, el tratamiento imposible y la reparación insuficiente.
   Todo indica, a la luz de los últimos dimes y diretes, que la aplicación y el cumplimiento de la prisión preventiva tiene un precio, tan pero tan caro que únicamente los elegidos la pueden pagar.
   ¿No sería acaso oportuno averiguar e investigar quiénes son los padrinos?

Heroísmo y anonimatos
VENIMOS DESCUBRIENDO QUE NUESTRO
SENTIDO SOLIDARIO ESTÁ CASI INTACTO
   Provoca una de esas sensaciones maravillosas, plenas de gozo que se hace contagioso, porque es la desgracia lo que nos viene demostrando que si bien todavía presenta algunos baches superables, nuestro histórico y a veces envidiado sentido de la solidaridad está resurgiendo en el seno de la sociedad argentina.
  Eso que nos une el espanto es absolutamente certero, más allá que se trata de algo inédito para las más recientes generaciones a las que no les tocó vivir circunstancias parecidas aunque no tan severas como lo fueron la epidemia de poliomielitis, la aparición del HIV generador del sida y más recientemente la poderosa y dañina gripe “A”.
   Lo de ahora es nuevo por su masificación y por la velocidad mediática de trasladarnos a los más recónditos rincones de la geografía terrestre, lo que nos permite hacer comparaciones de todo tipo, desde las dolorosas hasta las más inverosímiles.
   Pero algo es cierto: vivimos algo así como en una especie de estado de bloqueo intrafamiliar por eso de las unidades habitacionales espaciosas, salvo los casos de los menos afortunados que se apiñan en un solo espacio padeciendo penurias en materia de trabajo y de otros medios de subsistencia.
   Ocurre algo muy importante: ya no miramos hacia otro lado sino que al vernos con cualquier prójimo, la gravedad de la situación hace que miremos a un espejo con los mismos temores e idénticas esperanzas salvando esa barrera que impone el dinero.
   Pero por encima de todo eso, está el compromiso, abrumador compromiso de vida que tácitamente firmaron y están cumpliendo hasta el sacrificio en muchos casos de la propia vida los científicos, médicos, anestesistas, bioquímicos, sicólogos en la contención, personal de enfermería, los responsables de la limpieza e higiene, en fin todos aquellos vinculados con el sagrado deber de atenuar los sufrimientos y salvar vidas.
   Los rostros cansados y agobiados por la tarea y el estrés suelen mutar en sonrisas, en gestos de cariño, en actitudes de altruismo que hacía demasiado tiempo no formaban parte de nuestra manera de relacionarnos entre nosotros, porque hacíamos prevalecer las diferencias por encima del respeto y las coincidencias.
   Esos sacrificados y abnegados servidores a los que debemos sumar policías, militares, gendarmes, inspectores municipales, docentes que se pelan las pestañas frente a sus computadoras para no dejar de enseñar… en fin son tantos los que merecen el abrazo del agradecimiento y el amigable gesto de comprensión, que al estar envuelta en tal actitud la sociedad en su conjunto llegamos a la conclusión que algo estamos mejorando.
   Lo que si llama la atención y esto de ninguna manera eclipsa todo el reconocimiento que merecen los actores que ya hemos mencionado, es el silencio de parte de la dirigencia política -aunque a veces suele ser aconsejable- y del sector de la dirigencia gremial, siempre ambos inclinados por la verborragia.
   El Presidente de la Nación se muestra cauto pero a la vez decidido y tenaz en lo que viene instrumentando, aunque su ministro de Salud no lo acompañe ni en los pronósticos.
   En fin, lo que se impone desde ahora y para los tiempos, es reconocer y vale repetirlo hasta el cansancio, que tanto el compromiso como la dedicación y el sacrificio, son inequívocos síntomas que nos llevan a pensar que el tejido social ha salido de terapia intensiva para recalar en la sala de cuidados intermedios.
   Rogamos que el rigor de la situación que aún no ha llegado a su punto cúlmine para nuestra desgracia, no derrumbe el andamiaje de positivo entendimiento que estamos advirtiendo, porque de esta nos salvamos todos o la historia nos pondrá como ejemplo de lo que no se debe hacer.

La importancia de las redes sociales
CUMPLEN  UN  COMETIDO  TRASCENDENTAL  PERO
A VECES LOS MALNACIDOS LAS USAN PARA DAÑAR
   Afortunadamente son muchos los argentinos que como para referirnos al mobiliario habitual cuentan asimismo con equipo de computación, ordenador que le dicen y “compu” para los jóvenes y adolescentes que les dan lecciones a padres y abuelos acerca de su utilización.
   Es cierto que en los sectores marginales tal equipamiento se reduce a su mínima expresión, pero salvando ese detalle que poco a poco se viene superando, debemos coincidir en que se trata de un mecanismo que ahorra tiempo, desplazamientos y costos pese a que suele ser también utilizado por inescrupulosos para cometer delitos o para confundir a la población con sus falsas noticias presentadas con toda la traza de las auténticas.
   Lo que también es cierto, por aquello de la magia del papel impreso que representa el periodismo gráfico y de manera especial los diarios, demuestra que a los empujones y superando obstáculos, tiene reservado no tan sólo en la historia sino en el corazón de la gente, un lugar donde se atesoran las buenas acciones; los medios que han salvado vidas, que han unido a la gente, que han orientado en momentos difíciles.
   Volviendo a la informática, en estos días hemos podido notar que su utilización se ha intensificado de tal manera, que los servidores tecnológicos están desbordados, por lo que la velocidad de operación se ha visto disminuida y llama la atención que el principal operador local en el rubro, que es CableVisión nada haya informado pese a la acumulación de quejas que sin dudas recibe y eso que ni siquiera atienden los teléfonos y es preciso cargarse de paciencia y esperar una hora o más con el teléfono en la oreja.
   Por tratarse de un servicio ahora esencial para la comunidad porque entre otras ventajas hasta es posible cobrar dinero mediante ese sistema, es curioso que el Poder no haya intervenido en asegurar la calidad de esa prestación que más allá del entretenimiento, significa un medio de conexión con la sociedad ahora aislada por la cuarentena, para colmo a punto de extenderse.
   Las redes sociales dejaron de servir sólo para relacionarse, formar parejas, reencontrarse con amigos que creíamos perdidos, intercambiar fotos, etcétera sino que ahora es una oportunidad que se le brinda a la gente de hacer más llevadero el encierro y no sentirse tan aislada del mundo.
   Pero alguien debe controlar en estos momentos críticos algunos contenidos que son peligrosos y más aún potencialmente destructivos.

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