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16 de marzo de 2023

La Voz del Interior

SOY  DE  AQUELLOS TIEMPOS,  CUANDO
PERFUMABAN “LAS FLORES DE MARZO”
 
   Era un tributo anónimo, un “flash” de ternura, un “gracias por existir”, una demostración de cariño, una expresión de respeto y manifestación de buena memoria: eran “Las flores de marzo”, un ramo que por unos días perfumaba todo lo histórico que podía caber en el emblemático y palpitante corazón del caserón enclavado en Avenida Colón 37/39, allí donde cada quien con su problema, su angustia, su felicidad o el anuncio de bellos momentos, desfilaron presidentes, gobernadores, científicos, políticos de toda laya, artistas, deportistas, cirujas y postergados.
   Allí, donde la ignominia del poder y su prepotencia alguna vez se ensañaron con su vocación de amordazar; de silenciar y destruir lo indestructible que es el honesto ejercicio de la verdad, que para muchos era poner en evidencia su propia mediocridad en el ejercicio de ese arte que es y seguirá siendo gobernar.
   Se supo con el tiempo que era una mujer ignota la responsable de ese rito que se reiteraba cada 15 de marzo, cuando aparecía en la página central del matutino la fotografía que pasó a ser eterna: la de las flores de marzo que rebrotaban en cada aniversario de aquel día de 1904, cuando los canillitas de entonces comenzaban a vocear novedades, expectativas y todo acontecimiento saliente de la sociedad cordobesa, del país y del mundo: era el cumpleaños de “La Voz…”
   Pasaron los años, pasaron los gobiernos, pasaron los hombres, maduraron las mujeres, crecieron los jóvenes, murieron los viejos… Y allí seguía el diario, firme en su conducta, empecinado en la verdad y sacudido de vez en cuando por la intolerancia y el fanatismo de quienes lo consideraban instrumento de un sector de la sociedad y del poder.
   Aun abrigo dudas de aquellos atentados que el imaginario colectivo atribuía a enfrentadas corrientes políticas e ideológicas, porque el tiempo se encargó de poner en claro que provenían de un exceso de autoridad, cuando la intolerancia se imponía por encima de la honestidad de informar y de inducir al camino que lleva hacia la verdad, a través de la divulgación de la realidad cotidiana.
   La historia; los tiempos aceleraban su marcha, la vorágine tecnológica abrumaba con sus urgencias y su progreso, pero las flores de marzo se mantenían firmes haciendo renacer sus brotes cada cualquier año en ese día, algo así como un baño reparador que regalaba cicatrices, calmaba angustias y hacía renacer esperanzas tanto en la comunidad cordobesa, como en los que algo teníamos que ver con el necesario y cotidiano parto así tronara, lloviera, diluviara o el mundo amenazara con derrumbarse; sobrevivía la omnipresente magia del papel impreso que caprichosamente se renovaba cada 24 horas cuando volvía con su anhelada presencia.
   El progreso hizo lo suyo, no fueron lo mismo los hombres ni las cosas. Naufragaron recuerdos, se modificaron historias, reverdecieron nostalgias y seleccionamos vivencias atesorando dulzuras y desechamos melancólicos pesares y  esa evolución natural e implacable que ni siquiera marginó a las flores de marzo, al menos aquellas que sin verlas más, seguimos evocando no con tristeza pero sí con la alegría de esa humana, recóndita e íntima aunque lejana pertenencia.
   Hasta que un 15 de marzo de no recuerdo cuándo, aquellas flores no reverdecieron.
   ¿Los milagros existen?
   Es probable.
   Pero hay flores que apagan su perfume y su presencia una sola vez y pasan a ser tierna y adorada remembranza.
   Como aquellas flores de marzo reverdecidas en el milagro de la evocación…

Gonio Ferrari

16 de marzo de 2022

¡Feliz cumple, La Voz!

PIPA, “SCOTCH”, ANILLO CON UNA
BALA Y UN GRAN PAR DE HUEVOS
 

(Algunas veces no queda otra
vía que la escatológica si hay
que resaltar ciertos atributos)
 
   Es probable que la implacable historia de los tiempos califique a La Voz del Interior como un símbolo en la defensa de los derechos populares, aunque haya sectores reaccionarios que se inclinen por considerarlo en su momento funcional al radicalismo, luego sumiso frente a la dictadura militar y posteriormente como instrumento del grupo Clarín en la concentración de medios.
   Pero nadie -absolutamente nadie- puede negarle a La Voz su trascendencia a lo largo de los últimos 118 años para una provincia que le quedó chica promediando el siglo pasado, en los tiempos probablemente más duros del devenir argentino, cuando los desencuentros nos enfrentaron por las diferencias políticas que se alejaron de la democracia para transformarse en rivalidades con tintes violentos, ahora añejas y casi irreconciliables.
   Le tocó a La Voz vivir escenarios de crisis y de algunas bonanzas.
   Fue el vehículo de inquietudes sectoriales, difusor de cultura, heraldo de la realidad, sosteniendo a ultranza su estilo antiamarillo que durante décadas prefirió la portada comercial por encima de la importancia de cualquier acontecimiento, como en su momento lo fueron dos guerras mundiales, muertes de pontífices y presidentes, acuerdos de paz y las cotidianas novedades del cabotaje provinciano y de aquel oculto interior del interior.
   Víctima de persecuciones y atentados, padeció uno de los más severos que recuerda la memoria nacional, allá por enero del ’75 cuando militantes de la ultraderecha peronista (A.A.A.) destrozaron la planta impresora de Alta Córdoba.    
    Tras el cobarde ataque, el personal se solidarizó no solo con la empresa sino en defensa de su fuente laboral y emitió una valiente toma de posición en la que decía, entre otros conceptos, que “No es una herida que nos duele sino una condecoración que nos honra”.
   Nada hizo por entonces el gobierno isabelista para esclarecer el vandálico proceder de la banda lopezreguista, pese a que al ministro del interior se le entregó un “dossier” con datos que facilitarían el cometido de identificar, detener, juzgar y encarcelar a los culpables.
   Es probable que parcialice la historia, porque al haber sido uno de sus protagonistas, tendré que soslayar otros hechos salientes de los que se erigió en principal actor el diario que hoy cumple 118 años de vigencia, pero por tratarse de un homenaje, lo quiero centrar en la figura de quien fuera su director allá no tan lejos, en los años de plomo y del desprecio; de la capucha y la amenaza; de la tortura y de los adioses a la nada.
   El ingeniero (“Lo único que hice fue una escalera”, solía decir con su recóndito sentido del humor) Luis Federico “El Payo” Remonda tuvo en sus manos y en la lucidez de su mente audaz y comprometida con el respeto por la libertad, la enorme responsabilidad de guiar al diario en circunstancias en que la opinión vivía alimentada y condicionada por la violencia y las miserias, tanto de una vereda como de la otra.
   Agudo, sorprendente, creativo y férreo defensor de su gente y de la tarea que cada uno cumplía, era una especie de enorme y paternal techo protector de las vivencias hechas noticias, que todos atesorábamos en la tarea diaria que desembrutecía y humanizaba con la fraternal cordialidad de un amigo pese a los duros tiempos que compartíamos.
   Por eso su calidad de símbolo aunque fuera periodista instruido por la intuición propia de los elegidos que más allá de los libros, los manuales y todas las bibliotecas que pudieran referirse a la temática, fue un ardoroso paladín de la salvaje libertad de pensar y de opinar, quijote urbano sin Sancho ni caballo pero distinguido, a la vista, por la pipa y el “scotch” en mano, donde resaltaba un curioso anillo coronado por una bala -y eso es parte de otra historia- que en principio le estaba destinada.
   El “Payo” Remonda nos dejó su impronta de tutor de grandeza, de la grandeza que caracteriza a los apologistas de la verdad; de los que hurgan en las entrañas del misterio hasta encontrar la luz, tal como lo demostrara en tantas campañas periodísticas destinadas a descorrer los velos de interesados ocultamientos.
   Partió, pero dejó la simiente de su generosidad que casi no se nota, porque no son muchos los que lo recuerdan como arquetipo de al menos una buena parte de la grandeza que hoy, La Voz, conmemora 118 años de vida.
   Al resto del título, eso del par de huevos, ¿es necesario explicarlo?
Gonio Ferrari

5 de septiembre de 2021

S.L.B.: LA INSEGURIDAD Y EL SILENCIO DEL PODER NO SON BUENOS COMPAÑEROS PARA LA SOCIEDAD - PROFUNDA CRISIS DE LA ECONOMÍA ARGENTINA NACIONAL & POPULAR, SEGÚN PRAT GAY - EN LA MEGACAUSA SE IMPONE LUCHAR MÁS QUE POR EL DERECHO, POR LA JUSTICIA - UNA FUNCIONARIA KIRCHNERISTA GENEROSA MANEJANDO LA CHEQUERA DEL ESTADO - PARA UNOS ANSIADO REGRESO A CLASES Y APRESURADA COMO PELIGROSA MEDIDA PARA OTROS - DESDE MEDIO ORIENTE, UN VALIOSO TESTIMONIO PERIODÍSTICO SOBRE LA REALIDAD DE LOS TALIBANES - BONUS TRACK: LA CONTROVERSIA TRIBUNALICIA – SUIZA “LA ABURRIDA” Y LA CAMPAÑA.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del domingo 5/9/21 emitido por la AM580 Radio Universidad Nacional de Córdoba.

Absurdo negacionismo
LA  INSEGURIDAD Y EL SILENCIO  DEL  PODER
NO SUELEN SER LOS MEJORES COMPAÑEROS
 
   Sería un esfuerzo periodístico inútil por lo vano y desoído volver como siempre y como desde hace demasiado tiempo, a ventilar las angustias de la gente que se mezcla con impotencia y mucho de sorpresa, si de analizar el escenario de inseguridad que ya es Córdoba tanto capital como el interior, lo que ha transformado a la provincia -y no es novedad volver a señalarlo- en una gigantesca y ominosa zona roja, donde se consolida el absurdo que los decentes están -estamos- obligados a permanecer encerrados mientras los delincuentes gozan de libertad e impunidad para hacer lo que les viene en gana.
   La situación se agrava, si es que existe margen para ello, cuando es también ominoso y ofensivo el silencio que baja desde el poder, al advertir que quienes debieran dar la cara más que las explicaciones, insisten y reiteran esa percudida vocación por el silencio y lo que es más ofensivo todavía, una malsana propensión a negar una realidad que nos abruma.
   Hay que entender la situación, especialmente porque transitamos por un inestable período precomicial, donde la adopción de medidas drásticas representa un precio demasiado oneroso para quienes manejan los destinos de la provincia, mientras los esfuerzos se dirigen -por la gravedad de la situación- a mostrar obras que de ninguna manera son prioritarias, por encima de la merecida tranquilidad que se le debe a la gente; al pueblo que sufre las actividades marginales de una delincuencia virtualmente intocable, aunque de vez en cuando se exagere publicitando a diestra y siniestra la importancia de procedimientos livianos con relación a la gravedad de la situación.
   En cualquier país del mundo, medianamente organizado, el precio de la inoperancia se paga con un alejamiento pero aquí si siquiera eso ha servido cuando se optó por tales medidas con sus correspondientes y prometedores reemplazos, por supuesto lejos de elecciones y se insiste en métodos que más son remiendos y parches que se aplican en improvisaciones, en lugar de optar, alguna vez y para siempre por diseñar, legislar, aplicar y controlar una política integral de seguridad que comience desde la base, que es la correcta integración de los planteles policiales, su profesionalización a través de una formación a nivel universitario, la adecuación de las leyes y un divorcio de la fuerza azul con los mandatos políticos que la transforman en fuente laboral para el pago de compromisos.
   La negación de lo que vivimos cotidianamente es una de las peores actitudes que se pueden sostener desde el poder, porque es caer al ridículo de pretender que creamos, pisando la tierra, que ahora tenemos una disminución de la actividad delictiva con relación a dos o tres años atrás, olvidando olímpicamente un detalle revelador que no figura en los dibujos estadísticos que se diseñan para esta política de ocultamientos y engaños: la enorme cantidad de hechos delictivos que no se denuncian y perdería mi tiempo si les volviera explicar cuáles son las causas de tal actitud, que seguramente sería parte vital de las estadísticas si éstas se hicieran con honestidad y apego a la verdad.
   En materia de inseguridad y por los ocultamientos que de manera tan brutal vemos que ocurren, los cordobeses sentimos que estamos en una provincia con hermosos caminos, bellos hoteles de turismo, rutas que deben hacerse varias veces porque responden, si evocamos al tango, a aquella descripción de Estercita, los hombres te han hecho mal…
   Y este sombrío panorama se fortalece con mucho de hipocresía estatal, que en lugar de sincerar una situación que sin dudas la ha desbordado, se opta por el mutismo; por hacerles mover la boca a voceros de segunda línea que creen llegar al alma de la gente con el desvarío de la negación.
   Estamos a una semana de las elecciones y no es tampoco el asunto de castigar a los que mandan por su ineptitud rayana en la indiferencia, con relación a su prójimo del llano, sino que urge un serio y contundente llamado de atención para que los altos funcionarios se acostumbren a dar la cara y no tan solo para sonreírle a las cámaras que los usan para ilustrar sus promesas precomiciales.
   Que aparezcan, que confiesen, que reconozcan sus errores y que tengan la grandeza de la sinceridad, para que así como somos capital del folklore, del cuarteto, de la coca con fernet y de otras nominaciones, no pasemos a ser distinguidos como Capital Nacional del Silencio…
 
Pandemia aparte…
EN PROFUNDA CRISIS LA ECONOMÍA
ARGENTINA NACIONAL  &  POPULAR
 
  La verdad y no por confesarla debiera asumir el papel de ignorante en la materia, aunque mis conocimientos acerca de la economía de un país no son lo suficientemente consolidados como para evaluar situaciones y más aún, cuando son conflictivas por el juego de intereses que las rodean no tan solo en su propio campo, sino en el escenario mayor de la política lo que se agrava frente a la inminencia de los cercanos actos electorales.
   Es lógico que cada uno de los técnicos involucrados en las porfías y discusiones tiene su propia biblioteca, sus propios conocimientos y su propia inclinación ideológica, pero cuando uno encuentra alguien que con fundamentos se expresa, sin que sea necesario compartir plenamente sus conceptos, suenan serios y oportunos.
   Sabemos que Alfonso Prat Gay fue ministro de Hacienda y Finanzas durante la gestión de Mauricio Macri, y hace pocas horas sorprendió, y me sorprendió, su afirmación que “es falso que Macri endeudó más en dólares que Cristina de Kirchner”, con relación a la vieja discusión en tal sentido que nos viene abrumando de dudas.
   Y en su cuenta de twitter, el ex funcionario remarcó que “Como se les cayó el mito de ´Macri endeudó más que Cristina´, ahora intentan con ´Macri endeudó más en dólares´. Tengo malas noticias para los K, -agrega Prat Gay- este mito también es falso: CFK: US$ 116.000 MM: US$ 64.000  refiriéndose al aumento de deuda neta, en millones de verdes, considerando que, textualmente dicho, “esta nueva mentira es muy peligrosa”.
   Y ya que estaba, se ocupó de apuntar contra el actual ministro de Economía Martín Guzmán al sostener que “Entre los 100 mil que denuncia falsamente Guzmán, hay 1.4 que emitió Guzmán en diciembre de 2019 (sí, el mismo Guzmán), más una deuda vencida por con CIADI, Bolivia, Paraguay, Gas Plus, Petróleo Plus, CAMMESA y Vialidad que dejó la Sra. Cristina sin registrar, y 18 con holdouts, todas las que fueron canceladas por Mauricio Macri.
   El ex ministro subrayó de paso que “de los 100 que denuncian como loros quedan 74; 10 de los cuales terminaron engrosando las reservas del BCRA y en conclusión donde se ve “Macri nos endeudó por 100 mil millones de dólares”, debe leerse 64, no obstante lo cual aludió de inmediato a lo que pasó con los pasivos netos en dólares durante el mandato de la Sra. De Kirchner y en tal sentido destacó que la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner dejó su gobierno tras ocho años de gestión con USD 179.000 millones de deuda en moneda extranjera registrada y no registrada al 30 de septiembre de 2015.
   Luego en una maraña de cifras para entendidos y curiosos, Prat Gay dijo que ella “Había arrancado con US$ 103.000 millones. 179-103=76. Bien, ahora restemos la variación de reservas del BCRA que cayeron 40 (¿se “fugaron”?) durante CFK. 76+40=116″, continuó.
   Agregó que además de mentir con los números de la deuda en dólares, “el Frente de Todos hace una peligrosa distinción entre una y otra deuda: sugieren que la deuda en pesos no es deuda porque se paga con emisión. Ignoran lo que pasó en los ‘80 con el déficit cuasifiscal”.
   Concluyó su análisis calificando “Tragicómico: antes de las elecciones se rasgaban las vestiduras por la deuda en pesos del BCRA (Leliqs); ahora que son gobierno te quieren hacer creer que la deuda en pesos no es deuda, sino un pagadios”.
   Mauricio Macri aseguró que la deuda crece bajo el gobierno de Alberto Fernández más rápido que lo que lo hizo durante su mandato, detallando que “La deuda promedio por año que tomó el Gobierno de Cristina Kirchner, da USD 17.000 millones, USD 12.000 millones nosotros. Y este es el desastre de lo que está haciendo el Gobierno ahora de vuelta, el kirchnerismo en su nueva versión. Récord de deuda en un sólo año. Casi USD 34.000 millones en un sólo año. Y en el segundo van, proyectado, USD 27.000 millones”, dijo el ex jefe de Estado.
   “Esta es la información científica. Y lo peor de todo, lo que estamos aprendiendo, es que la deuda es hija de déficit. O sea, si en tu casa gastás más de lo que te ingresa, te estás endeudando con la tarjeta de crédito. Esto es igual”, comentó. Esa interpretación fue continuada por la candidata a diputada y ex gobernadora María Eugenia Vidal.
   Luego el ministro Guzmán salió a contestarle desde un acto en Tucumán: “Una ex gobernadora dice: ‘Fernández lleva en este año y medio un endeudamiento de USD 30.000 millones, se está endeudando más rápido por año que Macri’”. Guzmán calificó como “un engaño absoluto”, la afirmación de Vidal.
   Mire, la verdad, estoy medio mareado con tantos números y lo mejor es dejar que los técnicos se ocupen de ellos y nosotros de creerles o descartar lo que ellos dicen.
   Pero hay una verdad que es absoluta e irrebatible: las matemáticas no mienten, lo que suma suma y lo que resta, resta.
   Así se utilice o en cierta medida se haya utilizado a la pandemia como elemento que pueda servir para taponar cualquier sospecha, de las muchas que tenemos el derecho a sostener.
 
Megacausa del Registro
MANTENER  AQUELLO  DE  LUCHAR POR EL
DERECHO PERO MÁS AUN POR LA JUSTICIA
 
   El número cuatro, de los diez mandamientos para ser un buen abogado, según el jurista Juan Couture, aconseja con meridiana claridad: “Tu deber es luchar por el derecho; pero el día que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.”
   En la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba, el uso sistemático de la prisión preventiva, que debe ser excepcional, el juicio después de la condena y la presencia de una comisión especial para juzgar, enfrentan claramente derecho y justicia.
   Jugando con ideas, actitud que suele resultar interesante, se me ocurrió pensar qué pasaría si en los expedientes de la causa que nos ocupa desde más de una década atrás, los imputados se mencionaran con nombres ficticios o con algún código, en lugar de sus nombres reales, por supuesto sin cambiar el relato detallado, los antecedentes, contactos, relaciones o conexiones que el acusado pudiese tener. Todo igual, excepto el nombre.
   Tomemos como ejemplo al Juez que encarceló a dos imputados reconociendo que no había ninguna prueba contra ellos, ni ningún testigo que los acusara, pero igual, él estaba convencido, ¿hubiese hecho lo mismo si el caso fuese anónimo y el encerrado pudiera ser su pariente, amigo, vecino o  algún influyente miembro del Poder? Y a la inversa, cuando se ignoran las acusaciones contra altos funcionarios o poderosos personajes, ¿se obraría igual si el caso se manejara como un anónimo? 
   Casi seguro que no.  
   Por esto, aunque el proyecto suene descabellado o poco práctico, tal vez sea el camino para encontrar la Justicia y cumplir con el precepto.
 
Romina Picolotti
UNA  FUNCIONARIA “K” GENEROSA  A  LA
HORA DE MOVER LA CHEQUERA ESTATAL
 
   Debe ser enorme la tentación de tener en poder personal una chequera   cuya cuenta positiva nunca se agota, como a veces ocurre con las disponibilidades para endeudarse con el plástico, con la protección de algún generoso o generosa patrocinante o padrino o madrina, o después de haber abultado los números por ganar el Quini 6, el Loto, el Brinco, haber desbancado a un casino de Las Vegas o ser el alma de un cártel de narcos con la imdemnidad de los Monos rosarinos o los grandes distribuidores que operan en esta Córdoba de las impunidades.
   Algo parecido a esa sensación de poder y de falta de límites tanto bancarios como de ética y moral, habrán anidado en la mente y en el alma de esta piba de nombre Romina y apellido Picolotti, cordobesa ella, quien tuviera a su cargo tengo como seguro durante el kirchnerato, una secretaría que creo fue la de Medio Ambiente de la Nación.
   Juvenilmente entusiasmada con la lapicera y pensando que nadie sospecharía, sin dudas, se inscribió en el plantel de aquellos que consideran propio todo, todo lo que les rodea, incluyendo el dinero del Estado al que dicen y juran servir hasta que Dios y la Patria se lo reclamen: gastó miles de pesos en la compra de bienes personales, buena bebida, lujoso alojamiento en hoteles, viajes, etc. que luego no tuvo cómo justificar a la hora de la rendición de cuentas que no tardó en requerirle la Patria frente a las sospechas que existían, de acuerdo con lo que se conoció mediáticamente.
   Tengo entendido porque nunca presto tanta atención a noticias de la farándula amiga de lo ajeno, que habría sido sancionada con el Código Penal de por medio y existiría una inhabilitación para ocupar cargos públicos.
   Muy bien hecho por todas esas medidas adoptadas, especialmente por la última. 
   Porque si seguía en funciones, se hubiera guardado para si, seguramente, el otro medio ambiente que manejaba.
   Para mí, que allí intervino Dios.
 
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Algunos años atrás el colega Gustavo Ferrari, cronista en La Voz del Interior, optó por buscar nuevos horizontes profesionales en el lejano Medio Oriente y tras un paso por Irán se radicó en Kuwait hace 40 años, erigiéndose en referente periodístico por aquellas lejanías, hasta llegar a la cobertura de importantes acontecimientos incluyendo junto a su hermano Gonio la cobertura parcial de la que fuera titulada Guerra del Golfo, en el comienzo de la década de los ’90. Le tocó también como tarea integrarse con un grupo de combatientes afganos, más precisamente de los conocidos como “talibanes”, de los que tanto se habló y se sigue hablando. Desde el campamento donde se instaló para las incursiones que fueron realizando, elaboró luego un informe que le requiriera La Voz del Interior, que a continuación se transcribe, como preámbulo de la comunicación que durante “Síganme los buenos” del domingo 5 de septiembre de 2021 mantuvieron los hermanos y colegas.
 
Experiencia invalorable
UNOS DÍAS  CON  LOS TALIBANES, VIVENCIA
IMPOSIBLE DE ENCRIPTAR EN LOS OLVIDOS
 
   “Yo soy afgano de Kandahar”, me explicaba Mohammed y se golpeaba el pecho con la palma de su mano enorme. “Mi pueblo es famoso por la bravura de sus hombres”, seguía diciendo mientras conducía el jeep a 150 kph por un camino de dos manos que tenía el ancho de un auto mediano.
   Yo miraba aterrorizado a los vehículos que venían en dirección contraria. En un instante pasaban de ser un puntito en la distancia a convertirse en un viejo camión Bedford con un radiador del tamaño de un ropero. Cuando ya podía verse el color de la barba del otro conductor y el choque frontal era inevitable, Mohammed exclamaba “¡¡¡Bismillah!!!” (en el nombre de Alá) y pegaba un violento pero preciso volantazo hacia la izquierda. Dejaba las dos ruedas derechas sobre el castigado pavimento, en la mismísima fracción de segundo que el barbudo del Bedford hacía exactamente lo mismo.
   El viento y el polvo de los dos bólidos al rozarse entraba como una tromba por la ventanilla y producía un trueno que hacía temblar las puertas. Ninguno de los dos conductores había siquiera considerado el uso del freno. Ibamos viajando de Peshawar, en Pakistán, hacia Jalalabad, en Afganistán. Atravesábamos las montañas del Hindhu Kush por el legendario Paso de Jiber, que ha visto desintegrarse a varios ejércitos invasores. Desde Alejandro Magno hasta el Ejército imperial inglés. En esas tierras desoladas, pobladas por una maraña de clanes, razas y tribus, la historia es testigo del coraje de este pueblo para luchar contra los invasores extranjeros. Pero cuando les ha faltado la amalgama moral para combatir al enemigo foráneo, se han enzarzado en interminables luchas fratricidas, como la que en el nuevo milenio libraron los talibanes contra las fuerzas de Ahmed Shah Massoud.
 
ARQUETIPO

    Aquellos eran los años de la guerra contra el poderío militar de la Unión Soviética que sustentaba al Gobierno comunista de Najibullah, en Kabul. Los guerrilleros islámicos mujaidines, apoyados por Irán y por el Gobierno de Washington, llegarían a convertirse años más tarde en los actuales talibanes, acérrimos enemigos de los Estados Unidos.
Mohammed de Kandahar era uno de ellos. El arquetipo del mujaidín. Un metro noventa de estatura, cerca de 130 kilos de peso, espesa y renegrida barba, ojos negros y vivaces, gorro afgano de áspera lana marrón. Túnica hasta las rodillas, bolsudos bombachones y sandalias de cuero sobre pies desnudos hasta en las montañas, donde hacía 15 grados bajo cero. Una gruesa bandolera con balas del 7,65 para su Kalashnikov y, cuando la situación lo requería, un negro chaleco con múltiples bolsillos de donde asomaban los bruñidos conos verdes de las RPG (granadas propulsadas con cohetes).
   Una noche sin luna íbamos atravesando un desierto salitroso, viajando de Queta a Shamalam. Hacía varias horas que el jeep cargado con cinco mujaidines armados hasta los dientes rebotaba de duna en duna. No había ningún camino, ninguna huella. El haz de luz del vehículo no revelaba ningún rasgo distinguible en la inmensidad de arena endurecida por la sequía. Mohammed conducía a su velocidad usual y de cuando en cuando giraba hacia un lado y seguía en ese rumbo por largos trechos. Luego, imprevistamente cambiaba de orientación y seguía sin dudar, sin aminorar la marcha. Mostraba una seguridad total, como si hubiésemos ido por una moderna autopista.
   Después de más de cuatro horas de esa carrera por la nada, le pregunté: --Mohammed, ¿cómo sabés por dónde doblar, por dónde retomar el rumbo?--
   Sin mirarme siquiera, levantó su gran pulgar apuntando al cielo y dijo: --Las estrellas, hermano, las estrellas--.
 
FRATRICIDAS

    Esos eran los hombres de Gulgudin Hekmatyar, presidente de la Alianza Islámica que tenía su sede temporaria en la ciudad de Peshawar, en la provincia fronteriza del noroeste, en Pakistán.
Hekmatyar sería quien llevaría a la victoria final a los cuatro grupos islámicos fundamentalistas y a los tres que representaban a las autoridades tribales tradicionales. Llegar a la victoria contra las fuerzas soviéticas fue relativamente fácil comparado con la imposible tarea que siguió: superar las diferencias ideológicas entre las siete facciones de guerreros mujaidines. El nexo más importante entre los siete grupos fue el odio hacia el gobierno pro soviético de Najibullah y una vez destronado, volvieron las miras de sus kalashnikovs unos contra otros.
   En esa lucha entre hermanos musulmanes surgieron y predominaron los talibanes que actualmente controlan el 90 por ciento del país. El obstáculo más grande que hasta ahora había impedido a los talibanes engullirse todo Afganistán acaba de sucumbir en un atentado suicida. Ahmed Shah Massoud, el León de las Montañas, legendario líder de las milicias opuestas a los talibanes, cayó con el pecho destrozado por las esquirlas de una bomba escondida dentro de una cámara de video.
Igualmente destrozados quedaron los supuestos periodistas árabes que habían conseguido entrevistarlo en su guarida del Hindhu Kush.
 
BEATÍFICOS

   Esos eran los guerreros de aspecto formidable pero de maneras beatíficas que me guiaron durante un mes y medio por los laberintos de la resistencia afgana.
--Te tenés que vestir de afgano--, fue el primer consejo que me dio el mujaidín que me esperaba en Peshawar. Mientras viajábamos hasta la central de la Alianza Islámica por un camino bordeado de tumbas marcadas con un palo o con una piedra, me decía que yo, como europeo (todo blanco es europeo o “inguilisi” inglés) --sos un trofeo muy tentador para secuestrarte y robarte--. Durante los próximos 45 días, constantemente y sin descanso, me machacaron el cerebro con frases y enseñanzas del Corán. Con una paciencia de docentes me explicaron los vicios y errores de la religión cristiana poniendo por contraposición los perfectos preceptos islámicos.
   No había conversación que no terminara con admoniciones, consejos o advertencias de lo que me esperaba en la vida eterna si no me convertía al Islam. Toda parte del día que no estuviera ocupada con alguna tarea específica la dedicaban a leer el Corán. Cada acto cotidiano iba precedido del “bismillah”, con lo cual bendecían el acto y se aseguraban que no iba a acarrear ningún castigo divino. Un día íbamos atravesando una cadena de montañas nevadas. El jeep dio un suspiro y cesó de funcionar. Mohamed de Kandahar abrió el capó y se sumergió en el motor, que se enfrió casi en el acto con los 15 grados bajo cero que cortaban la piel. Los cuatro mujaidines armados y yo quedamos adentro del vehículo, donde el hacinamiento hacía más llevadero el frío.
   El jefe de esa patrulla había venido leyendo un Corán en miniatura y siguió con su lectura, pero esta vez en un murmullo audible y monótono. Afuera, Mohamed martillaba, atornillaba, desenroscaba, bufaba, y su aliento se condensaba sobre el parabrisas que pronto quedó cubierto por una fina capa de hielo. Volvió a la cabina y con su cuchillo de caza hizo un tajo en el asiento delantero. Con una pinza cortó un pedazo de alambre del elástico. Sopló el agujerito de una pieza de metal negro, la escupió y luego la secó con un pliegue de su camisón afgano.
   Volvió a la cabina y escarbó en unas cajas de donde sacó un kit de primeros auxilios. De ahí extrajo una delgada manguerita. Salió, abrió el tanque de nafta, la introdujo y chupó hasta llenarse la boca de nafta.
Corrió hasta el motor y roció cierta parte con un fino spray de nafta con saliva. Escupió ruidosamente varias veces. Ajustó algo y volvió a la cabina a sentarse al volante. La nariz y un pómulo negros de grasa. Tenía un corte en un dedo que le sangraba. Con una mano agarrotada por el frío giró la llave de arranque al mismo tiempo que el jefe exclamaba “¡¡bismillah!!”.
   El motor tosió dos veces, el jeep se sacudió y arrancó con una humareda negra. El jefe me miró triunfante y dijo: --¿Viste lo que es el Islam?
 
TEMERARIOS
 
   Se aprestaban para un combate como quien va a una fiesta. La cercana posibilidad de morir sólo conseguía entusiasmarlos y los llenaba de una ilusionada anticipación. El edén prometido a los que mueren por el Islam estaba a la vuelta de la esquina. El paraíso con fuentes de aguas cristalinas y 40 mujeres vírgenes para cada hombre era una realidad tangible. Como quien sale del trabajo y sabe que en media hora estará sentado con su mujer y sus hijos en la mesa familiar.
   Me contaban historias de amigos guerrilleros cuyos cadáveres a los cuatro días de muertos empezaban a oler a rosas. “Es cuando entran al paraíso”, me informaban.
 
VIOLENCIA

   A la disputa afgano-soviética se sumaban los choques entre tribus, los disensos de los movimientos guerrilleros y las bandas de delincuentes comunes. En todo el territorio afgano y parte del paquistaní subsiste aún hoy un extremo machismo medieval. Un hombre no es tal si no porta una carabina o una ametralladora.
   --Aquí tiene este hermoso modelo hecho en China--, me dijo el turbantudo dueño de una de las tantas armerías que ocupan la calle principal de cualquier poblado. Puso el fusil ametralladora Kalashnikov en mis manos y me mostró la facilidad con que podía plegarse la culata de metal. --Muy cómodo para llevar en el auto--, dijo. Pedía 400 dólares como último precio y lo entregaba con dos cargadores de 30 tiros cada uno de regalo. Para terminar de convencerme me llevó a la calle, por donde deambulaban dos bueyes y varias gallinas. Levantó el caño, apuntando al tronco de un grueso árbol y le descerrajó una ráfaga que hizo zambullirse a las gallinas en una canaleta buscando parapeto. El tronco quedó marcado con nuevos impactos de balas 7,65 blindadas.
   Nunca hubo gobierno que pudiera imponer ninguna clase de ley. En aquella época había territorios a los que no se podía entrar sin guardia armada. Ni los talibanes con su brutal interpretación del Islam han podido erradicar la violencia innata en el país afgano. Los médicos de la Cruz Roja se movían escoltados por camionetas artilladas con ametralladoras calibre 50 milímetros.
   Las casas de los granjeros son fortalezas con murallas, torretas de vigilancia y mirillas por donde los fusileros pueden tirar parapetados detrás de medio metro de ladrillos de barro cocido, piedras de río, arena y cal. Altercados como un litigio por límites de un campo derivan fácilmente en combates en los que las familias en disputa se tiran con granadas, morteros y bazucas.
 
ESCARMIENTO
 
   La sangrienta guerra llegaba a sus tramos finales. Nayibullah había quedado encajonado en Kabul, y la mayor parte del territorio estaba controlado por los mujaidines. Las fuerzas comunistas habían sembrado el camino de su retirada con minas antipersonales. En los hospitales de campaña montados por los

rebeldes con ayuda financiera de todo el mundo islámico languidecían cientos de afganos.
   --La mayoría de los heridos que recibimos ahora-- me decía Ali Jaber, médico de un hospital de Parachinar en la frontera afgano-paquistaní son por explosión de minas y cazabobos. --Son heridas en los miembros inferiores -explicaba- y el daño que producen las esquirlas es tan atroz que generalmente debemos amputar--.
   El enemigo --concluía el médico egipcio-- busca el efecto psicológico más que el militar. Quieren que estos inválidos sean un renqueante escarmiento, pero lo que consiguen es el ejemplo de valor y fortaleza que nos dan estos mártires.
 
LA FUERZA

   Sobrecogido por la aprehensión, entré con mis cámaras colgadas al cuello a la sala ortopédica de un pobre hospital en Landi Muhammad. Las paredes de adobe y paja blanqueadas con cal despedían olor a humedad. Los vidrios quebrados de una ventana dejaban entrar ráfagas de viento helado por entre los parches de cinta para embalar.
En dos filas de 10 camas yacían 20 mutilados: dos niños de unos 13 años, varios jóvenes de entre 18 y 25 años y algunos ancianos.
   Los amputados, varios de ellos de las dos piernas y otros enredados en complejas poleas, se aprestaron para la fotografía. Alisaron sus raídas frazadas, acomodaron los frasquitos en sus mesitas de noche y sonrieron para la cámara. Ningún signo de abatimiento ni derrota. Ningún gesto de sufrimiento.
   Saqué varias fotos y atendí las explicaciones del médico de guardia.
   Llegó entonces la hora de la plegaria vespertina. Los que pudieron se sentaron en sus camas. Otros, con las piernas colgadas de las poleas, comenzaron en profunda unción una mímica estremecedora. Siguiendo el precepto del Corán que ordena con la mano derecha lavarse la izquierda hasta el codo y luego hacer lo mismo con la izquierda, los mujaidines mojaban sus manos en una imaginaria fuente. Se “lavaban” y luego se sumían en una oración que en un reverente murmullo se elevó por las descascaradas paredes.
  --Esa es nuestra arma--, me dijo el médico.
  --Los rusos no contaban con la fuerza del Islam—
 
GUSTAVO FERRARI
Periodista cordobés
El audio de la conversación que mantuvieron Gustavo y Gonio Ferrari durante la emisión de este domingo de “Síganme los buenos” ha quedado archivada y puede ser consultada en el sector respectivo, ubicado en la parte superior de la columna de la derecha de este blog.
 
BONUS TRACK:
 
¿Vacunarse o no?
ENOJOSO  DIFERENDO EN  UN ÁMBITO  DONDE
LA JUSTICIA TENDRÍA QUE SER MÁS DINÁMICA
 
    Otra de las controversias de las que tanto rodean a la sociedad es la planteada en los Tribunales de la provincia con relación a la vacunación o no, disyuntiva conectada a la presencialidad o no en la tarea cotidiana, que arrastra un curioso estilo de no trabajar al ritmo de siempre pero cobrar como si todo fuera normal.
   Hay que destacar, en reconocimiento al personal que debe quedarse en su casa y trabajar allí remotamente, que si no les pagan algún adicional por la utilización de su equipo computarizado, el gasto de energía para alimentarlo, la luz, etc. se estaría configurando una injusticia que de alguna manera tendría que reconocerse y obrar en consecuencia con un merecido suplemento dinerario.
   Está bien que para el empleado no hay gastos de transporte, la ropa no requiere tanta dedicación y tal medida contribuye a un incremento de la seguridad de no contagiarse dada la menor exposición pública, la atención de barandilla y otros trámites de cuando la actividad es normal.
   Hay que establecer si les asiste la razón a quienes se niegan a vacunarse, por eso del respeto por la libertad individual de decidir, pero si es así, nada mejor que quedarse en sus casas con un valor agregado: que si están contaminados, dejan de ser potenciales vehículos de contagio para sus compañeros lo mismo que al público que en muchos casos deben atender.
   Alrededor de 60 empleados que se niegan al pinchazo interpusieron en conjunto un pedido de reconsideración ante el Tribunal Superior de Justicia que impone para que concurran a trabajar, sólo si se realizan un análisis PCR cada 72 horas y por otra parte, la antagónica postura de quienes cumplen con el esquema de vacunación y no están dispuestos a compartir los espacios con los que se obstinan en no recibir la inmunización.
   En estos casos en que elementos tales como las convicciones son activos argumentos para el sostenimiento de una postura y por otro lado están las imposiciones de la autoridad, nada mejor y más tratándose de personal que se supone tiene un alto concepto de la Justicia y de su majestad, se tendrán que allanar a su dictamen o presentar si cabe, las apelaciones que consideren procedentes. Pero que de una buena vez se deben reactivar los mecanismos de la Justicia que ya sin pandemia tiene rótulo de pachorrienta, es un clamor de la sociedad en su conjunto.
   El recurso de reconsideración de quienes no se vacunaron pretende que los agentes que eligen no vacunarse no se hagan el PCR porque sostienen que es “invasivo”.
   Como mero observador, es para pensar que muchas veces por descuido, capricho o por lo que fuere, el bicho es más invasivo que cualquier falta de prevención.
 
Diferentes enfoques
ANSIADO REGRESO A CLASES  PARA  UNOS
Y PELIGROSA MEDIDA QUE ES PARA OTROS
 
   Era de esperarse la aguda controversia cuando los días fueron pasando, las presiones de los sectores en pugna recrudecieron y a la vez, se acercaba ese día de elecciones que para muchos políticos, algunos exagerando y otros minimizando, consideran una especie de bisagra tanto para la historia como para sus enfoques y perspectivas personales.
   No olvidemos a otros tres grandes protagonistas de esta cuestión que son los niños, su familia y los docentes, cada uno con sus propios enfoques en positivo o en negativo, en todos los casos con atendibles y sólidas razones.
   El gremio se opuso a la reiniciación de clases presenciales y la primera objeción es parecida a una acusación de acción dicriminatoria, porque es todavía alto el porcentaje de hogares en la mayoría de los casos humildes, que no cuenta con equipamiento como para seguir las clases a través de las redes.
   Por otro, el riesgo que significa asumir la responsabilidad de recomenzar las clases con dictado presencial aunque haya burbujas, distancia, gel, barbijos y otras precauciones más todas las prevenciones que se puedan adoptar, porque el bicho todavía hace turismo ambiental y de aire y eso que ni hablemos de la consolidación de esa ola nueva con otra cepa, cuya capacidad de expansión virtualmente es desconocida, pero que crece, advertimos que no deja de crecer.
   Los padres en la enorme mayoría de los casos ya no saben cómo contener a su “tropa” menor porque ya ni siquiera la play -para quienes la tienen- es de contención porque llegando los calorcitos ya quieren la pelopincho, la pileta, el rio, las salidas grupales y otras maneras de socializar, todo lo que aparece objetivamente como poco recomendable.
   Falta en esta evaluación sin pretensiones, aludir al papel del Estado, del poder, apretado por miles de circunstancias que los llevan a tomar esta medida que para mucha gente aparece como apresurada y poco feliz, porque dejan abierta la posibilidad de nuevos y masivos contagios, cuando el exitismo desde arriba indica que los casos están cediendo, que las demandas de terapia intensiva decaen y otras victorias parciales que se atribuyen.
   La verdad sólo llegará a ser conocida por la historia y no de ahora sino de unos años más lejanos hacia el futuro: muchas veces la inminencia de elecciones mueve a tomar medidas efectistas más que positivas, y no son pocos los que sospechan que la motivación esencial no es otra.
   Así quedarán contentos algunos y apenados los otros, y solo restaría saber, qué cantidades de unos y de otros serán parte de las estadísticas.
   Pero las cosas, para bien o para desastre, ya estarán hechas
y los arrepentimientos, como siempre, de poco servirán…
                          
Ya nada nos sorprende…
SUIZA “LA ABURRIDA”, LOS “SPOTS” DE CAMPAÑA, LA
MAMÁ DE RANDAZZO Y LAS  COPIAS DE ARGUMENTOS
 
   Las campañas políticas suelen ser el ring donde la violencia verbal y muchas veces física con penosas consecuencias es lo que reina, a diferencia del boxeo que en la generalidad de los casos los rivales terminan la pelea, ensangrentados y todo, sudorosos y chivosos se abrazan y luego lo más probable es que se junten a festejar la trascendencia del hecho deportivo.
   El ring de la política es distinto aunque suelen dominar los golpes bajos, eso de meterles el dedo gordo del guante en un ojo del adversario, lo de insultarse porque no hay protector bucal que lo impida y si cabe y el árbitro mira para otro lado, pisarle la punta de un pie al rival y arrebatarlo de su trompadón ascendente que le una la dentadura inferior con el paladar.
   Así son las cosas, así las vemos y ejemplos en todos estos sentidos son los que sobran, con que sólo nos remitamos a la historia del último medio siglo en que fueron abundantes las situaciones violentas, no en el campo boxístico sino en las previas de las contiendas comiciales.
   Lo de ahora venía liviano, hasta que Randazzo tuvo la ocurrencia de hacer intervenir a su Mamá, telefónicamente, en un corto televisivo que tuvo impactante éxito y por ende, beneficioso para su principal protagonista.
   El contragolpe no se hizo esperar porque pocas horas después uno de sus adversarios, en este caso ese polifacético muchacho Sergio Berni, candidato a una banca creo que porteña o nacional, amigo de las imitaciones a los héroes cinematográficos, apresurado interviniente en el caso del asesinato del fiscal Nismann, quien sin pensar siquiera en la palabra plagio o robo de ideas, hizo su spot haciendo participar allí también a su Mamá, por supuesto que a través de su teléfono celular.
   Todo esto, tomado como acción más cómica que política, suaviza en parte todas las asperezas que hemos venido viendo, y las que sin dudas todavía restan de ver en la proximidad de instancias decisivas, que para muchos puede significar la permanencia en el poder o la despedida de sus mieles, y para otros el seguir gozando esa maravilla que se llama libertad en contraposición a la sombra de barrotes que a no pocos viene quitándoles el sueño.
   Y casi me olvido de ese temita de la “Suiza aburrida”, porque si así lo fuera, habría que ver qué otros motivos son los que tanto atraen a muchos políticos de todos los colores, que por lo general después de despedirse del poder o cuando más inmersos están en su interior, más se empeñan en visitar y depositar allí sus mejores recuerdos.
   Lo único que falta, es que a alguien se le ocurra sostener que las islas Seychelles también son aburridas…

26 de abril de 2020

S.L.B.: EVIDENCIAS DE ALGUNOS DESAJUSTES EN EL SENO DEL PODER - DEL RIDÍCULO NO SE VUELVE PERO A VECES HAY ARREPENTIDOS - UN CONCEJAL Y LOS GERIÁTRICOS - LA CAUSA DEL REGISTRO NO DEJA DE GENERAR COMENTARIOS - SCHIARETTI PICÓ EN PUNTA Y HUBO MULTITUD DE DISTRAÍDOS - EL SUOEM QUIERE BATALLA CON ARMAS DE TELGOPOR - ALGO ACERCA DE LOS MÉDICOS CUBANOS - NO CAER AL ABISMO DE PERDER LA MEMORIA, ETC.


Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del domingo 26/04/20 emitido en dúplex por AM580 y la FM88.5 ambas de Radio Universidad Nacional de Córdoba-

Silenciosa pelea por la imagen
¿EXISTE UNA APRESURADA  TENDENCIA A
DESNUDAR LA ANGURRIA POR EL PODER?
   Que en materia de buena imagen ante la gente la Sra. Del Eterno Regreso haya ocupado el tercer lugar en una encuesta realizada por una consultora porteña, sólo sirve para tomarlo como un dato anecdótico ajustado a la crítica coyuntura que vivimos los argentinos.
   Le cuento lo del sondeo realizado en Buenos Aires promediando este mes, con el interrogante concreto acerca de que dada una situación hipotética, la pregunta era a quién elegiría como Presidente de la Nación.
   Los números arrojaron que a ninguno, el 11,4 por ciento; no sabe, el 2,4 por ciento; Alberto Fernández el actual primer mandatario cosechó un 56,3 por ciento y la señora momentáneamente alejada de la exhibición pública con un 12,5 por ciento o sea muy cercana a quienes optaron por la alternativa de ninguno.
   Pero hete aquí, que en este nuestro país que en materia de sorpresas siempre se destaca, así como una cuña entre quien nos gobierna y quien lo designara quedándose con la vicepresidencia y beneficiaria de fueros, se ubicó el felino y reciente desbancado de la primera magistratura del país y ex presidente de Boca, el ingeniero Mauricio Macri con 17,4 de voluntades a su favor.
   Por supuesto que así como Argentina tiene un elevadísimo porcentaje de analistas políticos casi tan numerosos como sus habitantes, le fueron dando rienda suelta a las interpretaciones.
   A la consulta la hicieron los encuestadores Federico González y Raúl Aragón y cabe consignar que ambos trabajaron en algún momento con Sergio Massa de quien abrevaron, aunque aseguraron que al  relevamiento lo encararon de forma “independiente”.  Gran parte del trabajo se dedica a explorar el estado de la opinión pública respecto al Dr. Fernández, su gestión y el coronavirus, y luego aborda la relación entre el Presidente y su vice.
   Hilando un poquito más fino, veamos algunas de las principales conclusiones: podría conjeturarse que la amplia aceptación ciudadana al tratamiento del gobierno de Alberto Fernández a la crisis del coronavirus, se ha traducido en una subversión fundamental del capital político electoral argentino: si antes los votos eran de Cristina, ahora parecen constituirse en un genuino capital del presidente Alberto Fernández” a decir de un diario especializado.
    “Por supuesto, tal conclusión debería considerarse con los recaudos propios de la coyuntura. Aunque la fecha de finalización de la crisis del coronavirus resulte incierta, un día culminará y entonces es probable que los problemas estructurales y endémicos del país volverán a ocupar el centro de la escena para un gobierno que deberá afrontar dificultades extraordinarias”, se define de esa manera otro de los especialistas.
   Tampoco es cuestión de sostener que las acciones políticas de la Sra. Cristina están en baja, que el rotundo no de la Corte Suprema a su intención de hacer tratar el impuesto a los ricos en forma virtual y algunos otros detalles que le jugaron en contra, que en algunos casos sólo le sirvieron para tirarle, digamos las orejas, a su delfín bonaerense, quien pareciera ocuparse solo de La Matanza y sus alrededores.
   Ambos, o sea Ella y el pequeñín, estarían mirando con algo de recelo el crecimiento del Dr. Fernández ante la opinión pública, que en buen romance significa caudal de votos por un lado -porque todo es poder-  y apartamiento de viejas relaciones por el otro.  La Cámpora por ahora, aparte de influir para que liberen a ciertos presos y manotear algunos cargos, poco se ha movido.
   En suma y resumiendo, la pandemia que nos abruma por una parte, bien puede llegar a servir para aclarar ciertos panoramas internos dentro del oficialismo, saber a ciencia cierta quienes acompañan y sacarse las dudas acerca de aquellos que  poco a poco es como si fueran agitando pañuelos.
   El coronavirus es un implacable mal, pero cobra vigencia para muchos aquello de que no hay mal que por bien no venga…

Larreta y un paso atrás
AUNQUE  DEL  RIDÍCULO NO SE VUELVE,
AL MENOS HUBO UN ARREPENTIMIENTO
   Habrá que dejar pasar el tiempo hasta que la historia devele las razones por las cuales las autoridades, que en muchos aspectos actuaron con presteza y con determinación, por encima de algunas trabas propias de instituciones como el Estado -sujetas a distancias ideológicas, se adoptaron medidas oportunas aunque algo tardías, pero habrán de reconocer que en un aspecto vital se les escaparon las tortugas.
   A medida que fueron pasando los años, los lustros y las décadas, la expectativa de vida fue creciendo sostenidamente en forma paralela a los progresos de la biociencia, la tecnología, de otros componentes que hacen a la prolongación de la vida, al estado de bienestar y a la atención de dolencias en este caso reservadas a quienes son parte de la moderna longevidad.
Si somos indulgentes y más en estos tiempos de angustias, deberemos coincidir en que puede haber sido un momento de desorientación el que llevó al jefe del gobierno porteño, este muchacho Rodriguez Larreta, a transformarse en cancerbero de los mayores de 60 o de 70 años, los que según su delirio carcelario, debían pedir permiso a las autoridades para salir de sus casas.
Más allá de esa medida autoritaria, discriminatoria, transformadora de la ancianidad en niñez, remedo de un estado de sitio selectivo quedó lo otro, esa desprotección de las decenas de geriátricos, depósitos de viejos, anticipados panteones, que nadie se animó a controlar su apertura ni su altamente rentable funcionamiento.
Allá en la capital federal o aquí en Córdoba o en Saldán es lo mismo y la realidad nos aplicó un sonoro cachetazo con lo de Sierras Chicas y la sucesión de muertes evitables que se dieron en los últimos tiempos en esas que pomposamente les llaman “residencias”, que las hay desde ofensivas casuchas de paredes repintadas, atronadores olores, alimentación sin asesoría nutricional y dudosa presencia permanente de un médico gerontólogo o generalista.
Y todas son caras, por lo general a precios exagerados aunque también están los establecimientos -contados, es la realidad- donde se cumplen todas las exigencias lógicas que uno imagina deben ser la norma y no la excepción.
Por suerte el sentido común le hizo pensar la realidad a Rodriguez Larreta, quien debió dar un paso no al costado sino hacia atrás en su absurda pretensión virtualmente carcelaria, so pretexto de proteger a los viejos cuando en realidad se los condenaba a la ignominia del encierro.
Certera es la carta de un lector del diario La Nación a Rodriguez Larreta, cuando dice: “Los viejos no son viejos, usted se los dice en campaña electoral y les pide que vayan a votar aunque hayan cumplido los setenta.  Ya sabemos que esta sociedad voluptuosa de libertades los ha convertido en un estorbo, "al viejo mandalo al asilo, ahí está mejor, con gente de su edad", pedazos de hipócritas que  enarbolan esta teoría para sacarse a los abuelos de encima. No los haga pedir permiso, porque parecen niños de jardín levantando la mano en la salita para ir al baño. Cuídelos si quiere, pero trátelos como adultos, como seres inteligentes, capaces de discernir, de elegir bien, de valerse por sus propios medios”.
Por allí se me ocurrió suponer o imaginar locamente cuál sería la reacción de este muchacho Rodríguez Larreta, si a algún iluminado se le ocurriera y llevara a la práctica, una obligatoriedad que impondría gestionar un permiso especial para salir a la calle… a los pelados.


Dr.Nicolás Piloni, edil de Hacemos por Córdoba
SOBRE PREVISIONES, GERIÁTRICOS, ADULTOS
MAYORES Y OTROS TEMAS CON UN CONCEJAL

   En la continuidad del programa n° 618 de “Síganme los buenos” su conductor conversó -vía telefónica, por supuesto- con el Dr. Nicolás Piloni, odontólogo nacido en Entre Ríos quien estudió en nuestra Universidad Nacional de Córdoba donde obtuvo su título profesional y posteriormente se radicó. No fueron pocos los temas abordados en la ocasión, especialmente por ser el Dr. Piloni, presidente de la Comisión de Salud de nuestro Concejo Deliberante, autor de un proyecto de ordenanza que establece para todos los geriátricos de la ciudad de Córdoba la obligatoriedad de contar con un plan de contingencia de acuerdo con el protocolo pertinente elaborado por el Centro de Operaciones de Emergencia. La conversación derivó a temas relacionados con los establecimientos de adultos que muchos pomposamente llaman “residencias”, el escaso control acerca de su funcionamiento y otras cuestiones conexas. El audio de este “encuentro radio-telefónico” incluyendo un archivo de parte de un discurso del actual Presidente de la Nación, se encuentra en la parte superior de este blog, en la columna respectiva

La Megacausa continúa activa
LA CRISIS MUNDIAL Y SU ESCASO PESO EN
EL TEMA DEL REGISTRO DE LA PROPIEDAD
   Un análisis estadístico emitido por  los Tribunales del Fuero Penal local en Córdoba hace unos años  informó que en la provincia el 73 por ciento de los imputados llegaron al juicio en libertad, el 13 por ciento de las causas se elevaron a juicio y que las sentencias comprendieron sólo el uno por ciento de condenas.     
   El cotejo de esta generalidad con la causa del Registro de la Propiedad en el mismo periodo arroja que casi el 73 por ciento  de los imputados llegaron al juicio presos, más del 90 por ciento de casos fueron elevados a juicio y también más del 90 por ciento recibieron  condena.
   Esta causa que persigue desde hace 15 años a supuestos autores de millonarios negocios inmobiliarios,  delitos que todos sabemos que son imposibles de realizar sin información, poder, dinero e influencias,  tiene como imputados a cientos de personas y trabajadores comunes sin ninguna jerarquía, al tiempo que no se encuentran entre los acusados a funcionarios, políticos y/o poderosos.
   A estas antinomias se suman otras, como la existencia de una comisión única que repite juicios a los mismos imputados, dentro de un Poder Judicial raquítico de recursos que según el mismo informe sólo puede resolver el 25 por ciento de las causas.
   No hace falta ser entendido en la materia para que tan abruptos contrastes no despierten inquietud o expectativa de explicación por parte de los mismos equipos que emiten las estadísticas, aunque hasta donde sé, ninguna respuesta, ni matemática ni de las otras  se ha ensayado aún.
   ¿Será entonces cuestión de seguir esperando?
   Porque para este tipo de pandemia, por así llamarla, pareciera que los plazos no existen… 

Buen gesto de desprendimiento
SCHIARETTI HIZO LA PUNTA PERO LA MAYORÍA
POLÍTICA  MIRÓ  DISTRAIDA HACIA OTRO LADO
  “Hacerse el oso”, más que del lunfardo como pudiera llegar a suponerse, es el dicho popular que encierra una certera imagen que sintetiza la actitud de alguien a quien todo le resulta indiferente. En su génesis, dada en España y según lo consignan los libros, esta frase indica que un individuo intenta llamar la atención haciendo piruetas, supuestamente graciosas y exageradas, como lo haría un oso de circo.
   En nuestro país, en cambio, la expresión asumió un sentido diferente, pues “hacerse el oso” significa hacerse el tonto o el distraído. Se usa para describir la actitud de quienes quitan la atención de un tema en el que están involucrados o cuando, en ciertas oportunidades, intentan pasar inadvertidos para evitar inconvenientes.
  Ahora vamos a los bifes: veloz y oportuna fue la actitud de nuestro gobernador, cuando adelantó que por cuatro meses declinaría el 45 por ciento de sus haberes como primer mandatario provincial, para ingresarlos a los fondos de ayuda a la superación de los efectos de la pandemia.
   Los miembros del máximo organismo judicial de la provincia, a lo mejor por pudor, destinaron al mismo efecto una parte de su mensualidad que habida cuenta de sus números altisonantes, es para pensar que a sus bolsillos tal muestra de desprendimiento no les hace ni cosquillas.
   Tengo entendido que lo mismo ocurrió -porque los empujaron la lógica y la gente- con los cargos políticos del plantel gubernativo mientras que el resto al menos hasta ahora optó por adoptar el temperamento osuno y hacer la del perro que lo están, digamos, cuidando sus amos.
   Y realmente es para coincidir con el pensamiento sin dudas uniforme de la ciudadanía que ve en su clase política a una especie de casta privilegiada, porque entre los componentes de sus mensualidades se incluyen otras ventajas, más allá de los viáticos y de otras menudencias como desarraigo, etc. que llevan la suma total a cifras envidiables y de esto no quiero hacerme el oso eximiendo a la corporación legislativa tanto de la provincia como de la Municipalidad, hasta el punto que dejando de lado honrosas excepciones, hasta bien pudieran deliberar en la “Cueva del Oso” de nuestro parque principal.
   No son momentos de simplificar estas cosas con el “acompañamiento moral” con lo que nadie, por no ser moneda corriente, compra  mercaderías, servicios o paga otros gastos, sino con gestos terminantes y documentados de donaciones reales, tangibles, mensurables, que no sería otra cosa que devolverle al pueblo una milésima parte de lo que ese pueblo paga a través de los impuestos y que en la práctica no recibe más que migajas en materia de servicios y prestaciones y si no me creen o suponen que me equivoco, evalúen la multimillonaria deuda provincial, la inseguridad imbatible, el déficit habitacional, el crecimiento imparable del narcotráfico…¿quieren que siga enumerando falencias?.
   Entonces, señores y para que no se sientan marginadas también ellas, las del conquistado cupo femenino, es hora de formalizar y hacer públicas, cuáles son las sumas de sus sueldos que destinan a obras o urgentes acciones solidarias.  
   O de lo contrario, cuando se celebre si es que existe el Día del Funcionario, hagan por ejemplo en el Estadio Kempes o en la Plaza de la Intendencia, una gigantesca ronda, todos y todas, o todes si así lo prefieren, ataviados como osos.
   Blancos, pardos o pandas, para el caso y simbólicamente será lo mismo…

A Llaryora lo esperan en el ring
SUOEM PERSISTE EN SU COSTUMBRE NADA
SOLIDARIA DE RASCARSE  PARA  ADENTRO
   Dos detalles hay que tomar en cuenta, al margen de las históricas y a veces desmedidas exigencias o caprichos de la dirigencia sindical municipal: uno, la certeza indisimulable que el eternauta Daniele sigue moviendo a sus huestes desde la cúpula hacia abajo porque no debe aflojar en sus pretensiones de volver a la conducción y otra, para no dejar sentado el precedente que alguien oficialice la reducción de beneficios que en su momento fueron otorgados y que ahora al no ser justificables, perderían su vigencia, tanto como su calificación de conquista sindical con aplicación atemporal.
   Es bueno eso de considerar las prolongaciones de jornada -que se supone son suplementos adicionales cuando son realmente necesarias-  como una especie de derecho adquirido, pero también es mejor al menos para los vecinos que existen tácitas obligaciones adquiridas a las que sistemáticamente se esquivan. Y queda planteado el absurdo que se exigen los derechos y se olvidan de las obligaciones, como históricamente viene ocurriendo no con esta, sino con todas las administraciones de los últimos tiempos.
   En las últimas horas y por fortuna llegó el anuncio tranquilizador para las filas de los municipales y de paso para los provinciales, porque los sueldos de abril y las obligaciones previsionales de ambos sectores podrán ser normalmente cumplidas, obviamente en tiempo y forma, tanto que los pasivos percibirán su mensualidad este jueves próximo.
   Pero no hay que perder de vista el amague del gremio municipal, acostumbrado a imponer condiciones, porque no es que se pretenda sensibilidad frente al drama que nos agobia, sino algo de comprensión a partir de la líogica: no se puede pretender el pago de horarios, no tan solo que no fueron cumplidos, sino que a la hora de ser solidarios lo seamos entre todos, ya que tanto les reclamamos tal actitud a la dirigencia política, legislativa y judicial.
   Desde el sector sindical se apresuraron a levantar un ring en la explanada del palacio 6 de Julio, cuando lo que necesitamos es unión y solidaridad frente a la desgracia.
   No son horas de exigencias insostenibles ni de caprichos para mostrar firmeza en la conducción gremial porque la firmeza, también, se demuestra trabajando.

Algo sobre los cubanos que vienen
SIMPLE: HAY QUE EXIGIRLES LO MISMO QUE
A NOSOTROS NOS EXIGEN EN  EL EXTERIOR
   Lo peor de todo es que se utilizan argumentos ideológicos por encima de las exigencias científicas para justificar la llegada, permanencia y actuación de los médicos cubanos, en lugar de apelar al cumplimiento de necesarias, normales, legisladas y habituales requerimientos científicos y diplomáticos.
   Que alguien me diga si un médico argentino, capacitado o no, puede ejercer en cualquier país del mundo sin revalidar títulos, superar residencias o sin contar con avales profesionales que garanticen sus conocimientos.
   Aquí entre nosotros, ciertos analistas no alcanzan a entender cuál será el precio político que deberá pagar nuestro país -más que el propio gobierno-  si esta maniobra de invasión médica tiene raíces en acuerdos celebrados a espaldas de los organismos que debieran intervenir para oficializarlos.
   En esa oración cívica que es el preámbulo de nuestra Constitución Nacional, cuando expresa “asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino” no es el caso de la tranquera indiscriminadamente abierta, sino accesible para quienes quieran compartir esta Patria sin segundas intenciones ni
subterfugios ideológicos, de los tantos que conoce la historia del país caribeño.
   Nos damos el lujo de exportar -dije exportar y no expulsar- a una enorme cantidad de científicos y de contar con una de las tasas más altas de médicos por habitante, así que desde la lógica debiéramos privilegiar el médico local antes que al importado.
   Y por último, una tibia sugerencia que parte no ya de la lógica sino del respeto a la calidad científica de nuestros profesionales: si los cubanos vienen a nuestras tierras, que antes de tomar un estetoscopio o manejar un bajalenguas, que aprueben la reválida de sus títulos ante tribunales incontaminados de ideologías, y serán beneficiarios de aquello que consagra nuestra Constitución.
   La ventaja de nuestra histórica hospitalidad.
 
¿Volveremos a ser como antes?
PEOR QUE LA CUARENTENA SERÍA QUE
“SE  RESETEARA”  NUESTRA  MEMORIA
   Algunos oyentes, varios en realidad, me pidieron que les brindara en este espacio el comentario que en su edición de este domingo publicara La Voz del Interior, y con todo placer es que se los ofrezco en versión oral:
   “No quiero que me tomen por un anticipador de tiempos, pero el encierro a veces nos empuja a mirar hacia adelante.
   ¿Cómo era aquello?
    Es tanto el tiempo que ha pasado; son tantas e intensas las situaciones vividas como las angustias compartidas y los secretos guardados, que si bien han transcurrido los días fue tan vertiginoso el desfile del espanto que aprendimos a clamar hacia adentro que se acortaran las horas y los momentos.
   ¿Cómo era aquello?
  No es grato evocarlo ahora desde un encierro no deseado e impuesto por la acción subterránea de una mísera partícula que a lo mejor algún pariente mayor consideró insignificante provocando su enojo. Esa porquería nos cambió la vida, nos incorporó términos ahora ya comunes como virus, barbijo, contagio, cuarentena, pliegue de codo, alcohol en gel, distancia social y otras que se agregaron a embole, aburrimiento, claustrofobia, tedio, raíces del pelo, salvoconducto, rompecabezas, crucigramas y toda la gama de entretenimientos televisivos incluyendo a los más insoportables y promocionados que descendieron al nivel de necesaria basura. Envidiamos a los que tienen en sus casas amplios patios, balcones a la calle o terraza propia.
   ¿Cómo era aquello? Nos volvemos a preguntar…
   La tos, el estornudo, una inocente febrícola o no distinguir olores como café, vinagre o chocolate nos empujaban hacia la aspirina, el té de limón con miel y los inclinados por la hipocondría apelaban al médico o al servicio de emergencia para insultar después porque demoraban por lo menos dos horas.
   ¿Cómo era aquello? Y seguíamos con la laguna en la memoria…
   La salida al centro, el asado con los amigos, agitar trapos en la tribuna, el café de la confidencia, el sexto al truco, el chinchón, el antiguo ludo, el estanciero o la simple caminata barrial habían ingresado a esas brumas que conducen al olvido. Nos aburría a veces leer a Borges o a Lugones porque las revistas de la farándula eran más entretenidas y en el peor de los casos plumereábamos el viejo y atesorado ejemplar de “El Eternauta” y lo devorábamos por enésima vez. Leídos todos los libros de la casa y hasta la ya desaparecida y vetusta guía telefónica que guardábamos sin saber para qué, pasaba a ser material de entretenida lectura.
   ¿Cómo era aquello? Nos ocupaba la mente, el alma, evocaciones nostalgiosas y algunas lágrimas que el pudor machista nos hacía que bebiéramos en silencio.
   Y llegó el día tan ansiado cuando murió la salvaje cuarentena, igual a cualquier otro día pero sin virus, sin gel, sin barbijo, sin lejanías ni temores. Sin angustias por el futuro pero con el lacerante dolor de lo perdido.
   Habíamos dado el paso vital e histórico de sobremorir, a sobrevivir.
   Y cuando experimentamos aquello que rondaba en las tinieblas del drama; en los predios de las desgracias; en los confines de la resignación, regresó victorioso aquel calor de cuerpo a cuerpo con húmedo jadeo y sin palabras, porque ya no eran necesarias.
   Y pudimos traer al presente, a nuestro presente que así, así como casi lo olvidamos, eran los abrazos”.
Gonio Ferrari