UN TRABAJO PARA EL
SAN CURA BROCHERO
Dos comprobados milagros hicieron que el Cura Brochero ya en condición
de primer santo genuinamente argentino, pasara a figurar seguramente en los
próximos almanaques y se incrementara la veneración que se le tiene, de manera
especial en la zona de Traslasierra.
El sacerdote que no conoció de
remisses ni de celulares o las facilidades que otorga internet, se sacrificó en
vida devorando kilómetros en su mula y en lugar de esperar los reclamos de su
feligresía, prefería visitarlos así estuvieran separados por el macizo
montañoso donde reina el Champaquí y la altiplanicie de Achala es un gigantesco
mirador que con generosidad regala una maravillosa vista de los valles.
José Gabriel Brochero ya es
santo, ungido en condición de tal por su compatriota Francisco, y para deleite
de los argentinos que tuvieron la dicha de presenciar la ceremonia, emocionarse
con el anuncio formal y seguir todas las alternativas de la santificación a
través de los enviados especiales que destacaron todos los canales y algunas
radios cordobesas.
Fue todo impactantemente
emotivo, memorable e irrepetible, como son los grandes acontecimientos de la
historia, aunque sea de nuestra acotada y sencilla historia de cabotaje.
José Gabriel Brochero, el de la mula, ya es
santo y vale repetirlo.
Roguemos entonces que desde
donde esté, el flamante santo interceda para que se produzca el milagro de que
cada funcionario compatriota que viajó a Europa, solo o acompañado, en clase
turista o en “first class” tenga la grandeza moral y cívica de pagar de su bolsillo sus
pasajes y estadías y suculentos viáticos, porque nuestros jerarcas, aunque sea
con una mínima cuota de poder, resaltan por una propensión a las comitivas
numerosas en que la mayoría se desvive por aparecer en la foto y que las
cámaras de la tevé los enfoquen.
En lugar de trabajar por el
país y buscar las soluciones esenciales sin irse al exterior, es como si
buscaran que la historia los recuerde más por haber estado en el Vaticano para
ligar algo de ansiada y necesaria santidad, que por haber sido útiles a la
recuperación de los argentinos.
Gonio
Ferrari
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