Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su
programa “Síganme los buenos” del 30 de octubre de 2016, emitido por AM580
Radio Universidad de Córdoba.
NUESTRO
INESTABLE BOLETO URBANO
Desde días atrás, situación que
puntillosamente se ventilara casi como una obsesión en este mismo espacio, se
observaba un cambio notorio en el servicio urbano de pasajeros, con demoras en
las frecuencias y un deterioro general del sistema, que es el resultado de la
caprichosa e impune regulación que practican los empresarios como elemento de
presión frente al poder concedente que es la permeable Municipalidad de
Córdoba.
Con empresarios y sindicalistas de la mano, era obvio que la suma de esos
sectores llevaría inexorablemente a un nuevo capricho en provecho de ambos,
como lo es instalar el fantasma de otro aumento en la tarifa porque el gremio
aprieta a sus patrones y ellos, en pleno romance con los representantes de los
empleados, elevan su demanda a la comuna que abandonó a los usuarios
quitándoles poco tiempo atrás una migaja de subsidio como estrategia para
otorgar a los empresarios un incremento no tan encubierto.
La historia
vuelve a repetirse, porque en la intendencia no quieren otro frente de tormenta
que se sume al conflicto permanente que viene planteando el SUOEM y ya se están
aflojando el cinturón de sus pantalones.
Pero de este escenario de especulaciones y
luna de miel sindical-empresaria al delirio de un boleto a pesos 13 con 50
hay una distancia sideral por sus nocivos efectos en la sociedad, que está
pagando resignadamente -¿qué alternativa queda?- el boleto más caro del país
para un servicio ciclotímico e inestable que se ajusta por igual a las
apetencias tanto de los permisionarios como de los dependientes de la UTA,
sectores que son los únicos beneficiarios porque si en este culebrón hay un
perjudicado, ese es el usuario.
Incrementar el valor del boleto recargándole
un 50 por ciento por encima del actual, exista o no un subsidio de por medio,
es un agravio a la necesaria estabilidad social que se requiere para escaparle
al temido estallido popular como ocurriera en otras ocasiones similares.
Alguna vez
alguien debe tener la suficiente espalda política y la imprescindible
sensibilidad comunitaria, como para ponerle freno a las siempre renovadas y desmedidas
pretensiones de estos actores que aparecen como antagónicos, pero que terminan
siendo socios para el beneficio común en desmedro del ciudadano.
Tanto FETAP
como la UTA vienen caminando por la cornisa del desborde, al amparo de una
cierta e inexplicable indiferencia oficial que con su acostumbrada displicencia
sólo aporta combustible a una situación al límite de las llamaradas.
El problema será que cuando estallen, no
alcanzará el agua inexistente para sofocar el incendio que se avizora en el
horizonte de un servicio cada vez más exageradamente oneroso y peor atendido
por los tres protagonistas de la novela: los empresarios, los choferes y el
municipio que debiera regularlo.
Y una única
víctima que es el sostenedor de un sistema que desde tiempo atrás se transformó
en perverso sin que nadie hiciera nada por evitarlo.
Por eso
estamos como estamos y es muy peligroso que así sea.
CONVERSAMOS
CON MIRTA TUNDIS
Durante unas horas
en el curso de esta semana visitó Córdoba la Sra. Mirta Tundis, diputada
nacional, presidente de la Comisión de Previsión y Seguridad Social de ese
organismo legislativo y cumplió una serie de actividades inherentes a sus
importantes funciones.
Concurrió a la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Abogados y Procuradores de la Provincia de Córdoba donde fue recibida por su titular el Dr. Gonzalo Paulí, el representante de los abogados jubilados Carlos Ruiz Palacios, referentes de todas las cajas de jubilaciones de los profesionales (ingenieros, escribanos, del arte de curar, etc.) y otros dirigentes.
La
presentación de la Sra. Tundis estuvo a cargo del titular de la Fundación
Graduados Universitarios de Córdoba, nuestro amigo y especialista en cuestiones
previsionales, el abogado Héctor Mario Silvestro.
En ese marco,
los profesionales le plantearon su inquietud y preocupación frente al estudio
que se está llevando a cabo con el proyecto de modificación de la ley de
jubilaciones.
Posteriormente en la Facultad de Derecho y
Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, la legisladora ofreció
una clase acerca del “Presente y futuro de la previsión social en Argentina”,
que fue seguida por una numerosa concurrencia de docentes, egresados y
estudiantes del Derecho.
Mirta Tundis,
con domicilio y actuación en el bonaerense partido de La Matanza, integra el
bloque del Frente Renovador que responde a Sergio Massa.
La
legisladora, con brillantes antecedentes periodísticos y descollante paso por
radios porteñas y los canales de televisión 13 y TN, conversó con el
conductor de “Síganme los buenos”, su colega cordobés Gonio Ferrari, creador y
director del espacio que difunde Radio Universidad de Córdoba, oportunidad en
la que abordaron temas vinculados con las jubilaciones y otros aspectos de la
realidad que rodea a la tercera edad, como lo son la indiferencia, los olvidos,
la indignidad de las mensualidades y otras carencias que configuran un panorama
de irrespetuosidad hacia quienes todo lo merecen.
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En este
blog que se actualiza prácticamente a diario, está aparte la grabación completa
de dicha entrevista, que de manera fraccionada se difundió en la emisión de
“Síganme los buenos” de este domingo 30 de octubre.
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EL
RECUERDO DEL BESO AZUL
En el QTH de la femenina, (tal como lo
consignaría un parte oficial de la policía con su ya conocido y difundido
“slang”) en circunstancias que otra femenina se le apropincuó con intenciones
que se tratan de establecer, la persona de marras se dirigió a la uniformada y
le manifestó
--Agente de
patrulla, ¡la voy a besar…!
--¡Proceda,
femenina, está autorizada! fue la marcial respuesta, caminaron de la mano hasta
la plaza del barrio y con suaves arrumacos llamaron la atención de la gente que
circulaba de infante e interrumpieron el tránsito sin necesidad de tocar pito
alguno.
No es una cuestión de imaginación
solamente, porque con seguridad que en algún momento existió ese diálogo tan
jugoso como breve, expresivo, cuartelero y aleccionador, entre esa chica agente
de policía, en esta Córdoba sorprendente y una joven panadera (repito:
panadera) de Arguello.
A los pocos meses después del flechazo ya
convivían y luego, Registro Civil de por medio, blanquearon la relación
igualitaria, se acogieron a la ley y se casaron en la primera experiencia
formal de esas características que registran los archivos en la provincia
mediterránea.
Pueden buscarle los costados que quieran,
pueden calificar la situación de la manera que se les pueda ocurrir, pueden
tejerse miles de conjeturas vecinales, especulaciones de orden religioso, moral
o ético, pero ninguna de las conclusiones a las que se lleguen superará lo que
para ellas, sin dudas no es sino una historia de amor.
En lo personal bien sabemos que las
opiniones acerca de las legalizadas relaciones entre personas de un mismo sexo,
son parte de un interminable debate en la sociedad y es por eso que lógicamente
existe una atendible curiosidad, cuando estos casos trascienden y son motivo de
aprobación, de censura o lisa y llanamente de reprobación.
Más allá de los enfoques individuales que
les puedan asignar a ciertas actitudes propias de tales situaciones, está claro
que la exteriorización de tal tipo de cariño, afecto, ternura, pasión o como se
la quiera rotular, no deja de ser un impacto si se advierten en lugares
públicos o concurridos -lo que para muchos roza la condición de escándalo-
porque aún no hemos adquirido la costumbre de tomarlas como parte de una
creciente habitualidad.
Y no es casual
citar la breve historia de la mujer policía y su actual esposa o esposo.
No es casual porque unos días atrás se
produjo un revuelo en la Plaza Colón de esta ciudad cuando una vecina advirtió
que una pareja visualmente femenina se prodigaba arrumacos, caricias y besos y
no tuvo mejor idea que llamar a la policía para que pusiera fin a lo que se
supone consideraba libertino, repugnante y vergonzoso.
Tres patrulleros concurrieron “al toque”
y en un marco de innecesario despliegue operativo se llevaron a las tortolitas
a donde las tuvieron, según comentarios callejeros, en condición de “retenidas”
por vaya a saberse la violación a qué disposición discriminatoria, si es que
está vigente, hasta que seguramente algún funcionario azul haya recordado la
situación de la colega uniformada y su pareja “femenina”.
A veces uno se plantea la duda si ese tipo de denuncia es por sentirse víctima de una agresión visual, por alboroto social, asombro, estrépito vecinal o simplemente por íntima envidia.
A veces uno se plantea la duda si ese tipo de denuncia es por sentirse víctima de una agresión visual, por alboroto social, asombro, estrépito vecinal o simplemente por íntima envidia.
SRA.
“K”: ¿LAS CULPAS SON SIEMPRE AJENAS?
En uno de sus espacios de las redes
sociales, la Sra. ex presidenta de la Nación que ahora procura volver, envió un
mensaje con nada de subliminal, que textualmente voy a recordar, que decía así:
“El objetivo global del manoseo de las estadísticas públicas es construir el
relato del macrismo”.
Por lo que se advierte, al menos se ajustó a
los 140 caracteres que reclama el sistema, pero desnudando una enorme dosis de
amnesia.
No es necesario exigirle demasiado a la memoria para traer a la mente y
al raciocinio aquellos tiempos duros para buena parte de la sociedad argentina,
cuando como por arte de magia o de mentira desde el poder partía ese mensaje de
bienestar y progreso basado en que no existían la inflación, la pobreza ni la
desocupación.
Tampoco eran parte de nuestra realidad
cotidiana la pérdida del poder adquisitivo del salario y la fantasía llegó a
tan delirantes niveles que hasta se aseguraba que en Alemania había más
indigentes que entre nosotros, los regidos por el modelo nacional y popular.
Pasó lo que pasó con una transición
traumática aunque sin caer a eso tan negativo y negador de los recuerdos como
lo es aquello de “borrón y cuenta nueva”, pese a lo complicado que resulta
escribir algo entendible sobre el pizarrón plagado de garabatos.
Ahora, quienes cargan en sus espaldas y
en la conciencia del fracaso el peso de una culpa no asumida, pretenden enseñar
a gobernar y en lugar de hacerlo desde la humildad del derrotado, se empinan en
su propia soberbia que es la causante innegable de su lamentable amnesia.
No les importa o no quieren reconocer
el burdo desapoderamiento de cuantiosos bienes, como si esa maniobra fuera un
pasaporte a la tardía honestidad y endilgan a sus reemplazantes en el poder,
acciones que durante mucho tiempo fueron sus banderas ante el pueblo, como por
ejemplo una, la mentira de las estadísticas que dibujaba el Indec.
Todo se sabe. La verdad como la falacia
recorren un camino circular y en algún momento vuelven a sus orígenes y pasan
por allí hasta el papel carbónico de la historia que se cansa de
recordarlas.
Ahora que vienen los tiempos más cercanos a
“devolver” que a volver, puede que exista una toma de conciencia que al menos
lleve a no mentir.
Es para asignarle alguna razón a
Maquiavelo, quien supo sostener que la naturaleza de quienes son soberbios y
viles es mostrarse insolentes en la prosperidad y abyectos y humildes en la
adversidad.
Ni más ni menos, salvo eso de la
“humildad” …
LA MEGACAUSA DEL REGISTRO
Allá por diciembre del año 2013 el Grupo de
Trabajo sobre la detención arbitraria de la ONU emitió un dictamen en el marco
de la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba en el que determinaba que
la prisión preventiva de uno de los imputados era arbitraria, por lo que
recomendaba su inmediata libertad y la reparación económica del daño
sufrido.
Anteriores dictámenes de reconocidas
organizaciones no gubernamentales en la materia como el CELS y el Servicio de
Paz y Justicia, liderado por el premio Nobel de la Paz Pérez Esquivel, y poco
después nuestra Corte Suprema, fallaron en idéntico sentido, con lo cual quedó
claramente establecido que la prisión sistemática aplicada en la causa que nos
ocupa desde más de tres años atrás, se convirtió en abusiva.
Estos dictámenes son esperables si tenemos
en cuenta que a lo largo y ancho del mundo las leyes proclaman la
inocencia de toda persona hasta que sea juzgada por un tribunal objetivo e
imparcial que no debe conocer previamente al imputado, ni tener opinión
preconcebida sobre el supuesto delito.
Y aquí otra vez, como dicen los chicos,
estamos en el horno porque los jueces de la comisión especial nombrada
repiten de memoria los juicios a los mismos de siempre y hasta han salido en
televisión a opinar sobre el tema, por lo que de imparcialidad….ni hablar.
No es fácil encontrar los motivos por los
que el Poder Judicial en esta causa desvirtúa lo establecido, encarcelando sin
juicio y condenando sin imparcialidad, pero es probable que algún nuevo fallo
acomode también esta realidad.
Lo mismo que para los que permanecen
detenidos sin saber a conciencia los reales motivos, es para suponer que se
trata de una simple y perezosa cuestión de paciencia y de respeto por la Ley.
EL
CLIMA SOCIAL CON PRONÓSTICO RESERVADO
Mentiroso y deshonesto
sería sostener que recorremos tiempos de bonanza y bienestar económico, del que
sólo gozan los encumbrados empresarios, los altos funcionarios con jugosas
mensualidades y muchos de los que fueron paradigmas de la cercana década más
saqueada, rapiñada y mentida que ganada como se la proclamó con total
desparpajo.
Tiempos complicados en lo laboral, en
nuestra economía, en el campo social y en la percepción de la gente aún no
curada de espanto, que desde su pesimismo elabora situaciones a futuro no del
todo placenteras, sino más bien emparentadas con el reiterado sacrificio y en
el peor y menos deseado de los casos, con la peligrosa e indeseada resignación.
Sería infantil que desde el poder se
pretendiera remendar la situación con dos mil pesos urbi et orbe nacional, porque es equivalente a darle una aspirina a
un enfermo terminal y así vemos que tampoco alcanzará con los retoques al pago
del impuesto a las ganancias, medida que absurdamente implantara el gobierno
anterior, cuando bien siempre se supo que el sueldo y más la jubilación pueden
ser considerados como ganancia.
Y para colmo uno de los sectores más
beneficiado con el sueldo mensual aunque sea merecido por la responsabilidad
del cargo, que son los jueces, ellos sentenciaron hacia adentro que no tributan
y que su mensualidad es intocable.
Si se resuelve pagar esos pesitos a los dependientes
del Estado, habrá reclamos para que imiten ese temperamento los del ámbito
privado, pero no esa suma irrisoria, sino el resultado de conversaciones y
consensos según cada actividad.
Ese de por sí, ya es un foco de conflicto
como otro lo será si se excluye a algún estamento de la sociedad, como por
ejemplo los jubilados que en el orden nacional y en la mayoría de las
provincias son los más postergados y sujetos a la injuria del olvido.
Es para pensar entonces que los 20 mil millones
con los que el Estado pretende instrumentar ayuda mediante diferentes planes
sociales y otros mecanismos de contención, no alcanzarán a evitar la palpable
efervescencia social que se agudiza con el correr de los días hasta las fiestas
de fin de año.
La tranquilidad está momentáneamente en
tiempos de espera, adormecida hasta que los empresarios como siempre y
aduciendo defensa propia, comiencen a poner en vigencia esa maldita costumbre
del “por las dudas” a la hora de establecer los precios de sus productos,
cuando ellos representan a un sector al que también es necesario reclamarle una
parte del sacrificio al que está obligada desde siempre la población en
general.
Entonces y por ciertas analogías de
pensamiento se nos viene a la memoria aquella histórica frase del dirigente
sindical Luis Barrionuevo, aquella vez que sostuvo que el país saldría adelante
“cuando nos dejemos de robar por lo menos durante dos años”.
El gremialista fue duramente cuestionado,
ridiculizado y sus dichos pasaron a la antología de las descalificaciones y las
ofensas.
Pero a medida que pasan los años, vamos
entendiendo cuánta razón le asistía a Barrionuevo.
VERDURAS ASTRONÓMICAS Y PROHIBITIVAS
Debo jurar por mi honor, aunque lo haya
perdido en mi primer picnic decía un despistado amigo, que pensé estar frente a
una broma cuando el verdulero de mi barrio, autotitulado empresario del
cinturón verde de la ciudad, me avisó cuando estaba comprándole algunas cositas
para el diario cocinar, que el calabacín costaba casi 100 pesos el kilo y los
pimientos, poco más que esa cifra de por sí alocada.
¿Cien mangos? Fue mi pregunta entre el
estupor, la bronca, la indignación y la incredulidad.
No había error. Eran los números ajustados a
una realidad que me quisieron hacer entender en el marco de la sorpresa
recibida, mientras pensaba en algunas latas de sardinas y en otras conservas
que atesoraba en mi despensa, siempre a disposición y por la costumbre
adquirida en tiempos de malaria.
Es una impresión que ahora tenemos, o por
allí llegamos a pensar que tiempo atrás no existían los precios ajustados por
los excesos de lluvias, por la sequía, por las inundaciones o por los vientos.
La cuestión es que ahora, más que el
esfuerzo de los sacrificados productores que por lo general reciben monedas, se
tiene el cuenta el pronóstico o la evaluación de cada meteorología regional,
para tomar idea de lo que mañana nos puede costar una papa, una cebolla, un
casi inaccesible atado de espárragos, un
zapallo como los que dejábamos crecer en el jardín o el otrora gratuito
perejil, sinónimo actual de las personas sin importancia social, política,
empresarial o deportiva.
No es posible para la mayoría de los
argentinos prescindir de las verduras y hortalizas, porque tal temerario
temperamento nos llevaría al seguro endeudamiento con el carnicero.
El brochet de arroz representa una paciente
tarea artesanal que lleva su tiempo y el consecuente deterioro por cansancio
visual, y los tallarines a la parrilla son una ofensa a nuestros criollos
ancestros.
En consecuencia, habrá que seguir tolerando
el ayuno de lo verde como a veces nos toca practicarlo y respetarlo con las
achuras, las costillas, un tierno matambre o las tiernas, crocantes y
enloquecedoras mollejitas.
Es cuando uno siempre intenta un salto al
vacío y a veces se encuentra con la parrilla ardiente o las cenizas todavía
dañinas a la piel.
Mientras, los verduleros que se empachen con
sus propios calabacines, pimientos, zapallos, arvejas, lechugas y perejiles que
supieron conseguir.
Y no pudieron vender …
DOLOROSA NOTICIA
No tan sólo el querido y
malogrado Dr. René Favaloro fue quien alguna vez aconsejara que no había nada
mejor para controlar el colesterol y la presión alta, que un vaso diario de
buen malbec, cabernet, tempranillo, tannat o borgoña.
Algunos ahora enrolados en Alcohólicos Anónimos
lo tomaron -si, lo tomaron- demasiado al pie de la letra y el exceso fue más
pernicioso que el pretendido remedio a esos males que se controlan mediante la
ingesta de medicamentos que para colmo, son carísimos aunque en algunos casos
en parte los cubra la obra social.
Ocurre que el vino regala tantas sensaciones
memorables, que no existe nada mejor que beberlo en la plenitud de los
sentidos, sin interferencias que modifiquen texturas, sabores reales o
imaginarios al paladar, acidez, suavidad o retrogusto, que es esa sensación que
nos acompaña un largo rato luego de catarlo.
Y toda esta introducción absolutamente necesaria,
sirve para acompañar una mala noticia, que consigna que el producto que más
aumentó de precio en el último año, ha sido precisa y lamentablemente, el vino.
Algunos culpan a la mala cosecha,
considerada como la peor de los últimos tiempos, cuando la mejor que existió,
recuerdan los que saben, fue la del 2002 y por eso los vinos de esa vendimia
son los más difíciles de encontrar y los más caros a la hora de comprar.
Por todo este panorama al haber sido una
mala cosecha la oferta es inferior y por eso los precios aumentan en proporciones
desusadas, como acontece en este último año.
En Córdoba los vinos genéricos -esos que
vienen en cartones- (¡puajj!) aumentaron un 65 por ciento y más pero en los
vinos llamados finos, el incremento en general fue de alrededor del 50 por
ciento.
La producción vitivinícola nacional estuvo
en uno de los niveles más bajos de su historia y de acuerdo con datos de la
Organización Internacional de la Viña y el Vino, la producción alcanzó los 8,8
millones de hectolitros en lo que va de 2016, lo que implica una caída de
alrededor del 35 por ciento anual.
Son culpables las inclemencias del clima en
Cuyo, las lluvias demasiado abundantes y la reiteración de los ataques del
granizo, los más dañinos en el último medio siglo.
Con este panorama, Mauricio Macri tendrá que
modificar las agujas de su promesómetro, porque eso de la “revolución de la
alegría” si carece de vino a precios accesibles, pasará a ser el festival de la
gaseosa o del jugo casero.
Y los argentinos no merecemos tal ignominia.
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