UNA VEZ VOTAMOS PARA
DEJAR
DE SER AQUEL “PAÍS DE
MIERDA”
Sería nada más que para dejar limitados al terreno de lo
folklórico-político aquellos conceptos que libremente regalara a la audiencia
la Doña que Ahora Quiere Volver, cuando en una reciente entrevista se ocupó de
rotular de “choborra” a la ministra Bullrich, decir que Lilita Carrió es una
gorda y que el presidente de todos y de todas (actual) era idiota.
Son a veces tantas las barbaridades que se intercambian de trinchera a
trinchera que ahora los sociólogos se devanan los sesos evaluando con certeza,
que suelen ganar la guerra los que menos balas les descerrajan a sus
adversarios y son las urnas las que actúan como inapelables árbitros de esas
batallas.
Y suele también ocurrir en aquellas personas que durante mucho tiempo se
escondieron de micrófonos, cámaras y grabadores que no contaban con sus
simpatías ni su generosidad, que de golpe incurren en “destapes” impensados
intentando llevarse por delante a la sociedad, pero olvidando que existen dos
elementos incuestionables que son los archivos y la memoria, que es en
definitiva y como consecuencia el lápiz de la historia.
Y simplemente como pantallazos para las inevitables y necesarias
comparaciones moviendo eso que le llaman cerebro aún activo, entran
atropellando ciertos hechos de aquellos días en que un Fiscal de la Nación cayó
abatido por las balas de los sicarios que lo suicidaban, con tanta mala suerte
que eso le ocurrió cuando le quedaban pocas horas para ser protagonista de un
acto jurídico que podía haber llegado a
erigirse en inolvidable, pero no llegó a concretarlo en aquel país que no es el
actual “de mierda” según la poética definición de la dama que a veces es
preferible ni nombrar.
Y uno de sus amigos -de Ella- el virtualmente desaforado y “entrerrejado”
Julio De Vido según se comenta acosado por la crisis energética que padecíamos
los argentinos, habría negociado con Irán la impunidad de la responsabilidad,
intelectualidad o autoría del atentado a
la Amia a cambio de una buena provisión de petróleo.
En el país actual “de mierda” y durante el gobierno que lo precedió se
dibujaban las estadísticas y al esconder la realidad, los imbéciles pretendían
vender que los crímenes no existían, pese a que un organismo encargado de
estudiar la represión policial e institucional (no recuerdo exactamente su
nombre) reveló que entre los años 2003 y 2015 en plena vigencia del
kirchnerismo murieron 3070 personas asesinadas a razón de una cada 34 horas,
por efectivos policiales de provincias y agentes penitenciarios. A todo esto el
Centro de Estudios Legales y Sociales durante el mismo período que
delirantemente algunos rotularon como ”la década ganada”, reportó que las
fuerzas de seguridad porteñas y de sus aledaños contabilizaron 1549 muertes de
las que más de la mitad eran menores de 25 años.
¿Desaparecidos?. Cuando no éramos “país de mierda”, en 2009, un tal
Luciano Arruga, pibe de 16 años, se negó a robar para la policía bonaerense
siendo gobernador ese muchacho Scioli, ahora candidato a legislador por la
lista de Ella la que Ahora Quiere Volver, fue torturado y asesinado. Se supo
que tiempo después habría sido enterrado como NN en el cementerio de la
Chacarita.
Recordemos con respeto a Jorge Julio López, allá por el 2006.
Otro caso, año 2011 en Rio Negro, el del salteño Daniel Solano, de una
comunidad guaraní de Tartagal, golpeado y torturado por la policía lugareña
luego de una protesta. Solano era cosechador de manzanas, le dijeron que
cobraría 200 pesos diarios pero le liquidaron nada más que 43. También era un
muchacho de 26 años, procesaron por su “desaparición forzada de persona” a
siete efectivos policiales, pero el joven jamás reapareció y la Doña Ella nunca
siquiera lo recordó en sus frecuentes peroratas televisivas cuando se empalagaba
con los derechos humanos.
Quien proclamó urbi et orbe
que no quiere vivir en este “país de mierda” sólo pone sus manos (con guantes
de amianto) en el fuego por sus críos y por nadie más, a lo mejor para esconder
que la Hija de, había encanutado cinco palos verdes de origen desconocido
(ahorrativa la jovencita) y que su Nene de, líder de una devaluada La Cámpora
se daba el lujo de gastar 55 mil pesos diarios durante el año pasado, cuando en
el barrio lo conocían como “El Esquimal” porque no había transpirado nunca.
Agradezcamos entonces con patriotismo vivir ahora en este “país de
mierda”, celebrando que la amnesia haya sido otra de las pestes que como daños
colaterales, los artífices del modelo nacional & popular nos inocularon
durante tantos años de bonanza, decencia y honestidad.
Gonio Ferrari
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