Desgrabación
de los principales comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa
“Síganme los buenos” que difunde AM580 Radio Universidad de Córdoba, edición
del domingo 1 de octubre de 2017 en dúplex con 88.5FM
DE VIDO ENCABEZA EL DESFILE
En realidad el desfile ya había
comenzado pero ahora es como si el paso de quienes están acusados de hechos de
corrupción que tanto daño nos hicieron, estuvieran más a la vista de una
sociedad que esperaba un despertar de la Justicia para poder así volver a
confiar en la democracia.
No es el primero en sentarse en
el banquillo de los acusados, que para muchos por sus efectos suele tener casi
idéntica utilidad como el inodoro, pero viene a ser la iniciación de los
juicios orales que más ansiaban al menos los que padecieron las consecuencias
de tanto saqueo y desprecio por la honestidad.
Julio De Vido en ese aspecto
viene a ser como un símbolo, precursor de personajes aún más importantes que su
condición de ex poderoso ministro, porque en lista de espera tenemos nada menos
que a un rockero y motoquero ex vicepresidente, a miembros de la familia
kirchnerista y la última presidenta que tuvimos los argentinos.
De niveles inferiores hay
muchos más, al igual que pistines que en su momento adquirieron marcada
notoriedad por su cercanía y comunión con el poder, tales los casos de Moreno,
D’Elía, Schoklender, doña Hebe, Milani, López y varios más, sin contar a
quienes aparecen complicados con turbios manejos vinculados con el
narcotráfico, caso de la efedrina con quien desde 6-7-8 lo dieron como ganador
de la gobernación de Buenos Aires, Aníbal Fernández y algunos otros personeros de
la sospecha y del delito.
Es cierto que hubo en eso de
llevarlos ante la ley, más tiempo del que imponían las circunstancias y las
prisas, pero es preciso reconocerle al gobierno un buen manejo de los tiempos,
administrando las ansiedades con la mira puesta en el calendario electoral, que
suele ser el indicador de muchas acciones de los hombres y mujeres que de la
política han hecho una religión.
¿Que ahora pesa sobre muchos de
los actuales gobernantes la sospecha de algunos actos reñidos por la Ley?
Es cierto, pero también para
ellos, si son formalmente acusados, estará la misma vara, esa que por igual
condena o absuelve y es cuestión de dejar pasar los tiempos hasta que ello
ocurra.
Porque cuando se impone la
presencia y el respeto por la ley, eso vacuna a la Justicia contra toda
intromisión del poder político y la ubica en el necesario plano del equilibrio
a la hora de juzgar.
Tengamos entonces la paciencia
de esperar, lo que no significa de ninguna manera el camino hacia la impunidad,
un sendero que muchos recorrienron por largos tramos, creyendo que los llevaba
a la indemnidad.
Y si las instituciones se
fortalecen, es cuando la Ley no tiene dobleces, padrinos ni oscuros personajes
que se cansen de quebrantarla.
Eso es llegar a ser un país en
serio…
¡BASTA DE FABRICAR POBRES!
Lo sabemos por duras e históricas experiencias que uno de los
principales objetivos de los políticos es la permanencia en la conducción, lo
que a veces se transforma en algo parecido a una vocación por la eternidad y de
esos ejemplos tenemos para regalarle al mundo.
La cuestión es que existen maneras y maneras de alcanzar esa meta que
van desde el populismo hasta la correcta administración de los recursos que
permita una equitativa distribución de las riquezas, más aún en un país que las
cuenta a raudales por su geografía, acceso al mar, industrialización, minería,
agricultura y otras fuentes naturales.
Con la aplicación de políticas progresistas se crece cuando es la
honestidad el camino sin exclusiones de corte ideológico, religioso, racial o
de cualquier otro fundamento que lleve a la marginación de los más débiles y al
encumbramiento de los poderosos, porque al medio queda el segmento más
importante de la sociedad que vive penando en saber si se ubicarán arriba o
irán aún más abajo.
Evaluando la situación en Córdoba, es complicado aceptar que con su nivel industrial, la producción agropecuaria y su pujanza comercial, tenga para exhibir con mucho de vergüenza, una cantidad creciente de pobres y de pobreza que en las últimas dos décadas no ha sido posible revertir hacia el bienestar, la inclusión y la bonanza que son elementos básicos para recuperar eso que los políticos tan pomposamente le llaman dignidad.
Evaluando la situación en Córdoba, es complicado aceptar que con su nivel industrial, la producción agropecuaria y su pujanza comercial, tenga para exhibir con mucho de vergüenza, una cantidad creciente de pobres y de pobreza que en las últimas dos décadas no ha sido posible revertir hacia el bienestar, la inclusión y la bonanza que son elementos básicos para recuperar eso que los políticos tan pomposamente le llaman dignidad.
Entonces a la hora de sondear la realidad en procura de una explicación
certera y coherente para tal desastre social, tenemos que llegar a la penosa
conclusión que es desde el poder que se alienta tal situación, o sea la
generación de pobreza y de pobres, que es lo que permite luego el triunfo del
populismo y la charlatanería a través del subsidio, las becas sin
contraprestación laboral y las políticas de ajuste tarifario e impositivo que
llevan al achicamiento de las empresas en sus plantas de personal, pero que a
la hora de los votos son los postergados, destinatarios de las promesas y los
bolsones, los que cegados por esa esperanza que les venden los gobernantes,
reinciden en elegirlos.
¿Cuántos años llevamos sosteniendo en la cúpula al mismo signo político
que no ha sabido, no ha podido o no ha querido solucionar el problema de los
pobres y de su pobreza? En la evaluación de los índices estadísticos están las
respuestas que muchos pretenden esconder si no las pueden manipular, aunque
salen a vociferar tildándolas de irreales cuando poco hacen para superarlas.
Estamos a tres semanas de una consulta popular y llega a niveles de escándalo
la publicidad oficial que con su envolvente y oneroso palabrerío asegura que
podrá, en el corto plazo, revertir una situación lamentable que a lo largo de
tanto tiempo más que mantenerse se agravó, porque ellos, los malos dirigentes,
para quedarse necesitan que los voten y para que los voten tienen que seguir
prometiendo, mientras vilmente ven que pobres y pobreza siguen creciendo.
Por suerte también la sociedad de la que los pobres son buena parte, viene aprendiendo en base a dolor de qué manera es utilizada y bastardeada y poco a poco cuando se expresa en las urnas, divulga su mensaje de bronca e impotencia que además tiene un sonoro grito de esperanza, ilusiones y reales perspectivas.
Por suerte también la sociedad de la que los pobres son buena parte, viene aprendiendo en base a dolor de qué manera es utilizada y bastardeada y poco a poco cuando se expresa en las urnas, divulga su mensaje de bronca e impotencia que además tiene un sonoro grito de esperanza, ilusiones y reales perspectivas.
Es hora que a los pobres se los
deje de utilizar como pretexto y se los atienda como futuro, como el porvenir
que anhelan, como el venturoso destino que merecen.
Porque todos los que prometen
-todos- seguramente jamás vivieron privaciones.
Kennedy, quien algo
sabía de política, sostenía que “Si una sociedad libre no puede ayudar a sus
muchos pobres, tampoco podrá salvar a sus pocos ricos”.
Y por tal razón, debe terminar de una buena
vez ese perverso negocio político que padecemos en Córdoba, que por claras
omisiones, desde el poder sigan fabricando pobres.
SIGUE LA NOVELA DEL MUERTO LITIGANTE
Novedades
precisas, lo que se dicen precisas, no las hay en torno de esa curiosa causa en
la que un muerto iniciara una demanda de desalojo contra una viejita enferma y
vulnerable, después de haber muerto -no la viejita sino el denunciante- nada
menos que ocho meses atrás.
La
cuestión no es tan simple, porque a la orden de desalojo la decretaron en dos
instancias tribunalicias y cuando estaba a punto de concretarse el lanzamiento,
alguien se avivó de esa situación que es una mezcla de trágica y risible por
sus entretelones.
La
vivienda que es en realidad una tapera, está enclavada precariamente en un
apetecible terreno de Altos de Villa Cabrera, a poca distancia del shopping, lo
que la transforma en un valioso objetivo si de valuación real se trata.
El tema
es que la denuncia de tal anomalía se formalizó más de dos meses atrás con el aporte
de pruebas contundentes, citando como ejemplo la presentación de una legalizada
partida de defunción del mismísimo demandante, lo que se pasó por alto en dos
fiscalías, según se comenta, y en un juzgado de control.
El tema
por su gravedad fue a parar a la Fiscalía Anticorrupción por la sospecha que
lógicamente cayó sobre algunos funcionarios judiciales, pero la cuestión tarda
demasiado tiempo en resolverse por la vía de una investigación administrativa
para deslindar responsabilidades internas, y la otra, que es la acción penal
que pudiera corresponder aparte de la acción civil emergente.
Sea como
fuere, la demora ya se pasa de lo corriente y aceptable, aunque es de esperar
que en esta semana, una semana más, las cosas se pongan en claro para terminar
con esta historia de fantasmas, muertos, enterrados y desaparecidos, propia de
algún imaginativo novelista.
Pero no
es cuento. Será sin dudas parte de la historia que leerán las generaciones
futuras, cuando alguien les recuerde que en Córdoba, la Justicia le creyó a un
muerto y mandó a la calle a una mujer que llevaba viviendo allí cerca de medio
siglo.
Porque
muchas veces los cuentos, tienen como base a la propia historia, pero en este
caso será totalmente al revés.
La
lucha está entre sacarse un incómodo sayo o aplicar la ley caiga quien caiga.
Así de
simple.
LA MEGACAUSA Y UN CRITERIO AMBIGUO
Cualquier novedad sobre imputaciones, detenciones, prisión preventiva,
juicios o condenas en la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba se
convierte en noticia que llega a los medios como “pan caliente” e incluso, ha
ocurrido antes de que se enteren los propios interesados.
No pasa lo mismo cuando se trata de circunstancias favorables a los
imputados, como por ejemplo, cuando desde la Organización de las Naciones
Unidas se recomendó al Estado argentino la liberación inmediata de uno de ellos
por su detención arbitraria.
Un
“papelón cordobés” que nunca fue “noticia” en los diarios, como tampoco otros
de corte similar, por lo que el tema ameritaría algún debate sobre las fuentes
de información, la libertad, la censura…y esas cosas que tanto se declaman.
Y es en ese marco que recordé un hecho: en mayo de este año el Fiscal
Gavier, que en la causa del Registro ha dictado innumerables prisiones
preventivas, denunció según se publicó, al Juez Esteban Díaz Olmos por el
supuesto cobro de una coima para liberar a un preso, e incluso presentó
una denuncia penal.
Cinco meses han pasado desde entonces y nada nuevo se ha
informado. ¿Alguien sabe qué ocurrió con esa causa?
¿Debería estar el Juez preso, ante la duda, como en el caso de los
imputados del Registro? ¿No contaba el Fiscal con pruebas de la situación? O lo
acusó sin tenerlas, y lo mismo puede considerarse, entonces, para tantos otros
imputados que sí están presos.
En el artículo 16 de nuestra Constitución Nacional puede leerse:
“La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre,
ni de nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos
sus habitantes son iguales ante la ley...”
En Córdoba no es así.
En el Poder Judicial hay fueros y títulos de nobleza, hay prerrogativas
y desigualdad, y aunque sea el lugar para buscarla, por lo que se advierte no
hay ni un poquito de Justicia.
VOLVER AL RESPETO POR
EL PRÓJIMO
No aportaremos ninguna novedad
al sostener que la ciudad es un caos dividido en dos aspectos: uno es involuntario
y el otro absolutamente voluntario y programado por el poder, pero que en
definitiva ambos no caen simpáticos a la población cordobesa.
El caos voluntario es la
cantidad de obras que se realizan y eso altera todo el pulso de la ciudad por los
cortes, los desvíos, las demoras y todo el desorden que eso aporta a la vida
diaria, pero que es absolutamente necesario porque en materia de ciertas obras
veníamos con demasiado retraso.
El mayor problema es el otro,
el caos por la costumbre de ser caóticos e irrespetuosos de la convivencia,
violadores de la armonía y reacios al cumplimiento de las ordenanzas.
Todo eso contribuye a destrozar
el respeto por los semejantes, en una actitud de soberbia estúpida que pretende
imponer la razón propia por encima de la ley.
Es cuando desaparecen entre
otros atributos humanos la solidaridad, la consideración por los demás, la
convivencia que es tan necesaria en los grandes conglomerados urbanos…
Y como ejemplos hay a montones,
es preferible ahora citar tan solo uno, que bien puede compendiar al resto por
todo lo que significa.
Me refiero al estacionamiento, que se viola
por falta de controles, porque los inspectores sólo merodean por el centro,
porque dejan a los barrios desamparados y es allí donde se cometen los mayores
atropellos.
Eso de estacionar en la puerta
de cualquier cochera o garaje, es lo de menos, aunque a veces tal acción genera
enfrentamientos violentos que incluyen el uso de armas blancas, de fuego o
elementos contundentes como barretas…
La maldita costumbre de la
doble fila en cualquier calle se agrava cuando esto ocurre a la salida de las
escuelas, o cerca de hospitales, pero lo peor de todo es la ocupación de las
rampas para discapacitados, o para el tránsito de cochecitos con criaturas.
A los infractores les importa
poco el daño que ocasionan, pero dejarían de hacerlo si tuvieran que ir al
Tribunal de Faltas y ponerse con una buena suma de multa.
O si actuara la grúa.
Mientras eso no ocurra,
mientras el rigor esté ausente y sólo dependamos del respeto y la solidaridad,
la ciudad seguirá siendo un caos.
Generado o no.
A sabiendas o no de la
autoridad municipal, es lo de menos.
Lo importante, es terminar con
esa pésima costumbre de no pensar en el daño que se hace.
FIN A LA PREPOTENCIA
SINDICAL
No es la primera vez que me
toca sostener que la gran mayoría de los dirigentes sindicales busca
perpetuarse en sus mullidos sillones y espaciosos despachos, rodeados de todas
las comodidades posibles, y que terminan siendo poderosos y prósperos
empresarios a costa de la confianza original de masas de trabajadores que
ciegamente los seguían.
Esa es la emergente de ese
poderoso caballero que es Don Dinero, padre de muchos vicios y soberbias; de
muchas maffias y acomodos: de demasiada impunidad y mucha bajeza.
Lejos quedan los tantos
ejemplos de sacrificados y comprometidos dirigentes, verdaderos íconos que es
preferible no nombrar porque caería en la injusticia de olvidarme de alguno,
pero les puedo asegurar que la gente, de los malandrines, no se olvida.
Y lo recuerda con dolor cuando aparece
la implacable mano de ley poniendo en evidencia a los filibusteros del
sindicalismo, esos que roban a mansalva, que se enriquecen ellos, sus familias,
sus amigos, sus cómplices y sus queridas; los que con sus acciones se mofan de
su obligación de servir, que transforman en servirse.
No es tan solo por el pésimo
ejemplo de este muchacho de La Plata, líder del gremio de la construcción -quizás
uno de los más sacrificados dada su actividad- que aparece ahora como
multimillonario con una o más mansiones, un centenar de autos de alta gama,
helicóptero y avión propios.
Nadie le creerá en la justicia
ni en el pueblo, que tenga por ejemplo la costumbre de ahorrar como lo dijera
Florencia hija, ni que operando en la bolsa de valores pudo amasar esa fortuna
o que todas las semanas ganara el Quini 6 y el Loto.
Lo importante es que se lo
investigue a fondo, sin contemplaciones jurídicas ni padrinazgos políticos como
suele suceder.
Y si le toca que no consiga
justificar lo que tiene por malhabido, que lo devuelva, que lo tome el Estado y
que se pase entre rejas por una buena temporada, hasta que recapacite por el
daño causado y jamás pueda volver a ocupar un cargo en la dirigencia gremial.
De alguna manera hay que
terminar con estas lacras, ejemplos de corrupción que nos humillan ante el
mundo y nos hacen desconfiar en todos los que, con buen fe y sentido del
sacrificio y del compromiso, abrazan su vocación de representar a los
trabajadores con el único objetivo de mejorar sus condiciones de labor y
procurarles una mejor calidad de vida.
Esos, los malos, los ladrones,
los estafadores, los vividores a costillas del esfuerzo ajeno, no merecen estar
libres.
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