NADA HA TERMINADO PERO
VIVIMOS UN BUEN COMIENZO
En realidad el país es el
mismo, la gente es la misma, las instituciones son las mismas, pero no todo es
lo mismo.
Más allá de la frialdad de los
números que levantan temperatura mientras son dados a conocer e inmediatamente
después de las celebraciones y los festejos entran a un estado parecido a la
casi indiferencia, todo eso dicho al comienzo no deja de ser una sutil mentira.
Para sus “organizadores” el
“caso Maldonado” no sumó ni restó.
Porque no son pocos los que
tienen que convencerse, a fuerza del impacto emocional y del escrutinio, que
así como la soberbia armada entregó sus sangrientos blasones allá por el ´83
con la recuperación de la Democracia, en estas horas vemos renacer la
gobernabilidad sin trampas volviendo a ser previsibles y sustentables,
recuperando protagonismo en el escenario mundial y que no nos aplaudan aisladamente
en Venezuela, en Cuba y desde otros estados de la misma órbita.
El freno a la prepotencia será
el aire fresco que podremos respirar y es de rogar que las autoridades, con la
simpleza de aplicar la ley, terminen con los desplantes, los caprichos y los
actos de vandalismo alentados por la mala dirigencia -no tan sólo la sindical-
que tanto daño le han hecho a la sociedad argentina en su conjunto.
Que nadie tome la decadencia
del peronismo como un certificado de defunción porque la doctrina por lo
general supera a los tiempos, pero necesita adaptarse al progreso y al férreo
cumplimiento de las normas legales que nos rigen.
Distinto es el caso del mal
llamado “cristinismo” que es la devaluada rémora de un aburguesado e
izquierdoso kirchnerismo disfrazado de justicialista otrora poderoso y ahora en
retirada.
Si se imponen las reformas como
medidas para superar los tiempos de crisis, las aceptemos como mansamente
supimos aceptar los atropellos, el saqueo y los súbitos enriquecimientos que
nos fueron empobreciendo aunque nos quisieran “vender” que en Alemania era
peor.
Las manifestaciones de
postergado triunfalismo se equiparan a esos equipos que casi milagrosamente se
salvan del descenso y después deliran con la Copa Libertadores porque la
paciencia y la tolerancia acompañarán al gobierno si la sociedad advierte
mejoría en el plano general, calidad de gestión y horizontes con perspectivas a
mediano y corto plazo, ya que de promesas existe una especie de agotamiento
insuperable.
El combate frontal contra las
calamidades sociales y económicas arrastradas por la historia, heredadas en los
últimos años o generadas recientemente, será con la utilización de argumentos
fortalecidos por la ley y por la reforzada espalda política que en esta última
elección aportó la mayoría ciudadana a sus gobernantes.
Terminar con la pobreza,
liquidar la desocupación, dominar la inflación -todo esto endeudándonos lo
menos posible- son sin dudas los objetivos planteados para volver a ser un país
en serio que se mire en el espejo de las grandes potencias como alguna vez lo
fuimos.
Intensificar la lucha contra el
narcotráfico indemnemente instalado por los inescrupulosos que abrevaron de sus
sucias utilidades, es otro de los compromisos de hierro como también lo son el
cuidado integral de nuestras fronteras y la reinstalación del respeto de
nuestro territorio hacia adentro, sin privilegios ni absurdas sacralizaciones.
Que la Justicia sea
verdaderamente independiente sin subterfugios y continúe con su quirúrgica
tarea de identificar, juzgar y condenar a los responsables de la rapiña que nos
asolara al amparo de una impunidad autoconsagrada.
Se renuevan entonces los
llamados al sacrificio, al trabajo, a la decencia en la función pública, a la
tolerancia con quienes piensan distinto, todo esto en un imprescindible e
innegociable marco de libertad sin condicionamientos.
Ahora con una nueva inyección
de optimismo, todas aquellas actitudes negativas que padecimos, verdaderos
karmas con los que humillaron a buena parte de la sociedad argentina, perderán
el sustento del poder y de la altivez que lo caracterizaba.
Y entenderemos entonces que lo
que logremos no será poco …
Y que alguna vez todos,
hermanados, podamos abrazarnos incluso respetando nuestras diferencias.
Eso se llama democracia,
libertad, convivencia y prosperidad.
Gonio Ferrari
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