5 de abril de 2020

S.L.B.: CON EL COMPROMISO DE SIEMPRE, DESDE NUESTRO SEGUNDO HOGAR - SI HAY RESPONSABLES DE ESA LOCA IDEA DE PAGAR A JUBILADOS, QUE PURGUEN SU ERROR - ¿QUIÉN DEBE LLEVARSE LA BASURA? - LA CAUSA DEL REGISTRO EN EL TERRENO MITOLÓGICO - DE MISERIAS, APETENCIAS DE PODER E INMENSIDAD MOYANISTA - NUESTRAS MALVINAS, LOS HÉROES Y LOS OLVIDOS, ETC.


Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” edición n° 615 del domingo 5 de abril de 2020 emitido en dúplex por AM580 y la 88.5FM ambas de Radio Universidad Nacional de Córdoba.
  
Con  el compromiso de siempre
EN LA CUARENTENA  NOS SENTIMOS MÁS
UTILES Y CERCA DE LA GENTE EMITIENDO
DESDE LA RADIO Y NO “DESDE DOMICILIO”
   Es cierto. Hay que quedarse en casa y para eso se legisló de urgencia el 19 de marzo cuando entramos a ser parte geográfica de la pandemia que nos agobia, llevándose a muchos compatriotas y dejando secuelas en quienes le vienen esquivando a la desgracia.
   La tarea periodística -aunque muchos lo ignoren pese a su cercanía con este espacio- es una de las exceptuadas de la rígida cuarentena, en atención a la función esencial de informar y de orientar en estos difíciles momentos a una población bombardeada por estímulos noticiosos, no todos destacados por su seriedad, y algunos provistos de elementos ideológicos que de por sí desvirtúan la condición eminentemente destinada al conocimiento de la situación y a fortalecer la solidaridad.
   Algunas voces se levantaron contra nuestra postura de emitir “Síganme los buenos” desde los estudios de los SRT en Marqués de Sobremonte estimando que por mi edad era parte -y lo soy- del sector rotulado como vulnerable. Pero ocurre que en el ámbito físico donde desarrollamos nuestra tarea contamos con todas las medidas de bioseguridad. Y SLB al ser interactivo se habrá podido constatar la elevada participación de los oyentes durante el espacio que ocupamos.
  En el estudio de transmisión somos dos personas separadas por casi dos metros y en el control técnico está una sola persona.
  Se cumple a rajatabla el distanciamiento y todos los elementos -mobiliario, micrófonos, computadoras, teclados, etc.- son prolija y casi constantemente higienizados.
  Así es mi segundo hogar.
   Es donde me siento cómodo y sobre todo útil a la sociedad que en estos duros momentos necesita la distención de la buena música, el aliento de la orientación en  aspectos vitales y la contención que a distancia podemos brindar.
   Lamento que algunos pocos nos cuestionen, pero los SRT nos están regalando inmejorables condiciones, más allá del enorme respeto a expresarnos libremente, que nos hacen sentir útiles a la sociedad. Y algo es cierto: quienes no nos comprenden no alcanzan a entender que si bien podemos no ser imprescindibles como ellos que no lo son, una buena contención es necesaria.
    Agradecemos a tantos que nos siguen y de manera especial a quienes se han incorporado a nuestra audiencia en estas recientes ediciones.
   El cariño especial a los anunciantes que no nos abandonan.
   Estamos trabajando desde nuestro segundo hogar.
   Es parte de una íntima felicidad que nos abraza en medio de tanta zozobra, que es la hermana menor de la congoja.

¿Quebraron la cuarentena?
SI YA ESTÁN LOS RESPONSABLES, JUSTO
SERÍA QUE RODARAN ALGUNAS CABEZAS
   Realmente es el interrogante más doloroso especialmente por las letales consecuencias que puede llegar a tener una sórdida lucha en la que tallaron presiones gremiales, posturas políticas y en menor medida el sentido común y el respeto por la vida.
   Ya el Presidente de la Nación había adelantado días atrás su plausible inclinación por defender la vida más allá de las implicancias y consecuencias económicas que podía sufrir el país por privilegiar tan alto valor, pero quienes defienden esos postulados que apoya la mayoría de la sociedad, no contaron con la sed de poder puesta de manifiesto tanto por la dirigencia gremial bancaria como por el titular del Banco Central.
   Todo indica que el gremio o al menos sus conductores no aceptaban ser declarados como servicio esencial, lo que suponía presentismo con los riesgos en todo aspecto que eso implica, y alejarse de un descanso  pago a la vez que subterráneamente olfeaba con el poder al especular con el dinero que quedaría en las bóvedas y secundariamente, como opinan algunos exaltados, con lo tétrico de los que irían a parar a otro tipo de bóveda.
   Por último tuvo que intervenir otra vez y con mayor energía el Dr. Fernández al ver el deterioro que podía llegar a tener su 70 por ciento de imagen positiva, para nuevamente apoyarse en su respeto por la vida sin tomar como prioridad las emergentes económicas y financieras de su determinación.
   Entonces es para preguntarse ¿a quién se le ocurrió estructurar un sistema masivo de pagos a beneficiarios todos ellos de alto riesgo por la edad? Y eso que pocos tomaron en cuenta que simultáneamente había más de dos millones y medio de planes de 10.000 pesos cada uno para pagar.
   Lo malo de esta situación que cuando el despelote ocasionado en los bancos de todo el país con gente desmayada, otros con reacciones de mayor gravedad y el enorme riesgo para los viejos que suponía una determinación tan demencial de hacerlos dejar sus casas pareció dominarse, desde los sectores responsables hicieron como que no había pasado nada y eso es imperdonable.
   No se trata solamente de la acción punitiva que les correspondería como funcionarios, al haber estructurado una acción que al menos inteligente le hubiera sonado como irresponsable, sino de tomar medidas o sanciones contra los que tuvieron culpas para asumir.
   Porque si nos llevamos por los orígenes de la inicial imprevisión y los posteriores remiendos aplicados por clara indicación presidencial, el primero en rendir cuentas de sus faltas debiera ser el que fue considerado como el salvador de la Patria, Ginés Gonzalez García ministro de Salud Pública, desde el momento que en una explicación infantilmente geográfica minimizó los riesgos de pandemia al sostener que China estaba demasiado lejos.
   Por eso durante unos días lo mantuvieron oculto y alejado de cámaras y de micrófonos, pero nadie podrá ampararlo en su momento cuando tenga que enfrentar al más implacable de los jueces que es la realidad.
   Las cosas algo mejoraron cuando se revisaron las medidas y el tema estuvo mejor organizado y con una dinámica inteligentemente estructurada, que en buen romance se llama logística.
   Como habrá sido, que participaron algunas dotaciones militares en diferentes puntos del país y no salió ningún delirante a gritar que reaparecían los milicos.
   Pero la verdad, alguna vez tendrán que responder los responsables de las improvisaciones y de los parches.
   Y cabe aquí un agregado acerca de esa participación solidaria de efectivos militares, a través del claro pensamiento y la opinión de un célebre argentino a quien se le ocurrió afirmar que “No hay razón para suponer que los militares puedan  gobernar bien.
   Nos llegan del más artificial de los mundos. Un mundo de jerarquías, órdenes, audiencias, arrestos, saludos, marchas, aniversarios, desfiles y ascensos.
   Suponer que un gobierno militar puede ser eficaz es tan absurdo como suponer que puede ser eficaz un gobierno de escritores, de médicos, de abogados, de farmacéuticos o de buzos”
   Lo dijo y en lo personal lo suscribo, el genial Jorge Luis Borges.

Un dilema ciudadano
¿QUIÉN DEBE LLEVARSE LA BASURA
DE LA RECOLECCIÓN DOMICILIARIA?
   Si en la ciudad hay dos modelos de servicios de cumplimiento virtualmente ciclotímico, son el transporte público de pasajeros y la recolección domiciliaria de basura y la limpieza de la capital cordobesa incluyendo el cuidado de parques y plazas.
   Dejando momentáneamente de lado los tiempos de pandemia que estamos padeciendo y rememorando  cercanos ayeres y futuro que suponemos será venturoso a corto plazo, vemos algunas coincidencias que más allá de lo potencialmente graciosas, son dramáticas para quienes pagan -pagamos- impuestos que vaya Dios a saber en qué nubes se dispersan.
   ¿Por qué? Porque en muchísimos casos los camiones de la basura y los colectivos pasan cuando quieren, pasan por donde quieren -los dos servicios- y levantan lo que quieren ya sean potenciales y frustrados pasajeros como bolsas con desperdicios, ramas de poda y otros elementos que la gente ya no utiliza y deja en sus veredas o arroja a las calles.
   Lo que sucede como consecuencia que la mayoría de los cordobeses no nos resignamos a vivir en un chiquero, aparte por ser de ”la docta” sino por una cuestión de autoestima y preservación del medio ambiente, que equivale a buena salud.
   Entonces el vecino hace de recolector y de camión porque debe llevar las bolsas desde su casa hasta los contenedores más próximos, lo que es una muestra de la comodidad y el ahorro de personal que beneficia a la empresa  adjudicataria manejada -si, manejada- por un gremio poderoso cuyos dirigentes pueden darse el lujo de juntar 20 millones de pesos para pagar en efectivo la seña judicial que les permitió salir, por ahora, de la prisión preventiva por otras causas penales que los involucran y andan por allí dando vueltas.
   Y en el tema transporte, el sufrido usuario cordobés que sostiene con la tarifa más alta del país a un sistema perverso de prestaciones caprichosas, debe confiar en la buena voluntad de algún vecino, en la “vaquita” que puedan hacer entre 4 o 5 para tomar un taxi o resignarse a la práctica de la infantería lo que suele ser grato en primavera y verano pero no así cuando el frio aprieta y las tinieblas de una ciudad mal iluminada son un picnic para los ladrones que se multiplican al amparo de la impunidad reinante.
   En suma, sería bueno que cuando se pase esta porquería del virus podamos renacer de entre las botellas de alcohol con gel, de las máscaras y de los barbijos, para que ellas puedan lucir sus maquillajes y ellos puedan gozarlos visualmente, entre otros beneficios.
   Pero así como veníamos, la basura y el transporte llegaron a ser la verguenza ciudadana en una Córdoba que supo tener tiempo atrás, aunque demasiado onerosa, a la mejor mucama urbana del país.
   Pero esos son tiempos pasados, que a veces provoca demasiada bronca e impotencia evocar.

Registro de la Propiedad
ALGUNOS ASPECTOS DE UNA CAUSA
QUE  SE REMONTAN A LA MITOLOGÍA
La verdad se define como la coincidencia entre una afirmación y los hechos o realidad a la que esa afirmación se refiere. El término es bastante viejo, se remonta a la mitología, donde Veritas era la diosa de la verdad para los romanos y Alétheia para los griegos, esta última encargada de quitar los velos y hacer evidente o desnudar lo que está oculto.
Si el asunto es que coincidan las afirmaciones y los hechos, bastante razón les asiste entonces a los imputados que continúan reclamando en la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba, por un verdadero esclarecimiento, dada la ocurrencia de una serie de acontecimientos que no hacen ningún honor a la verdad: investigadores que aportan testimonios de personas anónimas que no pueden ser citadas a la sala de audiencias, testigos de la acusación que sufren amnesia absoluta ante la mirada del Juez, negocios millonarios atribuidos a personas que trabajan diariamente para poder vivir, complicidades y amistades endilgadas a personas que no se conocen y hasta el colmo de hijos asignados a personas que no pudieron tenerlos.
Y así podríamos continuar con una larga lista de discrepancias entre el discurso judicial y la realidad de los hechos. Y lo más grave de todo, la larga y sistemática prisión preventiva, equivalente a una condena anticipada, materializada antes de confrontar la realidad y de buscar la verdad.
Otros signos patológicos ya habían sugerido una justicia enferma.  En la búsqueda de la cura habrá que agregar ahora la convocatoria divina,  a fin de correr los velos y desnudar, por pura justicia, todo lo que está oculto.

Fue una dura polémica
DE MISERIAS, ANGURRIAS Y DE ALGUNOS
EJEMPLOS NO ACEPTABLES PARA TODOS
   Fue Techint la empresa que pocos días atrás despidiera impiadosamente a más de 1700 empleados y esa medida abrupta y demencial, para los tiempos de crisis que vivimos, le vino como anillo al dedo al Sr. Presidente para encuadrar al empresariado argentino en las huestes de la miserabilidad.
   Algunos asesores seguramente le dijeron al Dr. Fernández que era buena ocasión para sumar credibilidad popular arriba de los 70 puntos logrados por su buen desempeño en el tema del encierro obligatorio.
   Y se remordió como esos futbolistas que le dan puntazos a la pelota y se les va por encima del travesaño, como try convertido.
   Pero ese tiro no estuvo bien dirigido porque paralelamente cometió un error… ¡¡bahh!! una equivocación conceptual porque cuando los poderosos le saltaron a la yugular, declaró en otro ámbito que Hugo Moyano era un enorme dirigente o algo así, creo que utilizó el calificativo de inmenso para resaltar su figura y su generosidad por haber puesto a disposición de los que necesiten atención médica, los sanatorios de los gremios.
   Hasta allí perfecto, pero no faltó el aguafiestas que le recordara algunas páginas del curriculum judicial del camionero para que virtualmente quedara declarada una guerra de impredecibles resultados y por ende, consecuencias.
   No me hagan recrear la historia de la quiebra de una clínica que compró Moyano a precio de oferta y a nombre de su esposa y luego se la vendió a su propio gremio por una suma varias veces multiplicada.
   Está lo otro: su vertiginoso crecimiento patrimonial a ojos vista y en los tiempos de mayor impunidad, para lucimiento casi público despertando odios hacia lo delictual de los llamados ahorros y la impunidad de la que gozaba, al amparo de los poderes de entonces porque Moyano supo coquetear tanto con Mauricio Macri hasta que por fin el matrimonio fue con el kirchnerismo y todavía dura.
   Y la gente empezó a evaluar si realmente el dueño de Techint, afortunado prebendario del macrismo, era tan mala persona porque había dado trabajo a miles de operarios pagando buenos sueldos y en óptimas condiciones de labor.
   Si decidió las cesantías, habrá que averiguar cuáles fueron las causas si las hubo y recién juzgar a su responsable, pero el caso de Moyano y su riqueza familiar es tan evidente que provocan risa las disculpas que muchos esgrimen en defensa del dirigente gremial.
   Por allí algunos que frecuentan mi facebook me sindican como antigremialista, pero la verdad estoy en contra de los mangueros, de los aprovechados de su gente, de los que trenzan con el poder de turno, de los que se enriquecen a costillas de las privaciones ajenas.
   Contra ellos, si, soy un ferviente anti deshonestos porque el firmamento sindical argentino tiene muchas estrellas límpidas de las que pocos se acuerdan de tanto brillo.
   No doy nombres porque sería penoso olvidarme de alguno.
   Pero todos sabemos de quiénes se trata.
   En esa nómina, no veo que aparezca ningún Hugo Moyano, el “inmenso”.

Amnesias e injusticias
MALVINAS  NUESTRAS, A  38 AÑOS
PESE A IMPERDONABLES OLVIDOS
   Mezquino es lo que ha hecho el paso del tiempo para mitigar el intenso dolor que nos provocara la guerra de Malvinas, especialmente en las familias de quienes dejaron allí sus esperanzas, su espíritu de lucha, su inexperiencia y su propia vida.
   Han pasado 38 años y aún se escuchan reclamos de los sobrevivientes, no pocos aún marginados del mercado laboral -más allá de su edad actual- y desatendidos en sus requerimientos de apoyo sicológico y no pocos transformados casi en parias, mientras para otros sectores continúa el festival de subsidios.
   Como si la historia reconociera más blasones y méritos patrióticos a los que se decían románticos y armados setentistas, que a los que debieron ir a enfrentar la superioridad británica apoyados por una tecnología bélica notoriamente obsoleta e insuficiente, empujados al previsible infierno por el desborde etílico del entonces presidente usurpador de la Casa Rosada.
   Algún día llegará la hora de la redención para aquellos que no vacilaron en colocarse muy junto a la muerte, amparados por nuestra bandera y padeciendo el paupérrimo armamento, el frío calando los huesos y el alma, pero con el abrigo de su enorme heroísmo en un escenario adverso que no llegó a congelar su coraje ni sus firmes convicciones.
   Será la hora en que unidos y no tan engañados como estuvimos al menos aquel 2 de Abril, entonaremos nuestro Himno y lo haremos recordando el sacrificado valor de los soldados argentinos.
   Si no hubiera sido por la derrota y el sacrificio de tantos jóvenes inexpertos guiados por quienes siquiera habían jugado a la batalla naval en papel cuadriculado, todavía tendríamos régimen de facto.
   Una de las patas de la democracia recuperada tiene el multitudinario nombre de los titanes del ’82 -antes dolor y luto, ahora cenizas, recuerdos y agradecimiento- cuyo fracaso militar significó que empezáramos a ver una luz de esperanza al final del oprobioso túnel de nuestra historia de aquellos años de plomo, de secuestro, de capucha, de tortura y de muerte.
   Por todo eso y pidiéndoles perdón, sean eternos nuestros héroes que muchos compatriotas amnésicos incluso desde el poder, han optado por olvidar.


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