19 de abril de 2020

S.L.B.: MÉDICOS: LA ESTUPIDEZ HUMANA LOS CONSIDERA DEMONIOS - LAS CORRIENTES IDEOLÓGICAS, EL MALDITO VIRUS Y LA III GUERRA MUNDIAL - VIRTUAL "ESTADO DE SITIO" SELECTIVO - MEGACAUSA: CURIOSA VERSIÓN DE LA TORTURA - AVDA. CASTRO BARROS, QUEBRANTOS Y LAS MAÑAS DE EMPRESARIOS VENTAJEROS - DIRIGENCIA DE UTA Y EL PARO "POR LAS DUDAS" - PRESIDENTE Y GOBERNADOR DE ACUERDO A LA HORA DE PAGAR SUELDOS Y JUBILACIONES, ETC.


Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” n° 617 del 19 de abril de 2020, emitido en dúplex por AM580 y FM88.5 ambas de Radio Universidad Nacional de Córdoba.

Escraches imperdonables
ESTUPIDEZ  HUMANA DE CONSIDERAR DEMONIOS A
LOS MÉDICOS QUE LUCHAN  CONTRA LA PANDEMIA
   Terreno escabroso es el que se hace necesario recorrer para simplemente intentar un análisis de la trascendencia que asumen los médicos -como profesionales pero más como personas- en este complejo escenario de penurias, dudas, contagios, vacunas y condicionamientos que nos impone una pandemia que pocos meses atrás no entraba ni siquiera en las utopías de los más pesimistas.
   Sin dudas que la profesión médica es una de las que mayor responsabilidad asumen quienes la abrazaron, especialmente si nos atenemos a lo que comentara cierta vez Francis Quarles, al sostener que “los médicos son los más felices de los hombres: los éxitos que puedan tener son proclamados por el mundo mientras que a sus errores los cubre la tierra”.
   Y si es por sintetizar, hay que dar la razón a tales conceptos, aunque a veces existen estados de crisis que llevan al individuo potencialmente en vías de contagiarse y morir, a la adopción de actitudes francamente repudiables, no obstante lo cual en los últimos días se han hecho palpables, como lo son los escraches a médicos y toda persona vinculada a la lucha frontal contra el corona virus por parte de vecinos o allegados, que los prefieren lejos de ellos por el peligro potencial de transmisión del mal.
   Para esos imbéciles que privilegian su miedo por encima de la sacrificada tarea de quienes están más expuestos que los protestones, a sufrir los efectos del mal, queda solo el repudio de una sociedad consciente que de mil maneras, más allá de los aplausos nocturnos desde los encierros, manifiestan su agradecimiento por tan abnegado cometido que los supera en esfuerzo, abandono a sus familias, días sin descanso y horas cruciales.
   El simplismo, que no sabe de cadenas de contagio, de curvas estadísticas ascendentes, del temor generalizado, abraza un postulado reduccionista que sostiene que es imposible que no se encuentre una vacuna para combatir a un virus que se lo mata con agua y jabón.
   Pero lamentablemente debemos volver a esas conductas antisociales manifestadas en los últimos días, de pretender que toda persona vinculada de cerca a la lucha contra la pandemia desatada, no comparta su edificio, sus cercanías vecinales, sus lugares dentro de la sociedad y por poco les falta exigir que se muden de barrio o de ciudad.
   A todos esos ciudadanos, hombres y mujeres o mujeres u hombres enrolados en este ejército que procura ponernos a salvo, no les debemos más que gratitud y agradecimiento por la entrega, por el esfuerzo, por el sacrificio de honrar el juramento hipocrático que alguna vez hicieron frente a la sociedad y de manera especial a los profesionales que ya por su edad, bien pudieran apoltronarse en sus casas y ver el incesante desfile de temores, de encierros y de algunas acciones que los infaltables imbéciles que como las cucarachas son inextinguibles , y son dignos de aquel pensamiento de Fuller, quien pontificó que los médicos, como la cerveza o los buenos vinos, son mejores cuanto más viejos.
   Es probable que algunos se limiten a sostener que para eso estudiaron, pero la verdad sea dicha, cualquier profesional estudió y se graduó para ejercer una actividad dentro de la sociedad.
   Pero ninguno, ninguno, tiene el horrendo privilegio de caminar por esa estrecha cornisa que separa a la vida de la muerte.
   En tal sentido, para los médicos es el escenario más frecuente…

Politización de la angustia
NO EXISTE CORRIENTE IDEOLÓGICA QUE
PUEDA GARANTIZAR LA RECUPERACIÓN
   Hay tantas cosas, rumores, especulaciones, juicios aventurados, tendencias y alocadas suposiciones en torno del escenario que estamos viviendo en el planeta, que sería imposible ponerse en el trabajo y el esfuerzo de desmenuzarlas en un intento -que sería vano- de llegar a la verdad.
   Por una parte está la cercanía del drama que en un principio nos tuvo como espectadores de lo que sucedía en la geográficamente remota China, luego comenzamos a temer de su arribo a la vieja Europa y cuando nos descuidamos unos días, nos encontramos con dos alternativas impensadas: que mister Trump, el líder máximo de una de las potencias más importantes del mundo, tomara el tema como una simple gripe con algún riesgo de mayor virulencia, pero hasta allí nomás; y por otro carril esa versión no del todo alocada que hacía y aún hace referencia a una alianza chino-soviética para dominar el mundo, por parte de los chinos en su intento por evitar la superpoblación muy difícil de atender.
   Y por la otra los rusos que pretenderían aunque fuera compartida, su hegemonía en cuanto al poderío nuclear lo que garantizaría a esos socios, el dominio universal.
   Esto pone en evidencia que las ideologías en los tiempos actuales son innegables acerca de su poderío, porque el eje chino-ruso arrasaría -lo que en parte ya se ha logrado- con las pretensiones de Europa y su tácita alianza con los Estados Unidos de Norteamérica.
   Y nosotros los latinoamericanos y el Africa negra que estamos al medio, bien podíamos ser manejados por los triunfadores de la que no pocos llamaron una tercera guerra mundial son las armas más milimétricas que recuerde la historia, que son los virus.
   Lejos quedarían los misiles intercontinentales, la guerra por el espacio multiestelar, la movilización de multitudes y supersónicos aviones de guerra para la lucha tan antigua como frontal y ya superada por la propia historia.
   En pocas palabras, el arma ideológica sería la más aplicada porque en una de esas se puede suponer que es la menos cruenta si es que aún en algo valoramos la vida y el sufrimiento.
   Planteadas las cosas así como las estamos viviendo, será el mediano plazo el que corra el telón para terminar de vivir entre sorpresas, temores y angustias como las que padecemos precisamente por esa indefinición, acerca de las causas que llevaron voluntariamente o no a los chinitos, a elaborar un arma barata que no necesita grandes aviones para viajar, ni que gigantescos portaviones con armamento nuclear los custodien de seguras reacciones internacionales.
   El sueño de cualquier dictador o loco potencial: contar con un ejército al que no hay que alimentar, vestir ni armar.
   El coronavirus, convengamos aunque parezca un delirio, es el arma más barata, casi insignificante y letal que pudo haber parido alguien en la historia de la Humanidad.
   ¿Y cuáles son el detonante y la pólvora que se aplican?
   Un elemento que cada uno lleva metido en el alma: la ideología.
   Así de simple…

Adultos mayores, al íntimo exilio
INEXPLICABLE INTENTO DE INSTAURAR UN
CURIOSO “ESTADO  DE  SITIO  SELECTIVO”
   Bien sabemos los argentinos y en especial aquellos a quienes nos tocó vivir personalmente esos momentos de la historia que ahora muchos tocadores de oído se aventuran a juzgar y analizar, que cuando se pierden las garantías consagradas por la Constitución, para algunos sectores significa la oficialización del caos y de la irrespetuosidad.
    Personalmente y en esto quiero ser claro, me parece que la iniciativa que comparten Larreta como virtual presidente de la ciudad de Buenos Aires con el legítimo presidente de todos los argentinos, el Dr. Alberto Fernández, de aplicarse rozaría la certeza, ya anunciada por algunos especialistas, de la inconstitucionalidad.
   Así se entiende al peregrino intento de encarcelar en sus casas a los adultos mayores que hayan superado una cierta edad, creo que los 70 años, desde algunos sectores considerados como fuerza improductiva y desde otros más radicalizados, como no dignos de sobrevivir frente a la disyuntiva de optar por ellos o por los más jóvenes o menos viejos.
   Y es cierto que tal actitud equivaldría a un penoso e irreparable acto de discriminación, condena al abandono e infantilización de la ancianidad tomando a ese segmento etario como un estorbo; una rémora para el progreso de quienes sobrevivan.
   ¿No resulta espantoso tan siquiera pensarlo?
   No se trata de una defensa personal por mi caso puntual, de octogenario aún lúcido e integrante de una productividad que, lo digo seriamente, envidia más de un vago alimentado a populismo y prebendas.
   Sería, palabra más o palabra menos, una especie de instauración de un estado de sitio selectivo que sólo alcanzaría a ciudadanos que superaran cierta edad.
   Aparte de configurar un acto feroz por su gravedad e implicancias sociales, no deja de ser una muestra de egoísmo por parte de ciertos personajes que están demasiado cerca de alcanzar ese límite mínimo para ser considerados descartables, porque si miramos nuestra clase política dirigente, como asimismo a los líderes sindicales eternizados con su poder, la chequera y sus fortunas nunca puestas en claro acerca de los orígenes, no son muchos los que aceptarían ser considerados una carga para el país, aunque actualmente lo sean y todos conocemos de quienes se trata, remachados en sus cargos y burlándose del paso del tiempo.
   La Constitución Nacional ha sido aprobada para su cumplimiento y no tan sólo para su caprichosa interpretación, y muchos debieran aceptar que el respeto hacia tal instrumento de la democracia, no admite modificaciones salvo mediante una convención especial.
   Que el apego a los decretos de necesidad y urgencia, que en verdad muchos son justificables, no nos lleve a tener que pelear bajo el estandarte que ni en nombre de la salud, la Constitución puede ser franeleada.
   Es para implorar que así se entienda…

La tortura y sus mecanismos
AQUELLAS  “MALAS ARTES” QUE  VIENEN
DE LA REMOTA Y SUPERADA EDAD MEDIA
   La tortura se define como dolor físico o psicológico aplicado a alguien con el fin de obtener una confesión o como medio de castigo. En la Edad Media cualquier acusado, aún sin certeza, era apedreado,  convertido en chivo expiatorio y objeto de venganza social.  
   Los años de la Ilustración aportaron un derecho penal más justo, que se proclamó en contra de la arbitrariedad, los abusos de la prisión preventiva, las penas desproporcionadas y los castigos innecesarios.
   Sin embargo en Córdoba, para la meneada causa del Registro de la Propiedad, este avance de los siglos no llegó porque los imputados son sistemáticamente encarcelados  sin ningún tipo de juicio, y después de años una única comisión especial se encarga de confirmar la condena ya cumplida.  
   Y en muchos casos, cuando quedan pocos meses para la libertad, la misma comisión especial  inicia un nuevo juicio por otro supuesto delito de la misma época, extendiendo la prisión. Un mecanismo tan cíclico como perverso que perpetúa el encierro que bien podría ser definido como una novedosa máquina de torturar, y que nada tiene que envidiar a las inventadas en la Edad Media.
   Este procedimiento no es igual para todos, dado que en la misma causa se ha denunciado a funcionarios del gobierno y también judiciales, aunque para ellos no existen  sospecha ni prisión.
   Es entonces que me pregunto qué pasaría si por eso dela igualdad ante la ley, se decidiera encarcelar a los magistrados denunciados por las dudas… tal como ellos hacen con los imputados del Registro de la Propiedad.
   Así también ¿sería justicia…? 

Un paro nacional “por las dudas”
LA DIRIGENCIA DE LA U.T.A. TOMÓ DE
REHENES A SUS PROPIOS AFILIADOS
   Una curiosidad para inscribir en los anales de la actividad sindical argentina, significó el paro por 24 horas desde un mediodía hasta el mediodía siguiente, decretado por la cúpula nacional de la UTA con el inédito motivo que “por las dudas” no se abonaran ciertas acreencias a un sector de sus afiliados.
   La raíz del conflicto se supone que estaba aquí en Córdoba, la situación se superó por los buenos oficios de la Municipalidad y la Provincia que tengo entendido prometieron aportar fondos, todos cobraron y la medida de fuerza se levantó antes del plazo que originalmente se había anunciado.
   Un curioso caso, como les dije al principio, porque siempre fue motivo para paralizaciones de servicios tan vitales, a veces con características salvajes, en que la mejor garantía para obligar al Estado a salir en la búsqueda de subsidios que colmaran exigencias y caprichos de la conducción local de la UTA, y de paso quedar bien con las empresas que aplaudían por el hecho de tener guardadas sus unidades luego de haber reconocido, aunque no fuera así, que las prestaciones les ocasionaban pérdidas.
   Los rehenes para esos casos -que llegó uno de esos paros a durar 10 días- fueron los miles de frustrados usuarios que por tales medidas perdieron suplementos salariales por puntualidad, presentismo, etc. lo que no les importó un carajo a los eternos creadores de conflictos.
   Nunca se había dado una situación similar, pero ahora, vaya ironía, los cordobeses dejamos de ser rehenes de un paro “por las dudas” a nivel nacional, para que en cambio los choferes pasaran a ser rehenes de sus propios dirigentes.
   Era para preguntarles a los genios del manejo de afiliados, que si alguien llegaba a tener, por ejemplo, un ataque de apendicitis, no se les ocurra apelar a uno de los médicos que la estupidez humana se encargó de escrachar.
   Y que que le pidieran una mano a un dirigente de la UTA, que a lo mejor tiene más sensibilidad humana que un médico.

Quebrantos, cierres, etc.
Avenida Castro Barros
EL CASO DE UNA MUERTE ANUNCIADA Y DE
PASO  UN  NECESARIO “TIRÓN  DE OREJAS”
   Le cuento que la desesperación de los comerciantes que aún sobreviven en la castigada Avenida Castro Barros, es equivalente a la angustia del naufrago que ve alejarse en lontananza el humo del último barco que pasó por las cercanías y podía auxiliarlo.
   Vamos a hablar con alguien vinculado a ese sector, apenas termine este comentario más que breve, pero que lleva adentro una expresión de anhelos, en parte para desenmascarar a los especuladores de siempre con marcada vocación por victimizarse y para clamar al Estado protector que de alguna manera opere en salvaguarda de los intereses de un sector productivo como lo es, entre otros, el de aserraderos, carpinterías, la venta de muebles y de todos los comercios establecidos -los que sobreviven- en ese concurrido sector de la ciudad.
   Antes de eso, la imperiosa necesidad y urgencia que el Estado debiera exigir como obligación si está en sus facultades, un detallado informe contable a las empresas que en nombre de la pandemia reducen haberes a su personal, haciéndoles trabajar un par de horas menos o sin ninguna concesión en tal sentido.
   Esos empresarios ya llenaron sus alcancías, amarrocaron utilidades o las giraron al exterior, pero clavan ignominiosamente a sus fieles servidores.
   Deben entender aunque lo saben pero se hacen los osos, que la actividad comercial tiene sus riesgos: se gana, se empata o se pierde.
   Pero aquí entre nosotros los empresarios carentes de sensibilidad social y respeto por el prójimo, son socios del personal en las pérdidas pero jamás están con ellos al momento de las ganancias. Ahora si, vamos con eL Sr. Rafael Astigueta, uno de los tantos comerciantes seriamente perjudicado por dos factores: la demora en las obras de la Av. Castro Barros y los daños emergentes de la cuarentena que les cerró las posibilidades de seguir vendiendo… (El audio completo de la conversación entre el Sr. Astigueta y Gonio Ferrari forma parte del sitio correspondiente, situado en la parte superior de la columna derecha de este blog.)

Empleados públicos provinciales
TIENDEN A DISIPARSE LAS DUDAS SOBRE
EL COBRO DE SUELDOS Y JUBILACIONES
   Pocos días atrás, cuando nuestro gobernador deslizó la posibilidad que para este mes de abril, no alcanzaran los fondos para cumplir con los sueldos de la administración pública y las jubilaciones de sus ex agentes, con algo de conocimiento de las picardías de las que se aprovechan los políticos, pensamos en eso de las presiones indirectas para provocar reacciones.
   La verdad, desconozco si ese fue uno de esos casos en particular, pero la realidad es que en las últimas horas, el Presidente Fernandez aseguró que si Córdoba necesita una mano para cumplir con tales compromisos, aportará la ayuda que le demanden.
   Hay mucho para hablar en cuanto a lealtades, enojos, alejamientos, indiferencias y otros sentimientos que albergan en general los políticos acostumbrados a las negociaciones bajo presión. Por lo general en los contenidos de tales conversaciones existe un componente más que importante que son las apetencias personales que se traducen, lógicamente y con el tiempo, en acrecentamiento de poder.
   Y no hay político en el mundo que abdique de esa sensual sensación y certeza que sin dudas agrega a la personalidad eso de contar con más poder.
   Córdoba está pasando por un momento crítico en materia de recaudación tributaria, pese a que la rigidez no aflojó para demandar el cumplimiento del pago de impuestos a un estado que no se achicó, con funcionarios con ametralladoras y alarmas en sus bolsillos que no piensan resignar ni una moneda mientras las nóminas de empleados siguen aumentando aunque desde las cúpulas se lo niegue.
   En buena hora que al menos por intereses comunes vuelvan Fernández y Schiaretti al abrazo que alguna vez tuvo un perfume a hipocresía, pero que ahora ese codo a codo con el mismo perfume es el que ambos necesitan, si es que sus aspiraciones de continuidad no son una utopía sino una íntima posibilidad individual.
   Ninguno de los dos está en condiciones de mojarle la oreja al otro, porque se avecinan años durísimos en materia de presupuestos, inflación, emisión de moneda sin respaldo y aunque se haya aventado por el momento aquello de los viejos Lecor, ese fantasma nos sigue inquietando.
   Fernández necesita recuperar tropa en una provincia que lo cacheteó duro en las últimas elecciones y el Gringo por su parte, es un experto luchador a la hora de manejar la cintura.
   Bueno…casi como Locche, pero algo más gordito…

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