10 de enero de 2021

S.L.B.: LA CICLOTIMIA NOS EMPUJA DOS PASOS ADELANTE PARA LUEGO RETROCEDER TRES - CORDOBA LA REBELDE CAMINA POR DOS ANDARIVELES - IMPUESTO A LAS GANANCIAS, FERNANDEZ Y MASSA ABORDANDO EL TEMA - LA MEGACAUSA, ESE PERRO QUE BUSCA MORDERSE LA COLA - SI SE CONCRETA, SERA PARA TOMARLO COMO OCURRENCIA: LOS POLICÍAS DE CIVIL, CONDICIONADOS - PELIGROSO TURISMO DESENFRENADO Y SIN CONTROLES - POCO ALENTADORES LOS PRONÓSTICOS SOBRE INFLACIÓN, DÓLAR, PRECIOS Y SALARIOS PARA ESTE 2021, ETC.

 Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” emitido por AM580 Radio Universidad Nacional de Córdoba el domingo 10/01/2021 en su edición nª 566

El poder frente a la pandemia
CON LA CICLOTIMIA HACEMOS DOS PASOS
HACIA ADELANTE Y RETROCEDEMOS TRES
 
   La marcha de todas las alternativas, cambios, improvisaciones, logros, vacunas, remiendos y otros elementos que están consolidando una historia para que lean y evalúen nuestros descendientes si los habrá, más se asemejan a una carrera alocada cuyos participantes desde el poder ven la lejana línea de llegada allá por octubre, cuando la ciudadanía vuelva a ejercer su sagrado derecho de elegir.
   Naturalmente los objetivos políticos son los que más  inquietan al poder actual debilitado
por las limitaciones que impone la pandemia, el virtual colapso de la economía y la incertidumbre en el plano general de una situación que se agrava con el peso de la inflación, una alarmante depreciación de nuestra moneda, los índices de la desocupación, el empecinamiento por intervenir en la justicia más de lo aconsejable y otros conflictos que condicionan todas las buenas intenciones que el poder puede declamar acerca de su búsqueda de una salida integral que nos regrese a eso que le llaman normalidad.
   Casi un año llevamos los argentinos yendo y viniendo de la esperanza a la tragedia; de la vacuna al crematorio, de la perspectiva al fracaso, de la confianza en el futuro a la resignación frente a lo que muchos consideran inevitable.
   Para colmo el marco referencial de la sociedad no es el más claro aunque se busque con la
aplicación de medidas apresuradas o sospechadas de inconsultas, instalar en la sociedad una sensación de protección basada en el miedo, que nos obliga a vivir pensando que el encierro masivo es la llave que abre las puertas a ese futuro que vemos alejarse.
   Lo que alarma y desconcierta son todas las improvisaciones que se perpetran en nombre del peligro ante la instalación de una nueva etapa del mal que nos oprime, a la que llaman rebrote, que no es otra cosa que el resultado de políticas apresuradas que se aplican según sea la corriente ideológica que anima a sus responsables, como si la comunidad fuera un rebaño donde la derecha se coloca aquí y la izquierda allá o viceversa cuando en realidad somos 45 millones de seres humanos desesperados frente a las oscuras perspectivas que ya nos cambiaron la vida.
   La ciclotimia es el estado mental caracterizado por variaciones del humor en que se pasa de la euforia a la depresión, tristeza o melancolía, de acuerdo con la definición técnica, sumado a un trastorno del estado de ánimo que provoca picos y valles emocionales que incluso puede dar lugar a trastornos de carácter psicótico.
   Los cambios en el estado de ánimo en las personas con ciclotimia no son tan extremos como en los casos de trastornos bipolares y las personas con ciclotimia pueden continuar de manera normal su vida, aunque puede resultar difícil porque los síntomas incluyen altibajos psicológicos intermitentes que pueden ser más pronunciados con el paso del tiempo.
   Trasladando lo que sostiene la ciencia a nuestra realidad advertimos que las idas y venidas,
los aciertos, las equivocaciones y los remiendos vienen marcándola, hasta el punto de alterar nuestra individual percepción de una situación que no podemos controlar sino con el sentido contemplativo de ver que otros lo hacen en nuestro nombre.
   Casi un año de avanzar, detenernos y luego retroceder para vivir de sorpresa en sorpresa mientras la costumbre de manejar y dibujar estadísticas nos sepulta en el peor de los estados que es el de la incertidumbre.
   Pero mientras desde el poder no se recupere la coherencia para legislar con responsabilidad y ejercer un control estricto de la aplicación de cada medida, lo nuestro será una carrera hacia la nada.
    No creo que sea tal el destino que nos merecemos luego de tantos padecimientos y fantasmas que nos acosan.
 
¿Con Dios y con Satanás?
CORDOBA  LA  REBELDE CAMINA POR DOS
ANDARIVELES Y ESO COMPLICA SU ANDAR
 
   Debe ser demasiado complicado eso de depender del puerto en un país federal como se exagera por allì que es nuestro caso, porque a la manija y esto se lo peleo a cualquiera, la tienen ellos, esos adictos a Puerto Madero, a la buena vida y a la medida vergüenza.
   En el caso de Córdoba y debido a su histórica tradición de provincia contestataria, no resignada a que le ordenen desde afuera y con un pueblo que en el tiempo ha venido emborrachándose de rebeldía, sentirse ahora dominada o al menos exigida le resulta aparte de ofensivo, demasiado complicado de digerir.
   Las relaciones Nación-Provincia nunca fueron óptimas ni siquiera en tiempos de coincidencias partidarias en las respectivas conducciones, porque siempre prevalecieron ciertos intereses que se anteponían con su fuerza natural enfrentando a la hermandad, a esa especie de fraternidad ideológica que acortaba cualquier distancia y hacía superar los más complicados diferendos.
   Cuando el signo político gobernante es más o menos el mismo, porque el peronismo tiene más canales que Venecia, tampoco se simplifican las relaciones porque lógicamente a los intereses nacionales se los antepone a cualquier divergencia que se pudiera plantear.
   De la Sota mantuvo relaciones cordiales con la Casa Rosada y tuvo aquella idea de crear el “cordobesismo”, estilo de gestión que tendía a un acercamiento nacional habida cuenta de las apetencias presidenciales del “Gallego” quien necesitaba instalar su imagen y su estilo en
todo el territorio argentino.
   Aquello pasó, Schiaretti heredó la posta y las necesidades de adhesiones fueron cada día más demandantes por parte del poder central, en el sentido de apoyo legislativo que ayudara a superar situaciones enojosas más allá de lo que comúnmente se trata en el ámbito legislativo, donde tener garantizada la mayoría suele ser un respiro de trascendencia que calma los nervios y ayuda a seguir avanzando.
   Pero ocurre que el precio es siempre oneroso menos para quienes directamente gozan esa ventaja de los votos “alquilados” a un precio que se considera conveniente, pero que a la larga esos que festejaban el apoyo, deben someterse a las exigencias o los caprichos que les vienen como se dice “de arriba”.
   Así lo hemos visto en estos últimos tiempos con varios proyectos que necesitaban imprescindible apoyo, temas que todos conocemos, pero que a la hora de pagar, ocurrió entre otras desventajas, el casi subrepticio asunto del despojo a los jubilados y otras lindezas que aparte de ser retribución de atenciones, era la factura pendiente que nos reclamaron.
   Puede que por tener en cuenta esos detalles, la sorpresa no venga en un futuro medianamente cercano, cuando se quiera imponer aquello de la armonización de nuestra Caja de Jubilaciones con la deplorable situación a la que llevaron a los jubilados nacionales, ya que una mayoría de ellos ni siquiera supera la mitad de lo que el propio poder ha calificado como el límite de la pobreza.
   Así, a ese precio y endeudándonos hasta la coronilla lo que nos sumerje desde mañana en la cesación de pagos, cualquiera hace obras, se regodea mostrándolas y gasta más en autopromoción que en otras prioridades acuciantes.
   Imagino que originariamente, el “cordobesismo” no era eso…
 
Franeleado impuesto a las ganancias
CUANDO SE HABLA DE COHERENCIA Y DE
MEMORIA ES BUENO APELAR AL ARCHIVO
 
   ¿Cómo habrán hecho allá en los lejanos tiempos en que ni se sospechaba la llegada de una tecnología capaz de retener en una memoria artificial, promesas tan viejas que al final se escondían en los olvidos?
   Era de aquellos entonces en que “a las palabras se las llevaba el viento” y seguramente por eso los macaneadores antiguos, precursores de los actuales demagogos, se despachaban
con versos de los que ni siquiera ellos estaban convencidos, pero dejando esa certeza de lado vomitaban conceptos ya mentirosos pero necesarios de impactar en la percepción de la gente.
   Hablando de memoria, es lo que a veces me tambalea cuando intento citar dichos de algún personaje notable de la historia, como por ejemplo Proust, quien sostenía que “cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo, después de la muerte de las personas, después de la destrucción de las cosas solo permanecen aún largo tiempo, más frágiles pero más vivaces, más inmateriales, más persistentes, más fieles, el olor y el sabor como almas que recordarán, que esperarán sobre la ruina de todo lo demás, que llevarán sin doblegarse, en su gotita casi impalpable, el edificio inmenso del recuerdo”.
   En estos últimos tiempos, tiempos nuestros como protagonistas, mucho se habló, se peleó, se mintió, se prometió y se bardeó acerca de la procedencia o no del pago del impuesto a las ganancias por parte de los trabajadores y de los jubilados, lo que ahora es una importante fuente de ingresos para el Estado, motivó una sentencia judicial que debía suspenderse su descuento y devolverse lo mal recaudado y otras nimiedades por el estilo.
   El titular de la Cámara de Diputados de la Nación, ese inestable muchacho Sergio Massa y el actual Presidente de la Nación, el jurisconsulto abogado y profesor universitario don Alberto Fernández, ambos autotitulados memoriosos y coherentes, son ahora férreos defensores del pago de ese impuesto por parte de los laburantes y para colmo, también de los jubilados, lo que a mi modesto entender, está más cerca del disparate que de la equivocación maliciosa.
   Ellos dos, en un programa de TV y merced a esa respetable máquina de la memoria que es el archivo, que nos permiten rescatar lo que ellos decían no hace mucho tiempo atrás y no se los voy a comentar.
   Prefiero que lo escuchen, presten atención y jamàs lo olviden, como ellos lo olvidaron:
 El audio correspondiente, con palabras del actual Presidente de la República Dr. Alberto Fernández y de Sergio Massa, designado titular de la Cámara de Diputados de la Nación, puede ser consultado en el espacio respectivo, ubicado en la parte superior en el costado derecho de este blog.
 
Vueltas y vueltas, para lo mismo
LA MEGACAUSA ES UNA ESPECIE  DE  PERRO
QUE HACE AÑOS BUSCA MORDERSE LA COLA
 
   Guantánamo es un campo de concentración que el gobierno de los EE.UU. tiene instalado en la isla de Cuba, donde cualquier extranjero sospechado es encerrado de manera arbitraria e indeterminada, sufriendo coerción física y psicológica para obtener declaraciones de culpabilidad o acusaciones a otras personas, situación que ha sido denunciada por organizaciones políticas y humanitarias de todo el mundo. 
   Una publicación de los familiares de detenidos en prisión preventiva en la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba describe increíbles semejanzas entre este encierro y el horror de la cárcel caribeña, allá en “el gran lagarto verde”, como la detención de personas
comunes, con familia y trabajo estable para investigarlas, sin que se respeten los derechos de libertad e inocencia previstos en nuestra Constitución Nacional.
   También, el encierro prolongado, que suele extenderse a lo largo de tres años sin juicio, buscando con tal mecanismo de poco justificable encierro, quebrar a los imputados para que se declaren culpables de algo que no han hecho o que acusen a cualquiera con tal de retornar a su vida normal. De igual manera los juicios, cuando llegan, están a cargo de una comisión especial, siempre la misma, que condena sistemáticamente a los encarcelados, acompañado tal accionar por un llamativo y sectorial despliegue mediático.
   Y es precisamente en esta época de escasez que me parece pertinente preguntar ¿cuánto gasta la Provincia de Córdoba para mantener su propio Guantánamo? ¿qué presupuesto se asigna para sostener esta investigación que ya cumplió nada menos que 16 años?, ¿cuánto se gasta en mantener encarceladas a personas comunes, que no representan ningún peligro para la sociedad? 
   Y finalmente ¿por qué el Poder Judicial se mueve al margen de las leyes nacionales e internacionales, pese a haber sido sancionado ya en la causa?
   Es como si una cortina de inmunidad política con endeble base jurídica sostuviera inclinaciones más cercanas al capricho que a la propia Justicia, esa dilación y el soslayar a personajes vinculados con el poder que pese a ser denunciados puntualmente, ni siquiera se los convocó a declarar.
 
El compromiso con la Ley no tiene horario
UNA  OCURRENCIA QUE PUEDE SERVIR PARA
AUMENTAR EL INFIERNO DE LA INSEGURIDAD
 
   Nada mejor, cuando existen situaciones que nos llevan a confundir conceptos, ideas, proyectos y equivocaciones, que ejemplificar como en el caso de eximir a los policías de actuar como tales vistiendo ropas civiles y de no portar armas, fuera del horario laboral que la superioridad le asigna.
   ¿Imagina usted a un médico que está viajando en un trolebùs rumbo a su casa, y una
pasajera grita que tiene contracciones, que el bebé ya viene y que llora con desesperación? Por supuesto que algún otro pasajero grita lo suyo preguntando si entre los pasajeros hay algún médico… ¿Usted con su juramento hipocrático a cuestas, contestaría que es obstetra pero está fuera de su horario de trabajo?
   Entiendo que la comparación puede ser exagerada pero no es imposible, lo que se agravaría -al igual que al policía de franco que no puede andar armado- si el pasajero médico dijera que poco puede hacer porque no le permiten llevar consigo el estetoscopio, ni el recetario, un bajalenguas o el termómetro.
   Es así como sin dudas debe sentirse un policía -siempre que sea profesional y no uno de los tantos improvisados beneficiarios de la bolsa de trabajo en que se transformó a la
institución azul- doblegado por la impotencia y sin poder intervenir en un caso en el que está en juego la vida o la integridad de una persona o de sus bienes.
   La verdad es que si la fuerza de seguridad a la que aludimos pudiera garantizar la idoneidad absoluta de todos sus integrantes, lo demás sería una mera cuestión administrativa, pero la realidad nos viene mostrando con dolorosa frecuencia la falta de voluntad y de preparación de muchos de sus integrantes, que ingresaron sin haber mostrado su capacidad de actuación ni la impecable limpieza de sus antecedentes personales, aunque por recomendación de algùn político o dirigente de cualquier ámbito de la sociedad, haya alcanzado la suerte de solucionar su carencia de trabajo.
   Se me ocurre que antes de legislar en cuestiones tan engorrosas y que de ellas depende recuperar la seguridad que alguna vez gozamos, sería imprescindible encarar una medulosa tarea de selección de hombres y mujeres con vocación de servir en la fuerza, prepararlos física e intelectualmente incluyendo lo básico de las leyes que nos rigen, y luego hacerles aprobar un estilo de gestión ajustado a las necesidades y demandas de una sociedad cansada que la asalten, que la roben, que les maten a sus hijos, que les violen a sus mujeres o que en nombre de un uniforme y una pistola, integren gavillas que deshonran a quienes honestamente se sacrifican.
   No es cuestión de implantar modalidades que a la postre, no dejan de ser un retroceso en la búsqueda de aquella seguridad que tanto merecemos…


No hay quien ponga límites
TURISMO DESENFRENADO Y SIN CONTROLES
PUEDE LLEVARNOS A UNA NUEVA PANDEMIA
 
   Es como si de golpe, después de una abstinencia total y absoluta de todo, vale repetirlo, de todo, se abrieran los corrales del encierro y las multitudes se lanzaran en una alocada carrera por recuperar tiempos perdidos y otras ventajas que en su momento se hubieran alcanzado pero que fueron a parar a los campos del olvido, empujadas por ese miedo que alguien nos
metió en el alma y sigue abusando de ese factor que aunque no lo creamos, le aumenta el poder que pudiera haber alcanzado.
   Es cierto que no resulta nada simple ni agradable aguantar diez meses de virtual aislamiento que no se circunscribe al ámbito familiar, ni de los afectos, ni del deporte, ni de los asados, ni de las milongas, sino de no poder gozar de ese elemento quizás el màs apreciado por nosotros, que pese a todo podemos seguir consideràndonos humanos: me refiero a eso de gozar la libertad, una libertad salvaje, sin lìmites salvo los que la ley claramente establece y manda respetar.
   Debe ser por ese amor a sentirse plenamente libres que de manera especial los jóvenes -más adictos a relacionarse entre ellos que nosotros, los veteranos- han sido quienes rompieron ese fino cristal de la obediencia que nos separaba en lugar de unirnos: que nos enfermaba el bocho en lugar de sanarnos de la peste y que nos alejaba aunque estuviéramos recíprocamente al alcance de la vista.
   La explosión que se vivió en muchos puntos serranos de esta Córdoba siempre sorprendente, con la pendejada y no tanto, sin barbijos ni otros cuidados y en pleno estallido hormonal nos afectó de tal manera, que nos llevó a dudar si nuestra actitud de censura era por amor y protección, o una manifestación de envidia.
   Por fortuna todavía no se han advertido las consecuencias que pueden ser consideradas inevitables en tiempos de pandemia, pero en un ámbito etario que el poder nunca pudo controlar, aunque se adoptaran medidas tan rígidas que llevaron a pensar en expresiones más de autoritarismo que de protección.
   Lejos quedó el pésimo ejemplo de la tolerancia, permitida y en cierta medida fomentada por el poder, durante el aprovechamiento por momentos vergonzoso de la muerte de Diego Maradona, donde el descontrol llegó a instalarse incluso en el interior de la Casa Rosada, con el consiguiente peligro para la integridad presidencial. Y lo peor, que no se conoce si la autoridad actuó penalmente contra tantos irresponsables, de los muchos que pudieron identificarse merced a los cientos de filmaciones con las que se contaba.
   Por eso de aflojar tensiones en la sociedad se otorgaron facilidades a ciertos sectores para que no dejaran de operar, so pretexto de cubrirlos de alguna manera por las pérdidas materiales padecidas y el mal ejemplo de La Salada recorrió el mundo.
   Cuando a decir de los científicos serios -me refiero sólo a ellos y no a los autotitulados como tales- no hemos superado todavía la primera ola, ya nos estamos descuidando en la segunda que se viene al galope.
   Pocos cuestionan las vacunas, su calidad, su origen, su manipulación ideológica, su parte de negociados internacionales y otras gangas conexas, porque pareciera que esta libertad provisoria que muchos se la tomaron de prepo, fuera el final de los padecimientos.
   Lo que hay que enseñarle a la gente, para que lo mastique, lo entienda y lo digiera, es que lo peor aún está por venir y no es mala onda: es simplemente el criterio de los que saben…
   Y la realidad nos muestra que para eso, no creo que estemos correctamente preparados.
 
Los gurúes se pelan las pestañas
NO SON  MUY ALENTADORES LOS PRONÓSTICOS
SOBRE INFLACIÓN, DÓLAR Y PRECIOS PARA 2021
 
   La verdad es que si uno intenta poner en claro las propias ideas acerca de lo que nos espera en este año alrededor de la inflación, el valor del dólar, los precios al consumidor y otros indicadores vitales, nos encontramos contra una muralla donde mueren todos los pronósticos porque son más los yerros que los aciertos de quienes son los gurúes de esa disciplina tan apasionante como maltratada que es la economía.
   Difieren de tal manera en las previsiones que en muchos casos consiguen el milagro de transformarlas en adivinanzas de muy complicada dilucidación y comprensión, porque las diferencias en números son tan abismales que van del optimismo al más negro de los panoramas a futuro.
   Por eso los ignorantes de los meandros de esa ciencia de los números, los estudios, las tendencias y el conocimiento internacional, optamos por concentrar nuestro esfuerzo mental
en el día a día, en lo que ocurre casi sin que nos demos cuenta y como sintético ejemplo pongo el precio de los combustibles, que es como una inyección intravenosa cuya aguja nos buscó una sola vez la vena, pero que en cada semana nos larga un chorrito que parece como de aceite hirviendo.
   Otro tanto ocurre con los precios en general, con los sempiternos abusos de cada etapa de la comercialización, entendiendo que nadie quiere salir perdiendo asì se joda la comunidad entera por no poder acceder a productos básicos, artificialmente encarecidos y manipulados en cuanto a su disponibilidad, lo que es otra manera de manejar su precio.
   Y si nos inclinamos a pensar en el costo de servicios tan esenciales como agua, energía eléctrica, gas, transporte público, salud, educación, medicamentos y otros, el panorama es todavía menos alentador porque no existen diques que contengan la angurria de quienes tienen en sus manos el manejo de esas prestaciones.
   En pocas palabras, seguimos dependiendo de todos los extraños que no conocemos, que se abusan de todos nosotros a quienes ellos conocen de nuestras necesidades, urgencias y padeceres, hasta el punto que en los últimos tiempos venimos sorprendiendo al mundo que no alcanza a creer en los padecimientos argentinos, desde el momento que nos venían considerando como un país rico, agobiado por las posibilidades de crecimiento y de mejoras sustanciales en nuestra calidad de vida.
   Porque ricos lo somos en verdad, pero los angurrientos procuran que no caigamos en cuenta de ello.
   Lo único que no aumentan, y en contados casos lo hace con la pereza del desencanto de los ambiciosos dueños de nuestra economía, son los sueldos para cuya actualización tanto se lucha en las bases pero la dirigencia, en general alejada de las privaciones, demora en formalizar las demandas que al menos aleje de la pobreza y la indigencia a buena parte de la población.
   Hay momentos en que nos gana la desesperanza; que nos entregamos mansamente a los abusos del poder en cualquiera de sus manifestaciones y que bajamos los brazos porque la resignación enferma menos que las privaciones.
   Y no creo que sea ese el destino que si superamos la pandemia, nos estará esperando…

 


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