Desgrabación
de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los
buenos” del 29/01/17 que emite AM580 Radio Universidad de Córdoba.
EL TÍPICO GATAFLORISMO ARGENTINO
El argentino medio tiene la
histórica costumbre del disconformismo con todo, así sea de la economía en
general, de su trabajo, de su familia, de sus amigos, del club por el que
simpatiza y en fin… de todo lo que le rodea.
Con mucho de gataflorismo, curte también el hábito de no caberle ni
satisfacerle las soluciones que aparecen en todos los conflictos que lo agobian
o que suceden en su alrededor aunque no lo perjudiquen.
Con esto del Día de la Memoria, es cierto que el Presidente Macri
cometió una torpeza doble porque tenía otras dos alternativas mucho más
valiosas y menos traumáticas que el camino que finalmente tomó, porque despertó
cuestionamientos válidos en homenaje a la historia y a la memoria.
Y finalmente dio un paso atrás, o al costado, o como lo quieran
catalogar, pero cambió su determinación y el 24 de marzo queda clavado en el
calendario y en los afectos de la gente, caiga el día que caiga, que en este
2017 será viernes, el año próximo sábado y en el 2019 domingo, o sea que tenía
tres años para quedarse tranquilo porque lo mismo sería feriado, que es lo que
más ansía nuestra masa laboral demasiado acostumbrada a todo lo que sea
alpedismo.
Así y todo, no fueron suaves desde la oposición para calificarlo de
apresurado, inútil, despistado y otros adjetivos menos elegantes y poco
respetuosos a su investidura.
La movilidad de los feriados se manejó siempre para conveniencia de
algún sector y en detrimento del resto, estimulando el turismo interno en
tiempos de sequía entre otros efectos y acortando los días hábiles del
calendario escolar, precisamente cuando por conflictos, paros y otros factores
nunca se cumple con los días de clases que son necesarios y se anuncian al
comienzo de cada ciclo lectivo pero jamás se cumplen.
Los mismos que protestaron por la inoportuna determinación que cambiaba
la fecha del Día de la Memoria no dijeron una palabra cuando a lo largo de más
de una década los feriados se manejaron a discreción, provocando más
inactividad que progreso, en un país que precisamente necesitaba emerger con
producción, con esfuerzo, con trabajo …
Ya está fijo el Día de la Memoria y tampoco se modificarán cada 2 de
abril o 20 de junio.
Roguemos que llegado el momento, a nadie se le ocurra mover en el
almanaque días tan sensibles a nuestros sentimientos como el 25 de Mayo, el 9
de Julio, el 17 de Agosto y también –por qué no- el 17 de octubre para que lo
celebren los auténticos peronistas y no todos los que se disfrazaron de tales
para lograr ventajas que tuvieron, y así nos fue.
Pero el gataflorismo, pase lo que pase, ya está incorporado a las
costumbres argentinas, sean nacionales, populares o liberales…
NUESTRA SEGURIDAD LLENA DE PARCHES
Tienen que metérselo en esas duras cabezas que por momentos muestran una
alarmante carencia cerebral, porque de lo contrario no se entiende que se
cansen de tropezar con la misma piedra, cuando ni siquiera los orangutanes
incurren en esa actitud.
La delincuencia les viene ganando “por afane” y siguen en la soberbia de
sostener dos absurdos que de nada sirven: “que la tienen controlada” y que “en
otros lugares del mundo la inseguridad es igual o mayor que en Córdoba”, lo que
a los cordobeses nos importa medio bledo porque nosotros vivimos aquí y poco
nos afecta o beneficia lo que ocurre en Rio de Janeiro, Brisbane, San
Petersburgo, Buenos Aires, Caracas o allá en las mentadas pudendeces de la
lora.
Esa perversa maniobra de vender tranquilidad escondiendo importantes
hechos delictivos nunca dio resultados, porque el “boca a boca” y las redes
sociales con su vértigo son más creíbles y positivos que los silencios
policiales que pretenden apoyar la estúpida creencia que los hechos, al no
divulgarse, es como si no existieran y lo que consiguen es aumentar en la gente
un sentimiento de desamparo y desprotección, basados en mentiras y en
ocultamientos de la realidad.
Todo esto es consecuencia y resultado de una certeza absoluta demostrada
palmariamente: no existe una política integral de seguridad que parta desde la
prevención, porque en Córdoba solo se aplican remiendos a los remiendos con que
parcharon los parches anteriores. Parece un galimatías pero esa es nuestra
diaria vivencia rodeados de sospechas.
La policía dice esmerarse en la lucha contra el hampa y durante mucho
tiempo le restó importancia o no quiso ver la mugre interna, esa que carcome
los cimientos de la credibilidad del ciudadano y lleva al descubrimiento de
casi diarios escándalos en los que están involucrados efectivos policiales.
¿Los están sancionando y separando? ¿No sabían acaso toda la porquería
que había en desmedro de los sacrificados hombres y mujeres de azul que
obligadamente deben reemplazar con la vergüenza el íntimo orgullo de vestir ese
uniforme? ¿Creyeron acaso que la improvisación, el apresuramiento, el pago de
favores políticos y la estudiada ceguera eran buenos elementos para aplicar en
el reclutamiento de efectivos?
¿Ahora qué vendrá? ¡Ya lo sabemos!
La indignación oficial, la promesa de severidad ante los casos de
corrupción interna, bla, bla, bla …
Mientras tanto los cordobeses nos debatimos en la angustia de sospechar
si quien nos está asaltando, arrebatando, cagando a tiros, robando el auto o
allanando es un “caco” o un policía de malos pasos y peores compañías.
Señores del Gobierno: el mismo signo político lleva un montón de años al
frente de la Provincia y la seguridad jamás fue controlada. Los funcionarios se
limitaron a comprar y comprar (alguien alguna vez debiera auditar cada precio
real) vehículos de todo tipo (recuerden el papelón de las motos con sidecar)
armamento, comunicaciones, tecnología y todo eso que se fue deteriorando
lastimosamente (o que lo robaron) no sirvió para nada. Nunca se informó sobre
el estado real y no disfrazado de la flota y del equipamiento policial, por
ejemplo.
Unos días antes de las próximas elecciones harán un desfile, mostrarán
100 autos nuevos y presentarán ooootros mil efectivos y el tontaje los volverá
a votar cayendo nuevamente en la trampa de su mediático y costoso marketing.
Y la rueda sigue girando y no se detendrá hasta que la decencia triunfe
sobre la deshonestidad interior.
Porque vale reiterarlo hasta el hartazgo: si la Policía no sabe, no
puede o no quiere limpiar su mugre interior, será difícil que pueda terminar
con la mugre de afuera.
EL TRANSPORTE URBANO AL ACECHO
Basta con quedarse media hora en
cualquier parada de ómnibus o de trolebuses del transporte urbano de pasajeros,
para caer en cuenta que las frecuencias, comparativamente, se han distanciado
notoriamente de lo habitual.
No me vengan con el verso que con las vacaciones hay mucha menor demanda
por la falta de escolares que necesitan movilizarse, porque la gente no deja de
hacerlo, pero se encuentra con una merma en las prestaciones que no es casual y
que hilando fino, nos demuestra que vivimos días previos a la presentación de
un nuevo pedido de aumento del boleto por parte de los empresarios del sector. La
costumbre se mantiene siempre igual: deteriorar el servicio para aducir baja
rentabilidad, la gente se enoja, el poder concedente que es la Municipalidad
dice que no piensa ni siquiera estudiar la demanda, pero al cabo de pocos días
los usuarios se desayunan con que deben pagar un nuevo precio.
Esa perversa costumbre ha pasado a ser un clásico de caprichos, complicidades y componendas, con
una llamativa ausencia del Estado a la hora de ponerse firme y defender los
intereses de los vecinos, más que de los empresarios o de los sindicalizados
choferes que son la otra pata de esta situación que se repite.
Si la comuna controlara realmente las frecuencias y al detectar las
anomalías aplicara los correctivos que establecen los pliegos de concesión,
distinta sería la situación porque así se demostraría que quienes mandan en el
sistema son los usuarios, y no los pícaros e insaciables propietarios que
reciben subsidios y cobran el boleto más caro del país.
Después de todo, bien vale repetirles a esos señores algo básico: si
siguen sosteniendo que el negocio no es rentable, que metan violín en bolsa,
lloren lo perdido y se vayan con la música a otra parte, porque a este
concierto, ya estamos cansados de escucharlo.
DONALD TRUMP Y SU
MURO
El gran país -o país grande- del
Norte es una de las potencias más poderosas del planeta, aunque tal
calificación no sea compartida por los rusos, los chinos y algunos otros que
sostienen que tal liderazgo es sólo una cuestión de marketing internacional
alentada por un fabuloso aparato propagandístico que no repara en gastos como
tampoco en algunas mentiras, invasiones, bloqueos, sojuzgamientos y otras
exageraciones.
Paredones, tapias, medianeras o parapetos hay en cualquier parte y se
usan para unir o aislar y separar; adornar u orinar, pintarrajear o respetar,
preservar intimidades, fusilar o transgredir la disposición que prohíbe fijar
carteles. Mamparos y albardillas los hay por centenares, unos famosos gracias a
la sangre y otros ignorados en justo homenaje a su propia intrascendencia.
Pero muro más famoso e infame como el que por 28 años alejó -siendo
vecinas- a las dos Alemania de posguerra estableciendo la hambruna soviética
por una parte y la floreciente Berlín
occidental por la otra, no existió en lo que se conoce de la historia. Nació
desde las oscuridades previas al 12 de agosto del ’61 con una extensión que
inicialmente fue de 155 kilómetros de hirientes alambradas para terminar siendo
de hormigón con cuatro metros de altura, un foso, ancha senda para la
circulación de los controles comunistas, casetas, torres y sistemas de alarmas.
Separó a familias, amigos, propiedades, intereses y otros afectos con ese
maldito espacio intermedio que el tiempo bautizó como “franja de la muerte”
donde sucumbieron las ansias de libertad de un centenar de personas que dejaron
allí su vida cuando más de cinco mil intentaron franquearla.
El 9 de noviembre del ’89 el gobierno de la República “Democrática” de
Alemania permitió la salida hacia el Oeste de los que vivían en la prisión
urbana del sector comunista soviético, miles cruzaron y nadie pudo detenerlos,
consiguiendo incorporar a la historia un inolvidable reencuentro que para los
tiempos y con la caída del muro, fue una especie de tumba de las ideologías.
Pero ahora resulta que casi tres décadas después, un ricachón devenido
en político y estadista, recreando aquellos viejos sueños hegemónicos e
imperiales de la izquierda belicista, pretende desde la derecha opulenta
sojuzgar de la misma manera a un pueblo sufrido y digno, militarmente indefenso
y económica y laboralmente dependiente: ya es un hecho que se construirá un
muro a lo largo de la frontera que antes unía a los Estados Unidos de
Norteamérica y México.
El pretexto es terminar con la inmigración ilegal de los aztecas que
buscan en sus “primos” el bienestar que no encuentran entre sus hermanos y como
un himno a la hipocresía, la potencia más poderosa del mundo dice querer
extinguir el narcotráfico, cuando es el país que más de esa basura produce y el
mayor consumidor universal.
La historia reciente es el mejor testigo de la ignominia que significa
el aislacionismo impuesto por la fuerza militar en cualquiera de sus versiones:
los Estados Unidos que junto a sus aliados cuestionaban la actitud soviética
tras la “repartija” de Berlín, después se ensañaron con Cuba a lo largo de años
y años de inhumano bloqueo y ahora con México, en una actitud que hacia adentro
rotulan como “proteccionista” cuando es abierta e implacablemente perversa y
violatoria de todos los derechos para los cuales la gran potencia del norte se
disfrazó ante el mundo, de gendarme protector.
¿Es la impía soberbia del vencedor impensado?
¿Es una nueva muestra de la expansionista y filibustera sangre inglesa
transfundida a los americanos con el ropaje de la democracia?
Dentro de mi ignorancia en materia de política internacional, se me
ocurre aventurar que Donald Trump está cerrando los candados de su imperio,
hasta que la realidad en su implosión le demuestra que estuvo equivocado.
Pero sin ser apocalíptico, sibilino o agorero -en un escenario de
vértigo como es la actualidad- ya será demasiado tarde… para todos.
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EL PRECIO DE LOS MEDICAMENTOS
El Presidente del Colegio de
Farmacéuticos de la Provincia de Córdoba, Dr. Germán Daniele, conversó con
Gonio Ferrari acerca de interesantes temas vinculados con la actividad. Los
precios de los medicamentos, el comportamiento de las obras sociales tanto
estatales como sindicales y otros aspectos, fueron parte del diálogo cuya
versión completa se puede encontrar en el sector de audios, ubicado en la
columna derecha de este blogspot.
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MEGACAUSA: ¿PARA CUANDO TODA LA
VERDAD?
Esta semana la actividad de
Tribunales regresa de su feria, reabriendo las esperanzas de quienes
reclaman la resolución de asuntos pendientes, entre ellos imputados y
familiares de la causa del Registro de la Propiedad.
Intentando una mirada desde cierta distancia, como una especie de macro
análisis de esta causa, fuera de los reclamos diarios de quienes la
padecen, se puede apreciar que este pomposo procedimiento desplegado y
mantenido por los poderes en estos 12 años, en nada ha modificado ni solucionado
el antiquísimo problema de la apropiación ilegal de tierras.
Las denuncias en tal sentido continúan a la orden del día y bien se sabe
que son los funcionarios en el ejercicio del poder quienes pueden acceder a los
datos que posibilitan tales irregulares negocios.
Volviendo a la causa, en el año 2008 un grupo claramente identificado y
limitado de personas, conformado por algunos ex empleados del Registro y otros
más, fueron juzgados y condenados por ser responsables, y así lo admitieron
ellos, de una serie de hechos delictivos referidos a inmuebles.
El detalle, nada trivial, fue que denunciaron concretamente que lo
habían hecho para los funcionarios de turno. Y lo que podría o quizás debió
haber pasado como cualquier otro hecho delictivo, fue convertido curiosamente
por la justicia cordobesa en un proceso interminable, en una despiadada
cacería de brujas, a la que se bautizó como megacausa del Registro.
Sin embargo no se comprende cómo, pese a la obstinación con que se la
mantiene, no se ha profundizado ni un poquito en la investigación de los
funcionarios involucrados.
Hay casos en que se tiene por la verdad íntegra y absoluta, más miedo
político que necesidad de justicia.
LIMONES DE LA
DISCORDIA
Para quienes no tenemos nociones más que
epidérmicas de lo que es la economía de un Estado, llamó la atención un par de
meses atrás, que la cotización del Merval hubiera aumentado como cinco puntos,
a consecuencia de la determinación del entonces presidente Obama, de permitir
la importación de limones argentinos a su imperio.
Naturalmente el mismo asombro pero a la inversa,
nos ocupó el cerebro y despertó nuestra bronca cuando este por ahora curioso
personaje que es Donald Trump adoptó por
decreto una medida en contrario, con lo que los productores de ese cítrico,
especialmente radicados en Tucumán, tendrán que ir guardándose su producción.
Pero algo de alegría momentánea nos provocó
la determinación del ricachón ungido por minoría real, pero legal: si los
limones quedaban para nuestro consumo, la lógica nos hacía pensar que bajarían
de precio y se alejarían de los absurdos 100 pesos que debíamos pagarlos cuando
se pusieron el traje de sudacas para entrar a los Estados Unidos como
extranjeros con pretensiones.
Pero no. Fue sólo un instante hasta que la
realidad nos echó encima un baldazo de ácido limón: el precio para los argentinos
siguió en alza, que había bajado a los 65 pesos pero de inmediato pegó un nuevo
salto.
¿Por qué ocurre eso?
Desde
la perspectiva de la ignorancia es para pensar que los productores quieren
asegurarse lo que tenían pensado ganar exportando, con la diferencia que tendrían
que venderlo para que siguiéramos con nuestra relación del limón con la
sangría, con las ensaladas, con el gancia y variados tragos largos, con el
lemonchelo, el lemon pie y con tantas otras aplicaciones que le damos, incluyendo
su condición de quitamanchas.
Dicen los que saben que el cierre de las
puertas del mayor consumidor mundial de todo, es sólo momentáneo hasta que
Trump acomode sus patitos mentales y tome un baño de realidad, siempre y cuando
los problemones que tiene con la inmigración, la presencia de extranjeros en su
territorio y su apuro por terminar con el salvaje terrorismo del Estado Islámico se lo
permitan.
Y se lo permita también la oposición que
lejos de ser mera observadora de un panorama aparentemente caótico, está
seguramente afilando las uñas para salir al cruce de todo lo que considera son
arrebatos de un gobernante sin experiencia y con metas demasiado difusas o
pretenciosas.
Salga lo que salga, por ahora a nosotros nos
preocupan los limones que supimos repatriar.
MÁS MUGRE AZUL Y LA TARDÍA POLÍTICA DEL PATADÓN
El orgullo de vestir de azul, servir al prójimo y cumplir la sagrada
misión de proteger vidas y bienes, es la meta de muchos policías vocacionales o
que llevan en su sangre los genes de generación en generación, resultando una
inclinación por herencia basada en ejemplos de honestidad, arrojo y vocación de
servicio.
Esos son los policías incorruptibles, modelos de sacrificio y compromiso
con la comunidad que han sido el arquetipo de la fuerza, desde los lejanos
tiempos que impusieron aquella imagen del vigilante caminador del barrio, amigo
de todos, patrón de las esquinas y concertista del silbato que convocaba a la
ronda callejera.
Pero los tiempos cambiaron y ahora la vocación está reservada a los
románticos, con el alma de antiguos guerreros contra el mal, resabios de
aquellos ayeres respetuosos de la limpieza incontaminada de los antecedentes y
las inclinaciones por ser útiles a la sociedad. La política se entrometió para
empiojar una pureza que era garantía de eficiencia, dedicación y propensión al
amparo, la observancia de las leyes y la acción para enfrentar a quienes la
quebrantaban.
Comenzaron a pasarse facturas por la militancia y se fueron dejando de
lado las duras exigencias para el ingreso; aparecieron los atajos y el “lavado”
de prontuarios transformó mágicamente en decentes a muchos cultores del delito
a quienes les proveyeron uniformes, armamento y una cuota de poder, todo lo
cual fue equívocamente tomado por algunos como la síntesis de una consagrada
como inadmisible impunidad.
Fue una especie de cáncer azul que por fortuna no carcomió a todos, pero
fueron muchos los que se aliaron con el hampa y aparece como virtualmente
imposible que nadie conociera los malos pasos en que incurría esa despreciable
minoría. Pero la mala política, alimentada por complicidades y silencios, fue
el costoso manto que todo lo cubrió e hizo que la sociedad se espantara frente
a una delincuencia incontrolable e inmanejable por las autoridades que se iban
renovando a medida que se sucedían los fracasos y el recrudecimiento de la
ilegalidad.
Para colmo se cayó al error de remendar e improvisar en lugar de
instaurar una política integral de seguridad que privilegiara la prevención por
encima de las costosas inversiones en vehículos, armamentos, comunicaciones y
constante ingreso de personal que era lanzado a las calles sin la instrucción
necesaria tanto en los aspectos legales como operativos. El parche nunca sirvió
para aguantar los excesos de presión frente al alocado crecimiento de una
delincuencia a la que se pretendió minimizar con el infantil recurso del
ocultamiento de una realidad tan palpable, que subvirtió la situación hasta
llegar a una dolorosa y ridícula actualidad en que los decentes deben estar
entre rejas mientras los ladrones y criminales pasean orondos e impunes gozando
su libertad.
Ya con la soga al cuello, las autoridades provinciales que han intentado
de mil maneras superar esta agobiante situación con otros tantos reveses, han
caído en cuenta que es necesario antes que nada sanear adentro de la policía y
luego de la purificación volver a enfrentar al mal. Y tarde, demasiado tarde y
después de varios mandatos del mismo signo político que veía y ve pasar las
irregularidades como un desfile y sin hacer nada por limpiar las entrañas del
monstruo, se encontraron con que robaban dentro de la Jefatura, con que
alquilaban armas para perpetrar delitos, con que muchos de cierta jerarquía
estaban asociados con hampones y que la sospecha de la participación en el
narcotráfico salpicaba a diestra y siniestra.
Ya no caben las improvisaciones. Le gente dejó de comer vidrio y se
impone ¿recién? la mano dura. Hay que llamar a los medios, dar la cara y
venderle a la gente un plan de acción que afloje las presiones porque entramos
a un año electoral y hay que hacer las cosas para renovar mandatos aunque la
confianza de la sociedad esté destrozada.
Resulta que ahora habrá una Dirección General de Control de Conducta
Policial, ampulosa mención de una dependencia que dicen será de perfil
preventivo, para evitar sobrecargar al Tribunal de Conducta, que actúa frente a
hechos consumados. Entonces todo esto lleva a pensar que si desde 2007 hasta
ahora fueron cesanteados ¡450 efectivos! Por haber cometido delitos y faltas
graves, ¿eso no sirvió entonces para advertir que algo raro estaba sucediendo
en la institución? ¿Por qué no se actuó desde tiempo atrás en la prevención del
delito interno? ¿Qué resortes o compromisos políticos lo impedían? ¿De qué
secretos eran y siguen siendo dueños los desplazados, que gozaron de tamaña
imdemnidad?
El Ministro de Inseguridad (porque es lo que hay) lanzó un mensaje hacia
adentro de la institución “para decirle a toda esa inmensa cantidad de policías
honestos que sigan trabajando así, que a los policías delincuentes los vamos a sacar a patadas”, pero olvidó
aunque fueran unas pocas y necesarias palabras de autocrítica, dejando la
sensación que debe creer que su gestión ha sido y es brillante.
El Comisario General Gustavo Velez aplaudió la iniciativa de crear esa
nueva Dirección porque, dijo, “se hace esto en honor a todos los buenos
policías que todos los días arriesgan su vida. Mientras yo sea jefe no se va a
perdonar ningún acto de indisciplina en la fuerza”, remarcó. Y ¿cuántos actos
de ese tipo se han perpetrado en estos últimos meses?.
También el Jefe, cero autocrítica.
Muchas veces y por apuro o desconocimiento -que es el smoking que le
ponen a la ignorancia- suele suceder que
lo que se piensa aplicar al prójimo es lo que se termina recibiendo.
Por eso, es aconsejable la prudencia, especialmente al anunciar medidas
punitivas que inexplicablemente se han venido postergando, permitiendo que el
mal creciera y es casi como pretender recuperar a un canceroso dándole
aspirinas cuando está metastizado.
Y en la policía lamentablemente hay demasiadas metástasis y pareciera
que en lugar de especialistas hubieran puesto practicantes o residentes.
Que el Altísimo nos ayude, y más a ellos…
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