Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” emisión nº 674 del 23/5/21 difundido en dúplex por la AM580 y la 88.5FM ambas dependientes de Radio Universidad Nacional de Córdoba.
Notorio relajamiento generalizado
AGOTAMIENTO SOCIAL, HARTAZGO POR ENCIERRO
DE LA GENTE Y ESTADÍSTICAS QUE NOS ATERRAN
Los encierros confortables no
dejan de ser encierros, las jaulas de oro son bonitas pero no dejan de ser
jaulas y los cepos acolchados no dejan de ser cepos y a esto lo sostengo sin
necesidad de buscar adhesiones porque las posturas son demasiado obvias: hasta
los anacoretas seguramente esperan el momento de gozar la libertad; de sentirse
dueños de sus pasos, de sus acciones, de sus sentimientos y de sus propios
temores.
Más de un año atrás nos escandalizábamos porque desde la autoridad legal del poder se nos exigía por una quincena quedarnos en casa, no salir, observar ciertas rígidas normas y todo esto bajo la promesa ridículamente sostenida, porque ni el poder era ni es dueño de la situación ni de sus implicancias, recovecos y científicamente imprevisibles consecuencias.
Fuimos más de 40 millones de corderos atrapados por el temor cierto y el miedo impuesto, mientras -y no quiero con esto sustentar una conjura internacional o plantearlo como parte de la intestina lucha nacional por el poder- la cuestión fue que nos prometieron privilegiar nuestra salud e integridad por encima de la economía y los resultados que vemos en la cotidiana realidad, es que en materia de salud y ataque a la pandemia somos número uno en el mundo en el promedio de muertes por cantidad de infectados y la economía, más que caminar por la cornisa, se agarra con las uñas de esos bordes para no caer en la letal cesación de pagos, tanto en lo interno como con relación a los cuantiosos compromisos internacionales suscriptos por el gobierno actual, el anterior y todos los que nos vienen endeudando desde ese si lejano 1945.
Vivimos ahora más que el terror frente a la enfermedad, el espanto de la incertidumbre porque navegamos, o nos llevan, por un mar de improvisaciones, errores, parches y todo esto con el agravante de la cuota de soberbia que suelen lucir aquellos que se equivocan, y tienen la bajeza de culpar a todos los de afuera en lugar de adherir a la sana, patriótica y positiva autocrítica que es el primer escalón que lleva hacia la verdad.
Nos fueron encarcelando de a semanas o quincenas sin encontrarle la vuelta a la cuestión médica ni al drama de la economía interna, agravada por una previsible suba de los índices de desocupación y se buscó la solución no de emergencia, sino por desesperación.
Parar la bronca y la inestabilidad social que son padres putativos e inevitables de la delincuencia obligada por el hambre, aumentando los planes y los subsidios mediante emisión monetaria que lleva a la inflación inmanejable, es otro de los errores que nos están minando el espíritu, las esperanzas y nuestra inclinación por la lucha a brazo partido contra cualquier adversidad de las muchas que hemos padecido.
Y la gente se hartó, pasó del desacato callejero, a las minivacaciones, volvió a los deportes masivos, hubo decenas de bailongos con centenares de asistentes abrazados y sin barbijos, hizo paseos a su antojo, festejamos cumpleaños, casamientos, aniversarios, divorcios y cualquier otro acontecimiento vulnerando la prohibición de hacerlo, primero barrialmente y luego ante el descontrol oficial, surgieron los encuentros tan clandestinos como peligrosos no tan solo para sus asistentes, sino para la comunidad por eso de la invisible, letal e incontrolable difusión del virus.
Y ahora que se juntan la inoperancia oficial para el manejo de la crisis con la saturación de encierro de la sociedad, vienen las quejas y las acusaciones desde arriba, donde otra vez se incurre en el error de culpar a la gente y no asumir las propias irresponsabilidades.
De esa manera, con ese deplorable cuadro diferencial, se hace imposible no tan solo un pronóstico auspicioso, sino que nos vemos en la obligación de caer a la depresión de advertir que nada mejora y ni siquiera se estabiliza, tales los casos de la salud de la población y de la economía que nos abruma.
El estado de relajación generalizado al que llegamos en el país tiene como único antídoto el goce pleno y sin condicionamientos, de nuestra sagrada libertad.
¿A quién rezarle? ¿A quién pedirle nada más que algo de coherencia? ¿De qué manera se debe proceder para que incluso en tiempos de desgracias, lleguemos a la conclusión que para estas crisis las diferencias deben zanjarse con beneficios para todos, y no ahondando las grietas que existen y se van sumando?
Complicada misión que cada argentino debe encarar individualmente sin odios, sin sed de venganza o de revancha, sin ánimo de actuar como si frente a nosotros o a nuestro lado tuviéramos un enemigo que piensa distinto y no un hermanado en la desgracia, esa desgracia que no pregunta cómo piensa cada uno.
Hagamos honor al pensamiento de un tipo como Kafka, que de estas cosas analizaba, evaluaba y elaboraba sus propias conclusiones como esa que “aunque la salvación no venga, quiero ser digno de ella en todo momento.
Porque no es nada raro y tampoco inusual, que un encierro que íntimamente consideramos objeto de aprovechamiento político, configure una actitud en menoscabo de nuestra dignidad.
Entonces, luchemos contra lo que sea, como sea y donde sea, siempre que nuestro objetivo sea la salvación sin perder la dignidad que nos esté quedando…
No todo estaba inventado…
UNA MEZCLA DE CREATIVIDAD Y DESESPERACIÓN EN
LA LUCHA POR SOBREVIVIR DURANTE LA PANDEMIA
Habrán pasado desde aquella vez
que recorría el Parque Sarmiento, que me encontré con una situación inédita y
no fue en la Cueva del Oso, que recientemente me vino a la memoria ante algo
que seguramente se inspiró en aquello que me tocara vivir; yo me entiendo.
En una de las calles laterales a la Avenida del Dante un grupo de jóvenes, muchachos y chicas, detenían amablemente a los automovilistas y se ofrecían a limpiarles los parabrisas, para lo que estaban munidos de los elementos necesarios metidos en baldes con agua y detergente.
Nadie les negaba una moneda o un billete después de tamaño mimo inusual que recibían.
Cumplían con su cometido doble: sentirse útiles a la sociedad y juntar unos manguitos para el ansiado viaje de estudios de fin de curso que por entonces como lejanos destinos eran Iguazú, Buenos Aires, Mar del Plata, después lo fue Bariloche o las cercanas sierras cordobesas y eran alumnos de una escuela secundaria de esta ciudad.
Después tal actividad se fue generalizando y algunos la bastardearon, pero esa costumbre con todas sus alternativas y variantes se mantiene más ahora, que la subsistencia es una lucha en cualquiera de los frentes imaginables: en la casa, en la calle o donde fuere.
Por eso no llamó tanto la atención ver un servicio que creo nació recientemente como respuesta a la crisis y por propia dignidad de quienes comenzaron con esa práctica: lavado de zapatillas a un módico precio, idea que me comentaron se aplicó inicialmente en La Plata y luego llegó a esta Córdoba.
Una joven, Elizabeth Gamarra, de 23 años, un hijo de dos años y medio descubrió que muchas de las herramientas que las mujeres ponen en juego en la maternidad, son muy potentes a la hora de buscar alternativas para salir adelante y decidió crear su propio emprendimiento: “Chapuzón Zapas Limpias”, un servicio de limpieza y secado de zapatillas por $100, el cual realiza en su casa en el barrio platense de San Carlos
“La gente trae sus zapatillas, yo se las lavo y les pongo perfumito para que huelan rico y las dejo secar”, contó Elizabeth y explicó: “Comencé este emprendimiento porque mi marido se quedó sin trabajo”.
Averiguando en nuestra ciudad, se podrá saber de qué manera y dónde uno entrega las zapatillas llenas de barro, duras por la mugre y apestando naturalmente y después se las devuelven limpitas, relucientes, perfumadas y con los cordones puestos, si los tienen porque están las otras, con abrojos.
Una iniciativa que por encima de cualquier apreciación, es la muestra que para muchos desocupados, es más digno vivir de la imaginación, la creatividad y el esfuerzo que de la dádiva.
Como si el coronavirus fuera una
fantasía
LA INSENSIBILIDAD SOCIAL DE LOS DESALMADOS ES EL
ARMA QUE USA EL ESTADO PARA EL COBRO DE TRIBUTOS
Nadie pretenda que un desalmado
demuestra aunque más no fuera un mínimo componente en su personalidad, que
tenga presente el valor y la práctica efectiva y no declamatoria de la
sensibilidad, especialmente hacia el prójimo en desgracia, multiplicidad de
casos que en los últimos meses es moneda corriente y creciente entre nosotros,
en cualquier parte del mundo donde vivamos por eso de la universalidad de la
pandemia, que tanto nos condiciona y deteriora hasta en los sentimientos, al
menos en los seres insensibles.
Se entiende el cumplimiento del deber y la obediencia debida cuando desde niveles superiores se demanda y se ordena el ataque contra todo aquel ciudadano, y sin importar las causas que pueda ofrecer en su descargo, para conminarlo a ponerse al día en sus deudas tributarias con el Estado que teóricamente le ofrece seguridad, atención de la salud, servicios eficientes, justicia, educación y otros beneficios que se otorgan en los países civilizados, salvando los casos de excepciones que son las expresiones más lastimosas de la indiferencia.
Ya hartan a toda hora incluyendo noche y madrugada, las llamadas telefónicas y la invasión de sitios particulares en las redes sociales, amenazando con secuestros, cortes de servicios, embargos, remates de propiedades, inhibiciones y otras ternuras, por parte de los procuradores que son, en definitiva, solo la fuerza de choque y cobranza de las administraciones que privilegiaron otros gastos -publicidad y autobombo, por ejemplo- por encima de solventar aunque fuera en parte la insolvencia temporaria de la gente en estos duros tiempos de pandemia, desocupación, precios abusivos y aprovechamiento feroz de la natural debilidad de quienes tienen menos recursos, como el avasallamiento a los indefensos jubilados, posiblemente el segmento social más vulnerable y marginado de los infaltables e inhumanos seres de la dirigencia hipócrita que dice amarlos y protegerlos.
Y es para plantear en defensa de quienes no tienen cómo hacerse escuchar, que el ruego es que aparezca algún Mesías que se encargue de emplazar, amenazar y ejecutar a todos aquellos dirigentes que en nombre y pràctica de la más repudiable de las demagogias, los dejan sin seguridad, educación, salud, justicia ni todos los otros servicios esenciales que como seres humanos merecen.
Aunque en realidad y de esto llegarán a lamentarse los insensibles, queda el último y valiosísimo recurso del voto para reclamar lo que ahora se desoye, siempre y cuando los vivillos de siempre no vuelvan a esmerarse en su lucha frontal para la descarada compra de sufragios…
El viejo tema del Registro de la
Propiedad
EN UNA CAUSA TAN SONADA EL PASO DEL TIEMPO
SIEMPRE TIENE ALGO CON QUÉ ENRIQUECERLA
La Real Academia Española a la que estamos aludiendo en las más recientes ediciones de SLB para no dejar de ocuparnos de la cuestión candente, pese al paso del tiempo, de la causa del Registro de la Propiedad, define una costumbre como un modo habitual de obrar o proceder establecido por tradición o por repetición de los mismos actos y que puede adquirir fuerza de precepto.
Leer tal especificación me trasladó de inmediato a la causa que acabo de mencionarles, en la que el uso de la prisión preventiva se transformó en un modo habitual de proceder, y al repetirse con cada imputado se comporta como precepto de la justicia cordobesa en esta causa.
Es así que se convirtió en costumbre encerrar a todos los imputados en prisión preventiva, se hizo costumbre mantener el encierro hasta cumplir el máximo de tres años, se transformó en costumbre que los mismos jueces, bajo el título de una comisión especial, se encargaran de juzgar todos los casos, se hizo costumbre encerrar y condenar argumentando la íntima convicción y fue rotunda costumbre la indiferencia y la mudez ante los numerosos dictámenes, fallos, opiniones o recomendaciones de organismos idóneos en la materia, nacionales e internacionales que rechazaron, todos ellos, este abuso de la prisión preventiva por incumplir las normativas vigentes.
Pese a lo incierto que resulta el porqué de semejantes costumbres practicadas por la justicia cordobesa en esta causa, ¿Será tradición, conveniencia, mandato u obediencia debida?, lo urgente es reemplazarlas por las más constitucionales de respetar el principio de inocencia, la libertad durante el proceso, el sorteo de los jueces para mantener la objetividad e imparcialidad y el uso de la sana crítica racional, hasta que alguna vez, con más tiempo y algún golpe de suerte, se pueda develar el más complejo trasfondo.
Comercio en crisis y quebrantos emergentes
LA ECONOMÍA NACIONAL COLAPSADA, MUESTRA POCAS
ESPERANZAS DE LLEGAR A UNA PRONTA RECUPERACIÓN
A uno desde el llano y sin
ninguna ridícula pretensión de sapiencia, se me hace la imagen del país
caminando borracho por la cuerda floja de algún equilibrista que en el circo de
la Humanidad levantó su gigantesca carpa y está esperando el final de la
función, dispuesto a escuchar aplausos y ovaciones o silbatinas y abucheos.
Los finales inciertos son los que más apasionan a los adictos a las novelas o las películas de terror o de intensos dramas humanos, porque la adrenalina liberada a raudales suele ser el mejor alimento interno de los ansiosos.
Y así estamos navegando en un mar donde de a ratos se amansa el oleaje en la esperanza y en otras se encrespa enloquecido, como para destruir todo lo que se le oponga en su paso mortífero e imbatible.
Esas son las pandemias y en el caso de la actual dejemos de lado si ha sido un mal terminado experimento chino, la conjura de algunos países asociados para derrotar al resto o el nacimiento de una fuerza más poderosa que las ciencias universales y sus incontables recursos para sostenerla.
Lo importante y maligno es que la pandemia está aquí, al alcance de nuestras angustias pero letal y todo, también cercana a nuestras íntimas esperanzas de salir con vida; de sobrevivir y no de sobremorir como muchos ya lo están asumiendo con la convicción que todos, indefectiblemente todos, seremos víctimas hoy o mañana, del maldito virus.
Y por un andarivel en el que debemos nadar incluso los que no sabemos ni el estilo perro ni tenemos a mano un salvavidas, estamos nosotros, las vívidas consecuencias de lo que viene ocurriendo con nuestra vapuleada economía ya cansada de salvarse por centímetros, gozar un tiempito y después volver a las boqueadas por desaciertos ajenos.
Antes, años atrás, había un solo dólar, verde él, atractivo y casi sensual pese a las barbas de los próceres que los ilustraban con su sonrisa eterna y no era habitual rendirle culto ni rendirse a los pies de la opulencia norteamericana en el mundo.
Ahora tenemos un montón de clases para el mismo billete: el dólar común, el dólar turista, el dólar con liqui, el dólar para comercio exterior y a lo mejor alguna otra oculta categoría y el dólar blue o azul, última creación.
Lo extraño es que un país independiente como en nuestro, viva atado a una moneda extranjera cuando un siglo atrás los yankys nos debían ponchadas de millones de dinero en tiempos en que éramos potencia mundial, la primera para muchos observadores internacionales.
Con la pandemia, el derrumbe de las economías mundiales salvo muy pocas y honrosas excepciones, pero entre nosotros el duro impacto fue en los precios, en la desocupación, en la inflación y en el quebranto masivo que ya dejó de insinuarse como peligro para ser una lacerante realidad.
Los comerciantes con sus razones imploraron clemencia en una reciente marcha céntrica porque ya perdieron hasta las reservas y siguen debiendo impuestos y servicios, mientras el poder se retroalimenta con recursos de todos para no decaer en su ostentoso nivel de vida a costa del Estado.
Aquel Estado benefactor, protector y sensible, quedó enmarañado en la confusión de sus propios desaciertos y ahora debe atender a los miles de hambreados que les piden cuentas y medidas apropiadas a la crisis.
Es el cuento de nunca acabar: los gobiernos populistas necesitan pobres para atenderlos y transformarlos en rehenes de las urnas. Lo negativo del presente, es que los fondos alcanzarán para gastos menores y el buen pasar de los que nunca sacrifican sus bolsillos y no para atender las demandas de millones de menesterosos que allí sí, con hambre, serán capaces del más irreal e imaginario de los canibalismos… No quedará nadie ni siquiera para silbarlos ni abuchearlos.
¿Por qué no se sincera la
situación?
INFORMACIONES DISPERSAS Y DATOS INCIERTOS,
LOS QUE SE UTILIZAN PARA JUSTIFICAR DEMORAS
Tiempo atrás cuando la economía
era manejada -y muchas veces colapsada o colisionada- por don Alvaro Alsogaray
en años duros de la historia argentina, frase común e instalada en el
vocabulario de entrecasa que partía desde las alturas del poder y dedicado a
las explicaciones, era que la situación mejoraría, o cambiaría, o sería mejor
cuando pasara el invierno.
Casi como reverdeciendo aquellos aciagos capítulos de nuestra propia historia se ha impuesto por estos tiempos esto de tener paciencia, de no desesperar, de no dejarnos ganar por la angustia y rendir culto, en el peor de los casos, a eso que le llaman resignación que lo tomo como una curiosa especie de luto con lentejuelas y colorinches.
¿Será esa, acaso, la técnica que se viene empleando para tratar que entendamos que las vacunas ya vienen, que están viajando, que se demoran en las escalas, que el país de origen reclama que antes de decolar el avión les paguen el cargamento, y otras excusas por el estilo?
Es inaudito el esquema de información que se maneja para desinformarnos acerca de las vacunas o mejor dicho con mayor propiedad, de su carencia y de las demoras que de injustificables por lo absurdas pasan a ser hasta casi creíbles. Mientras tanto, un crecido número de habitantes de esta bendita Patria deambula desorientado preguntando cuándo llegan las segundas dosis porque las primeras y de acuerdo con las estimaciones científicas divulgadas, se vencían de no aplicarse entre los 21 y los 28 días del primer pinchazo.
Tal punto fue aclarado posteriormente con un argumento llamativamente superador: nos decían y nos dicen desde el gobierno que esas vacunas, la rusa y la china, se potenciaban con la primera inoculación y que el paso de tres o cuatro meses con la segunda, mejoraba en muchos casos su nivel de inmunización.
Ahora anuncian que vacunarán a los menores de 50 años de acuerdo con un esquema de prioridades mientras los aviones van y vuelven sin días ni horarios, pero sí con aparatosos y publicitados anuncios la llegada de miles y miles de vacunas, pero los frasquitos no aparecen o Córdoba no figura en los planes de quienes prometieron ser ecuánimes con todo el país.
Para colmo, ha trascendido que en España no aceptan a viajeros procedentes de Argentina que presenten en migraciones a su arribo la certificación de haber recibido la Sputnik V aunque sea de manera integral, porque no està aùn homologada por algunas organizaciones científicas internacionales.
Mientras tanto los ochentosos, marginados en dirección al olvido siguen en la doble y angustiante espera de la llegada de la segunda dosis desde inicios del mes de marzo último, con el agravante que si no se la califica a la Sputnik V como positiva en su aplicación, será como haber estado jugando a la ruleta rusa con todas las balas en el tambor del revólver.
Como agravante está el hecho que si la cuestión es pasar el invierno, decaen las esperanzas de tantos adultos mayores que a esta altura del año, ni siquiera han comenzado a sufrir los rigores del invierno y hasta el 21 de septiembre, es demasiado el tiempo que debe transcurrir.
¿Podrá tomarse esta posibilidad, como una nueva y dolorosa versión de la ruleta soviética?
Como si la Constitución Nacional
no existiera
EL LUNFARDO DIRÍA DE LA JUSTICIA ARGENTINA
QUE ES LA MÁS FRANELEADA DE SUS MUJERES
Cuando el exceso de opiniones,
pareceres, intereses y diferencias políticas e ideológicas rodean a un tema en
especial, suele ser consejo de los excesivamente prudentes esperar con
paciencia y sin apresuramientos, que la situación se resuelva en el campo donde
se desarrolla, por caso la cuestión de la reforma judicial, lo relativo al
Ministerio Público Fiscal en cuyo proyecto no aparece la designación del nuevo
jefe de todos los fiscales con una mayoría simple, cuando actualmente debe ser
con dos tercios de los votos para ese cargo vitalicio.
El kirchnerismo alienta la elección por la mitad más uno de los presentes, por cinco años de mandato y la posibilidad de un segundo mandato consecutivo, con lo que se especula que con una mayoría circunstancial, desde el poder se podría nombrar un procurador leal y afín a sus objetivos, proyectos e intenciones y quien resultare elegido para esa delicada función, estaría habilitado para imponerles a los fiscales actuantes en causas de corrupción que involucraran a gente de la propia tropa, a un trato preferencial que bien pudiera pensarse, atados a la realidad, en los casos de estar acusados por hechos de corrupción.
Suena ridículo más que extraño, que el procurador represente a cualquier sector del quehacer político del país y como dato anecdótico, pocos años atrás el kirchnerismo supo oponerse a un proyecto similar al actual.
El desbande de opiniones desde adentro del poder y en el exterior ha hecho que la Justicia pase a ser como la mujer más toqueteada, la dama a la que hay que quitarle la venda de los ojos y hacerla que manipule los platos de su balanza.
Para que se advierta de qué manera se utiliza ese argumento de la reforma judicial en tiempos pandémicos, tenemos la palabra de una legisladora, la diputada Silvia Lospennato, que si bien representa al PRO, plantea la manera en que ambas cuestiones se entremezclan, para la confusión general que es necesario evitar.
La escuchemos durante una reunión de la Comisión de Justicia y Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados de la Nación:
El audio al que se hace referencia, de la diputada Nacional por el PRO Sra. Silvia Lospennato durante una sesión de la Comisión de Justicia y Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados de la Nación, puede ser ubicado en el área correspondiente, parte superior de la columna de la derecha de este blog
Partió Héctor Arroche, querido
“Caballo loco”
EL POTRO DE LA CÁMARA HIZO CLICK Y
DISPARÓ AL AIRE SU ÚLTIMO RELINCHO
Era un tipo muy especial,
generoso anfitrión, solidario compañero, fanático de su profesión a la que
tomaba más como arte que como medio de vida, una vida entregada a robar
instantes irrepetibles que luego viajaban por el mundo.
Apasionado y exigente en lo suyo, empecinado cultor de los encuentros entre colegas y amigos, destacaba su figura grandota, la oportuna chispa a flor de labios y una enorme seriedad que amalgamada con mucho de irresponsabilidad, lo empujaba a estar siempre un pasito adelante despreciando los peligros que están agazapados en las situaciones críticas que debía documentar.
Asumía idéntica responsabilidad y alto sentido creativo así fuera una toma durante un motín carcelario, alguna ceremonia oficial, el choque en cualquier esquina, atesorar para la posteridad una atajada futbolera, la instantánea durante un asado con amigos o los mohines de una modelo que lucía sus encantos.
La vida lo puso en muchas situaciones difíciles que fue superando, pero no alcanzó a vencer un mal que lo venía minando desde tiempo atrás hasta que la fatalidad se lo llevó en estos tiempos que la pandemia -no fue su caso- hasta nos robó los silencios de las húmedas despedidas.
Seguramente no habrá otro “Caballo loco” que haga vibrar a miles de ojos que no podrán ver los resultados de los “click” que se llevó a la posteridad, como homenaje a la memoria.
Y también seguramente donde esté, ya habrá hecho escuchar sus primeros relinchos, así como los que quedamos hemos guardado los últimos que nos dejara.
AGOTAMIENTO SOCIAL, HARTAZGO POR ENCIERRO
DE LA GENTE Y ESTADÍSTICAS QUE NOS ATERRAN
Más de un año atrás nos escandalizábamos porque desde la autoridad legal del poder se nos exigía por una quincena quedarnos en casa, no salir, observar ciertas rígidas normas y todo esto bajo la promesa ridículamente sostenida, porque ni el poder era ni es dueño de la situación ni de sus implicancias, recovecos y científicamente imprevisibles consecuencias.
Fuimos más de 40 millones de corderos atrapados por el temor cierto y el miedo impuesto, mientras -y no quiero con esto sustentar una conjura internacional o plantearlo como parte de la intestina lucha nacional por el poder- la cuestión fue que nos prometieron privilegiar nuestra salud e integridad por encima de la economía y los resultados que vemos en la cotidiana realidad, es que en materia de salud y ataque a la pandemia somos número uno en el mundo en el promedio de muertes por cantidad de infectados y la economía, más que caminar por la cornisa, se agarra con las uñas de esos bordes para no caer en la letal cesación de pagos, tanto en lo interno como con relación a los cuantiosos compromisos internacionales suscriptos por el gobierno actual, el anterior y todos los que nos vienen endeudando desde ese si lejano 1945.
Vivimos ahora más que el terror frente a la enfermedad, el espanto de la incertidumbre porque navegamos, o nos llevan, por un mar de improvisaciones, errores, parches y todo esto con el agravante de la cuota de soberbia que suelen lucir aquellos que se equivocan, y tienen la bajeza de culpar a todos los de afuera en lugar de adherir a la sana, patriótica y positiva autocrítica que es el primer escalón que lleva hacia la verdad.
Nos fueron encarcelando de a semanas o quincenas sin encontrarle la vuelta a la cuestión médica ni al drama de la economía interna, agravada por una previsible suba de los índices de desocupación y se buscó la solución no de emergencia, sino por desesperación.
Parar la bronca y la inestabilidad social que son padres putativos e inevitables de la delincuencia obligada por el hambre, aumentando los planes y los subsidios mediante emisión monetaria que lleva a la inflación inmanejable, es otro de los errores que nos están minando el espíritu, las esperanzas y nuestra inclinación por la lucha a brazo partido contra cualquier adversidad de las muchas que hemos padecido.
Y la gente se hartó, pasó del desacato callejero, a las minivacaciones, volvió a los deportes masivos, hubo decenas de bailongos con centenares de asistentes abrazados y sin barbijos, hizo paseos a su antojo, festejamos cumpleaños, casamientos, aniversarios, divorcios y cualquier otro acontecimiento vulnerando la prohibición de hacerlo, primero barrialmente y luego ante el descontrol oficial, surgieron los encuentros tan clandestinos como peligrosos no tan solo para sus asistentes, sino para la comunidad por eso de la invisible, letal e incontrolable difusión del virus.
Y ahora que se juntan la inoperancia oficial para el manejo de la crisis con la saturación de encierro de la sociedad, vienen las quejas y las acusaciones desde arriba, donde otra vez se incurre en el error de culpar a la gente y no asumir las propias irresponsabilidades.
De esa manera, con ese deplorable cuadro diferencial, se hace imposible no tan solo un pronóstico auspicioso, sino que nos vemos en la obligación de caer a la depresión de advertir que nada mejora y ni siquiera se estabiliza, tales los casos de la salud de la población y de la economía que nos abruma.
El estado de relajación generalizado al que llegamos en el país tiene como único antídoto el goce pleno y sin condicionamientos, de nuestra sagrada libertad.
¿A quién rezarle? ¿A quién pedirle nada más que algo de coherencia? ¿De qué manera se debe proceder para que incluso en tiempos de desgracias, lleguemos a la conclusión que para estas crisis las diferencias deben zanjarse con beneficios para todos, y no ahondando las grietas que existen y se van sumando?
Complicada misión que cada argentino debe encarar individualmente sin odios, sin sed de venganza o de revancha, sin ánimo de actuar como si frente a nosotros o a nuestro lado tuviéramos un enemigo que piensa distinto y no un hermanado en la desgracia, esa desgracia que no pregunta cómo piensa cada uno.
Hagamos honor al pensamiento de un tipo como Kafka, que de estas cosas analizaba, evaluaba y elaboraba sus propias conclusiones como esa que “aunque la salvación no venga, quiero ser digno de ella en todo momento.
Porque no es nada raro y tampoco inusual, que un encierro que íntimamente consideramos objeto de aprovechamiento político, configure una actitud en menoscabo de nuestra dignidad.
Entonces, luchemos contra lo que sea, como sea y donde sea, siempre que nuestro objetivo sea la salvación sin perder la dignidad que nos esté quedando…
UNA MEZCLA DE CREATIVIDAD Y DESESPERACIÓN EN
LA LUCHA POR SOBREVIVIR DURANTE LA PANDEMIA
En una de las calles laterales a la Avenida del Dante un grupo de jóvenes, muchachos y chicas, detenían amablemente a los automovilistas y se ofrecían a limpiarles los parabrisas, para lo que estaban munidos de los elementos necesarios metidos en baldes con agua y detergente.
Nadie les negaba una moneda o un billete después de tamaño mimo inusual que recibían.
Cumplían con su cometido doble: sentirse útiles a la sociedad y juntar unos manguitos para el ansiado viaje de estudios de fin de curso que por entonces como lejanos destinos eran Iguazú, Buenos Aires, Mar del Plata, después lo fue Bariloche o las cercanas sierras cordobesas y eran alumnos de una escuela secundaria de esta ciudad.
Después tal actividad se fue generalizando y algunos la bastardearon, pero esa costumbre con todas sus alternativas y variantes se mantiene más ahora, que la subsistencia es una lucha en cualquiera de los frentes imaginables: en la casa, en la calle o donde fuere.
Por eso no llamó tanto la atención ver un servicio que creo nació recientemente como respuesta a la crisis y por propia dignidad de quienes comenzaron con esa práctica: lavado de zapatillas a un módico precio, idea que me comentaron se aplicó inicialmente en La Plata y luego llegó a esta Córdoba.
Una joven, Elizabeth Gamarra, de 23 años, un hijo de dos años y medio descubrió que muchas de las herramientas que las mujeres ponen en juego en la maternidad, son muy potentes a la hora de buscar alternativas para salir adelante y decidió crear su propio emprendimiento: “Chapuzón Zapas Limpias”, un servicio de limpieza y secado de zapatillas por $100, el cual realiza en su casa en el barrio platense de San Carlos
“La gente trae sus zapatillas, yo se las lavo y les pongo perfumito para que huelan rico y las dejo secar”, contó Elizabeth y explicó: “Comencé este emprendimiento porque mi marido se quedó sin trabajo”.
Averiguando en nuestra ciudad, se podrá saber de qué manera y dónde uno entrega las zapatillas llenas de barro, duras por la mugre y apestando naturalmente y después se las devuelven limpitas, relucientes, perfumadas y con los cordones puestos, si los tienen porque están las otras, con abrojos.
Una iniciativa que por encima de cualquier apreciación, es la muestra que para muchos desocupados, es más digno vivir de la imaginación, la creatividad y el esfuerzo que de la dádiva.
LA INSENSIBILIDAD SOCIAL DE LOS DESALMADOS ES EL
ARMA QUE USA EL ESTADO PARA EL COBRO DE TRIBUTOS
Se entiende el cumplimiento del deber y la obediencia debida cuando desde niveles superiores se demanda y se ordena el ataque contra todo aquel ciudadano, y sin importar las causas que pueda ofrecer en su descargo, para conminarlo a ponerse al día en sus deudas tributarias con el Estado que teóricamente le ofrece seguridad, atención de la salud, servicios eficientes, justicia, educación y otros beneficios que se otorgan en los países civilizados, salvando los casos de excepciones que son las expresiones más lastimosas de la indiferencia.
Ya hartan a toda hora incluyendo noche y madrugada, las llamadas telefónicas y la invasión de sitios particulares en las redes sociales, amenazando con secuestros, cortes de servicios, embargos, remates de propiedades, inhibiciones y otras ternuras, por parte de los procuradores que son, en definitiva, solo la fuerza de choque y cobranza de las administraciones que privilegiaron otros gastos -publicidad y autobombo, por ejemplo- por encima de solventar aunque fuera en parte la insolvencia temporaria de la gente en estos duros tiempos de pandemia, desocupación, precios abusivos y aprovechamiento feroz de la natural debilidad de quienes tienen menos recursos, como el avasallamiento a los indefensos jubilados, posiblemente el segmento social más vulnerable y marginado de los infaltables e inhumanos seres de la dirigencia hipócrita que dice amarlos y protegerlos.
Y es para plantear en defensa de quienes no tienen cómo hacerse escuchar, que el ruego es que aparezca algún Mesías que se encargue de emplazar, amenazar y ejecutar a todos aquellos dirigentes que en nombre y pràctica de la más repudiable de las demagogias, los dejan sin seguridad, educación, salud, justicia ni todos los otros servicios esenciales que como seres humanos merecen.
Aunque en realidad y de esto llegarán a lamentarse los insensibles, queda el último y valiosísimo recurso del voto para reclamar lo que ahora se desoye, siempre y cuando los vivillos de siempre no vuelvan a esmerarse en su lucha frontal para la descarada compra de sufragios…
EN UNA CAUSA TAN SONADA EL PASO DEL TIEMPO
SIEMPRE TIENE ALGO CON QUÉ ENRIQUECERLA
La Real Academia Española a la que estamos aludiendo en las más recientes ediciones de SLB para no dejar de ocuparnos de la cuestión candente, pese al paso del tiempo, de la causa del Registro de la Propiedad, define una costumbre como un modo habitual de obrar o proceder establecido por tradición o por repetición de los mismos actos y que puede adquirir fuerza de precepto.
Leer tal especificación me trasladó de inmediato a la causa que acabo de mencionarles, en la que el uso de la prisión preventiva se transformó en un modo habitual de proceder, y al repetirse con cada imputado se comporta como precepto de la justicia cordobesa en esta causa.
Es así que se convirtió en costumbre encerrar a todos los imputados en prisión preventiva, se hizo costumbre mantener el encierro hasta cumplir el máximo de tres años, se transformó en costumbre que los mismos jueces, bajo el título de una comisión especial, se encargaran de juzgar todos los casos, se hizo costumbre encerrar y condenar argumentando la íntima convicción y fue rotunda costumbre la indiferencia y la mudez ante los numerosos dictámenes, fallos, opiniones o recomendaciones de organismos idóneos en la materia, nacionales e internacionales que rechazaron, todos ellos, este abuso de la prisión preventiva por incumplir las normativas vigentes.
Pese a lo incierto que resulta el porqué de semejantes costumbres practicadas por la justicia cordobesa en esta causa, ¿Será tradición, conveniencia, mandato u obediencia debida?, lo urgente es reemplazarlas por las más constitucionales de respetar el principio de inocencia, la libertad durante el proceso, el sorteo de los jueces para mantener la objetividad e imparcialidad y el uso de la sana crítica racional, hasta que alguna vez, con más tiempo y algún golpe de suerte, se pueda develar el más complejo trasfondo.
LA ECONOMÍA NACIONAL COLAPSADA, MUESTRA POCAS
ESPERANZAS DE LLEGAR A UNA PRONTA RECUPERACIÓN
Los finales inciertos son los que más apasionan a los adictos a las novelas o las películas de terror o de intensos dramas humanos, porque la adrenalina liberada a raudales suele ser el mejor alimento interno de los ansiosos.
Y así estamos navegando en un mar donde de a ratos se amansa el oleaje en la esperanza y en otras se encrespa enloquecido, como para destruir todo lo que se le oponga en su paso mortífero e imbatible.
Esas son las pandemias y en el caso de la actual dejemos de lado si ha sido un mal terminado experimento chino, la conjura de algunos países asociados para derrotar al resto o el nacimiento de una fuerza más poderosa que las ciencias universales y sus incontables recursos para sostenerla.
Lo importante y maligno es que la pandemia está aquí, al alcance de nuestras angustias pero letal y todo, también cercana a nuestras íntimas esperanzas de salir con vida; de sobrevivir y no de sobremorir como muchos ya lo están asumiendo con la convicción que todos, indefectiblemente todos, seremos víctimas hoy o mañana, del maldito virus.
Y por un andarivel en el que debemos nadar incluso los que no sabemos ni el estilo perro ni tenemos a mano un salvavidas, estamos nosotros, las vívidas consecuencias de lo que viene ocurriendo con nuestra vapuleada economía ya cansada de salvarse por centímetros, gozar un tiempito y después volver a las boqueadas por desaciertos ajenos.
Antes, años atrás, había un solo dólar, verde él, atractivo y casi sensual pese a las barbas de los próceres que los ilustraban con su sonrisa eterna y no era habitual rendirle culto ni rendirse a los pies de la opulencia norteamericana en el mundo.
Ahora tenemos un montón de clases para el mismo billete: el dólar común, el dólar turista, el dólar con liqui, el dólar para comercio exterior y a lo mejor alguna otra oculta categoría y el dólar blue o azul, última creación.
Lo extraño es que un país independiente como en nuestro, viva atado a una moneda extranjera cuando un siglo atrás los yankys nos debían ponchadas de millones de dinero en tiempos en que éramos potencia mundial, la primera para muchos observadores internacionales.
Con la pandemia, el derrumbe de las economías mundiales salvo muy pocas y honrosas excepciones, pero entre nosotros el duro impacto fue en los precios, en la desocupación, en la inflación y en el quebranto masivo que ya dejó de insinuarse como peligro para ser una lacerante realidad.
Los comerciantes con sus razones imploraron clemencia en una reciente marcha céntrica porque ya perdieron hasta las reservas y siguen debiendo impuestos y servicios, mientras el poder se retroalimenta con recursos de todos para no decaer en su ostentoso nivel de vida a costa del Estado.
Aquel Estado benefactor, protector y sensible, quedó enmarañado en la confusión de sus propios desaciertos y ahora debe atender a los miles de hambreados que les piden cuentas y medidas apropiadas a la crisis.
Es el cuento de nunca acabar: los gobiernos populistas necesitan pobres para atenderlos y transformarlos en rehenes de las urnas. Lo negativo del presente, es que los fondos alcanzarán para gastos menores y el buen pasar de los que nunca sacrifican sus bolsillos y no para atender las demandas de millones de menesterosos que allí sí, con hambre, serán capaces del más irreal e imaginario de los canibalismos… No quedará nadie ni siquiera para silbarlos ni abuchearlos.
INFORMACIONES DISPERSAS Y DATOS INCIERTOS,
LOS QUE SE UTILIZAN PARA JUSTIFICAR DEMORAS
Casi como reverdeciendo aquellos aciagos capítulos de nuestra propia historia se ha impuesto por estos tiempos esto de tener paciencia, de no desesperar, de no dejarnos ganar por la angustia y rendir culto, en el peor de los casos, a eso que le llaman resignación que lo tomo como una curiosa especie de luto con lentejuelas y colorinches.
¿Será esa, acaso, la técnica que se viene empleando para tratar que entendamos que las vacunas ya vienen, que están viajando, que se demoran en las escalas, que el país de origen reclama que antes de decolar el avión les paguen el cargamento, y otras excusas por el estilo?
Es inaudito el esquema de información que se maneja para desinformarnos acerca de las vacunas o mejor dicho con mayor propiedad, de su carencia y de las demoras que de injustificables por lo absurdas pasan a ser hasta casi creíbles. Mientras tanto, un crecido número de habitantes de esta bendita Patria deambula desorientado preguntando cuándo llegan las segundas dosis porque las primeras y de acuerdo con las estimaciones científicas divulgadas, se vencían de no aplicarse entre los 21 y los 28 días del primer pinchazo.
Tal punto fue aclarado posteriormente con un argumento llamativamente superador: nos decían y nos dicen desde el gobierno que esas vacunas, la rusa y la china, se potenciaban con la primera inoculación y que el paso de tres o cuatro meses con la segunda, mejoraba en muchos casos su nivel de inmunización.
Ahora anuncian que vacunarán a los menores de 50 años de acuerdo con un esquema de prioridades mientras los aviones van y vuelven sin días ni horarios, pero sí con aparatosos y publicitados anuncios la llegada de miles y miles de vacunas, pero los frasquitos no aparecen o Córdoba no figura en los planes de quienes prometieron ser ecuánimes con todo el país.
Para colmo, ha trascendido que en España no aceptan a viajeros procedentes de Argentina que presenten en migraciones a su arribo la certificación de haber recibido la Sputnik V aunque sea de manera integral, porque no està aùn homologada por algunas organizaciones científicas internacionales.
Mientras tanto los ochentosos, marginados en dirección al olvido siguen en la doble y angustiante espera de la llegada de la segunda dosis desde inicios del mes de marzo último, con el agravante que si no se la califica a la Sputnik V como positiva en su aplicación, será como haber estado jugando a la ruleta rusa con todas las balas en el tambor del revólver.
Como agravante está el hecho que si la cuestión es pasar el invierno, decaen las esperanzas de tantos adultos mayores que a esta altura del año, ni siquiera han comenzado a sufrir los rigores del invierno y hasta el 21 de septiembre, es demasiado el tiempo que debe transcurrir.
¿Podrá tomarse esta posibilidad, como una nueva y dolorosa versión de la ruleta soviética?
EL LUNFARDO DIRÍA DE LA JUSTICIA ARGENTINA
QUE ES LA MÁS FRANELEADA DE SUS MUJERES
El kirchnerismo alienta la elección por la mitad más uno de los presentes, por cinco años de mandato y la posibilidad de un segundo mandato consecutivo, con lo que se especula que con una mayoría circunstancial, desde el poder se podría nombrar un procurador leal y afín a sus objetivos, proyectos e intenciones y quien resultare elegido para esa delicada función, estaría habilitado para imponerles a los fiscales actuantes en causas de corrupción que involucraran a gente de la propia tropa, a un trato preferencial que bien pudiera pensarse, atados a la realidad, en los casos de estar acusados por hechos de corrupción.
Suena ridículo más que extraño, que el procurador represente a cualquier sector del quehacer político del país y como dato anecdótico, pocos años atrás el kirchnerismo supo oponerse a un proyecto similar al actual.
El desbande de opiniones desde adentro del poder y en el exterior ha hecho que la Justicia pase a ser como la mujer más toqueteada, la dama a la que hay que quitarle la venda de los ojos y hacerla que manipule los platos de su balanza.
Para que se advierta de qué manera se utiliza ese argumento de la reforma judicial en tiempos pandémicos, tenemos la palabra de una legisladora, la diputada Silvia Lospennato, que si bien representa al PRO, plantea la manera en que ambas cuestiones se entremezclan, para la confusión general que es necesario evitar.
La escuchemos durante una reunión de la Comisión de Justicia y Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados de la Nación:
El audio al que se hace referencia, de la diputada Nacional por el PRO Sra. Silvia Lospennato durante una sesión de la Comisión de Justicia y Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados de la Nación, puede ser ubicado en el área correspondiente, parte superior de la columna de la derecha de este blog
EL POTRO DE LA CÁMARA HIZO CLICK Y
DISPARÓ AL AIRE SU ÚLTIMO RELINCHO
Apasionado y exigente en lo suyo, empecinado cultor de los encuentros entre colegas y amigos, destacaba su figura grandota, la oportuna chispa a flor de labios y una enorme seriedad que amalgamada con mucho de irresponsabilidad, lo empujaba a estar siempre un pasito adelante despreciando los peligros que están agazapados en las situaciones críticas que debía documentar.
Asumía idéntica responsabilidad y alto sentido creativo así fuera una toma durante un motín carcelario, alguna ceremonia oficial, el choque en cualquier esquina, atesorar para la posteridad una atajada futbolera, la instantánea durante un asado con amigos o los mohines de una modelo que lucía sus encantos.
La vida lo puso en muchas situaciones difíciles que fue superando, pero no alcanzó a vencer un mal que lo venía minando desde tiempo atrás hasta que la fatalidad se lo llevó en estos tiempos que la pandemia -no fue su caso- hasta nos robó los silencios de las húmedas despedidas.
Seguramente no habrá otro “Caballo loco” que haga vibrar a miles de ojos que no podrán ver los resultados de los “click” que se llevó a la posteridad, como homenaje a la memoria.
Y también seguramente donde esté, ya habrá hecho escuchar sus primeros relinchos, así como los que quedamos hemos guardado los últimos que nos dejara.
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