11 de julio de 2021

S.L.B.: VIA LIBRE PARA LOS VACUNATORIOS "VIP" - EL HAMPA CRECE PORQUE NO HAY QUIEN LA FRENE - ALGÚN DÍA GOZAREMOS LA INDEPENDENCIA QUE FESTEJAMOS CADA 9 DE JULIO - LA MEGACAUSA, ESCENARIO PARECIDO A GUANTÁNAMO - EL INADI, LA SRA. DONDA Y ALGUNOS CONTRASENTIDOS - EL SUPERMINISTRO CAFIERO, QUEJOSO - LA CIUDAD, CAOS CALLEJERO Y EL BOLETO URBANO QUE NO SUFRIRÍA AUMENTO, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” nº 681 del domingo 11/7/21 emitido por la AM580 Radio Universidad Nacional de Córdoba.

Un disfraz de impunidad
VACUNATORIOS VIP NO SON SIQUIERA UNA
INTRASCENDENTE  VIOLACIÓN  DE  LA  LEY
 
   Tiempo atrás, por aquello que las situaciones críticas parecieran modificar los ritmos de vida cotidiana y la marcha de los relojes y los almanaques, quedó el inicio de aquel escándalo de los vacunatorios elitistas y los vacunados que por exhibir alguna notoriedad superior a la de la gente del llano, mostraron uno de los costados más misérrimos de nuestra variopinta sociedad ventilando la angurria de los muchos que se consideran superiores al resto por su cargo político, su trascendencia sindical y otros atributos de cartón, cuando debieron ser parte del rebaño que necesita inmunización sin acomodos.
   Es claro que desde el comienzo, desde el más alto nivel del poder nacional se sostuvo que “saltarse en la fila” de quienes aguardaban ser inoculados no configuraba delito, dicho por un catedrático en materia de derecho, que más que un cachetazo a eso que le llaman igualdad ante la ley tuvo más el carácter de burla, de “avivada”, de “picardía criolla” que algunos imbéciles le llaman.
   Pasó el tiempo, el ministro GGG debió enfundar sus intenciones de seguir trepando políticamente y no le quedó otra que mandarse a mudar sin tener la hidalguía de reconocer que se había equivocado, que la intrascendencia que le asignó al brote pandémico fue producto de su ignorancia o desinformación o buscó transformar sus conceptos en una esperanza para que la gente se lo creyera y no cayéramos al pánico que naturalmente sobrevino frente a la magnitud del drama.
   Casi olvido que el fracasado ministro a quien le quedaba grande hasta una simple secretaría ni siquiera reconoció haber ordenado la vacunación privilegiada de Eduardo Duhalde y familia, procedimiento que casi con certeza es para suponer que reiteró con algunos otros carteludos nacionales y populares.
   Dirigentes de toda laya desfilaron por esos lugares reservados a personajes de cierto nivel y en la mayoría de los casos y como burlona demostración de su poder, no tuvieron mejor idea que divulgar el momento del pinchazo por las redes sociales mientras la desesperación de la gente crecía por imperio de las demoras, los contrasentidos, las peripecias de los vuelos, las improvisaciones y los remiendos que eran peores que el daño que pretendìan reparar.
   Llegamos a ocupar penosos lugares mundiales en cuanto a las estadísticas de contagios, cantidad de personas inmunizadas, número de muertos con relación a los habitantes y ahora, con 100.000 cadáveres que rebaten cualquier disculpa, pretexto o salida medianamente decorosa, debemos resignarnos en miles de casos a la espera que la ciencia determine, sin medias tintas ni ocultamientos, que las mezclas de dosis entre vacunas de distintas marcas, ideologías y precios, pueden servir para asegurar no tan sólo la tranquilidad, sino la vida de todos los argentinos que siguen aguardando.
  Para colmo la Justicia, esa justicia que a veces exageramos su valía escribiéndola con mayúsculas, determinó que no es delito la existencia ni el funcionamiento de los vacunatorios VIP, cubriendo con su manto de generosa impunidad el caradurismo y la insensibilidad de todos los elegidos que primerearon, cagándose en los derechos comunitarios que eran para ser respetados.
   Ya sé que debemos esperar el juicio de la historia para los sátrapas que se aprovecharon de su notoriedad para disfrazar su miedo y postergaron a miles de personas que tenían los mismos derechos.
   Pero alguna vez y es un ferviente deseo que compartimos miles de argentinos, que se respete aquello de la igualdad ante la ley y que la ética, muchas veces, debe ser tomada con mayor seriedad que los códigos.
   Porque a la ética se la maneja con el corazón y desde el alma, por convicciones y compromisos, mientras que a los códigos los escriben, los promulgan los aplican o los niegan, seres humanos perfectibles, sujetos a errores y equivocaciones.
 
Hasta ahora, fracaso en la lucha
EL HAMPA EN  CÓRDOBA  CRECE  PORQUE
NO HAY QUIEN LE PONGA UN PUNTO FINAL
 
   No son momentos de andar gastando los mismos argumentos ya vetustos, pero que mantienen una deplorable vigencia entre los cordobeses que advertimos de qué manera el hampa avanzó hasta apoderarse de la tranquilidad de miles de habitantes de esta ciudad -y podemos incluir también a la provincia- donde el delito ha pasado a ser una penosa costumbre por su crecimiento y la impunidad que gozan los que se enriquecen, destrozan y matan con su práctica.
   Y vemos también con angustia indisimulable ya, de qué manera fracasan todas las medidas que dicen que se toman, porque los resultados son cada vez más míseros y se fortalece esa certeza de saber que los cordobeses vivimos entre rejas, alarmas, etcétera y los delincuentes andan sueltos burlándose de todo aquello que se proclama como realidad pero que, vale reiterarlo, no se advierte como  resultado, porque los asaltos, crímenes, y toda la gama de violaciones de la ley, crecen sin freno.
   Para colmo de males el paso de los días viene demostrando otra alarmante situación, que es la aparición de efectivos de la fuerza que debiera protegernos, involucrados en hechos resonantes, lo que se agrega a la numerosa cantidad de delitos perpetrados dentro de asentamientos policiales, como el robo de armas en la mismísima Jefatura, muchas de las cuales aparecieron después en asaltos y otras violaciones de la ley.
   Tampoco se pueden explicar los casos en que se perpetran delitos en las narices de la policía, a escasos metros de precintos y que no exista la manera de terminar con eso que es también un maltrato sicológico para los vecinos, que ven crecer el miedo y la impotencia.
   En el frente de la Jefatura, en un alarde de aplicación del márketing con el anhelo de mejorar su decrépita imagen ante la sociedad, se han colocado carteles con enunciación de consignas, pero en ninguna se advierte la aplicación de la prevención, que es la mejor manera de luchar contra la delincuencia que de paso sea dicho, cada día aumenta la violencia de su accionar y eso en gran medida se debe a la cantidad de armas que están en manos de la delincuencia.
   Es hora de tomar las cosas en serio y dejando de lado los compromisos políticos a la hora de aumentar el número de efectivos, porque si no se encara ese cometido basándose en la profesionalización y en la rigurosa selección, nada cambiará y la gente se ha cansado de tal manera, que cientos de delitos no se denuncian porque los afectados lo consideran una pérdida de tiempo.
   La situación de la inseguridad no debe emparentarse con la pobreza, pero si eso que se llama “la fabricación de pobres” continúa sin pausa, habrá que ver si el concepto se mantiene cuando sea el hambre, pero no ese hambre de no tener zapatillas a la moda o el último modelo de celular, sino ese hambre de no comer.
   Será entonces cuando tomaremos real dimensión de un drama que se avecina pero con dolor llegaremos a no dudar que no existieron la inteligencia ni la operatividad para prevenirlo.
 
A 205 años de Tucumán
LLEGARÁ EL DÍA DE CELEBRAR LA INDEPENDENCIA
QUE  LARGAMENTE  MERECEMOS LOS ARGENTINOS
 
   Anteayer celebramos -de alguna manera hay que calificarlo- un nuevo aniversario de nuestra independencia, nada menos que dos siglos más un lustro, que no acaba de concretarse pese al paso de los años.
   Y como no es tanto lo que ha cambiado en los últimos tiempos, me permito refrescar algunos conceptos emitidos en aniversarios anteriores porque de alguna manera o de varias, seguimos dependiendo y no poco.
   En lo económico, por ejemplo, de los caprichos de la banca internacional que nos tiene agarrados de allí donde te dije. En lo productivo, de lo que decidan el campo, la industria y otros sectores en nombre de todos, como si todos tuviéramos soja, sembráramos trigo, cosecháramos maíz o fabricáramos aviones, autos o motos.
   En lo político, el interior depende del basculante humor porteño, de las trenzas que se arman, de acuerdos que se concretan, de fidelidades que se exijan, de broncas que se generen o de las mentiras a las que estaríamos obligados a tomar como verdades bíblicas.
   En lo deportivo, dependemos de cómo se estructuren los campeonatos, de cómo se comporten los árbitros y de qué apoyo económico estatal reciban nuestras instituciones. En lo cultural, de qué música nos impongan como moda, qué ropa nos insten a usar, qué comidas y bebidas nos sugieran casi como enfermiza obligación de consumo.
   Y de nuestro pasado inmediato y del presente abrumador, la inmisericorde irrupción de la pandemia pese a que inicialmente se le restara su aterradora importancia por eso de la distancia, y después de una vacilante reacción entráramos a una vorágine de intereses económicos, ideológicos y geopolíticos de cuya trama también seguimos siendo dependientes.
   La memoria colectiva jamás dejará de lado la existencia de ventajas y miles de privilegiados “bendecidos” por la franquicia de adelantarse en la fila de las inoculaciones, al amparo presidencial que declamó -aunque fuera jurídicamente cierto- que tal maniobra antiética y en ciertos aspectos inhumana no era delictiva y se instauró como práctica reservada al padrinazgo de los poderosos, transformando al argentino medio en ansioso dependiente de caprichos y apetencias internas.
   Seguiremos siendo dependientes de otros, de afuera como de adentro, mientras no asentemos nuestra propia identidad y aprendamos de nuestra rica historia que el camino al procerato es arduo, sacrificado y patriótico más allá de las ambiciones materiales y la vocación por las inclinaciones dinásticas. Esto se resolverá cuando entendamos y obremos con coherencia de Nación, respeto a la paciencia y sentido de argentinidad. Aquel 9 de julio de 1816 en Tucumán conquistamos en parte lo que todavía es uno de los principales motivos de la lucha diaria de los actuales 44 millones de argentinos.
   Anteayer en Tucumán, el Sr. Presidente de la Nación, quien cuenta con un ejército de asesores, escribas y amanuenses para referirse a los asuntos de Estado, pronunció un discurso por el 9 de julio y entre otros conceptos dijo: “Güemes armó una suerte de guerra de guerrillas por orden de San Martín. Lo hizo acompañado por una mujer, por varias mujeres”, aseguró el Presidente y agregó: “Macacha Güemes, su esposa, pero también por una mujer emblemática para la libertad de América Latina: Juana Azurduy”.
   El abogado penalista y profesor universitario Alberto Fernández, cometió el error de confundir a Magdalena Dámasa Güemes de Tejada como la esposa del militar, cuando en verdad ella era su hermana. Macacha también es reconocida como una de las mujeres más destacadas de la Independencia argentina y de la provincia de Salta y allí diversas plazas y calles le rinden merecido homenaje.      
   No es necesario inventar prohombres ni heroínas ni fabricar más bronce del que nos señalan el tiempo, la memoria y el respeto por nuestra castigada historia.
 
Guantánamo y la Megacausa del Registro
¿EN QUE FUTURO LA JUSTICIA PODRÁ ASEGURAR
HABER TRIUNFADO  CON  RESPETO A LAS LEYES?
 
   Guantánamo es un campo de concentración que EEUU posee en la isla de Cuba, donde prisioneros extranjeros, muchos de ellos ciudadanos comunes, son encerrados de manera arbitraria e indefinida sin gozar de los derechos de presunción de inocencia y juicio justo. Sufren coerción física y psicológica equivalente a la tortura para forzar declaraciones de culpabilidad o acusaciones a otras personas y son juzgados por comisiones especiales, lo que ha ocasionado muerte y enfermedades de numerosas personas. 
   No es difícil encontrar un paralelo de esta situación con la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba si tenemos en cuenta que personas comunes, sin antecedentes, son encarceladas arbitrariamente para investigar, sin gozar de los derechos y garantías que otorga nuestra Constitución y permanecen encerradas hasta tres años sin juicio, situación muy cercana a la tortura física y psicológica.
   Y el juicio, cuando llega, está a cargo de una comisión especial única, que confirma, aunque sea con íntima convicción, condenas ya cumplidas. La causa carga con varios presos muertos sin juzgar y quién sabe cuántos enfermos, entre quienes fueron separados de familia, casa, afectos y trabajo. 
   Organismos de todo el mundo han denunciado a Guantánamo como símbolo de falta de respeto a los derechos humanos y a las normas internacionales.  En esta causa, un fallo de nada menos que de las Naciones Unidas y varios nacionales, han establecido la arbitrariedad de las actuaciones judiciales cordobesas, colocando al Poder Judicial en un camino demasiado cercano al del campo de concentración, y generando inevitable intriga de sus motivos. 
 
Complicada situación
EL INADI, LA SEÑORA  DONDA Y ESE
PARAISO DE LOS CONTRASENTIDOS
 
   Era de esperarse alguna reacción caliente más que cerebral, pero las cosas se fueron dando de a poquito, como para que la comprensión de la situación no tuviera obstáculos.
   Cuando el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), que dirige Victoria Donda, ampliamente conocida por su fanatismo militante con el oficialismo nacional, asegurara que aquella frase del presidente Alberto Fernández que levantó polvareda acerca del origen de los argentinos, brasileños y mexicanos no corresponden a un acto de discriminación, la oposición le salió al cruce.
   Desde tal sector, concretamente me refiero a Juntos por el Cambio, el diputado nacional Waldo Wolff se refirió a la resolución de la entidad y fue categórico: “Hay que cerrar el Inadi porque es un comisariato político”.
   Rodriguez Larreta por su parte dijo en declaraciones periodísticas que había trabajado en una institución que fue socia fundadora del Inadi, la DAIA, expresando que “ver que a este Inadi no le llama la atención a un Presidente que dice que los brasileños salieron de la selva, a mí me da vergüenza”. Y luego fue más tajante al sostener: “¡Los trató de monos a los brasileños! Dijo que salieron de la selva. ¡Los trató de animales!”.
   En esa línea crítica, el diputado nacional Wolff comentó qué hubiera hecho en lugar de Donda ante una situación similar. “Si yo fuera funcionario diría: ‘Busquemos la manera de no pegarle al Presidente, pero llamémosle la atención’ agregando que el INADI “está al servicio del gobierno y si mañana me sanciona a mí por algo que digo, me río porque no tiene ningún tipo de legitimidad”, sentenció.
   Pocas horas atrás el instituto dirigido por Victoria Donda se expidió sobre este tema a través de un comunicado, sosteniendo que “Los dichos efectuados en el marco de la visita del Primer Ministro español no reflejan las acciones del gobierno de Alberto Fernández, que, lejos de promover la discriminación y la invisibilización de los pueblos originarios, es un gobierno que promovió intensamente la igualdad de los grupos históricamente vulnerabilizados”.
   O sea que ahora cualquiera, tomando en cuenta esos episodios de “espadeo” entre posiciones antagónicas, puede desvalorizar a su antojo la personalidad o los valores humanos de quien se le cante, con la frescura de saber que nadie le podrá tirar de sus orejitas acusándolo de discriminar u ofensas parecidas.
   Si doña Donda hubiera tenido la misma firmeza de convicciones acerca del respeto a su prójimo, jamás hubiera caìdo a la bajeza de tener por más de una década a una empleada doméstica en negro y que cuando le fue recriminada esa acción, le ofreció nombrarla en un puesto dentro del organismo que tiene a su cargo.
   En pocas palabras, un asco de censurable proceder no tanto por la discriminación laboral y sus consecuencias, sino por la insensibilidad demostrada hacia una persona legalmente indefensa.
 
Dimes y diretes…
SUPERMINISTRO CAFIERO Y CIERTAS
ALUSIONES A “UN  PAÍS  DE  MIERDA”
 
   El jefe de Gabinete Nacional, algo así como un super ministro, ante el Consejo Multisectorial de la Juventud en la Casa Rosada, tuvo críticos conceptos hacia  los medios de comunicación, sosteniendo “la Argentina no es ese país de mierda que a veces nos tratan de retratar”, y remarcó que la pobreza no se soluciona con planes sociales, sino con trabajo, y también destacó que “el destino para nuestras juventudes no puede ser Ezeiza; tiene que ser desarrollarse en un país que brinde todas las condiciones económicas, sociales y culturales para hacerlo”.
   El alto funcionario cuestionó asimismo el rol de los medios de comunicación desde que Alberto Fernández asumió su cargo. “Desde que empezó nuestro gobierno hay notas y notas de argentinos exitosos que se fueron del país. Argentinos que se fueron del país a trabajar en cosas que acá no estarían dispuestos a trabajar, como si eso fuera un destino común para el país”, expresó.
   Tenemos un país maravilloso, dijo, y tenemos que defenderlo entre todos, no lo defiende un gobierno, agregando que “Argentina es uno de los 12 países en el mundo que hacen vacunas contra el COVID-19. Tan malos no somos. Somos uno de los 15 países que desarrollan satélites”, agregó con la idea de refutar las críticas opositoras. En tanto, pidió “una juventud activa que debata y no les tenga miedo a las opiniones que se reproducen en los medios dominantes”.
   Otro de los párrafos salientes de su discurso fue “Cuando se pensó que mejor que los dirigentes políticos eran los militares, se fracasó estrepitosamente y con un baño de sangre. Toda la sociedad retrocedió. Cuando se decidió que era tiempo de empresarios, que podían exhibir un compromiso pura y exclusivamente con su empresa, sin tener una mirada de dirigencia gremial o militancia, sino pura y exclusivamente enfocada en la dirección de una empresa, tampoco fue un modelo que funcionó en la Argentina. Tampoco los jueces están capacitados para dirigir nuestro país”, aseguró.
   En verdad, se trató de una radiografía a la comunidad y sus comportamientos, pero enfocada como es de suponer, desde el prisma de un gobierno negacionista de una realidad que no es la que desde allí se nos pinta.
   Ni una palabra de los nichos de corrupción, del brutal endeudamiento, de la pretendida impunidad que con desesperación se busca, de los baches en el manejo de la pandemia, del aislamiento internacional que tanto costó recuperar, para terminar ahora alineados con China, Cuba, Rusia, Venezuela, El Salvador…
   Realmente lo que esperamos es que alguna vez tengamos un gobierno que nos lleve a todos esos fantasiosos paraísos que nos pintan, ahora más cercanos a las utopías que a lo que puede considerarse como un futuro venturoso.
   Será un país de mierda cuando volvamos a reconocer fracasos, cuando nos despojemos de la soberbia que somos los mejores del mundo porque le ganamos a Brasil o que hemos dominado la pandemia con vacunas argentinas.
   Si los planes sociales no son la solución, que dejen de usarlos como mecanismo para comprar votos y en lugar de la dádiva y el asistencialismo, generen trabajo genuino que de paso restituya la perdida dignidad del esfuerzo.
   Hay un solo camino que lleva a la grandeza y es el que transita por el trabajo, el sacrificio, el respeto para que no seamos, en lugar de un país con la eme de mierda, dejemos de tener como característica ante el mundo y hacia adentro de nosotros, la eme de mentira.
 
Dos dramas crecientes
LA CIUDAD, SU CAOS URBANO Y UN ABUSO EN EL
PRECIO  DEL BOLETO “QUE NO IBA A AUMENTAR”
 
   Hay tantos aspectos a tener en cuenta a la hora de analizar la situación de zozobra y desorientación que provoca entre otros males urbanos, el caos en la circulación vehicular, que cuando hablamos de “ciudad vivible” no se nos cruzan en la mente las calles estrechadas, los colores que les encajan a ciertos lugares, la prolijidad de los cordones de las veredas, la presencia de los chalecos celestes y otros detalles que mucho tienen que ver con la vida en comunidad.
   Es para suponer que los urbanistas también lo han pensado, que al estrechar las calles con intensa circulación, las que se establezcan como alternativas estarán aún más congestionadas, si partimos desde la lógica más allá de las ganas de introducir cambios que pudieran tener las autoridades, ansiosas por mostrar cosas nuevas porque no dejan de ser parte de la campaña proselitista en un año electoral, y todo debe ser aprovechado incluyendo el desborde publicitario para anunciarlas, que es para suponer que resulta más costoso que muchas de las obras que promocionan.
   En estos tiempos de pandemias, la escasez de inspectores que regulen el tránsito es uno de los motivos por los cuales se emputece de tal manera, que el circular por el centro a ciertas horas y pese a los encierros, el uso del automóvil pasa a ser una especie de rally ciudadano.
   Otro de los detalles que afecta la normalidad ciudadana es la cantidad de protestas que se realiza, especialmente con cortes de puentes, cuando la ley  impone la liberación de al menos un carril, lo que no se respeta en lo más mínimo, con el agravante que la policía obviamente cumpliendo órdenes, se ubica en las manifestaciones protegiendo a quienes protestan y permitiendo que se perjudiquen aquellos que necesitan ir a trabajar o simplemente desplazarse, con las garantías que consagra la Constitución Nacional pero que muchos se las pasan ya sabemos por qué partes.
   Y en verdad, también desde la Justicia se ignoran estas situaciones porque sería para pensar que en esos casos, la actuación debiera ser instantánea y de oficio por flagrancia.
   Esa falta de respeto al ciudadano, se complementó ahora con el aumento en el precio del boleto y no estoy del todo seguro, pero creo recordar que hace no mucho, el intendente municipal aseguró que no habría nuevos ajustes en el precio del viaje en ómnibus o en troles.
   Ahora a 50 pesos el boleto contra los 18 pesitos que se pagan en la capital federal, es para suponer que cuando un cordobés por obligación o imposición se deja afanar 50 pesos para hacer un viaje en bondi, le está pagando a algunos porteños que reciben con placer nuestra generosidad.
   Entonces cabe pensar si los dirigentes quieren hacer política costosa para evitar conflictos, que lo hagan con su dinero y no con el de la gente, porque a la gente le cuesta mucho más ganarlo, que aquellos dependientes del Estado.
   El caos céntrico es el peor forúnculo en mala parte que sin dudas aqueja y molesta a muchos funcionarios…

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